Hola Chicas pues aca dejando el capitulo del mi fic, gracias a quienes lo ha leido.
PARTE 10
¿A que estoy jugando? Me he preguntado desde que inicie este viaje, quería cuidar de Candy y lo he hecho, pero no he avanzado en absoluto con nuestra situación, es más siento que se ha vuelto más tensa. Después de que paso esta madrugada con Marina Bellamy sentí más seguridad en mí mismo, pero ahora es como si alguien me hubiese dado un empujón en la orilla de un precipicio, como si el amor que había entre Candy y yo, estuviera pendiendo de un hilo el cual se puede romper en el momento menos esperado, respiró un par de ocasiones para calmar mi ansia, mis sentidos y mis demonios, con charola en mano, desde este punto puedo ver que en la terraza se encuentra Candy, pero esta ocasión no está sola, por el respaldo del sofá se asoma la cabellera negra de él... de Andrew Billard, no sé de qué platicaran, pero Candy sonríe con singular alegría, mientras siento que el infierno arde dentro de mí.
¡Buenos días! - saludé con fingida amabilidad, fui a dejar la charola en la mesa de servicio y me dispuse a atender a Candy y su invitado.
¡Buenos días! - respondió ella con su peculiar voz
¡Buenos días! - respondió el hombre que la acompañaba - vamos Candy, no puedes negarte a decirme quien te ha dado tanta vitalidad – Andrew le recriminó, yo me encontraba sirviendo el té - ¿Quién es ese hombre? - yo me puse un poco tensó con la pregunta de ese joven.
¡Eres tan curioso! - afirmo Candy al tiempo que tomaba la taza de té que había dejado frente a ella y le daba un sorbo
Bueno, tú sabes... - Andrew no termino de completar la frase.
No hay que ir muy lejos para que conozcas a esa persona que me motivo a ser más independiente – ella extendió su mano como buscándome, yo me quedé sorprendido por esa acción - ¡señor Clark! - yo tome su mano – quiero presentarle a un amigo que conocí en el frente – él es Andrew Billard – el rostro de Candy parecía tan sereno - ¡Andrew!, quiero presentarte al señor Clark Eversong – ella se aferró a mis dedos - el hombre que me devolvió la seguridad en mí misma – recargo su cabeza en mi brazo, como muestra de cariño, en ese pequeño instante me alegre de que ella no pudiera ver la escena. Los ojos cafés de Andrew Villard se clavaron en mí de una manera que si hubiesen sido espadas me habrían atravesado y partido por mitad, la expresión en su rostro no solo era de asombro y desconcierto, había algo más en su mirada, tal vez celos y rencor, no quise adivinarlo en ese momento, pero la verdad era que a partir de ahí la atmosfera de tensión crecería. Me solté de Candy para que ella siguiera con desayunando, yo guarde silencio y solo asentía con sonidos cortos cuando ella se dirigía a mí, al mismo tiempo el joven Andrew disimulo muy bien su incomodidad y yo solo enfriaba la cabeza, para la larga charla que vendría en unos momentos, cuando Andrew y yo nos tuviéramos que enfrentar a solas. Cuando Candy termino de desayunar, Annie vino por ella para su habitual caminata por la isla. Y yo... bueno yo tenía que enfrentar a esta persona. Recogí los platos y los coloqué en la charola, mientras lo hacía pude sentir como unos ojos cafés seguían cada uno de mis movimientos.
¿Tiene algún problema? - cuestione sin siquiera mirarlo, escuche con claridad el chasquido de sus labios.
Solo me preguntaba, ¿Por qué un reconocido actor como usted, juega al mayordomo? - Andrew fue directo con su pregunta, era un tipo que no se andaba con rodeos - ¿Está entrenando para algún papel en especial? - dio un sorbo a su taza de café, ahora soy yo quien chasqueo los labios.
¡No! – dije claro y conciso – y no creo que sea de su incumbencia los motivos por los cuales estoy aquí - respondí y en esta ocasión lo mire fijamente, con esa frialdad y arrogancia que me caracteriza, dando como resultado que Andrew desviara la mirada.
¿Ella no sabe quién es usted en realidad? - cuestiono, y como respuesta afirmativa el silencio hablo por mí, Andrew humedeció sus labios – no le encuentro sentido a todo esto – se llevó la mano a la cabeza, eso me hizo pensar que el tipo ha estado dándole vueltas a este asunto desde su llegada.
Usted no tiene por qué encontrarle sentido – dije en tono cortante y seco – es más, esta conversación no debería de estar sucediendo – retire la taza de café de Andrew y la puse sobre la charola – con su permiso – trataba de ignorarlo por completo, no quería saber nada sobre él, mis pensamientos me estaban torturando y si no salía rápido de aquí, no sé si sea capaz de controlar mi explosivo carácter.
¿Usted es ese secreto? - dijo en un hilo de voz, yo me quede parado en el marco de la puerta, voltee a verlo de reojo, de qué diablos está hablando este tipo – cuando Candy y yo estuvimos en el frente, nos hicimos muy buenos amigos – Andrew comenzó a contarme esas cosas que yo no quería saber, respire profundo un par de ocasiones para calmar el ritmo acelerado de mi corazón - y en ese tiempo yo me enamore de ella – confesó el joven, mis manos apretaron con fuerza la charola, ¿Por qué tenía que decir exactamente lo que yo me negaba a escuchar?, ¡Dios, si existes, ayúdame a controlarme, por favor!, dije para mis adentros – incliné un poco la cabeza y cerré los ojos, para calmar mi rabia, él volvió a su narrativa – cuando le confesé mis sentimientos ella me rechazo – la voz de Andrew pareció envejecer, yo abrí los ojos de golpe y lo volteé a ver – ella siempre escribía cartas a alguien – su mirada parecía retroceder en el tiempo – cartas que nunca enviaba – el chico lanzo un ligero suspiro – mi curiosidad fue mayor, así que un día quise saber para quienes iban dirigida es correspondencia - añadió, mis manos comenzaron a temblar, pude percatarme al ver como los platos se movían con suavidad sobre la charola – pero solo descubrí que el destinatario era para “su amor secreto”, yo supuse que eran para el hombre que amaba porque cada que escribía y me hablaba de su persona especial, su rostro se iluminaba con un gran destello de luz, un destello el cual era capaz de hacerme olvidar en qué lugar estábamos, y tontamente yo me fui enamorando más y más de ella – dijo con gran pesar, creo que Andrew no es una mala persona, pero cometió el error de enamorarse de la misma mujer que yo – hace un rato – se puso de pie y camino hacia una de las columnas y se recargo en ella – cuando Candy hablo sobre la persona que la ayudado en su rehabilitación, vi su rostro iluminarse como en aquellos días de guerra, y cuando dijo que usted había sido el principal responsable de su seguridad en ella misma, adivine su secreto – dijo mientras sonreía con pesadumbre, con tristeza, yo no sabía que responder, el saber que Candy siempre pensaba en mí y me escribía cartas que nunca envió, me cayó de sorpresa, estaba conmocionado, aturdido y curioso, ahora quería leer todas esas cartas que ella escribió alguna vez para mí – ¿Señor Grandchester? – me hablo interrogante, creo que deje de poner atención a lo que me dijo por la emoción de descubrir que yo “soy su amor secreto”.
Lo siento – me disculpe, tratando de disimular mi emoción – le voy a pedir de favor que no me llame así, frente a ella – le ordene con suma autoridad.
No podrá ocultarlo por siempre – me reprocho – ella tarde o temprano se dará cuenta – me miro recriminatorio, pero que sabía él de lo que yo estaba planeando hacer.
Yo sabré cuando es el momento indicado para decirle la verdad – alce la voz – no conoce mis motivos, no sabe nada acerca de lo nuestro, así que le pediré de la manera más atenta que por favor no meta sus narices donde no debe – respondí agresivo, Andrew se irguió al tiempo que apretaba los puños de sus manos, su postura me hizo saber que estaba molesto e incluso frustrado.
Yo sigo enamorado de ella – repitió esas palabras – y vine hasta aquí para…
¡Cállese, no diga más! – míos oídos no soportarían una amenaza como “vine hasta aquí para conquistarla” – será mejor que se vaya por donde vino – respondí y de inmediato salí de la terraza, estaba furioso, pero a la vez sentía una ligera esperanza por lo que Andrew me había contado, mientras me dirigía a la cocina en el pasillo me topé con Bellamy, ella pasaba el dedo por una mesa para ver si tenía polvo, sus duros ojos se encontraron con los míos.
¿Todo en orden, “Clark”? – remarco mi nombre, su sonrisa tenía un toque de burla.
¡Sí! – respondí serio - ¿Por qué no habría de estarlo? – enarque una ceja interrogante.
El señor Billard, le conto el motivo de su visita – al escuchar esas palabras voltee a ver a Bellamy con sobresalto - ¡no!, creo que no se lo contó – la mujer dio la vuelta – después de dejar la loza en la cocina vaya al muelle, el ferry vendrá por usted, necesito que haga algunas compras en Montreal.
¿Yo? – estaba sorprendido, en todo el tiempo que teníamos aquí, nunca me habían enviado de vuelta a la ciudad - ¿Qué no se supone que hay personal para ello? – cuestione un poco molesto.
Este encargo, lo tiene que hacer personalmente – me miraba por el rabillo del ojo – así que prepare equipaje para dos días – dijo de golpe.
¿Qué?, ¿dos días? – casi tiro la charola con la loza, acaso estaba loca, ¿Qué pretendía con alejarme de ahí por dos días?, más aún cuando Andrew estaba tan cerca de Candy.
Le recuerdo que usted aquí para el servicio de la señorita Andley y este asunto es importante – al parecer Bellamy estaba gozando el verme rabiar de esta manera – no lo entretengo más, vaya a preparar sus cosas – dio la vuelta y me dejo con la palabra en la boca, además que podía responderle, cuando en realidad se suponía que yo estaba al servicio de Candy, respire un par de veces para calmarme, dos días se pasaran rápido, me repetía una y otra vez, mientras me dirigía a la cocina, deje caer la charola sobre la barra, el ruido que hizo la loza y el juego de té, advirtieron un poco mi molestia, luego me dirigí en silencio a mi habitación prepare mi equipaje y fui al muelle, mientras iba por el camino de piedras pude apreciar a la distancia a Candy sentada en la banca, bajo la poca sombra que daba el árbol, el viento hizo que las hojas secas cayeran a su alrededor, Annie no estaba con ella, así que pensé que era el momento perfecto para acercarme, total, el ferry puede esperar y si no que marche sin mí, pense para mis adentros, estaba por dar el primer paso cuando visualice que ella no se encontraba sola, aun lado suyo estaba él, Andrew, tenía un libro en la mano, al parecer le leía y lo hacía de una manera entretenida puesto que ella le prestaba mucha atención, instantes después ambos soltaron una carcajada que se alcanzó a escuchar hasta donde yo estaba, no pude más con eso así que decidí partir sin despedirme de Candy, al fin y al cabo, ella lo estaba pasando bien en compañía de ese tipo, y aunque me doliera admitirlo, me preocupaba mucho dejarla sola con él, pero también tenía la leve sensación de que ese viaje me traería algo bueno, tal vez, yo necesitaba un respiro, aligerar el peso que llevaba en los hombros y el estar en el mismo espacio que Andrew me impedía poder tener pensamientos cabales, aborde el Ferry con mi equipaje en mano, mire el imponente paisaje de la isla, el bote comenzó su navegación y yo estaba por ir al interior cuando escuche a lo lejos la voz de Candy.
¡Clark, Clark! – me volví a mirarla, Andrew la llevaba del brazo – que tenga un buen viaje – ella ondeo su mano – diviértase mucho, lo voy a echar de menos – dijo con su peculiar voz, en su rostro se dibujaba una sonrisa y eso me sorprendió.
¡Gracias, señorita Candy! – le respondí, no supe si me escucho pues el ferry se había alejado bastante de la orilla, me recargue en la baranda – ella vino a despedirme – suspire emocionado - ¿pero porque me dijo que me divirtiera? – me cuestione curioso, que no se suponía que tenía que traer un encargo para ella, esto no era un viaje de placer – yo también te voy a echar de menos – susurre, para luego dar la vuelta, mis ojos se abrieron como dos grandes lunas al ver quién estaba detrás de mí observándome.
Continuara…