*Lenguaje altisonante, mayores de 18*
“¡NO!”
Saltó de la cama para tratar de alcanzarme. “¡CÁLMATE!” lo deje inmóvil. “¿Con quién crees que estas tratando?” siseé. “Tengo tu vida en mis manos” troné los dedos para vestirle, lo último que quería era verle en bolas. Se asustó al verse completamente vestido.
“Tú” trató de mantener la compostura. “esto no era lo que vi en la visión” enderezó su postura. “hiciste trampa” protestó.
“¿Y qué querías? ¡¿QUÉ TE DIERA TODO EN BANDEJA?!” me irrita sonar como mi jefe. “¡LO ÚNICO QUE TENIAS QUE HACER ERA LEER EL PUTO CONTRATO!”
“TE APROVECHASTE, Y LO SABES” rebatió
“¡JA! No me vas a mentir a mí. Ya estabas bastante sobrio al momento de firmar. Admítelo, te ganó la ambición”
“¡MIENTES!”
“La sola imagen de tu persona sosteniendo un galardón bastó” me tenía harto. “Ella ni siquiera pasó por tu mente, ni una sola vez” arremetí
“¡NO SABES NADA, NO ENTIENDES NADA… TU NI SIQUIERA SABES LO QUE ES AMAR!”
“¿No sé lo que es amar? ¡NO SABES A LO QUE HE LLEGADO A RENUNCIAR POR ELLA!”
“¿Por ella dices?”
“Sí, por ella” le miro desafiante. “¿Cuántas veces la abandonaste Grandchester?” le acusé
“¿Quién es Grandchester? No sé quién es ese ¡Mi apellido es Baker!”
“BAKER, GRANDCHESTER, NO IMPORTA… No importa que mierda de apellido lleves, eres el mismo de siempre. El mismo imbécil que la abandona, una y otra vez”
“¿DE QUE HABLAS?” me miraba como si estuviera loco
“¡LA ABANDONASTE DESPUÉS DE LA TRAMPA QUE LES PUSIERA MI HERMANA…ESCOGISTE A OTRA MUJER CUANDO LA HICISTE IR HASTA NUEVA YORK!”
“No sé de qué hablas” podía ver que se sentía incomodo, contrariado.
“No importa cuantas vidas o cuantas centurias pasen. Tú y tu egoísmo siempre por delante. Ni antes, ni ahora. Nunca has pensado realmente en ella”
“No sabes de lo que hablas. No me conoces, no sé de quién hablabas, pero ese no soy yo”
“¿Ah, sí? Demuéstralo. Ve tras ella y entrégame tu alma” le desafié. “Estaré esperándote”
“No te atrevas a…”
“¿A qué?” le corté “Ni siquiera puedes moverte” sonreí.
Le solté del sortilegio, dejando una estela de humo y azufre. Puedo imaginarme el rostro desencajado del imbécil, preguntándose el cómo y el por qué.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Siento predilección por las salidas y entradas teatrales, que le vamos a hacer, me gusta hacer acto de presencia. Pero no hoy, no ahora. Ella no debía notar mi presencia. Candy lloraba mientras rezaba en la capilla de la clínica. Miré al Cristo de madera con rabia, sabía que Él estaba dispuesto a llevarse a su hermana. Esa rara piedad, hacer sufrir a sus hijos, para luego llamarlos a su encuentro. Ángeles hermosos nacidos del sufrimiento. Varios días esperé mientras vigilaba la situación de las hermanas. La clínica quería dar a Annie de alta, no porque estuviera sana sino porque las clínicas y hospitales eran medidos por su mortandad. La chica era caso perdido, más si no contaban con los medios para pagar médicos o los remedios. Llegué, de verdad, a pensar que no llegaría. Pero ahí estaba, me moví del lado de mi amada al sentir su presencia. En la recepción del establecimiento se encontraba el bastardo, preguntando por la habitación de la enferma. Le seguí como varías veces, convirtiéndome en sombra.
Candice hablaba con el director del hospital, dispuesta a entregar el cuerpo si hacía falta, con tal que no echaran a su hermana, cuando se percató de su presencia. Miró hacia nuestra dirección. Puedo sentir su odio, el dolor que le produce verle. Dejó al hombre con el que hablaba atrás para acercarse a nosotros. Esperé por una bofetada que no llegó. Los brazos firmes en los costados, cerrando los puños con fuerza, mientras se contenía para no llorar.
“¿Qué haces aquí?”
“Vengo a ayudarte” quiso acercarse, pero ella retrocedió. “Vengo a demostrar que estoy dispuesto a todo por ti” esa frase era para mí. Si tan sólo supieras.
“Tu me abandonaste” ni siquiera le miraba. “En cuanto las cosas se pusieron difíciles te marchaste…”
“No es así, déjame explicarte” le rogó.
“No quiero” su voz estaba quebrada
Podía ver la contrariedad en su rostro, como explicar lo que a todas luces parece inverosímil “Ya no huiré. Lo prometo…”
“¡MIENTES!” se alejó otro poco. Terrence mira a todos lados esperando a que yo apareciera para cobrar lo acordado. Pero sólo apareció una enfermera.
“Podría darte mi reino”
“¡Estamos en un hospital! ¡Guarden silencio!” les recrimino.
“Perdón” dijeron al unisonó. “Perdóname” se volvió hacia ella intentando acercarse. “Perdóname, no tengo como explicar lo que sucedió… No hay forma” se tomaba del pelo con gesto nervioso llamando la atención de Candy. “Sólo puedo prometerte que, de ahora en adelante, todo lo mío te pertenece” dijo vehemente apuntando a su pecho.
“¿Qué es lo que debo hacer?”
“¿De qué hablas, me pones nerviosa?”
Del bolsillo interior de su chaqueta sacó un sobre entregándoselo. Ella se lo arrancó, abriéndolo, sin saber porque, sintiendo los nervios crispándole las sienes. Leyó rápidamente para luego mirarle molesta.
“¿Qué clase de broma, de mal gusto, es esta?”
“No es ninguna broma” miró para todos lados. “Viene por mí, puedo sentirlo”
Se acercó a él agarrándolo de la solapa. “De que mierda hablas ¡deja de jugar conmigo!”
“Un alma debes conseguir…” sonrió misterioso.
“No me vas a creer” dijo acariciándole el rostro. “pero, por ti vendí mi alma” mintió.
Como dije, siento predilección por las entradas teatrales. Apague las luces, deteniendo para los demás el tiempo. Fuego y azufre le siguieron. Pude ver el terror en los amantes, que se abrazaban, incrédulos de lo que estaban viendo.
“Es tiempo”
“Terry ¡¿De que habla?!” su voz histérica subió una octava.
“Te lo dije amor mío, no me creerías” podía oír el miedo en su voz.
“¿Cuál alma?” pregunté
Candy se soltó de Terrence. Él intento detenerla, pero ella no se dejaba. “¡No puedes llevártelo!” quiso discutir conmigo, después de unos segundos me reconoció “Tú, el de la esquina… El de la cárcel”
Reí haciendo retumbar las paredes. Él intentó acercarse a ella nuevamente, pero lo detuve. “¿Y quién me lo impide?”
“Yo” dijo desafiante acercándose más a mí, alejándose más de él.
“El de tu amada…”
“¿Y Cómo, si se puede saber?”
Se giró para mirarle una última vez. “Cuida de Annie” El rostro desfigurado de Terrence, su grito ahogado, por fin me la cobraba de este maldito. “Llévame a mi por él”
“¡Hecho!”
Ahora soy yo quien reina en el infierno. Debo admitir, mi querido amigo Satán tenía razón. Ellos, de alguna forma, eran los mismos. Mi amada y su eterna alma de mártir no podía ver sufrir a su amor, terminaría sacrificándose por él. Como era de esperarse, ella no puede siquiera mirarme. Sé que puedo conquistarla, sólo es cosa de tiempo, que en mi reino es infinito.
Termine! varios detallitos que no sé si los agarraron. Como la historia que inicio esto, mi fuente máxima de inspiración fue Sabina (Wen se percató)
Hago mención de あのひと Ano Hito, aquella persona. La escena en mi mente era Mizuki negándome saber quien es XD un pequeño gustito que me di
El anime tiene 115 capítulos así que use ese número como la cantidad de años que Neal llevaba sin verla.
Quería una historia donde él ganara, más retorcida y menos rosa, y aquí esta! Espero les haya gustado.
“¡NO!”
Saltó de la cama para tratar de alcanzarme. “¡CÁLMATE!” lo deje inmóvil. “¿Con quién crees que estas tratando?” siseé. “Tengo tu vida en mis manos” troné los dedos para vestirle, lo último que quería era verle en bolas. Se asustó al verse completamente vestido.
“Tú” trató de mantener la compostura. “esto no era lo que vi en la visión” enderezó su postura. “hiciste trampa” protestó.
“¿Y qué querías? ¡¿QUÉ TE DIERA TODO EN BANDEJA?!” me irrita sonar como mi jefe. “¡LO ÚNICO QUE TENIAS QUE HACER ERA LEER EL PUTO CONTRATO!”
“TE APROVECHASTE, Y LO SABES” rebatió
“¡JA! No me vas a mentir a mí. Ya estabas bastante sobrio al momento de firmar. Admítelo, te ganó la ambición”
“¡MIENTES!”
“La sola imagen de tu persona sosteniendo un galardón bastó” me tenía harto. “Ella ni siquiera pasó por tu mente, ni una sola vez” arremetí
“¡NO SABES NADA, NO ENTIENDES NADA… TU NI SIQUIERA SABES LO QUE ES AMAR!”
“¿No sé lo que es amar? ¡NO SABES A LO QUE HE LLEGADO A RENUNCIAR POR ELLA!”
“¿Por ella dices?”
“Sí, por ella” le miro desafiante. “¿Cuántas veces la abandonaste Grandchester?” le acusé
“¿Quién es Grandchester? No sé quién es ese ¡Mi apellido es Baker!”
“BAKER, GRANDCHESTER, NO IMPORTA… No importa que mierda de apellido lleves, eres el mismo de siempre. El mismo imbécil que la abandona, una y otra vez”
“¿DE QUE HABLAS?” me miraba como si estuviera loco
“¡LA ABANDONASTE DESPUÉS DE LA TRAMPA QUE LES PUSIERA MI HERMANA…ESCOGISTE A OTRA MUJER CUANDO LA HICISTE IR HASTA NUEVA YORK!”
“No sé de qué hablas” podía ver que se sentía incomodo, contrariado.
“No importa cuantas vidas o cuantas centurias pasen. Tú y tu egoísmo siempre por delante. Ni antes, ni ahora. Nunca has pensado realmente en ella”
“No sabes de lo que hablas. No me conoces, no sé de quién hablabas, pero ese no soy yo”
“¿Ah, sí? Demuéstralo. Ve tras ella y entrégame tu alma” le desafié. “Estaré esperándote”
“No te atrevas a…”
“¿A qué?” le corté “Ni siquiera puedes moverte” sonreí.
Le solté del sortilegio, dejando una estela de humo y azufre. Puedo imaginarme el rostro desencajado del imbécil, preguntándose el cómo y el por qué.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Siento predilección por las salidas y entradas teatrales, que le vamos a hacer, me gusta hacer acto de presencia. Pero no hoy, no ahora. Ella no debía notar mi presencia. Candy lloraba mientras rezaba en la capilla de la clínica. Miré al Cristo de madera con rabia, sabía que Él estaba dispuesto a llevarse a su hermana. Esa rara piedad, hacer sufrir a sus hijos, para luego llamarlos a su encuentro. Ángeles hermosos nacidos del sufrimiento. Varios días esperé mientras vigilaba la situación de las hermanas. La clínica quería dar a Annie de alta, no porque estuviera sana sino porque las clínicas y hospitales eran medidos por su mortandad. La chica era caso perdido, más si no contaban con los medios para pagar médicos o los remedios. Llegué, de verdad, a pensar que no llegaría. Pero ahí estaba, me moví del lado de mi amada al sentir su presencia. En la recepción del establecimiento se encontraba el bastardo, preguntando por la habitación de la enferma. Le seguí como varías veces, convirtiéndome en sombra.
Candice hablaba con el director del hospital, dispuesta a entregar el cuerpo si hacía falta, con tal que no echaran a su hermana, cuando se percató de su presencia. Miró hacia nuestra dirección. Puedo sentir su odio, el dolor que le produce verle. Dejó al hombre con el que hablaba atrás para acercarse a nosotros. Esperé por una bofetada que no llegó. Los brazos firmes en los costados, cerrando los puños con fuerza, mientras se contenía para no llorar.
“¿Qué haces aquí?”
“Vengo a ayudarte” quiso acercarse, pero ella retrocedió. “Vengo a demostrar que estoy dispuesto a todo por ti” esa frase era para mí. Si tan sólo supieras.
“Tu me abandonaste” ni siquiera le miraba. “En cuanto las cosas se pusieron difíciles te marchaste…”
“No es así, déjame explicarte” le rogó.
“No quiero” su voz estaba quebrada
Podía ver la contrariedad en su rostro, como explicar lo que a todas luces parece inverosímil “Ya no huiré. Lo prometo…”
“¡MIENTES!” se alejó otro poco. Terrence mira a todos lados esperando a que yo apareciera para cobrar lo acordado. Pero sólo apareció una enfermera.
“Podría darte mi reino”
“¡Estamos en un hospital! ¡Guarden silencio!” les recrimino.
“Perdón” dijeron al unisonó. “Perdóname” se volvió hacia ella intentando acercarse. “Perdóname, no tengo como explicar lo que sucedió… No hay forma” se tomaba del pelo con gesto nervioso llamando la atención de Candy. “Sólo puedo prometerte que, de ahora en adelante, todo lo mío te pertenece” dijo vehemente apuntando a su pecho.
“¿Qué es lo que debo hacer?”
“¿De qué hablas, me pones nerviosa?”
Del bolsillo interior de su chaqueta sacó un sobre entregándoselo. Ella se lo arrancó, abriéndolo, sin saber porque, sintiendo los nervios crispándole las sienes. Leyó rápidamente para luego mirarle molesta.
“¿Qué clase de broma, de mal gusto, es esta?”
“No es ninguna broma” miró para todos lados. “Viene por mí, puedo sentirlo”
Se acercó a él agarrándolo de la solapa. “De que mierda hablas ¡deja de jugar conmigo!”
“Un alma debes conseguir…” sonrió misterioso.
“No me vas a creer” dijo acariciándole el rostro. “pero, por ti vendí mi alma” mintió.
Como dije, siento predilección por las entradas teatrales. Apague las luces, deteniendo para los demás el tiempo. Fuego y azufre le siguieron. Pude ver el terror en los amantes, que se abrazaban, incrédulos de lo que estaban viendo.
“Es tiempo”
“Terry ¡¿De que habla?!” su voz histérica subió una octava.
“Te lo dije amor mío, no me creerías” podía oír el miedo en su voz.
“¿Cuál alma?” pregunté
Candy se soltó de Terrence. Él intento detenerla, pero ella no se dejaba. “¡No puedes llevártelo!” quiso discutir conmigo, después de unos segundos me reconoció “Tú, el de la esquina… El de la cárcel”
Reí haciendo retumbar las paredes. Él intentó acercarse a ella nuevamente, pero lo detuve. “¿Y quién me lo impide?”
“Yo” dijo desafiante acercándose más a mí, alejándose más de él.
“El de tu amada…”
“¿Y Cómo, si se puede saber?”
Se giró para mirarle una última vez. “Cuida de Annie” El rostro desfigurado de Terrence, su grito ahogado, por fin me la cobraba de este maldito. “Llévame a mi por él”
“¡Hecho!”
Ahora soy yo quien reina en el infierno. Debo admitir, mi querido amigo Satán tenía razón. Ellos, de alguna forma, eran los mismos. Mi amada y su eterna alma de mártir no podía ver sufrir a su amor, terminaría sacrificándose por él. Como era de esperarse, ella no puede siquiera mirarme. Sé que puedo conquistarla, sólo es cosa de tiempo, que en mi reino es infinito.
FIN
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Hago mención de あのひと Ano Hito, aquella persona. La escena en mi mente era Mizuki negándome saber quien es XD un pequeño gustito que me di
El anime tiene 115 capítulos así que use ese número como la cantidad de años que Neal llevaba sin verla.
Quería una historia donde él ganara, más retorcida y menos rosa, y aquí esta! Espero les haya gustado.