I´VE CHANGED FOR YOU
PARTE 6
PARTE 6
Candy miró hacia su familia justo antes de sentarse en el banco a un lado de su futuro esposo y pudo ver la alegría reflejada en sus rostros, fue un momento culminante después de muchos años con los que batalló para salir de su duelo. Cuando se enteró de la verdadera identidad de Albert, y la gentileza con la que se ofreció a darle su apoyo y cariño como un padre verdadero, a ella eso le dio un poco de respiro en medio de la desolación que perder a Terry le había dejado. Como era habitual en ella, durante la reunión familiar donde se aclararon muchos otros asuntos además de ese su actitud fue alegre, pero bajo esa superficial alegría su alma era carcomida por la certeza de la ausencia del que nunca podría olvidar.
Albert la dejó llorar y lamentarse poco mas de una semana, recibió flores de sus amigos y familia, pero todos los días recibía un hermoso ramo de azucenas y algún dulce o postre fino de parte de Neil Leagan. Al principio le causó extrañeza pero al recordar la forma tan decente como la trató en la iglesia con Terry tendido en su ataúd lo tomó de buen modo e incluso con gratitud. En general todos aquellos que le rodeaban eran amables y cariñosos de tal manera que le hicieron más llevadera la pena. Cuando sintió que el encierro le había cansado, fue al hospital a reportarse y solicitar se le reintegrara a sus actividades. A la salida se encontró a Neal esperándola recargado en su auto con los brazos cruzados y una sonrisa en los labios que se acentuó al verla. Le ofreció llevarla a su residencia, a lo que ella con un poco de reservas en un inicio, aceptó por cortesía. El fue muy discreto y no dijo que la incomodara, solo le hizo los comentarios formales acostumbrados y cortesmente la dejó en la entrada de la mansión dándole con respeto la mano. Ella agradeció ese gesto pero no vio nada extraordinario en ello.
Lo que ella ignoraba en ese entonces fue que Albert había charlado de una manera informal con Neil para pedirle que fuera gentil con ella, que dado que Archie estaba comprometido y próximo a contraer nupcias, Candy necesitaba compañía de un familiar que se preocupara por ella cuando él tuviera que ausentarse por algún motivo. Neil se sorprendió al principio pero por la forma amable y directa conque su ahora poderoso tío le pidió tal favor, se sintió importante al ser tomado en cuenta para semejante encargo. Albert le aseguró que tenía todas las intenciones en promoverlo en uno de los puestos directivos del corporativo Andley y que él consideraba la unidad familiar como esencial para el futuro económico de todos ellos.
Albert por su parte, de acuerdo a lo que había decidido, solicitó a George le ayudara a obtener información de una dama que había capturado fuertemente su atención. Recibió de manos de su hombre de confianza un sobre con datos, fechas, nombres y detalles que una ves analizados le hicieron sentirse confiado de continuar por ese camino. La susodicha no lo sospechaba de ninguna manera pero él confiaba que con un cortejo adecuado podía tener la posibilidad de conquistarla.
El se presentó en Nueva York poco después a buscar a la misteriosa dama, quien se sintió sorprendida por el repentino interés del atractivo joven que reconoció como una de las personas que había acompañado a Candy durante el trágico funeral de Terry. Pero lo que la hizo recibirlo con agrado fue el gesto caballeroso que tuvo con ella al ayudarla a subir a la limusina cuando sufrió un desmayo en el cementerio. La forma como la cargó con facilidad y cuidado, y las palabras de consuelo que le dijo tiernamente al oído eran detalles que la habían conmovido y generado gran simpatía. Albert le dijo que iba por cuestiones de negocios en la gran manzana y que le gustaría compartir con ella un tiempo para hablar de su finado amigo, a lo que ella aceptó con gusto.
A partir de ahí iniciaron un intercambio de correspondencia que a ella a pesar de la pena que no le abandonaba le llenaba el corazón de esperanza y alegría cada vez que recibía una carta de su maravilloso amigo.
Pasaron meses, y los sentimientos de Albert y la hermosa dama fueron consolidándose. Ella cada día se sintió más y más libre de los sentimientos oscuros que la tragedia le habían causado, y una noche de verano a la luz de las velas, aceptó ser la novia de ese impactante hombre que la hacía sentir una reina. Posteriormente, él pidió su mano y decidido a no esperar más tiempo, pusieron fecha para casarse exactamente un año después en la misma iglesia en la que Candy estaría desposándose posteriormente con Neal Leagan.
Por su parte, Candy pasaba los días dedicada a trabajar, por que fue una de las condiciones que le pidió a Albert una vez revelada su identidad, que no coartara su vocación como enfermera que ademas de hacerla sentir útil era una actividad que disfrutaba, necesitaba y en la que conforme adquiría experiencia y habilidad se iba volviendo una gran profesional, muy valorada y apreciada por sus superiores y compañeros. Pero en los momentos en los que la actividad disminuía y el silencio se hacía presente, el recuerdo de Terry la acechaba y no podía evitar llorar como el primer día que comprendió que jamas le volvería a ver, no en esta vida. Sin embargo, la muerte al final es una implacable realidad, una certeza tan inevitable e inamovible que termina siendo sencillo encontrar resignación. Los días se transformaron en semanas, que a su vez derivaron en meses. Se acostumbró a recibir la visita de Neal quien cada día se fue ganando su confianza con una paciencia y constancia que a propios y extraños sorprendió. Los Leagan estaban tan complacidos con lo que esta amistad podía significar para su futuro estratégico y económico, que una inteligente y convenenciera Eliza aceptó encantada el evidente interés de su hermano en quien por años fue su antagonista mortal y continuó con su política de respeto y no agresión.
El día que Candy finalmente conoció a la mujer que había conquistado a su querido padre, la sorpresa fue tal que removió por un instante emociones que la calma de la rutina habían sosegado. La vio llegar de su brazo a la sala de su residencia y ella resplandecía de la misma manera tal cual la primera vez que la conoció hacía varios años atrás. Susana sonrió con sinceridad al verla, era obvio que tenía en muy buena estima a su futura hijastra.
-Hola Candy! Que gusto volverte a ver, linda. Sus ojos sonreían y Candy poniéndose de pie del sillón donde escuchaba una hermosa balada que sonaba en el radio, se acercó a la joven que le tendía los brazos para darle un abrazo.
-Oh mi Dios, Susana! Tú eres la mujer misteriosa que conquistó a mi querido Albert! Y tu padre mío, dijo con un tono de fingido enojo al hombre mientras le daba un codazo en el brazo,-Como siempre con tu costumbre de darnos sorpresitas que un día me sacaran un paro al miocardio y ahí voy a quedar patas para arriba, caput!
-Ya me conoces como soy pequeña, nunca haría nada con la intención de herir a nadie, es que así he sido siempre, preferí darle tiempo a mi amistad con Susana y permitir que las cosas se dieran solas. Afortunadamente ella correspondió a mi afecto y pues muy pronto seremos otra pareja más en la familia, Archie y Annie ya están a punto de ser padres y ya quiero ver niños corriendo por los pasillos y jardines de nuestro hogar.
-Albert, que cosas dices! Susana se puso roja cual cereza e hizo un gesto de modestia y pudor. El sonrió divertido de ver que ponía en aprietos a su bella novia.
-Papá, me vas a dar hermanos pronto!! Wujuuuuu voy a ser la hermana mayor mas feliz del mundo, Susana, ya veras que yo te voy a ayudar a cuidar de ellos y a entretenerlos, les voy a enseñar a lazar vaquillas, a trepar arboles y a deslizarnos por la baranda de las escaleras...!!!
Las dos jóvenes iniciaron una amistad muy cercana y aunque había gran confianza entre ellas, evitaban de una forma inadvertida hablar o siquiera mencionar el nombre de Terrence en sus conversaciones. El día de la boda de Albert y Susana, Neal bailó toda la noche con ella y al ritmo de la banda musical, Candy se dejó llevar por las notas que hacían acompasar sus cuerpos. Neal era encantador y gracioso, siempre tenía un comentario o broma divertida que la hacía sentirse a gusto a su lado los ratos que pasaban juntos y que cada vez se alargaban más y más. No era raro verlos dar paseos juntos por el jardín. Esa noche de festejo ella se veía muy bella, tanto que Neal la miraba con sincero arrobo, y la guiaba con delicadeza y elegancia mientras bailaban una sentida balada. El era un diestro bailarín y ella era la perfecta pareja de baile que se dejaba llevar disfrutando del momento íntimo.
" Llorando, llorando, llorando
Es difícil de entender
Que el contacto de tu mano
Puede hacerme llorar..."
Neal acarició con suavidad la blanca piel del escote de la espalda de Candy, y esta reaccionó mirándolo a los ojos de una forma que él interpretó como un permiso para acercarse más, y al instante ya estaban dándose un beso tierno al calor de la noche, ante el beneplácito de todos los miembros de la familia que se percataron de esto.
Separaron sus labios, él la acercó aun más y ella recargó su mejilla en el fornido hombro del dichoso muchacho. En esa intima posición ella miró hacia una columna a la orilla del salón, le pareció ver en la penumbra la silueta de Terry Grandchester, mirando hacia ella. Se estremeció y Neal de inmediato se dio cuenta.
-Te pasa algo, Babe? Quieres que te consiga algo de tomar? Neal le acarició con ternura la mejilla mientras que ella le miraba asustada por lo que creía haber visto. Regresó su mirada al mismo lugar, pero ya no había nada, entonces reaccionó buscándole la boca y Neal, ahora si rendido y enamorado, le correspondía en trance, dándose cuenta que a partir de ese momento su vida había había cambiado para siempre. Su vida ahora le pertenecía a Candy para siempre.
El sacerdote terminó la ceremonia, Neal decía con apasionada voz sus votos matrimoniales, los cuales Candy escuchó emocionada y cuando estaba a punto de decir los propios, volvió a vivir el mismo lapsus de esa noche de fiesta: al fondo de la sacristía creyó ver a Terry asomándose desde ahí, mirándola. Comenzó a llorar y todos, incluyendo a Neal, interpretaron el brote de llanto como una reacción de felicidad. A como pudo dijo sus votos mas sus ojos no pudieron sostener la mirada de su ahora esposo. El padre dio permiso de besar a la novia declarándolos marido y mujer, y un Neal, loco de amor y devoción, besaba a una llorosa Candy mientras una lluvia de aplausos ensordecía la hermosa Catedral.
CONTINUARÁ
PRIMER PARTE
SEGUNDA PARTE
TERCER PARTE
CUARTA PARTE
QUINTA PARTE
PARTE 7 FORO ROSA OSCURO SE PIDE DISCRECIÓN
Última edición por Maga Cafi el Dom Mayo 03, 2020 6:19 pm, editado 1 vez