ROSAS ROJAS
El aroma embriagante de aquel jardin le recordaba los dias felices de su niñez. Cuando la madre de Anthony murió, el y su hermano fueron a visitarlo para ayudarlo con su duelo, al menos eso escucho decir a sus padres, pero luego se vieron abandonados por los mismos en aquella mansión enorme tan solo al cuidado de la Tia Abuela, una mujer con apariencia osca a la que al principio le tenia miedo y despues se convirtió en su segunda madre.
Desde pequeño aprendio a ser quien cuidara del par de chiquillos los cuales considero a su cuidado, como el hermano mayor y el mas grande de los tres, sintio de pronto una carga emocional de ser el quien tuviese que protegerlos de cualquier cosa. Era un chiquillo alegre, vivaz, imaginativo pero tambien alguien con un alma vieja.
Aquel jardín fue el primero que les sirvió de escondite a los tres, cuando intentando escapar del ogro, corrian a esconderse tras los petalos de las rosas sin importarles los rasguños que las espinas pudieran provocarles y con el paso del tiempo cuando ya no habia ogro, ni hadas, ni magia, aquel jardín era un remanso en sus vidas, mas en la vida de Anthony quien al tomar consciencia, empezó a amar las rosas por el solo hecho de que su madre las amaba, Stear habia tenido mucho que ver en ello, cuando lo veía triste le contaba historias que el mismo se inventaba acerca de su madre y de aquel espacio.
- Este jardín fue hecho por una princesa… tu madre era esa princesa, creo las flores para que su hijo… Ella se convirtió en estrellas y desde ahí ve como su jardín esta solo… no la extrañes, ella te esta mirando… no llores, mejor cuida del jardín para que sepa como la amas…
Muchas historias y palabras de consuelo llego a decirle a su primo con el afán de que el no se sintiera sin padres cuando los de el iban a visitarlos, lo cual no era a menudo.
- Viene mi cumpleaños. –le dijo alguna vez Stear, cuando lo vio observar las rosas con tristeza aquella vez.
- Ah, si?
- Si… sabes que me gustaría?
- Que cosa?
- Una rosa especial para mi… algo que vaya con mi personalidad, pero dudo que alguien pueda regalarmela.
- Porque?
- Porque nadie sabe como soy yo.
- Lo hare yo, yo te dare esa rosa.
Stear sonrio y vio como los ojos de Anthony brillaban, ciertamente sintio que su pequeño primo podia eliminar su tristeza si se mantenía cerca de lo que alguna vez su madre habia amado, aunque en realidad no sabia si lo que el le habia contado era cierto, alguna vez escucho a la Tia Abuela mencionarlo.
Los días pasaban, el invierno aun no terminaba pero Anthony decidido a realizar aquel regalo a su primo pronto se hizo amigo del jardinero, lo acosaba por todos lados para que lo ayudase. La flor tenia que ser justo como era Stear, grande, alegre, colorida, con un aroma especacular. Dia a dia caminaba hasta donde el jardinero y empezaba a trabajar a su lado, siendo en varias ocasiones retado por la tia por llegar con sus ropas y rostro sucio, pero no importaba, luego la tia terminaba suspirando rindiéndose cuando Stear se acercaba a ella.
- Prefiere verlo llorando en algun rincón Tia?
Ella cedia ante aquellas palabras y mandaba a bañar a Anthony y a Stear que se hiciera cargo de ayudarlo, Archie apenas si los seguía pues odiaba ensuciar su ropa pero al final siempre iba detrás.
Aquella mañana Anthony habia llegado con un puñado de rosas al cuarto de Stear, rosas rojas, tan aromáticas como bellas.
- Feliz cumpleaños Stear, lo logre!!
El se quedo viendo aquel hermoso ramo y miro la sonrisa de Anthony triunfante.
- Quieres verlo? Quieres ver el rosal? Es como un milagro, esta en flor ahorita mismo, hay tantas rosas que no puedes contarlas.
Aun en pijama siguió a Anthony hasta el jardín y alla,casi al final del jardín se encontraba el hermoso rosal tal y como lo habia dicho Anthony, tan lleno de rosas que apenas podia contarlas.
- Es tu regalo, lo cuidare como tu lo haz hecho, siempre florecerá para tu cumpleaños. Es grande y magnifico como tu, su olor abraza como tu lo haces, su color, sus hojas, todo es como tu.
Stear agradeció el regalo, agradeció que Anthony lo viera de aquella forma y agradeció que a partir de ese dia Anthony pudiera sonreir cada vez que entraba al jardín, despues de aquel dia supo que su primo estaba listo para seguir adelante solo si es que ellos tuviesen que irse.
Cuando regreso de Londres faltaba poco para su cumpleaños, camino hasta el jardín y vio aquel rosal lleno de rosas rojas, se acerco, arranco una recordando que ese era un regalo que su primo le hacia desde el cielo, un regalo que seguiría floreciendo incluso cuando el no estuviera, estaba seguro de ello. En su mente se habia clavado la idea de que algun dia tenia que partir para seguir cuidando de los suyos, entonces, cuando esto pasara, el volveria a aquel lugar en forma de una flor.