El hombre miraba por la ventana cuan cambiado era el mundo desde el momento en que Alemania había ganado la guerra. Occidente tal y como se había desarrollado hasta antes de 1918 no volvió a ser igual, el imperio Austrohungaro se desintegró transformando a Europa en un conglomerado sometido bajo la cruda bota del Kaiser Guillermo II en alianza con su primo el Zar ruso Nicolas II. Europa cayó en una nueva edad oscura, donde la ciencia y los cambios sociales iniciados 2 siglos antes por la revolución francesa se habían desvanecido por causa de una nueva tiranía monárquica. Los Estados Unidos fueron arrasados en su propio territorio ante la nueva configuración pro Imperialista (Bretaña, Alemania y Rusia), así que toda perspectiva de evolución se vio truncada.
Él tuvo suerte de pasar por muerto, ser rescatado por fuerzas rebeldes que permanecieron en la clandestinidad de las antiguas mazmorras y túneles subterráneos de las viejas capitales europeas. Personas como él, con su inventiva y creatividad se volvieron verdaderos líderes de los grupos guerrilleros que buscaban con desesperación derrocar la tiranía de este nuevo villano mundial que parecía ser invencible. La tecnología frenó su desarrollo ya que los científicos fueron capturados para trabajar como esclavos bajo las órdenes imperiales, y un nuevo tipo de guerra surgió a base de engranajes, vapor y mucho ingenio para aprovechar los limitados recursos y materias primas disponibles.
Stear se hizo de renombre con los aparatos creados por él con los cuales boicoteaban intereses y puntos estratégicos del imperio. Sabía que su familia lo daba por muerto en América y le angustiaba recibir noticias constantes de lo que sufrían los insurgentes americanos ante los embates violentos de las fuerzas imperiales que constantemente bombardeaban y saqueaban territorios a través del mar, la independencia lograda por las antiguas colonias americanas tambaleaba ante el ataque inmisericorde de este nuevo monstruo. Stear haría todo lo que estuviera en sus manos para dotar a las fuerzas rebeldes de cualquier arma o herramienta que les ayudara a derrocarlo.
Veía con fé y emoción como los dirigibles del imperio eran destruidos por hidroaviones diseñados por él, y como guerrilleros de la resistencia usaban artefactos que les permitían realizar saltos de mas de 10 metros de distancia con los cuales burlaban las líneas enemigas y les causaban bajas considerables a los enemigos de la democracia. Se había enamorado de una hermosa francesa, aguerrida y con un sentido de la moda fascinante, pero aun así no olvidaba a la dulce chiquilla que había quedado lejos de él, y de quien ya no había podido tener noticias después de que los brujos del imperio habían cortado las líneas de telégrafo del océano Atlántico. Aun así no dormía día y noche tratando de compensar los agujeros en el desarrollo tecnológico dejados por los grandes investigadores asesinados por los esbirros del imperio, como Tesla, Marconi o incluso Edison.
Ya habían pasado 60 años desde el fin de la guerra, y aún no había libertad plena en el mundo, sin embargo él persistía en luchar a través de su trabajo y experimentos, confiando que la luz de la libertad y el ingenio humano algún día habrían de vencer la opresión y el oscurantismo de la tiranía europea, y que algún día volvería a América a buscar a los suyos, aun cuando por llevar su estrambótico sombrero de inventor ellos no pudieran reconocerle de buenas a primeras.