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EL INSOMNIO
Susana se despertó esa madrugada después de tener de nuevo esa pesadilla, ya se movía con más libertad usando una prótesis ortopédica. Su madre se había marchado de nuevo a su casa donde aún tenía niños que criar y en la otra habitación oía los suaves ronquidos de Terry quien se había quedado a vivir a su lado aunque de una forma respetuosa y más similar a un hermano o cuidador que de un prometido. Tenían dos personas a cargo del servicio doméstico de su residencia y ella vivía cómodamente sin presiones de ningún tipo, la pensión que su padre le enviaba junto con lo que Terry aportaba le permitía vivir una vida holgada y con muchos privilegios, de hecho había comenzado a utilizar su tiempo libre para escribir obras cortas que podían ser utilizadas para sketches cómicos y farsas divertidas y que ella ya le había dado a sus contactos en el circuito teatral. También se sentaba al piano y escribía piezas que acompañaban y musicalizaban estos textos, y confiaba que con estos trabajos suyos podía hacerse una carrera afín a la actuación que por su condición física ya no era posible.
Se dirigió al piano que Terry le había obsequiado hacía 1 año y a pesar de la hora e intentando disipar los temores y viejos traumas despertados por la pesadilla, comenzó a tocar una dulce melodía en la que había estado trabajando y la cual estaba inspirada por Terry y su amor no correspondido. Ella sabía tal como el cielo del día era azul, que él no la amaba, pero aún así en su corazón no había fuerza ni entendimiento que evitara que ella le adorase con todas sus fuerzas y con todo su ser. Era una lucha constante entre el querer dejarlo libre y obligarlo a romper con su compromiso, y el dejar pasar los días cómodamente ateniéndose a que él no se iría por cumplir con su palabra. Incluso le escribió una carta a su antigua rival de amores en un vano intento por sentirse segura de que ella no rompería su promesa de volver a sus vidas... Supo lo que hacía y supo que la heriría pero aún así fue capaz con tal de defender ese remedo de relación que era lo único que tenía.
Mientras tocaba la pieza al calor de la noche, se dejó llevar por la intensidad de sus emociones y sus dedos tocaron sin importarle que el ruido pudiera despertar a alguien, y efectivamente, Terry lo hizo sorprendido de escuchar a Susana tocar con tanta intensidad y precisión. Poniendose su cubretodo, salió de su habitación y la vió en la oscuridad de la sala con la luz del candil exterior que la coloreaba de un débil resplandor amarillo que hacía brillar como un lucero su rubia cabellera. Su espalda era muy sensual, espigada y debajo de su delicada bata de organza se percibía una femenina y grácil figura, que a él le despertó el deseo de una forma inesperada. Se acercó en silencio mientras ella tocaba con frenesí las notas de su sentida melodía de amor desesperado, y poniendo sus manos en los hombros, depositó un beso sobre su coronilla. Ella se detuvo sorprendida ante la caricia inesperada.
-No te detengas, termina lo que estás tocando, dijo él mientras sobaba con erótica ternura los hombros de la joven que tembló ante ese contacto. retomó la pieza donde la había dejado mientras la mano de Terry bajaba por su pecho para acariciar apenas superficialmente su seno y acercaba su nariz a la oreja de la rubia que entornaba los ojos del deseo que la cercanía de Terry había encendido en ella. Él le retiró el mechón de cabello del cuello y posó sus labios en el frágil cuello cuya piel se erizó al contacto de los labios y la humedad de la lengua que probó con descaro el sabor de este, y ella gimió cuando sintió la sensual mordida en ese mismo lugar.
-Me gusta como tocas el piano, no había tenido la oportunidad de oirte hacerlo, no te detengas, sigue tocando para mi. La voz ronca y en susurro del joven la hizo sentir un espasmo en su vientre y de manera obediente continuó aporreando las teclas del piano que vibraba con la misma intensidad que su corazón golpeteaba su pecho por la excitación que las manos de Terry sobre su cuerpo le estaba ocasionando. Una mano estaba tomándola por la cintura, la otra había bajado hasta su entrepierna, provocando que se levantase un poco del banco para dejarlo entrar entre sus extremidades. Cuando sintió el pecho desnudo de Terry contra su espalda y la dureza de su miembro contra sus nalgas ella apretó los dientes. El seguía mordiendo su cuello de una forma desquiciante que la hacía sentir marejadas de calor, él con una pierna quitó el banco que aun estaba entre sus cuerpos y con su mano la atrajo levantándola y restregando las pelvis. Una mano torturando un seno, y otra apretando inmisericorde sus labios vaginales mientras ella intentaba con todas sus fuerzas no dejar de tocar el piano que sonaba mágico y bajo el efecto de un hechizo nocturno.
Él le levantó la faldilla de la bata y haciendo a un lago la braga, la penetró sin prisa pero con fuerza. En ese momento ella dejó de tocar y las notas descoordinadas de sus manos sosteniéndose del piano se escucharon estridentes al unísono con los gemidos de ella, y los secos bramidos de él.
Su vagina lo succionaba, deseaba robarle cada centímetro de ese miembro que la hería de una manera embriagadora, la forma cómo él la sujetaba por un hombro y la cadera la hacía sentir usada cual objeto pero que a ella le estaba sacando lagrimas de loco y desbordado placer, como nunca en su vida había osado imaginar.
La violencia y velocidad de los embistes aumentó al ritmo de los golpes en el piano, el dolor de su cuero cabelludo al ser jalado de forma no intencional por él la hicieron curvarse y entonces sintió como él alcanzaba el orgasmo hiriendola de una forma demencialmente placentera. Fueron unos segundos donde creyó alcanzar el cielo, donde no le importó ser una mujer mutilada e inclusive la segunda alternativa. Sentir el deseo del hombre por quien había sacrificado su vida entera era la cosa más maravillosa que alguna vez soñó experimentar. El puso su boca contra su espalda y sintió su respiración caliente mientras su carne salía lentamente de su vientre.
-Terry, te amo...!
Al momento de decir esas palabras, todo se esfumó a su alrededor despertando sudorosa y llena de humedad en la soledad de su habitación, la noche aún cubría de penumbras las habitaciones de la casa, y casi al borde del llanto se sintió decepcionada de ver que todo lo vivido fue solamente un sueño. Tomó la vela que estaba sobre su mesa de noche y salió de su cuarto para ver que todo estaba tal cual, y para su tristeza, al asomarse silenciosamente a la habitación de Terry, lo vio profundamente dormido mientras roncaba con suavidad, ajeno a su insomnio y los deseos que la atormentaban. Con tristeza y resignación regresó a su cama después de negarse a tocar el piano, para no interrumpir el sueño de su amado.
Última edición por Maga Cafi el Vie Mayo 22, 2020 8:37 pm, editado 1 vez
pensé,Terry tenía ganas de Susanita 
🤭. Buenísimo relato