Neil llegó al pequeño circo movido mas por el aburrimiento que por el interés de divertirse, hacia mucho tiempo había dejado de ser un niño o adolescente para procurar ese tipo de distracciones. Sería acaso que el calor sofocante de la Florida a ratos lo aburría, acostumbrado como estaba a los climas templados como lo eran los de Illinois, Inglaterra o Nueva York, que eran las áreas en las que por mucho tiempo se movió. Pero sus padres ya eran mayores por lo que habían emigrado buscando climas más cálidos que les resultaran más benéficos para sus avejentados cuerpos. A él le daba igual, sabía aprovecharlo también ya que las jóvenes de la Florida andaban mas ligeras de ropas mostrando sin pudor sus figuras, que a él le deleitaba en sobremanera disfrutar, como que el calor las volvía más ardorosas a la hora de intentar calmar las ansias propias de la juventud, y él era muy prolijo a ayudarlas en esos menesteres.
Esa noche en particular salió a caminar por la ciudad sin interés alguno más que huir de la humedad de sus sabanas y el sofoco de su habitación. A lo lejos de la ciudad vio un resplandor en el cielo y de inmediato supo que había algo nuevo en la ciudad, oyó la música típica de los circos. Tentado estuvo a darse la media vuelta e irse a un bar cuando una cosquilla en el vientre lo hizo detenerse y continuar su camino hacia el colorido lugar. Total, ya estaba ahí y no perdía nada con ver. La nostalgia de tiempos más inocentes quizá lo terminaron de convencer.
Estaba un poco sólo el lugar, sería quizá que no habían anunciado los pregoneros la presencia de la caravana circense. Así que con parsimonia y desinterés fue entrando a cada atracción que se cruzó por su camino. En realidad no había mucho que ver y la ausencia de mas espectadores le daban una sensación algo tétrica al sitio. Cuando entró finalmente a la carpa principal del circo y viendo la soledad que había dentro, a punto estuvo de darse media vuelta para largarse cuando escuchó un redoblar de tambores y una oscuridad cual boca de lobo lo envolvió, poniéndole los vellos de la nuca de punta del estupor y sorpresa. Una luz blanca iluminó el centro de la pista y ahí vio un caballo con toda la parafernalia circense adornándolo, y al lado de él una chica en mallas que haciendo una reverencia, volteó hacia donde estaba él parado como un idiota asombrado y de súbito haciendo un salto mortal llegó con agilidad a los lomos del brioso corcel. Una banda comenzó a ejecutar una extraña y cadenciosa melodía y la voz sexosa de un coro de negros comenzó a interpretar una canción de letra provocadora. La acróbata ejecutaba con habilidad e increíble destreza una serie de contorsiones sobre la espalda del animal que a él le hizo abrir la boca del asombro, la garganta se le secó de deseo al ver como la bella chica iba dejando caer con sutil descaro las vistosas prendas de su atuendo en un peculiar acto de striptease mientras su montura trotaba alrededor de la pista.
Neil, víctima del embrujo en el que se encontraba por la totalidad de la experiencia, se fue acercando a la orilla de la arena. La chica no le quitaba la vista de encima detrás de un antifaz carmesí, pero Neil pudo ver con claridad que su rostro era muy hermoso, una trigueña de blanca piel y labios rojos, carnosos, que se veían inflamados de deseo, o eso él quiso creer. De forma descarada se mordió un dedo para sacarse un guante largo de seda negra y arrojándolo con gran precisión, Neil lo recibió con inesperado deleite en pleno rostro, y antes de quitárselo lo olió con ansiedad, percibiendo el aroma almizclado y exótico que emanaba de este y que le ocasionó un delicioso dolor en la entrepierna.
-Que coño pasa aquí...? Neil no terminó de decir la expresión en voz alta cuando la chica se retiró la ultima prenda que había en su lechoso cuerpo que brillaba incandescente bajo el reflector que la iluminaba. Los ojos del moreno estaban abiertos cual platos y casi se fue de espaldas cuando la vio acercarse en su montura que avanzaba de lado mostrándola en toda la plenitud de su blanca desnudez. Era la escena mas lasciva que en su vida había presenciado. Y había visto varias, que si no! Se obligó a quedarse en la orilla del circulo y sintió en la cara el calor del cuerpo del animal y las piernas cruzadas de la chica enmascarada quedaron prácticamente a la altura de su rostro, él sonrió perversamente, mientras la banda bajaba la intensidad de la música y la luz cambiaba a una tonalidad rojiza, él tendió el guante hacia ella como devolviéndoselo, a lo que ella soltando una musical carcajada se lo rechazó con dulzura y lentamente fue abriendo las piernas a lo que él, al borde de la incredulidad y azoro, miró con lujuriosa curiosidad.
-"Que esta pasando aquí? Acaso estoy soñando?" La banda siguió interpretando la melodía y escuchó el coro que repetía: "Estas caliente, hagámoslo, monta en mi pony..."
Neil venció el poco miedo que aun tenía y acarició con deseo los muslos duros que se ofrecían para ser explorados, y acercando sus labios a la lechosa piel, percibió el mismo perfume que tanto lo había deleitado.
Ella no trastabillo, simplemente sonrió mostrando unos dientes blancos los cuales lamio con una lengua roja y llena de voluptuosidad. Neil sentía que no podía mas y metió la cara entre las piernas que se abrieron de par en par para recibir entre los labios del sexo de la joven la lengua del moreno que había perdido el control y las inhibiciones. Ella bajó las caderas de la montura sosteniéndose con las manos y Neil la tomó con fuerzas de estas para practicar a profundidad el sexo oral más voluptuoso que había ejecutado en su pecaminosa vida. El caballo no se movía, parecía habituado a la actividad y permanecía impávido ante el contoneo sinuoso de su montura. Neil probó el sabor del orgasmo de la acróbata mientras sentía como la erección le dolía en la entrepierna. Separando el rostro, miró hacia arriba y entre los generosos senos de la chica vio sus ojos negros que lo penetraban de una forma espectral.
-Nena, no se quien eres pero siento que voy a reventar aquí mismo... Que quieres que haga...?
Ella se volvió a colocar sobre la montura mientras tocaba el rostro húmedo de Neil que la miraba arrobado.
-Querido, sabes montar?
El parpadeó sorprendido por la pregunta, pero de inmediato contestó ansioso.
-Oh, si, claro que si!
-Excelente, pero, has fornicado sobre un caballo...?
Neil abrió la boca quedándose pávido, pero reaccionó al instante y con inesperada destreza montó sobre los cuartos traseros del bello corcel negro que lo recibió sin ninguna reacción y de forma desesperada tomó por la cintura a la joven y con fuerza la levantó haciéndola girar y quedar de frente a él para posteriormente besarla en el cuello, mientras que con una mano tomaba uno de sus senos y con la otra una de las duras nalgas, sin mediar palabras, sin preámbulos de ningún tipo. La música sonaba como ahogada por los latidos de su violento corazón retumbando en sus oídos mientras que marejadas de sangre y deseo recorrían su ardoroso cuerpo, ella con habilidad desabrochó su cinturón y la bragueta de sus pantalones a la par del jadeo de Neil quien sintió como su miembro duro se asomaba entre los pliegues de la tela y la fría sensación del zíper rozando su sensible piel.
-Esto debe ser un sueño, creo que no me puede pasar algo así.
-Cariño, el sueño es mutuo,- dijo ella mientras tomaba el pene duro de Neil con una mano y con la otra alzaba su cuerpo para meterlo en su jugoso sexo,- Déjame montarte y fóllame lo mas duro que puedas, hace mucho te estaba esperando...
Los dos soltaron un quejido al sentir como las carnes se acoplaban, Neil la tomó por las caderas y ella puso sus manos sobre los tensos hombros del muchacho. El caballo seguía tranquilo, dándoles la estabilidad que necesitaban para moverse conforme al dictado de los instintos, Neil sentía un placer que lo dejaba por segundos cegado entre todo lo que sentía, él montado sobre el caballo y la bestia blanca que lo montaba a él. Lo lamía, lo pellizcaba, lo chupaba, lo mordía, y él sólo podía apretarla con fuerza por las caderas mientras apretaba al caballo con sus muslos para no caer al suelo.
-Quien eres... por todos los cielos, dime que eres??!!!
Neil no pudo más y la besó en la boca violentamente mientras sentía como se venía dentro de ella, y ella como una experta apretó su vientre para experimentar con mayor intensidad la eyaculación del chico que sintió como se desmayaba a causa del apabullante orgasmo que lo invadió en ese preciso instante.
-Neil, querido, te sientes bien?
El moreno miró de reojo a su esposa mientras se tomaba el jugo de naranja que recién habían servido en su mesa.
-S..si, querida. Solo es una jaqueca por que tuve mala noche, eso es todo.
La Condesa Leagan miraba de reojo a su esposo, esa noche él durmió en su habitación y pudo escucharlo quejarse poco después de la media noche, supuso que había tenido una de sus habituales pesadillas así que simplemente lo ignoró y siguió durmiendo.
-Querido, deberías ir con un médico, no es normal tener tantos malos sueños, terminarás volviéndote loco como tu hermana. Pediré que te hagan un té para que tomes una siesta... La condesa Wendolyn acarició con ternura la frente de su marido mientras él miraba hacia la ventana recordando la noche anterior y sonrió de lado.
-No, querida, me apetece más dar un paseo en caballo, le pediré a la caballeranga que me prepare una montura...
-Quieres que te acompañe...? La condesa hizo un mohín de incomodidad, no le gustaba mucho montar desde la última vez que la yegua la había tirado en una cacería.
-No, querida, mejor descansa, recuerda que pronto será tu recital y deseo que estés en perfectas condiciones. Sólo será una vuelta por el bosquecillo, vuelvo para la comida.
Parándose de súbito para no darle tiempo de reaccionar, le dio un beso ligero en la coronilla y se dirigió hacia los establos de la mansión, mientras que ella solo alcanzó a decirle a la distancia.
-Pero que tu no piensas quitarte esa pijama para irte a montar???
En un abrir y cerrar los ojos, se encontró dentro del establo y vio de espaldas a la caballeranga. Traía sus pantalones color caqui, botas de montar y el cabello oscuro recogido en una coleta. Cuando ella volteó al percibir la presencia extraña en el interior del establo, le sonrió mostrando unos dientes blancos que de inmediato Neil reconoció.
-Señor! Buenos días, que milagro verlo por acá tan temprano... La piel blanca de Maga sobre el negro azabache del semental encendieron a Neil de inmediato. Ya no le cabía dudas de quien había sido la dama que se ocultaba bajo el antifaz.
-Buenos días, Maga, veo por su rostro y esas ojeras que usted también tuvo problemas para dormir anoche, o me equivoco?
La mujer abrió los ojos con sorpresa e incomodidad, y tosiendo nerviosamente intentó disimular que se sentía descubierta ante una insinuada acusación.
-Oh, Señor, ahora que usted lo menciona, si tuve algo de problemas para dormir, cosas que uno sueña de repente. En que le puedo servir, desea que prepare su montura? La mujer evadió la mirada del moreno que la miraba lascivamente, Neil se sintió deleitado ante la expectativa de lo que estaba a punto de hacer.
-Oh si, Señorita, créame, no puedo esperar!
CONTINUARA...?
Última edición por Maga Cafi el Jue Abr 01, 2021 6:30 pm, editado 2 veces