-¿¡Y tú quién carajos eres!? ¿De dónde demonios has salido?
-Por favor, no lo toques… no toques el rosal
Me estoy volviendo loco, eso es ¡Loco de remate!
Me quedo de piedra unos segundos intentando aclarar mi mente
-Menuda imaginación la mía, se supone que estoy yo solo en éste lugar… ahora estoy viendo alucinaciones… ¡Shuuu! ¡Desaparece!
-Eehh… no soy una alucinación tuya
-¿Estás hablando conmigo? ¡Cielos, debí haberme golpeado muy duro la cabeza! O de seguro todavía estoy soñando
Sacudo la cabeza, pero la visión no se desaparece.
Es una mujer bella. Tiene los cabellos dorador, ojos verdes y una boca provocadoramente roja.
Llevo mi diestra hasta donde está su mano posada en mi antebrazo… puedo palparla ¡Es real!
-Por favor… aleja ese objeto del rosal
Su voz es suave y aterciopelada… siento que me hipnotiza
-Está bien… lo haré si me dices quién eres
-Si te lo digo… tendría que matarte
-Ha, ha, ha… ¿Tú, pequeñaja?
-Sólo aléjate del rosal, por favor
¡Me encanta su voz! ¡La escucharía todo el tiempo y no me cansaría! Y como si fuera su esclavo, le obedezco
-¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?
-Mmmm… mi nombre es Kilyakai
-Kilkalakulai
-Ha, ha, ha… no, es Kilyakai
Estoy torpe… embobado… idiotizado… me cuesta coordinar mis pensamientos con mi voz… siento que me pierdo en algo… como si la tierra bajo mis quiere engullirme, otra vez
-Gracias por no cortar la rama… ahora, puedes marcharte
¿Eh? ¿Cuándo accedí a nada? ¿Por qué le hago caso?
Pestañeo un par de veces para salir del ensueño
-No… no es nada… ¿Cómo haces eso?
-¿El qué?
-Lo que sea que estés haciendo… es como si mi cuerpo obedeciera a lo que tu voz dice
-No hago nada… ahora será mejor que te marches
-No… lo siento, pero no me voy
-¿Por qué?
-Sólo quiero una rosa
-¿Una rosa? ¿Para qué?
-Cosas mías…
Me alejo de ella inconscientemente, no me apetece explicarle mis asuntos a una desconocida… más que desconocida, diría extraña, rara.
Hay algo… mmm, no sé, no me cuadra
-¿De dónde has salido? ¿Cómo llegaste hasta aquí?
-Estaba aquí
-¡Mentiras! Ha no ser que seas una pervertida retorcida, no creo que hayas estado aquí
-Piensa lo que quieras
Creo que la he disgustado… veo como se dirige hasta una roca y se sienta. Por un momento dudo, o corto la rama o voy con ella. La rama o ella. ¿Qué hago?
-Oye tú… ¿Qué esperas para marcharte?
-Ya te dije que no pienso hacerlo… he venido para llevarme una rosa
-No deberías estar aquí… y no puedes llevarte la rosa
-Sí… ya he visto que no han florecido
-Te estoy perdonando la vida… no hagas que me arrepienta jovencito
-Terry… mi nombre es Terry… y no creo que hayas sido una amenaza para que me estés perdonando nada
Veo como la mujer se acerca y levanta su mano para tocarme el pecho
-De verdad… qué terco eres
Y tras algo parecido a un resplandor, siento que mis párpados pesan, el suelo es de goma y todo se vuelve oscuro.
Siento la cabeza embotada y todo mi cuerpo entumecido, como puedo giro el rostro a donde ésta esa mujer hablando… dice algo, pero no la entiendo.
El arbusto está resplandeciendo, la ropa que viste se transparenta permitiéndome ver la silueta de su cuerpo… casi pueda verla desnuda.
Mis parpados pesan y se cierran nuevamente.
Cuando vuelvo a despertar siento calidez, alguien ha encendido fuego. Me siento y busco en mi derredor ¿En dónde estará esa mujer?
De presto la veo a mi lado, en una gran hoja trae frutas y me las ofrece. Acepto de buena gana, estoy medio famélico, no sé cuánto tiempo he estado inconsciente.
Intento hablar con ella y conseguir información, pero es muy esquiva y sólo dice lo “Imprescindible” según su punto de vista.
Cada vez que le digo que tengo que llevarme una rosa, me dice
-Las plantas tienen vida… si le cortas una rama, una rosa o una hoja, es como si le estuvieses arrancando una extremidad a un humano.
-¿Te estás escuchando lo que dices? ¡Es sólo una planta! ¡Un objeto! Creo que te hace falta salir más
-¡Eres… eres un…!
-¿Ingenioso? ¿Encantador? ¿Hermoso? ¿Adorable?
-¡No, un tonto!
-Creo que, si te das la oportunidad de conocerme, estoy seguro que te enamorarías de mi Kalito
-¡Assh! ¡Eres insufrible! Y mi nombre es Kilyakai ¡Kil-Ya-Kai!
-Ese nombre es muy feo y raro ¡Nunca podría aprendérmelo!
-¡No tiene que gustarte para aprendértelo!
-Fiuuuuu… menudo carácter mujer, y yo que te creía dulce, tierna, cariñosa
-¡No seas descarado! Por esa osadía te mereces una cachetada
-Tú me llegas a tocar la cara y te doy un beso
-¡No te atreverías!
-Pues no me provoques Dulcinea
-¿Dulcinea? ¿Y eso qué es?
-Tu nombre… va más acorde con tu apariencia. Tierna, suave, dulce
-¡No me gusta, gracias! Ya tengo un nombre
-No hace falta que te guste para que yo lo use… además es más fácil de recordar y decir que ese nombre Kalkito tuyo
-¡Kilyakai, Kilyakai!
Me río de buena gana… me encanta como frunce el ceño. Se levanta y va junto al rosal. La observo por un momento antes de volver a caer inconsciente.
No sé cuántas veces se repite eso. Ni los días que han pasado. Creo que poco a poco va desapareciendo la idea de llevarme la rosa. Quiero permanecer a su lado, pero cuando ella me pide que me marche, le recuerdo que no me puedo ir sin mi objetivo y se molesta.
Con cuidado me levanto y no encuentro a Dulce por ningún lugar. Me acerco al rosal y puedo ver que los capullos parece que están a punto de reventar de un momento a otro. Sonrío, eso quiere decir que pronto podré volver. Aunque…
-Eso quiere decir que no la volveré a ver…
Una tristeza empieza a instalarse en mi pecho, rozo con mis dedos una hoja del arbusto… no quiero dejar de verla.
Frustrado estrujo la hoja y percibo claramente como cruje en mi palma
-¡Qué estás haciendo!
-Yo… yo…
Me asusto, no me di cuenta cuándo llegó hasta mi lado.
Está furiosa, sus ojos verdes refulgen de rabia. Con su diestra me coge por el cuello de la camisa y tira con fuerza; nunca me lo habría imaginado
-¿Cómo te atreves a hacerle daño?
-Tranquilízate Dulce, no le estaba haciendo nada
-¡No es verdad!
-Es la verdad
La rodeo con mis brazos para abrazarla, eso la toma desprevenida. La miro fijamente y una idea se cruza en mi cabeza fulminando mi razonamiento ¡Quiero besarla!