GUERRA FLORIDA 2021
Minific " The last call "
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DISCLAIMER: Candy Candy y sus personajes, no me pertenecen sino a Kyoko Mizuki- Yumiko Igarashi La historia a continuación ha sido escrita y editada por su servidora.
Capítulo I Capítulo II
CAPÍTULO III
En el momento en que William avistó el castillo, pudo descubrir con desasosiego que el presentimiento de Tristán era cierto.
El portal del palacio había sido derribado y dentro de sus muros, una lucha encarnizada se libraba.
Agita con fuerza las espuelas de su caballo y apresura el paso. No es necesario dar la orden a los demás soldados que galopan junto a él. Es claro que tendrán que pelear arduamente antes de lograr su objetivo.
El sonido de espadas, lanzas, flechas ondeando en el aire se oye con mayor claridad a medida que se acercan por uno de los costados del palacio. El rey Martin, claramente no ha escatimado esfuerzos en planificar su redada, así que ellos solo cuentan con el elemento sorpresa de su lado.
William y los demás caballeros imperiales apean sus caballos lo más sigilosamente posible cerca de una ribera que conecta a una cueva, y ésta a su vez conecta el ingreso hacia un pasadizo secreto. Desde ahí, pueden observar la situación con calma.
“La batalla real se estaba dando dentro del palacio. Tristán ha sido prudente al dejar a la mayoría de su ejército resguardando el castillo por lo que la pelea se ve ligeramente pareja”.
—Nos dividiremos en cuatro escuadrones. — la orden es clara. — Afilen espadas contra todo aquel que se oponga o amenace la seguridad del castillo. Tengan en cuenta que la prioridad es salvar a la reina y los príncipes.
—Así será majestad. —prometen todos al unísono.
Tras romper filas, cada soldado se hace cargo de su misión.
El rey William da un último vistazo a sus caballeros antes de dirigirse directamente hacia el palacio de la reina.
Lleva un tiempo abrirse camino para llegar su destino, no obstante, tanto la reina como los príncipes estaban librando batalla contra el enemigo magistralmente. Aquello no le sorprende.
El reino de Lamas, es conocido por permitir prácticas de defensa personal y de guerra a todos sin distinción. La reina Victoria, no es la excepción.
La delicadeza que porta durante los banquetes, es reemplazada por fuerza e inteligencia en las batallas. Aquello le había ganado la fama de “Espada Blanca “. Sutil, eficaz, mortal.
El alivio recorre el rostro de William; piensa que al menos ha llegado a tiempo para finiquitar al enemigo.
Sin embargo, de manera simultánea ve como cinco soldados rodean a la reina y con pasos ágiles la acorralan hasta el filo del balcón.
—¡Victoria! —grita William corriendo escaleras arriba al ver como la escena transcurre en cámara lenta.
La reina finalmente no ha podido mantener el balance. Uno de los salvajes a clavado la espada en su costado, mientras dos de ellos la sujetan por el hombro con firmeza antes de que un cuarto soldado patee en su vientre, arrojándola por el balcón hacia el vacío.
—¡Nooo! —gime con rabia William, volviendo a bajar las gradas a prisa, justo en el instante en el que Victoria recibe dos flechas con la punta envenenada en cuello. Sin perder tiempo, se arrodilla para tratar de parar el sangrado de su costado.
—Wi…lli…am—susurra la dama al reconocerlo — Vi…niste….
—Sh….Calla…—indica el rubio—Tienes que guardar fuerzas para recuperarte pronto. Tristán no demora…
—Es tar…de para mí, Will…Sal…va a mis hi…jos— pide señalando con el dedo en dirección al cielo.
—Lo haré, pero primero déjame llevarte a un lugar seguro.
—No…—los ojos vidriosos de la reina se van apagando. Las pupilas dilatadas y el respirar casi imperceptible le hace notar al rey, que realmente Victoria está al borde de la muerte.
—¡Victoria, por favor resiste!
—….
—¡Victoriaaaaa!
La reina ya no puede pronunciar palabras, su mirada cálida y dulce, ahora está vacía y perdida.
No hay tiempo que perder, se dice William quien recapacita en medio del dolor y la rabia que corre por sus venas. Se levanta y empuña la espada sin piedad hacia todo salvaje que se interpone en su camino.
“Salva a mis hijos”. Las palabras no dejan de rondar por su mente.
A medida que se acerca hacia las instalaciones de los príncipes, William nota con estupefacción que la misma táctica que usaron con la reina, la han usado con los príncipes herederos. Aquello lo pone al borde de la histeria.
—¡Maten a todos de inmediato! —ordena— No quiero prisioneros de guerra.
William busca con la mirada por todas partes. Camina hacia los pasajes secretos que muchas veces recorrió con su amigo y hermano, entonces se da cuenta que no todo está perdido: la menor de los White, la princesa consentida de Tristán, aún está viva.
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Por favor, evitar modificar o recortar los créditos de la imagen. ¡Muchas gracias, chicas!
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