UN POCO DE RELAJACION
Minific
Género: Romance/Lemmon.
Autora: MaxineWinters19
Capítulo 3.
Minific
Género: Romance/Lemmon.
Autora: MaxineWinters19
Capítulo 3.
El agua seguía cálida, con el aroma a esencia de rosas impregnandoles, Candy se reflejaba en los ojos de su esposo, cada vez que le miraba con esos ojos azules era como mirar fijamente a la profundidad del océano, su piel cálida acariciando la suya. Todos los malestares y el dolor de espalda con los que había llegado se esfumaron al tener a ese hombre suyo.
—Enfermera con pecas, que aspecto tiene —Dicen Terry acariciándole una mejilla con uno de los pétalos de la tina —Por suerte, el enfermero Grandchester sabe cómo compensarla.
—¿Así? ¿De que manera?
—Bien, podríamos iniciar con los baños de cama —Sugiere de forma divertida mientras desliza el pétalo hacia uno de sus pezones haciendo un movimiento circular suave —Despues, algo de crema para tu adolorida espalda.
—Mmmm, me gusta esa opción —Dice entre jadeos entremezclados con risas —Esto de ser la paciente me gusta.
—Y esto de ser enfermero sinceramente es entretenido —Es la respuesta de Terry mientras acerca sus labios a los de Candy para llenarla de besos y caricias. Ella mantiene sus ojos cerrados y se deja llevar por esos suaves besos que la elevan hacia el infinito.
Terry la agarra entre sus brazos y la coloca justo en su entrepierna, ella se apoya en sus hombros para sentir la calidez de su cuerpo, descansar en esos brazos que la amaban de forma flagrante y sensual. Y aunque moría de sueño, quería formar parte del juego con Terry, uno que al final la haría caer rendida y gozosa.
Aunque, aquella sensación de adormecimiento se esfuma al sentir a un intruso de proporciones que ella solo podía dibujar en su mente acariciando su femineidad. En los labios de Terry se dibuja esa sonrisa maliciosa y pícara que ella adoro desde el día que se conocieron de una forma tan singular y única.
—¿Y bien? Se supone que el enfermero debe bañar a su paciente.
—Por ahora, solo quiero explorarla un poco —El joven desliza su mano derecha a la nuca de Candy y la atrae hasta sus labios para fundirse en un beso apasionado.
Candy no puede evitar enredar sus brazos alrededor del cuello de Terry para dejarse llevar por ese dulce placer, se eleva un poco para sentir la masculinidad de su esposo penetrarla lentamente hasta llenarla por completo y robarle jadeos desprevenidos.
—Ahora si te sentirás mejor, adorada enfermera con pecas —Es la respuesta de Terry mientras la ve a los ojos, ella está mojada y sonrojada, aquella imagen encendió al actor y procedió a empujar lento y fuerte, el agua se agitaba ante sus movimientos y caía fuera dea tina.
Candy apretaba la cabeza de Terry contra su pecho desnudo mientras él le ayudaba a acompasar sus estocadas, su miembro palpitante entrando y saliendo de ella se sentía delicioso, sus besos y caricias tiernas junto con el agua de la tina eran habían hecho el ambiente dulce y amoroso. Continuaron así unos minutos hasta que aquel calor en el vientre de la rubia y esa sensación de plenitud la embarga hasta arrojarse a los hombros de Terry, juntos llegaron al clímax.
Jadeando y abrazados siguieron juntos sintiendo sus respiraciones profundas. Candy cerro los ojos para sentir la calidez de la piel de Terry, él olfatea el húmedo cabello de Candy que huele a camomila, jamás se iba a cansar de hacerle el amor a su pecosa, hasta que siente algo retorcerse en el estómago de ella, y provoca carcajadas.
—¡Jajajajajajajaja! Oh pecosa, creo que necesitas otra clase de alimentos —Dice Terry al mismo tiempo que empieza a darle besos en las mejillas a Candy.
—Muero de hambre en realidad. Y creo que lo que está en la mesa es mi desayuno... ¿O almuerzo? —Pregunta con diversión.
—Bueno, creo que la segunda misión del día será alimentarte. Pero primero, debo secarte.
El joven sale de la tina con Candy entre sus brazos, la envuelve en una bata de baño y le seca el cabello para volver a cargarla y llevarla a la cocina. Frente a ellos había un enorme ventanal con una de las mejores vistas a la ciudad, Terry calentó el café para ella, sabía que le gustaba bien caliente y se sentó frente suyo solo para admirarla.
—¡Oh amor! Eres un encanto.
—Sabia que llegarías hecha carne molida y pensé que quizás esto te ayude un poco —Dice el joven quien le adelanta un par de pastillas a la joven —Vienes de una nevera, quizás te resfries y prevengo a mi enfermera personal.
—¿Algo más, enfermero Grandchester? —Pregunta Candy con coquetería, a lo que Terry con una sonrisa responde poniéndose de pie y arrastrando la silla para quedar al lado suyo, toma el plato de panqueques y corta en pequeños trozos uno.
—Abre la boca.
—¿Para qué?
—¿Acaso no es parte de tu trabajo en la terapia intensiva? ¿Darle de comer a los pacientes?
—Si, pero....
—Entonces abre la boca o te meteré una manguera en la nariz para alimentarte con papillas. Y no quieres eso ¿O si?
Candy rodó los ojos, sabía que hablarle a Terry de sus actividades en la terapia intensiva harían que el experimentará algo. Y ella sabía que era capaz de cumplirlo, así como él aprendió a inyectar y a canalizar vías, bien podría colocarle una sonda nasogastrica. Abrió la boca y permitió que Terry la alimentará cual niña consentida.
—¿Lo ves? No es tan difícil —Dice el joven entre risas mientras baña los panqueques con jarabe de arce.
—¿Qué es lo que pretendes, Grandchester?
—¡Ya te lo dije, mi amor! Hoy es el día de consentir a mi esposa de forma incandescente.
Volvió a darle una probada a la joven, quien lo veía con amor, le quitó la taza de café y se la acercó a la boca para que ella bebiera, comió hasta dejar el plato limpio. En la comisura de los labios le quedaban migas de comida y el se acercaba para quitárselas a besos. Aquello le robaba el aire, deslizaba su lengua en forma circular, ella se agitaba ante la forma como le seducía, se adentro a su boca para besarla, sabía a panqueques y a café con canela.
Se separaron un instante y se vieron a los ojos, ella estaba sonrojada ante los detalles de Terry.
—Esta rico el café... —Dice de forma divertida Candy.
—Bien, te tengo postre.
—¿En serio? ¿Qué es? —Pregunto con emoción.
Terry se levanta y se dirige al refrigerador para sacar un bote de helado para acercarselo.
—Helado ¡Yumi! —Los ojos de Candy se iluminan cuando ve el postre, iba a meter una cuchara hasta que Terry se lo arrebata —¡Hey! Se supone que es mío.
—¿Pero lo comerás incompleto? —Responde Terry, quien tenía una bandeja de plástico en una de sus manos, Candy no entiende lo que su esposo hace, hasta que la pone frente a ella y le quita la tapa.
Lo que ve, hace que sus ojos se iluminen.
—¡Es el postre de nuestra primera cita!
—¿Crees que olvidaría algo tan importante como esto? Oh no... el helado con brownie es algo que no olvidó.
—¡Oh Terry! Que rico es el postre.
—¡Claro! Tan rico como tú sexy y adorado esposo —Dice entre risas el actor quien se dedica a servirle a Candy su postre.
—¡Modestia aparte, enfermero Grandchester! —Se burla la pecosa. Ella se acerca a él y se sienta en sus piernas para esta vez, ser ella quién se lo de en la boca.
De forma accidental, un poco de helado cae en los pechos de Candy apenas cubiertos con esa bata de baño, Terry se acerca a ella sólo para lamerle el helado, él toma un poco más para untarlo en sus pezones, él joven empezaba a chupar y a lamer con ansias, Candy echaba la cabeza hacia atrás disfrutando de todo lo que le hacía su esposo y como la flama volvía a encenderse.
El postre pasaría a un segundo plano en ese instante.
Continuará...