A las afueras de la residencia Ardley, los reporteros rodeaban el lugar por todos lados, nadie escapaba del lente de las cámaras apostadas en las aceras, cada persona que ingresaba o saliera no pasaría desapercibida por ninguno de ellos. Fue entonces cuando el rechinido de las llantas de un auto quemando el asfalto se escuchó llamando la atención de todos los presentes, inmediatamente las cámaras fueron guiadas al lugar del que provenía el sonido.
Terry aparcó el auto, bajó del vehículo trastabillando y visiblemente enrojecido a causa de las copas que antes había bebido. Intentaba dirigirse a la entrada del lugar mientras era acechado por los reporteros que a toda costa intentaban captar el rostro de uno de los principales concertistas del MET de New York. El joven se encaminó a la entrada del lugar lo más rápido que sus piernas se lo permitieron mientras trataba de cubrir su rostro con el antebrazo pues el flasheo de las cámaras lo cegaba y las personas le impedían caminar libremente.
La fiesta de compromiso entre Candice y Anthony se había convertido en tema de cotilleo por ser esta la hija del magnate más asediado de New York.
Terry había bebido lo suficiente para sentirse con el valor necesario y ver con sus propios ojos como la mujer que amaba entregaba una promesa de amor a un hombre que no era él, los celos lo cegaban, poco le importaba lo que se dijera en la prensa a la mañana siguiente y las condiciones en las que apareció en tan faustoso acontecimiento. Camino a la entrada de la residencia Ardlay la cual se encontraba custodiada por un séquito de hombres fornidos vestidos con trajes oscuros.
Una vez llegó a la puerta de acceso trato de ingresar sin dar explicaciones, sin embargo, uno de los guardias fue más rápido, lo tomó del brazo para impedirle la entrada, pero Terry, rápidamente se soltó de su agarré e inmediatamente estampó su puño en el rostro del hombre quien cayó en el mismo lugar. Los flashes no se hicieron esperar, las cámaras captaron a detalle todo lo acontecido con la joven promesa, tener la mejor fotografía del joven pianista en tan bochornoso incidente era oro molido, los lectores agradecerían tan jugosa información.
A la distancia, Albert se percató de lo que estaba sucediendo por lo que inmediatamente se apresuró al lugar e intentar calmar la situación. Terrence no era santo de su devoción, desde que lo conoció la tarde de la gala en la que debuto, hubo algo en él que no le gusto, mucho menos le parecía adecuada la cercanía con su hija, era obvia la atracción que Terry sentía por Candice, justamente el compromiso que esa noche se sellaría entre su hija y Anthony, el único hijo del prestigioso dueño de la naviera Brown, marcaria definitivamente el final de esa relación para bienestar de todos y por supuesto la tranquilidad del mismo Albert.
Mientras los hombres de seguridad intentaban calmar a los reporteros que se aglomeraron y forcejeaban entre ellos mismos para entrar al sitio, el castaño pudo ingresar deslizándose cautelosamente entre todos sin mayor problema.
- ¿Qué demonios haces aquí Terrence? – lo intercepto Albert tomándolo del brazo, de manera discreta e intentando que sus facciones no delataran la molestia que le ocasionaba verlo ahí.
- necesito hablar con Candy- replicó el castaño al tiempo que dio un jalón para soltarse del agarre del magnate
- ¡no tienes nada que hacer aquí! Y mucho menos, tienes nada que hablar con Candy- para no provocar más escándalos y evitar que sus invitados se percataran de aquello, el rubio se colocó a su costado, introdujo las manos en los bolsillos de su pantalón y con aire desdeñoso se dirijo al joven a su costado- ¡mírate Terry! eres un completo caos, no eres la persona que mi hija necesita a su lado ¿Qué futuro le puedes ofrecer si eres nadie? si no fuera por el buen nombre de tu padre ni siquiera estarías aquí parado- ambos se veían cara a cara, aunque Terry no se encontraba en óptimas condiciones, era totalmente consciente de las palabras que Albert le dirigía casi en un susurro
-eso no lo decide usted distinguido señor Ardley- replico Terry con los ojos inyectados en sangre y los nudillos emblanquecidos controlando las ganas que tenía de molerlo a golpes, no por él, si no por lo que representaba para la mujer que amaba.
-así es, no es decisión mía ¡solo mírala! – ambos giraron en dirección a donde la joven se encontraba, una hermosa postal de la chica se dibujó, Candy del brazo de un apuesto hombre, sonriente, con expresión despreocupada, departiendo con los invitados- ¡lo ves! a tu lado solo le espera una vida llena de preocupaciones tú me lo confirmas, el estado en el que te encuentras ahora mismo habla por sí solo, apenas eres capaz de sostenerte en pie
Terry no quiso seguir escuchando más, dirigiéndole una mirada iracunda simplemente se dirigió hacia la rubia dejando atrás a Albert. Si esa era la última oportunidad para él, no la desaprovecharía.
- ¡buenas noches! - le susurro al oído- ¡necesito hablar contigo!
El solo hecho de escuchar la voz de Terrence a su espalda provoco una sensación electrizante en Candy que le recorrió la columna vertebral.
La joven pareja se disculpó con sus invitados para prestarle atención al recién llegado. Ver la forma en que Terry la tomaba e intentaba llevársela provoco molestia en el prometido de la joven.
Lo último que Anthony deseaba era ser el causante de una trifulca precisamente el día más importante de sus vidas, simplemente retiro la mano que Terry había puesto en la espalda de la rubia al tiempo que le dirigía una mirada furiosa.
- ¡me permiten un momento! – se disculpó Anthony con los presentes, acto seguido, le propino un casto beso a su prometida e inmediatamente se llevó a Terry lejos de Candy
- ¿Qué pretendes? Te he dicho miles de veces que te alejes de ella, deja de perseguirla, date cuenta que ya tomo una decisión en la que tú no estás incluido. Déjanos tranquilos- reclamaba al castaño sumamente molesto.
Al percatarse que los ánimos subían de tono entre ambos hombres, Candy se acercó a ellos - ¡tranquilízate por favor Anthony! - colocando ambas manos sobre el dorso del rubio – permíteme hablar un momento con él ¡quieres!
- ¡pero Candy!
- solo será un momento, te lo prometo- con un sutil movimiento de cabeza que indicaba que la siguiera, ambos se encaminaron rumbo al jardín a un lugar apartado donde nadie los pudiera ver.
Lejos de la vista quisquillosa de todos, Terry la tomo por la cintura acorralándola contra el tronco de un árbol - ¡dime que el corazón no te estalla con mis besos, con mis caricias! – acercándose peligrosamente a sus labios, el cuerpo de Candice temblaba con su agarre, lo amaba, por supuesto que lo amaba, deseaba que él no se apartara de su lado, el corazón se lo pedía a gritos, sin embargo el sucio juego del destino y la razón le gritaban que muy cerca de ahí un buen hombre esperaba por ella pacientemente.
Dejándose llevar por lo creía correcto, empujo a Terry con todas sus fuerzas para alejarlo de ella e inmediatamente el castaño sintió que la cara le ardía a causa de la fuerte bofetada que Candy le propino.
-aléjate de mí, no tienes derecho a perturbarme ¿por qué hasta ahora? Ya sé… hasta hoy te das cuenta que sientes algo por mí cuando decidí que estoy cansada de ver como Susana controla todo lo que haces, como ella alardea de lo encantador y buen amante que eres- le gritaba mientras por su rostro caían doloras lágrimas.
- ¡entre ella y yo no hay absolutamente nada! No te das cuenta que lo hace por molestarte, que la rechazo una y otra vez, que hago hasta lo imposible por alejarla, por protegerte- replicaba desesperado.
- ¡no más Terry! ¡no mientas! Lo que veo es muy distinto a lo que dices con tanta seguridad porque ¡no te creo! Y te voy a pedir que nos dejes tranquilos ¡vete por favor! – Candy dio la vuelta para dirigirse de regreso a los brazos de Anthony.
-te voy a demostrar que lo que dices no es verdad- grito Terrence en un acto desesperado y que la mujer que amaba creyera en él.
El joven castaño camino hacia el escenario donde se hallaba la orquesta que amenizaba dicho evento. Se acerco al director diciéndole algo al oído, inmediatamente todo se quedó en silencio y fue entonces cuando todos los presentes se miraban preguntándose qué era lo que sucedía.
Terry ocupo el banco frente al piano, la suavidad de sus manos recorrió cada una de las teclas cuan largo era, sus dedos comenzaron a tocarlas como si acariciara cada una de ellas mientras una melodiosa armonía salía del instrumento seguido de su voz apenas audible, pero que poco a poco comenzó a subir de intensidad comenzó a recitar la letra que acompañaba la melodía.
[
cuando estaban en una edad impetuosa
pensaban que lo entendían todo,
así que se enamoraron sin remedio
tomados de la mano, no se soltarían jamás.
tu amor perdurará por siempre en mi corazón.
No puedo olvidar tu amor, pero no puedo cambiar nada
Fui incapaz de hacer que te quedes
No puedo ser como él
Alguien que te puede dar el futuro que esperas tener
Yo solo soy un chico inmaduro
Cuando me siento solo, tu interés y preocupación esta siempre a mi lado
Solo para abrirme cuando no hay nadie alrededor
Quiero preguntarte ¿la tristeza se ira, cierto?
Como estar en la playa bajo los rayos del sol
Como al usar todo el corazón para dibujar colores
Para verte sonreír de nuevo debo ser más valiente
Sin poder olvidar tu amor
Pero no puedo cambiar nada, no puedo detenerte
Fui incapaz de hacer que te quedes
No puedo ser como él, alguien que pueda darte el futuro que deseas tener
Yo solo soy un chico inmaduro
Te extraño, te extraño y vuelvo a dudar
Los remordimientos no hacen el futuro
Después de todo amarte es inevitable
No vale la pena volver, no puedo retenerte
ahora solo espero que el dolor me haga sentir mejor
de todas formas, no puedo conservarte amor
Los forcejeos entre ambos hombres cada vez se tornaban más agresivos, el intercambio de palabras subía de tono a tal punto que Terry ya no se pudo contener, desde sus entrañas saco la frustración, el enojo y las ganas de desahogar lo que tanto había tratado de retener. Empuñando su mano, dio un golpe certero al rostro del padre de la rubia quien al recibirlo cayó rodando por la pequeña escalera ante la mirada atónita de Candy.
La rubia corrió inmediatamente al lado de su padre shockeada y horrorizada de lo que Grandchester era capaz de hacer, no reconocía al hombre que alguna vez le demostró todo lo caballeroso y galante que podría llegar a ser con una mujer.
- ¡Papá! – grataba Candy- ¿estás bien? – intentaba ponerlo en pie, pero la complexión del hombre se lo impedía
- ¡estoy bien! ¡estoy bien! No te preocupes - Para regocijo de Terry, el magnate apenas había salido con unos raspones en el rostro a causa de la caída, con un pómulo enrojecido comenzando a inflamarse y con un hilo de sangre emanando de los labios donde había sido golpeado.
Con ayuda de un par de hombres que previamente corrieron en su auxilio al percatarse de los hechos, Albert fue puesto en pie quien, inmediatamente se sacudió el traje apartando todo rastro de follaje que se le hubiese quedado pegado a su costosísimo atuendo. Esta vez no sería el alto rubio quien lo echaría de su casa, esa tarea se la encomendó a sus hombres de seguridad que ni tardos ni perezosos lo tomaron por los brazos custodiándolo uno a cada lado, un tercero a su espalda mientras por detrás eran seguidos por Albert y Anthony
Lo condujeron a la salida por una puerta trasera a la que nadie tenía acceso, pero antes de lanzarlo a la calle cual vil insecto, el patriarca Ardley los detuvo, cauteloso de no ser visto por nadie más le propino un golpe en el estómago dejando a Terrence jadeando por la súbita falta de aire, fue entonces cuando los hombres de seguridad lo soltaron alejándose apenas a unos cuantos pasos de él.
- ¡nunca te vulvas acercar a mi princesa! ¡No se te ocurra acercarte al teatro! ¿me escuchaste? ¡Te juro que lo vas a lamentar si siquiera lo intentas, te lo aseguro Grandchester! ¡no se te ocurra! Porque entonces si me vas a conocer – acomodándose las solapas del saco ordeno que lo sacaran del lugar.
Candy, quien había ido detrás de ellos en todo momento, al ver lo que su padre le hizo al castaño se había quedado petrificada con las manos en la boca ahogando los gritos que sentía salir desde las entrañas. Albert la sujeto del brazo arrastrándola de vuelta a la reunión.
- ¡límpiate las lágrimas! Acaso esperas ser la comidilla de todo mundo por causa de este maldito bastardo- gritaba su padre totalmente fuera de si
Candy tiro de su brazo, dio media vuelta y corrió de regreso a donde se encontraba Terry, sin pensar absolutamente en nada ni en nadie se lanzo a los brazos del joven que gustoso la recibió. El pecho se le hinchaba de satisfacción, de regocijo por lo que ese simple acto representaba para ambos, de reconocimiento a Candy por defender aquel sentimiento ante todos, sin embargo, el prometido de la rubia no pasaría por alto aquella muestra tan efusiva de amor dejándolo a él como un completo imbécil.
NOTA: La letra y la melodía de la canción fueron tomadas tal cual, fueron utilizadas para este pequeño escrito por lo cual no me pertenecen.