EL PASADO REGRESA.
Parte 1.
***LAKEWOOD, CHICAGO***
A veces, un lugar perdido y el más tranquilo del mapa puede ser el mejor lugar para encontrarse a uno mismo y aliviar un poco el alma. Y uno de esos lugares era Irlanda del Norte, región que es parte de una Isla, que por su casi aislamiento geográfico era muy tranquilo. Lugar de Europa que Albert había decidido llevar a Candy por unas largas vacaciones y poder sacarla de su tristeza, su separación con Terry, y la muerte de Stear en el frente, había sido otro golpe más, para el ya adolorido corazón de Candy… ella, siempre estaba triste, ya casi nada le alegraba y cuando se encontraba sola se soltaba en llantos.
─ ¡Candy! ¡no puedes seguir así, te estás haciendo daño! - le dijo Albert una tarde de principios de junio, que él había acudido al hogar por el llamado de la señorita Pony, y la hermana María y que ellas ya no sabían qué hacer para animarla y temían que fuera a enfermar nuevamente.
─ ¡oh Albert!, no puedo olvidarlo, aun me duele haberlo perdido, y aunque ha pasado el tiempo este amor aún sigue vivo en mí, siento que mi corazón ya no resistirá más y va a romperse. ─le dijo ella con lágrimas en sus ojos y llevando sus manos hacia su pecho, luego reposó su cabeza sobre el pecho de Albert. ─ ¿Dime Albert que voy hacer con todo este dolor que siento que me está ahogando?
─¡Debes de ser fuerte como siempre lo has hecho Candy! ─le respondió Albert abrazándola y haciéndole sentir que no estaba sola, luego la separó y le levantó el rostro para que lo viera a los ojos y le dijo ─ ¡tienes que vivir para ti¡, para tus madres, para tus amigos, para mí...no puedes dejarte vencer por que somos nosotros quienes necesitamos de ti, de tu sonrisa, de tu alegría, de tu bondad, de tus cuidados cuando enfermamos, pequeña has pasado por tantas cosas y siempre has sabido salir adelante.
─ ¡oh Albert! esa Candy ya no existe. ─dijo ella secándose sus lágrimas, se levantó del pasto donde estaba sentada junto al padre árbol y se alejó un poco para observar las lejanas montañas y luego dijo. -y esa Candy ya no volverá nunca más. -pausó un momento y luego volteó a verlo y preguntó - ¿y a todo esto que haces aquí Albert? se supone que deberías de estar descansando de tu largo viaje por Brasil.
─ ¡aún no pequeña! pero es por eso que he venido a decirte que en unos días haré otro largo viaje para descansar.
─ ¿¡cómo, te vas!?... ¿a dónde?
─ A Irlanda del Norte!
─ ¡Irlanda! -replicó Candy.
─ Si, es un lugar al que siempre quise visitar y por una u otra cosa no había podido. ─mentía pues al principio Albert tenía pensado llevar a Candy a Escocia, pero luego pensó que tal vez ella se iba a rehusar por los recuerdos que le iban a ocasionar.
─ ¡ya!, -dijo ella tristemente regresando su vista nuevamente al panorama frente a sus ojos y nuevamente otra lágrima se le escapaba, pues creía que hoy sí iba a estar sola, pues también Albert se alejaba de ella.
─ ¡pero no quiero ir solo! quiero que tú también vengas conmigo, -dijo él acercándose a ella.
─ ¡Éh! -dijo ella sorprendida dándose la vuelta para verlo.
─Así es Candy, quiero que vengas conmigo, porque ya no quiero verte así, quiero ayudarte a salir de tu tristeza, Irlanda es un hermoso lugar que te encantará estoy seguro. Después de un corto silencio y estar meditando un poco, Candy respondió.
─Me encantaría acompañarte a ese lugar Albert, pero no quisiera dejar solas a mis madres y al Dr. Martin en la clínica ellos me necesitan.
─No los dejaras solos Candy!, buscaremos a alguien para que se quede en tu lugar en la clínica y también alguien que te ayude aquí en el hogar, te has preocupado demasiado por los demás, que creo que ahora lo hagas por ti. Candy analizaba las palabras que le decía Albert y después de pensar unos minutos le respondió.
─ ¡Tienes razón Albert, creo que ya es tiempo de ponerle punto final a esto sólo espero que Terry sí sea feliz junto a ella, ahora yo también buscaré ser feliz, está bien Albert iré contigo...pero con una condición! ─ ¿cuál? -dijo Albert muy curioso. -que Patty venga con nosotros, así no me sentiré tan sola, bueno sé que estarás tú, pero quiero que también mi amiga se distraiga un poco.
─ ¡Claro que sí pequeña! Patty también puede venir.
Y mientras iban pasando los días, Candy se esforzaba para no seguir pensando en el pasado y entre la clínica y el hogar de Pony, estaba más ocupada que de costumbre, pues quería asegurarse de enseñarles las rutinas diarias a una enfermera que al Dr. Martin. Tras la muerte de su abuela, Patty se había mudado al hogar de Pony, y quien se encargaba de la educación de los niños y tras las súplicas que le hizo Candy de que la acompañara al viaje, Patty terminó aceptando, luego entre ella y Candy entrenaban a dos monjitas que habían llegado de un convento de Chicago.
**NUEVA YORK**
Mientras tanto a kilómetros de ahí, otro corazón también sufría igual o más por su gran amor que había dejado ir, y de la triste realidad que hoy le tocaba vivir. No era fácil para el joven actor estar atravesando por tan pesada carga.
Carga que él no pidió y que cada día era más y más pesada.
─ ¡Ya era hora que llegara, Terrence!... mire la hora que es, y mi Susi ha estado tan preocupada y ansiosa por su culpa, ¿que acaso se le ha olvidado que todo esto puede ser perjudicial para ella? ¡si le pasa algo usted será el culpable! -le reclamaba la madre de Susana a Terry cuando apenas iba entrando a la casa que compartía con las Marlows. ─ ¡No, no se me ha olvidado señora! …por eso creí que había sido claro esta mañana con su hija...le dije que me quedaría ensayando hasta tarde en el teatro. - le respondió él muy molesto y lanzándolos unas miradas de enojo a Susana.
─ ¡Lo siento Terrence, no te escuche!, pero debiste mandarme un recordatorio que ibas a llegar tarde, sabes que me impaciento mucho si no te veo llegar temprano a casa, ¡por favor no lo vuelvas hacer! pero bueno haré que te sirvan algo de cenar, debes de estar hambriento.
─ ¡No Susana!, gracias pero ya cené en el teatro...bueno yo me retiro a mi habitación, buenas noches. Terry se retiró muy enfadado y molesto a su habitación, siempre era lo mismo con ellas y constantemente era reprochado por lo que le pasó a Susana, y el día que era bien recibido era porque querían algo...y eso era dinero para malgastarlo en cosas innecesarias. A pesar que compartía la misma casa con las Marlows, su habitación era lo único que no compartía con Susana, pues ése era el único lugar dónde se sentía libre y ser él, y casarse con ella no estaba en sus planes, sólo había una persona que lo podría llevar al altar y con mucho gusto compartiría un hogar, su habitación, su cama y su vida y ella era Candy.
Entrando a su recamara, Terry fue directo a su baño para tomar una ducha caliente para relajarse, pues había sido un día muy exhausto. Después de algunos minutos ya cambiado con su pijama puesta, se recostó en su cama, y como era de costumbre pensaba en ella.
─ ¡Pecosa mía! ─susurró, luego se dijo. -Sí!, ¡porque eres mía! aunque sea sólo en mis sueños tú eres mía ...y han pasado días, meses y tres años, que dejaste mi alma herida y no he podido olvidarte, pues tus recuerdos siempre viven en mi mente y corazón. ─ Y con ese pensamiento se quedó dormido.
Al día siguiente Terry se levantó un poco tarde, no quería bajar a desayunar pues no quería encontrarse con las Marlows, mejor decidió estudiar su libreto, pero unos minutos después tocaron a la puerta de su habitación, era Juli, la cocinera de la casa quien era la única persona que lo apreciaba y trataba como a un hijo.
─mi niño como no bajaste a desayunar, me imaginé que ya estarías despierto y por eso te traje tu desayuno.
─ ¡Muchas gracias Juli! te lo agradezco, y es que en verdad ya tengo hambre.
─ ¡Bien aquí te lo dejo! buen provecho. -dijo ella saliendo de la habitación.
Después de un rato, Terry bajó por las escaleras y cuando estaba a punto de abrir la puerta para salir, escuchó una voz que lo detuvo.
¡─Terrence, no me digas que hoy también tienes ensayo!
─ ¡Así es Susana! y hoy también llegaré tarde, así es que no me esperes.
─ ¡Como que ya se le está haciendo costumbre Terrence! …mi Susi tiene que ser su prioridad! -le dijo la madre de Susana quien había escuchado la conversación.
─ Ya se me hacía extraño no ver la mosca en la sopa! -le dijo Terry sarcásticamente a la señora. - ¡y que bueno que estén juntas! pues les quiero hacer saber de una vez que después de estrenar la nueva obra, la compañía Stratford haremos una gira por algunas ciudades importantes del país.
─ ¡¿Pero ¡¿cómo?! y nos hace saber hasta ahorita!?... Susi tiene que prepararse para que lo acompañe, ya sabe, los vestidos que usará en cada presentación, una estilista y maquillista para que la arreglen, una enfermera privada para que la atienda, en fin.
─ ¡Mi madre tiene razón Terrence y por supuesto que te acompañare! pues quiero dejarles muy claro a esas niñas tontas que lleguen acercarse a ti, que ni se hagan ilusiones tú eres mío, madre programa una cita en la boutique, tengo que tener los mejores vestidos de la temporada.
─ ¡Un momento! -interrumpió Terry muy molesto -en primer lugar, yo no te he pedido que me acompañes Susana, solamente viajaremos los actores, y segundo la gira durará un par de meses y por lo consiguiente creo que no es conveniente para ti, fin de la conversación, ahora si me disculpan me tengo que marchar.
Terry salió rápidamente sin darles oportunidad a las Marlows a que protestaran, se sintió mal por hablarle fuerte a Susana, pero tenía que ponerles un alto. Los días pasaban y para Terry las largas jornadas de ensayo en el teatro, eran su escape para la tranquilidad de su alma sin estar escuchando reproches de esas dos mujeres, y es que, en el fondo de su corazón, cómo deseaba que al final del día, al llegar a casa que la persona que lo recibiera con los brazos abiertos fuera su pecosa, pero eso, nunca iba ser.
***Chicago ***
Candy y Paty habían viajado a Chicago un día antes, y se hospedaron en la mansión Andley. Muy temprano en la estación de tren se despedían de los ya esposos Annie y Archie, ellos no los acompañan pues Albert lo dejaba encargado junto con George de los negocios, además Annie tenía como cuatro meses de embarazo y no querían poner al bebé en riesgo.
─ ¡oh Candy, Patty! las voy a extrañar mucho amigas -dijo Annie abrazada a cada una de las chicas.
─Annie, también nosotras te extrañaremos y ojalá podamos regresar antes que mi sobrina o sobrino nazca. respondió Candy sobándole la pancita de Annie. Mientras Albert daba las últimas instrucciones a Archie y George, el tren anunciaba que ya estaba a punto de partir, se despidieron de los que quedaban atrás con un fuerte abrazo, y al abordar el tren iniciaban una aventura.
Aventura que les aguardaba una gran sorpresa inesperada a cada uno.
Continuará...
Última edición por Lucy Montano el Sáb Abr 24, 2021 2:35 pm, editado 2 veces