LAS ESTRELLAS DE BROADWAY ESTAN BRILLANDO COMO NUNCA PARA EL CHICO REBELDE. TERRY GRANDCHESTER.
AMOR como el nuestro. Capítulo 10.
Candy se giró en cuanto escucho la puerta de la habitación cerrarse. Empezó a sentirse mal, muy, muy mal. Como pudo se enderezó en la cama.
—Terry, estoy aquí. No se que me sucede —pero quien entro no fue Terry —¿Tú, que haces aquí? Sacudió la cabeza intentando mantener la conciencia.
Fred había observado cada uno de los movimientos de Candy. Había sido buena idea poner una cámara secreta: Candy tenía un cuerpo que deseaba todo hombre, no pudo evitar excitarse cuando la vió desnuda al observar su sexo, sus pechos grandes y firmes. Tendría fantasías sexuales con ella durante mucho tiempo, hasta hacerla suya. Podría haber aprovechado en ese momento, pero no había caído tan bajo para violar a una mujer. Quería que ella se entregará por que lo deseaba.
—No entiendo ¿que haces aquí? Pregunto Fred y fingió no entender que pasaba.
— No se que me pasa. —Dijo aturdida—Terry entrara en cualquier momento.
— Alguien nos tendió una trampa.
—¿Qué dices?
—Me enviaron un mensaje diciendo que viniera a este lugar y esta firmado por ti. Mira — Fred se acercó a ella y le enseñó un papel.
—¡No!
—Candy, ¿te ocurre algo?
—Él va a venir! Dijo más asustada.
—¿Quién va a venir?
—Fred... no sé que me sucede. Ayúdame. Él la tomó del brazo y Candy se asustó más, pero Fred era comedido y civilizado. Había compartido con él en ocasiones anteriores, así que no le haría daño.
—Candy, ¿estás bien?
—No —dijo casi inconsciente.
—Voy a llamar a recepción par que pidan una ambulancia. Fred le susurro en su oído, al mismo tiempo estaba acariciándola. Pero ya habia escuchado cuando la puerta fue cerrada.
—¡Candy! — Terry gritó desgarrandose la garganta. —¿Qué mierda haces con él? —Dijo acercándose a la cama separando a Candy de Fred con algo de fuerza por que ella no hizo ningún movimiento. —¡Yo te amaba, confíe en ti, maldita sea. Candy no podía hablar miraba todo borroso. La cabeza le daba vueltas y no sentía ninguna parte de su cuerpo. —Por primera ves confié en alguien. Me enamoré por primera vez en mi vida. Te creí diferente. Te vi como lo mejor de toda la mierda que me había rodeado. Creía que te merecías el paraíso. ¡Vaya error! Eres la peor mujer que he conocido.
Terry soltó a Candy de mala manera. —Candy no sintió el golpe al caer sobre el colchón. De exterior no era consiente, pero por dentro sentía como su mundo se derrumbaba. ¿Por que Terry le decía todo eso? Acaso no habia planeado todo él mismo. Ella no entendía que le estaba pasando. Solo tenía miedo. Sentía pánico.
—Fred. —Dijo y Terry la miró con los ojos rojos. En el momento en que Terry se dedico a insultar a Candy, Fred había salido dejándolos solos.
—¿Qué dijiste? El corazón le dolía, pero la rabia era peor. Iba a matar a su hermanastro. Terry se llevó las manos atrás de la cabeza y cerró los ojos, lo que más deseaba era que la maldita imagen de Candy siendo acariciada íntimamente por Fred desapareciera, desapareciera, por favor. Candy quería explicar, pero ya ni sabía qué iba a decir. Qué le estaba pasando. Se llenó de pánico.
— Terry, ayúdame, por favor. — lloraba inconsolable, no sabia que estaba pasando. Él negó con la cabeza. Pero Candy no lo veía. Todo era borroso. Se estaba volviendo loca. ¿Qué le pasaba? No sentía su cuerpo. No sabía si estaba sentada, o parada. Tenía miedo, y estaba confundida, ¿por qué el le decía todo eso tan horrible?
— No quiero ver tu rostro en este momento. No quiero volver a verte en lo que me resta de vida. Mantente de alejada de mi, de mi apartamento, de mi empresa y de mi vida, y agradece que... -se quedó callado para no decirle lo que se merecía, observando el lugar y sintiendo como se iba desgarrando su voz por la fuerza que hacía para no llorar— No te trato como te mereces.
Candy negó con la cabeza intentando moverse y acercarse a él, pero su visión desenfocada no le permitía, como acercarse, tanteando todo, se sentía mal. ¿Qué le pasaba? Grito llena de pánico.
—¡No digas eso! Soy yo siempre, tú, esto. Dijo con desesperación enfermiza, intentado decir lo que por dentro la ahogaba, pero las palabras no salían como ella deseaba. Era capaz de escuchar a Terry, pero su mente no tenía ningún vínculo con su paladar.
— Ah, ¿entonces tú no hablabas con Fred? ¿No estuvisteis saliendo a comer con él ? — La ira ganó sobre el dolor y su miseria. Se acercó de nuevo a ella y la zarandeó—. ¿No estuviste reunida con ese maldito y con el CEO de la competencia? —Candy que por fin sintió el contacto en si piel, se quedó muda, y él ciego por la rabia la vio palidecer de manera drástica y eso para él fue una admisión de culpa. -"El que calla otorga" Solo llanto y sollozos salían de Candy—. ¡Contesta, maldita sea!
—No es algo malo —Dijo con esfuerzo, quería explicarse, para que él, la entendiera y comprendiera, pero aún que estaba recuperando los sentidos, seguía confundida. —Terry...
—¡Ya lo creo que sí, porque me lo ocultaste todo este tiempo! ¡Mentirosa! Terry volvió a soltarla de manera brusca y caminó hasta la puerta.
—No se que sucede. Ayúdame. Dijo desesperada .
—No, Candy. No trates de hacerte la inocente.
—No te estoy mintiendo..
— Por que ocultar que salías a comer con Fred. Candy, aturdida pero recuperando un poco del sentido o quizás era la importancia y desesperación que se llenó de coraje, Terry no le estaba dando la oportunidad de hablar razonablemente.
—Por que no tienes derecho a decidir por mí. Te lo iba a decir después de que hiciéramos el amor. Terry la odio en ese momento, por utilizar algo que para él había sido todo su mundo.
—Eres peor. Eres una... — Contuvo el insulto, pero para ella fue igual como si lo hubiera dicho. —Como disculpa es patética.
—¡No es ninguna disculpa! Soy inocente en todo esto, créeme, entre los dos podremos aclarar la verdad… Terry negó con la cabeza.
—Te lo hubiera dado todo.
Salió del lugar y de la vida de Candy White.
Fuera del hotel, ya sin importarle las personas que pasaban por su lado, ni los coches. No pudo mas y lloro.
Te robaste mi vida, mi alma, nuestras noches, me robaste el corazón y tu amor! ¡Eran míos!. Me moriré sin tu presencia, me dejaste vacío por dentro condenándome a una eterna soledad que llevaré bajo la piel, me desangraste el corazón, jugaste con sentimientos, me jodiste la existencia y tienes que pagarlo de alguna forma.
Impotente, Candy escucho a Terry salir de su vida y con él llevarse su alma. soltó un lamento profundo y lloró desconsolada durante un buen rato. Espero desesperada durante media hora, deseando, suplicando que Terry regresara y la escuchara, la tomara en sus brazos. No supo cómo logró cambiarse, estaba desorientada, mareada y confusa, trató de calmarse hasta poder entender que era lo que había pasado. Sentía como si alguien le hubiera arrancado su corazón, y su alma estaba partida en pedazos. Él hombre que decía amarla y al que ella amaba se había llevado su vida. Estaba vacía. A Candy le dolió su deslealtad, esa que había prometido y de la que pensó ser depositaria. Le envio varios correos electrónicos y mensajes de texto, que ni siquiera aparecían como vistos. Hizo varias llamadas al móvil de Terry. Terry no contestó ninguna llamada, ningún texto, ningún correo electrónico.
Le dolía que Terry no la conociera lo suficiente para darse cuenta de que no era ella en ese momento. Estaba segura que alguien la había drogado. ¿ Por qué? y, lo más importante, ?quién? Tenía que hablar con Fred. Pedirle que le explicara a Terry. ¿Cuanto tiempo había pasado ya? Cuando salió del hotel aún mareada detuvo un taxi.
Llegó al corporativo GrandChester pero el vigilante no le permitió entrar. El dolor quemaba en su pecho, Ella que sabía lo que eran años de soledad, y de abandono. Ahora se sentía mucho peor de lo que en algún tiempo sufrió. Terry la había traicionado, al no creer en ella, y eso era algo que no podía soportar. Pero la reacción de Terry había sido peor de lo que imagino. Tantos insultos y se merecía solo por comer dos veces con su hermanastro. Olvidaste que le mentiste le recordó su conciencia. No supo cómo llegó a la residencia. Abi no estaba, era lógico. Estaba con Andrés. Las imágenes de lo ocurrido en el hotel la perseguían en todo momento, la expresión de Terry le angustiaba, podía imaginar lo que pensaba de ella. En ratos que cerraba sus ojos tenía pesadillas que se mezclaban con los recuerdos. Las lágrimas volvían a caer por sus mejillas cuando paraba pensando que por fin dejaría de llorar. Volvían a empezar a salir. Abi llegó pasada la media noche. Se espanto en cuanto la vió. Candy le contó todo. Al menos lo que ella recordaba.
—¿Pero dices que Terry te citó en un hotel? Candy afirmó con la cabeza. —¿Por que iba a pedirte verte en un hotel, si tiene su propio apartamento? Candy levanto la mirada, no pensó eso antes —Amiga no quiero decirte esto, pero creo qué les tendieron una trampa. Candy se consideraba medianamente inteligente, había actuado como una completa tonta. No había visto las señales de que la estaban llevando directo a una trampa.
Fred le dijo qué le enviaron una nota firmada con su nombre. ¿Quién? Quienquiera que fuera tenía un interés en qué Terry la dejara.
Elynor GrandChester y Susana Marlow.
La primera semana después del rompimiento, Candy a penas pudo levantarse de la cama. Un chico de mensajería muy temprano había llevado sus cosas en maletas, volvió a llorar. Ni siquiera las pudo abrir. Abi faltó a clases y se quedaba con ella. Se preocupaba por qué comiera. Candy no comía nada, era como si le hubieran tapado con cemento la garganta, y le impedía pasar bocado, Había empezado a sentir náuseas y entre su duelo recordó que Terry no uso protección cuando la tomo en la oficina. Luego recordó que fue en varias ocasiones las que no se cuidaron. Un nuevo llanto la invadió. Abi empezó a sospechar, y Candy comía para no angustiar más a su amiga.
Había intentado hablar con Fred era su único recurso para aclarar todo, pero no pudo lograr contactarlo. Abi intento también. Según le dijieron, Fred ya no trabajaba en el corporativo GrandChester. No le dieron detalles
Veintiun días después del rompimiento, Abi fue por una prueba de embarazo. Candy hasta el momento no había querido hablar de esa posibilidad, pero ya resultaba demasiado evidente.
—Tú puedes. La ánimo su amiga. Candy entro al baño y realizó la prueba, minutos después ambas vieron el resultado.
—Terry vendrá cuando se de cuenta de la verdad. Se disculpará, y yo me discúlpare por no haber ocultado mi amistad con Fred, y entonces los dos superaremos esto. ¿Verdad? Abi la abrazo, y la consoló. Candy solo quería llorar en la cama y no salir nunca más al mundo. —Lo hará, y este malentendido será olvidado. Volvió a decir, por qué Terry la amaba.
—No te dejaré sola. Le dijo Abi sabiendo que aquél inbencil no iba a venir.
Paso otra semana y nada. Necesitaba hablar con Terry, no podría descansar hasta que no lo hiciera. Llegó al departamento de Terry, intento entrar pero no la dejaron, le preguntó al portero. El hombre, que ya la conocía, le dijo que no estaba y que no podía esperarlo en la recepción. Candy se sintió rechazada por la respuesta del hombre, se imaginó que solo cumplía órdenes. Tenía que hablar con Terry. Lo esperó a pocos metros de la entrada. Pasaron varias horas, muchas en realidad y él no aparecía, no quería perder la paciencia, si se iba no volvería. Alrededor de las una de la mañana. Vio frente a la entrada del edificio el automóvil de Terry, el corazón le retumbó casi hasta salirse de su pecho. Allí estaba bajandose del vehículo. Desesperada empezó a caminar. De pronto el corazón explotó en Miles de pedazos. Tenía que darse la vuelta e irse. Pero el bebé dentro de su vientre la hicieron enfrentarlo.
—Terry...
Terry sintió como si volvieran a arrancarle el corazón, no quería darse la vuelta. No quería verla. Pero lo hizo, y cuando la miró sé hecho a reir como si le hubieran dicho un chiste.
Estaba borracho.
—¿Qué quieres? —Dijo abrazando a Susana Marlow.
—Necesito hablar contigo.
Susana le dio un beso burlándose de ella.. Candy casi se desmaya, no supo si por lo que sintió al ver que para Terry ella no fue nada, o por el embarazo.
—Como puedes ver estoy ocupado.
Candy se quedó allí viéndolo entrar a su apartamento con Susana riéndose de ella.
Un mes y medio después. Candy necesitaba encontrar el camino que le permitiera superarlo. Hasta ahora Abi se había ocupado de ella. Pero no podía seguir así.
—Te quiero mucho —le dijo Candy a Abi —, pero quiero que dejes de cuidarme.
—Por qué? Abi temía dejarla sola, no sabía si era seguro en el estado en que estaba.
—He tenido tiempo para pensar en lo ocurrido, lo he comprendido, debo aceptarlo, y superarlo. Es momento de voltear la página. Te agradezco mucho lo que has hecho por mí, has sido la mejor amiga.
Llevaba mucho tiempo trabajando en ser independiente, hacer algo por ella misma. Se dijo que tenía que aceptarlo y olvidar a Terry, o no podría seguir adelante. No sería fácil, pero aunque sentía que se habia acabado la vida para ella. No era verdad, ni tampoco la gente moría por el desamor. Iba a salir adelante por ella misma. Terry le había hecho tanto daño, que el rencor y el resentimiento se hicieron patentes, se sintió que le habían robado una parte de ella. Se prometió mirar lo ocurrido desde una óptica objetiva, Terry y ella pertenecían a mundos distintos, tarde o temprano el romance hubiera fracasado. Con o sin bebé. De vuelta a la realidad. Se dijo que tenía que dejar de dar pasos en falso, reajustar sus defensas para poder enfrentar lo que viniera.
La siguiente mañana retomo sus clases por la tarde. No quería que nada la perturbara durante el embarazo. Lograr salir adelante era lo primero, debía recordar que no solo luchaba por ella. Pero debajo de su capa de suficiencia había una mujer con el corazón roto.
Continuará...