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Aqui lea.dejo.un corto de.apenas 2 capítulos ea respuesta a el Reto Una noche de pasion
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Si, lo confieso; desde que la conoci la deseo... pero entendí que nunca me vería como hombre, pero desde hace unos meses, algo cambió...
Me divorcié hace dos años, después de tres años de peleas, terapias y promesas rotas nos dieron la respuesta, no se puede forzar al corazón. Hoy vivo otra vez en la mansión Andlay de New York, y Annie se fue a Paris para seguir con su carrera de diseñadora, es buena y al parecer, ya tiene un nuevo amor. Me alegro por ella... Pero regresemos al tema; Candy.
Un día llegó a la mansión porque su casa estaba en reparación y necesitaba quedarse unos días, se instaló en la habitación frente a la mía y se quedó por casi dos semanas. Días en que a veces, en forma "accidental" la observé al salir del baño.
Si, se sentaba ahí, en ese banco frente a la luna del tocador, una toalla como turbante esnvolviendo sus bellos rizos y una bata afelpada cubriendo su cuerpo, se quitaba las sandalias y subía una pierna para masajear un pie... después el otro, al hacer estos movimientos, la bata se abría ligeramente mostrando a través del espejo sus senos... juraría que una o dos veces hasta logré ver un indiscreto pezón rosado... pero eso no es todo. Terminando con sus delicados y adoloridos pies, se paraba y subia una pierna al banco y abriendo la bata, se aplicaba loción en sus piernas, una por una... iniciando en la pantorrilla, subia... subia... llegando al muslo.
Mi mano bajaba... bajaba... entró en mi boxer y presioné a mi amigo y bombeé. Cerrando la puerta de reojo vi cómo deslizó la bata para ponerse loción en el resto del cuerpo, pero ya no quise ver más. Si, ya sé soy un maldito pervertido, un masoquista vouyer que no entiende que jamás será mia... que solo soy... su amigo, su primo. Me lleno de rabia y frustración al llegar al orgasmo como un estúpido adolecente al pensar en ella...como tantas veces en mi adolescencia y en mi fallido matrimonio. Si, ya sé, soy un enfermo sin remedio.
CONTINUARÁ
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Si, lo confieso; desde que la conoci la deseo... pero entendí que nunca me vería como hombre, pero desde hace unos meses, algo cambió...
Me divorcié hace dos años, después de tres años de peleas, terapias y promesas rotas nos dieron la respuesta, no se puede forzar al corazón. Hoy vivo otra vez en la mansión Andlay de New York, y Annie se fue a Paris para seguir con su carrera de diseñadora, es buena y al parecer, ya tiene un nuevo amor. Me alegro por ella... Pero regresemos al tema; Candy.
Un día llegó a la mansión porque su casa estaba en reparación y necesitaba quedarse unos días, se instaló en la habitación frente a la mía y se quedó por casi dos semanas. Días en que a veces, en forma "accidental" la observé al salir del baño.
Si, se sentaba ahí, en ese banco frente a la luna del tocador, una toalla como turbante esnvolviendo sus bellos rizos y una bata afelpada cubriendo su cuerpo, se quitaba las sandalias y subía una pierna para masajear un pie... después el otro, al hacer estos movimientos, la bata se abría ligeramente mostrando a través del espejo sus senos... juraría que una o dos veces hasta logré ver un indiscreto pezón rosado... pero eso no es todo. Terminando con sus delicados y adoloridos pies, se paraba y subia una pierna al banco y abriendo la bata, se aplicaba loción en sus piernas, una por una... iniciando en la pantorrilla, subia... subia... llegando al muslo.
Mi mano bajaba... bajaba... entró en mi boxer y presioné a mi amigo y bombeé. Cerrando la puerta de reojo vi cómo deslizó la bata para ponerse loción en el resto del cuerpo, pero ya no quise ver más. Si, ya sé soy un maldito pervertido, un masoquista vouyer que no entiende que jamás será mia... que solo soy... su amigo, su primo. Me lleno de rabia y frustración al llegar al orgasmo como un estúpido adolecente al pensar en ella...como tantas veces en mi adolescencia y en mi fallido matrimonio. Si, ya sé, soy un enfermo sin remedio.
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