Que onda guerras, ¿como estan?, pues aqui vengo a dejarles las decima entrega de esta historia, que creo ha gustado bastante y espero les siga agradando, cabe decir que este es el penultimo capitulo que publicare en esta guerra, ya mañana les informare donde podran seguir leyendo esta historia, un abrazo fuerte.
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CAPITULO 10
Querida tía Mary:
Tengo la necesidad de escribirte, aunque no sé por dónde empezar, últimamente me han pasado cosas muy extrañas que nunca antes imaginé vivir, desde mí llegada a Nueva York mi vida dio un vuelco de manera abrupta, me hice de amigos, pero también de enemigos, además, conocí a alguien que siento ha despertado algo en mí que desconocía, desde la noche en que viajamos en moto no he podido sacarme de la mente y el cuerpo, esas emociones que recorren todo mi ser, debo de confesarlo, ¡creo que me gusta!, he tratado de no demostrárselo, y bueno, no estoy segura de que él me considere su amiga, ojalá pudiera contarte todo, él es una buena persona, a pesar de apariencia ruda y fría, me ha demostrado ser un caballero, tiene algunas amistades, pero me he dado cuenta que le gusta mucho estar a solas, creando y haciendo música, es amable y bondadoso, lo admiro, además tiene una ardilla de mascota y es adicta al chesse cake, a pesar de ser tan joven ya es independiente, es muy guapo y cuando estoy a su lado, me siento protegida siempre…
Dejé la carta a medio escribir, ya que nunca iba a enviarla, solo tenía ganas de plasmar un poco mi sentir, nada más, bajé la pantalla de la laptop para cerrarla, ya me había arreglado para ir a la escuela, me puse mis jeans desgarrados color negro, una botas del mismo color, una playera sin mangas en tono rojo, y un cardigan largo también sin mangas de tela muy ligera, en color negro, esta ocasión no me sujete el cabello, decidí ponerme una pañoleta sobre la cabeza, muy al estilo pirata, me gustaba mi atuendo el día de hoy, tomé el estuche del violín para limpiarlo, hoy tenía que llevarlo ya que hace unos días nos avisaron a los nuevos alumnos que daríamos una presentación para dar a conocer a los demás estudiantes nuestro talento, estarían los académicos además de los directivos, y el auditorio estaría abierto a los alumnos en general, creo que habrá mucha gente el día de hoy, nos pidieron escogiéramos una pieza musical que interpretar y que lleváramos en caso de que se requiriera y lo tuviéramos, un instrumento musical. No quería presentar la misma melodía que en la audición, así que escogí una versión en violín del tema “Llévame a la iglesia”, nos habían sorteado los tunos, yo rogaba por ser la primera, para colmo de mí mala fortuna me tocó ser la última, no estaba nerviosa pues había tenido días para ensayar. Volví abrir la computadora antes de salir de la pequeña habitación, solo para cerrar el documento dónde escribí aquella carta, ahora sí la guardé en uno de los cajones, tomé mi mochila y violín, dispuesta a irme a la escuela. Terry ya se encontraba en el comedor, degustando un plato de cereal.
- ¡Buenos días! – lo saludé con una leve sonrisa, cada vez que lo veo, me resulta más atractivo.
- ¡Hola Chicago! – también me sonrió, sus ojos se clavaron en mí, creo que incluso se llenaron de asombro, ¿tan mal me veré? - ¿quieres cereal? – me ofreció, yo dejé mi estuche y mochila sobre él sofá.
- Ahorita me lo preparo – le hice saber, solo que cuando terminé de hablar él ya se había levanto y con grandes zancadas llegó a la cocina, sacó un plato hondo, tomó la caja que estaba sobre la barra, vertió un poco de cereal, leche y añadió un poco de fresas que ya tenía picadas – siéntate – me ordenó al ver que yo seguía inmóvil en el mismo lugar, me acerqué a la mesa y arrastré una silla que estaba frente a donde él, quería estar lo más alejada posible – Terry se acercó y dejo él tazón frente a mí.
- ¡Gracias! - le dije y levanté un poco la cara, no me percaté de que se había agachado mucho y nuestros rostros quedaron muy cerca, ambos nos miramos por unos segundos, sentí un hormigueo recorrer mi espalda, me volteé de inmediato, espero no haberme sonrojado. No me había percatado de lo tersa que es su piel, se ve tan suave como un apetecible durazno, a pesar de que se rasura con frecuencia.
- ¿Estás nerviosa? – me cuestionó, se volvió a sentar, solo que ahora lo hizo a un costado mío, jaló su plato hacia donde estaba él.
- No, para nada – y en verdad no me sentía nerviosa, había estado practicando bastante, de echo pospuse mi búsqueda de empleo por esta presentación, quería que fuera mejor que la de la audición.
- Nunca asisto a esos eventos – me hizo saber, yo sentí un ligero golpecito en mí pecho, como decepción.
- Deben ser muy aburridos para ti – tomé un poco de cereal con la cuchara y me lo llevé a los labios, él tenía un gran talento, obvio que le aburriría ir a escuchar novatos.
- Un poco – me confesó – pero esta ocasión asistiré – dijo muy seguro y me miró, como esperando mi reacción, yo traté de fingir la felicidad que esa confesión me ocasionaba.
- ¿Y eso? – fue lo único que se me ocurrió preguntar.
- Quiero ver con mis propios ojos y escuchar con mis propios oídos, sí es verdad lo que dicen por ahí – dejó el plato de cereal y me observó fijamente, yo dejé la cuchara y puse la mano sobre la mesa, aun costado del plato.
- ¿Y qué se dice? – Terry era tan enigmático que siempre terminaba atrapada en su conversación, aun cuando quisiera evitarlo.
- ¡Qué entre todos estos estudiantes, hay una chica que toca el violín como una diosa! – el tono de voz que utilizó al decir la palabra “diosa” hizo que el alma se saliera del cuerpo, la única violinista en ese grupo de estudiantes era yo, los demás violinistas eran chicos, ¿qué pretendía?, que me le echara en brazos, comencé a mover los pies por debajo de la mesa, los nervios me estaban matando, ¡calma, Candy!, repetí esas palabras varias veces.
- Qué tontería – y en verdad me parecía una estupidez que eso se estuviera rumorando, “diosa”, de dónde sacaron eso, en ese instante la mano de Terry se postró sobre la mía, reaccioné y lo volteé a ver, sus ojos, estaban fijos en mí.
- ¡Yo no creo que sea una tontería, creo que dicen la verdad! – me dijo en voz suave, mi respiración se fue acompasando cuando sus dedos acariciaron el dorso de mí mano, yo me quedé muda, no supe qué responder, fue acercando su rostro hacia el mío, yo estaba inmóvil como una estatua, sentía que nada me respondía, aunque mi cabeza me estuviera ordenando que saliera corriendo, el corazón había anclado mis piernas al suelo. En ese momento timbró su celular y eso nos hizo reaccionar, ambos pusimos distancia.
- ¡Gracias por el cereal! – me puse de pie, tomé mis cosas y salí del departamento – bendito sea quién le haya llamado – pensé mientras esperaba el elevador o no sé qué habría pasado. Cuando llegué a la escuela mis amigas ya me esperaban en la estrada principal, se veían emocionadas, y contentas, creí que ya estarían en sus respectivos salones de clases, pero me comentaron que los maestros dieron las horas libres antes del recital que se llevaría acabó, eso sería a las diez de la mañana, así aún faltaban una horas para ello, las tres nos dirigimos a la cafetería, los ojos seguían postrados en mí, pero traté de que no eso no me afectara, cuando íbamos subiendo las escaleras para entrar al establecimiento, nos topamos con “Las Magnolias”, todas siguiendo a su líder, Eliza Leagan, que me miraba con altivez y aires de superioridad.
- Suerte en tú recital – me dijo Eliza, cuando pasé a su lado – sonrío de manera burlona, presentí que algo tramaba, pero no quise enfocarme en pensar en cosas que no sabía si pasarían, cada grupo se fue a respectivos lugares. Cuando entramos en la mesa donde siempre almorzábamos ya estaban Stear y Archie, esperándonos, me alegra tanto saber que entre Annie y Archie hay un poco de avance, al menos él ya no me busca como antes y eso para mí era buena señal.
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- ¡Hola, chicas! – Stear nos saludó, se puso de pie para acomodarle la silla a Paty y Archie hizo lo mismo con Annie, ¡Ah, por qué nadie me acomoda la silla!, pensé para mis adentros, me senté – ¿Lista para el gran día? – me preguntó el chico de anteojos.
- Es solo un recital – quise sonar despreocupada, en ese momento llegó una chica de “Las Magnolias”, entro corriendo y le murmuró algo a Eliza, esta puso cara de fastidio, en ese instante también entró Terry, el siempre solitario se dirigió a una de las mesas más alejadas posibles de todos, los cuchicheos de Eliza y su sequito no se hicieron esperar.
- ¿Por qué tanto alboroto? – pregunté curiosa al ver la reacción de esas chicas y algunos otros estudiantes.
- Es por la Marlowe – Archie me hizo saber.
- ¿La Marlowe? – puse gesto de curiosidad, creo que alguna vez alguien me dijo ese nombre.
- Miren, ahí va Eliza de nuevo – murmuró Paty, todos volteamos a ver a Eliza dirigiéndose a donde Terry, se sentó sin siquiera pedir permiso, y comenzó a coquetearle con descaro.
- Es chica no entiende que Terry no quiere nada con ella – Annie susurró.
- Tiene que aprovechar antes de que llegue la Marlowe – Stear empezó a sonreír.
- Nadie me ha dicho, ¿quién es esa tal Marlowe? – les recordé, quería que me involucraran en la conversación, además qué tenía que ver Terry con esa joven.
- Susana Marlowe, o la “Diva”, como algunos le dicen, es una estudiante de la SSMA – al fin Annie me hizo saber.
- Te platicamos de ella en alguna ocasión – Paty me recordó, yo comencé a hacer memoria – bueno ella es la chica más bonita de la SSMA y una gran chelista – confesaron.
- Te faltó agregar además de todo lo mencionado que… también es la novia de Terry – añadió Archie, en ese instante sentí caer un balde de agua helado sobre mí.
- Eso no es cierto – Annie quiso desmentirlo – ella es la que lo busca, pero a él parece no interesarle nadie, así que no digas mentiras, pienso que son habladurías – le recriminó a Archie.
- Pues como sea, hay muchos rumores de ellos, incluso hay quienes dicen que viven juntos – agregó Stear.
- Eso no es cierto – respondí de inmediato y con seriedad, mis amigos voltearon a verme.
- ¿Y tú, cómo sabes eso? – me cuestionó Archie, me quedé sin palabras, no sabía qué responder, qué les iba a decir, que eso era una total mentira y que la única chica que vive con Terry, soy yo, no podía confesar tal cosa.
- Y si fuera así, a nosotros no nos importa – Creo que Annie notó mi nerviosismo y me rescató de la pregunta de Archie – por cierto, también llega Anthony ¿no? – cambió de tema, pero ¿quién era ese tal Anthony?
- ¿Anthony? – enarqué una ceja interrogante.
- Es el primo de Stear y Archie – me explicó Paty – también estudia aquí, él y Susana se fueron de intercambio a una de las academias más importantes del mundo, en Viena.
- Ambos se fueron juntos – aclaro Stear – solo que Anthony regreso para el sepelio de la tía abuela, más o menos cuando fueron las audiciones en Chicago – volteó a ver a su hermano – hace casi tres meses.
- ¡Vaya!, lamento lo de su tía abuela – expresé, la verdad ya no les estaba prestando atención a lo que platicaban, mi mente estaba más enfocada en Terry y esa chica, Susana, el tiempo que llevaba aquí, él nunca había dado muestra de que tuviera alguna relación con alguien, aunque… se me vino a la mente aquel mensaje que le dejaron en la grabadora de voz, hace unas semanas.
- Cincuenta dólares a que no va – ofreció Stear, al parecer el tema había cambiado drásticamente y yo no me di cuenta, me enfoqué en mis amigos.
- ¿De qué hablas? – pregunté para inmiscuirme en la plática.
- De Grandchester – Stear entornó los ojos – si vas a estar así en el recital, te va a ir mal – lo miré con desaprobación, aunque sabía que tenía razón, si no me concentraba mi presentación sería un desastre – él nunca va a los recitales.
- Acepto la apuesta – le dije y le di la mano para cerrar el trato, yo estaba haciendo trampa porque de antemano sabía que él sí iría, obvio no le aceptaría el dinero de la apuesta a Stear.
- Nunca acompaña a su madre a estos eventos – Archie masculló – vas a perder – afirmó.
- ¿Su madre? – de qué estaban hablando ahora, todos me miraron con sorpresa, como si yo no supiera algo de Terry.
- La directora Backer – dijo Annie – es la madre de Terry – no sé qué cara puse, pero debió de haber sido alguna de horror, por cómo me miraron mis amigos - ¿no sabías que la madre de Terry es la mismísima directora de la academia? – no respondí nada, solo moví la cabeza en señal de negativa, mil pensamientos se arremolinaron en mí mente, necesitaba aclarar las cosas, ¿en qué mundo estaba viviendo?, no solo me encontraba de inquilina de un hombre que aparentemente tenía novia, sino que también era el hijo de la directora donde ambos estudiábamos. Sentí como si me hubieran noqueado de un solo golpe, miré el reloj que colgaba de una de las paredes de la cafetería, ya solo faltaba una hora para el recital. Si quería que todo saliera como lo había planeado, tenía que calmarme y limpiar mi mente de toda esta información que me acababan de dar.
- Los veré en el recital – me puse pie, mis amigos se quedaron boquiabiertos al ver que me marchaba sin decir nada más, Eliza seguía molestando a Terry así que él tampoco se dio cuenta de que me marchaba, fui a la pequeña colina donde está el gran roble, tenía que tranquilizarme, exhalé un par de ocasiones, como mi tía Mary me lo enseñó, para liberar la energía y hacerla fluir en mí interior, saqué el violín del estuche y me aseguré de estuviera afinado, no quería fallas o al menos que fueran las menos posibles. Media hora antes de que empezara el recital, me dirigía al auditorio de la SSMA, ya había varios alumnos formados para entrar, entre ellos estaban mis amigos, que me sonrieron al verme pasar, ya en el interior los técnicos del equipo de audio y luces, hacían su trabajo, la directora ya estaba ahí junto con la subdirectora, esta me miró con recelo y luego me ignoró, los demás compañeros que darían el recital ya estaban en sus respectivos lugares, yo me senté donde me indicaron, la directora Backer subió al escenario para verificar el equipo de sonido, mis verdes ojos se quedaron fijos en ella, ahora que la observaba bien, me doy cuenta de lo mucho que Terry se parece a su madre, el color de sus ojos, su perfil, sus labios, su porte y elegancia, ¿cómo no me di cuenta desde el principio?, me recriminé, ¿qué diría esta hermosa mujer, sí supiera que estoy viviendo en el departamento de su hijo?, ¿qué pensarían mis amigos si se enteraran de ello?, ¿creerían que tengo privilegios y que por eso fue aceptada en la SSMA?, ¡no!, eso no iba a pasar, porque aunque me cueste soltarlo, mi estancia con Terry, tenía que terminar y entre más pronto, mejor.
CONTINUARÁ…