Fueron tal vez un par de horas las que necesito Terry para organizar su grupo y atacar. La orden: eliminar a los soldados más peligrosos de las familias que operaban en su contra. Era imperativo si querían triunfar, ninguno estaba a salvo. Apenas tuvieron armas en manos procedieron a ejecutar el plan. Con cuidado, se acercaron a sus grupos rivales. Buscaban instancias de encuentro, aprovechaban mantenerse en medio de las muchedumbres, disparando y generando el caos. Sin saber que les había golpeado, ellos comenzaron a matarse los unos a los otros. Uno a uno, comenzaron a caer, sin que se supiera quién había sido, realmente, el agresor.
Era una batalla campal. Se vio así mismo siendo atacado por un par de sujetos, pero él sabía defenderse muy bien, y no dudo en disparar a muerte contra sus agresores. Todos, absolutamente todos, estaban arriesgando sus vidas y lo sabían.
Morello le dio detalles de lo planificado en esa reunión. La idea era hacerlo llegar a aquella iglesia, mediante una misiva. Un supuesto lugar neutro en el cual negociarán por Candy. Neal junto a los otros Don de Nueva York, le estarían esperando. El ofrecimiento: le entregarían la chica a cambio de su plaza como Capo del tutti capi, y su retiro. Terry sabía bien que su retiro significaba la muerte, y no estaba dispuesto a ceder. Sin embargo, no iba a rechazar acudir al encuentro. En pocas horas ambas partes habían perdido hombres, aunque era obvio que los otros habían perdido muchos más soldados que él. Quien estaba más que preparado para cualquier eventualidad desde un inicio.
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Candy había escuchado el plan, y aunque no estaba dispuesta a participar en él, les hizo creer lo contrario. Estaba convencida que al estar en medio de ambos chicos podía hacerlos llegar a un acuerdo. Ella se sacrificaría, se iría con Neal. Quizás con eso, lograría que los demás Dones dejaran en paz a Terry, al menos eso tenía en mente.
-¿No lo van a lastimar verdad?
-Por supuesto que no, una vez que él venga por usted, y acepte las condiciones, nosotros los soltaremos y los dejaremos ir- le aseguró el hombre.
-Pero Neal…
-Ah, no se preocupe por él. Ya lo persuadimos de retirarse. - mostró su arma burlándose. - él sabe que hizo mal al meterse en nuestro territorio, así que estese tranquila srita. White- mintió.
Escribió una carta con su puño y letra, misma que le hicieron llegar a Terry con el chiquillo que repartía los periódicos, era la única forma que aceptara algo de alguien.
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A Terry no le importaba nada lo que decía la misiva salvo el lugar y la hora a la cual debía acudir. Estaba seguro que todos ellos se habían aliado por completo con Leagan. La muerte de Viscenzo se lo confirmaba, así que iría preparado para una nueva batalla.
Las horas fueron pasando, ambos bandos estaban más que preparados. La iglesia parecía un verdadero fuerte, mismo que Terry se encargaría de ir debilitando a su paso. No espero la hora pactada, pero ellos tampoco la esperarían. Con sus hombres acudió para “revisar” el lugar, y de paso posicionó a muchos de estos, en distintos puntos claves. Era obvio que así jugaría, se trataba de quien tenía mejores hombres y estrategias. No por nada había llegado al puesto que tenía, ganando los votos de los demás Dones en sólo un par de años.
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Neal había decidido el lugar donde se encontrarían, más no contaba con que sus hombres perderían a Candy. Ella era el señuelo para atrapar a Terry. No sólo eso, sino porque de una vez por todas la llevaría consigo como su concubina, quisiera o no, ella era suya desde hacía mucho tiempo, y era hora de que cediera. No le quedaba más que esperar que Morello hubiera convencido a su rival.
Dentro de la Iglesia, y sin respeto alguno por los símbolos religiosos, se encontraba observando desde el pulpito todo el ajetreo mientras tomaba una copa de vino de consagrar. Los otros, siendo italianos, vieron esto como un acto ofensivo, pero ninguno dijo nada porque sabían que se avecinaba algo grande.
Una hora antes del tiempo pactado entraba Giuseppe.
-¿Está todo listo? –preguntó al recién llegado.
-Por supuesto, nuestros hombres ya están fuera esperándolo.
-Mátenlo en cuanto llegue y tráiganme su cuerpo. Quiero darle un regalo a mi novia, una vez que la recupere.
Asqueado, Morello sólo se limitó a asentir. Se permitió sentir un poco de lastima por la mujer que tenían retenida afuera. Mas el sentimiento se desvaneció al momento, necesitaba deshacerse de ambos a como diera lugar, así fuera a costa de la pobre muchacha. Despreciaba a Leagan tanto como a Grandchester, odiaba que le diera órdenes un mocoso. Una vez que Terry dejara de respirar vendría el turno de Neal, por lo pronto debían mantenerlo con vida, si las cosas fallaban necesitaban a alguien a quien culpar.
Continuará…
CAPITULO 8 BY GEZABEL
Última edición por cilenita79 el Sáb Mayo 08, 2021 9:00 am, editado 1 vez