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OTRO DEL BAUL DE LOS RECUERDOS: MI AMIGO SATAN-NEAL INFIERNO IV

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cilenita79

cilenita79
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Las cosas no habían salido como lo había planificado. El trato era sencillo, yo podía tenerla por el tiempo que quisiera, siempre y cuando ella no pronunciara palabras de amor. Era algo que daba por sentado. Tan hijo de puta había sido con ella, que era prácticamente imposible que algo como eso tuviera lugar.

 
Aun bajo estas circunstancias no puedo evitar sonreír ante los recuerdos. La muy mojigata solía ignorarme delante de los Andrew. Si lo pienso bien, también delante de los Cornwell, de mi hermana, de mi madre. Para luego escalar rejas y árboles hasta montarse en mi cama. Ahhh tan sólo pensar en su sexo hace que me ardan las bolas. Me muevo hacia un sector aún más oscuro. Todo en este reino está rodeado de penumbras, de sombras, pero con ojos en todas partes. Ella era lo único que quería mantener para mí, los estragos que causaba no podía ser información para otros revelada. Vivimos en un mundo donde las argucias y las puñaladas en la espalda son pan de cada día. Lo sabré yo, que hice uso de mi astucia para escalar a lo más alto, hasta llegar sólo a unos pocos eslabones del Príncipe reinante. Una vez seguro de no ser visto, troné los dedos. Y ahí estaba.
 


Apretaba con fuerza los labios, así como los párpados. El dosel convulsionaba como si de un terremoto se tratara, el respaldo de la cama se azotaba contra la pared con el vaivén, mientras yo en ella me enterraba. Me había vuelto un voyerista, sufriendo por lo que alguna vez tuve. Llevé la mano al pantalón sacando mi verga ante la visión que había conjurado ante mí. ¿Cuántas veces me había corrido viendo esta mierda? ¿Sería parte de la penitencia que planeara para mí este hijo de perra? Comencé a mover mi mano, como todas las veces anteriores, buscando empatar la loca carrera que llevaba aquella fatídica noche. La última que disfruté junto a ella antes de que desapareciera. ¡Ahí está! el momento en que me acerqué a su oído, con la voz llena de risa. Ambos repetimos al unísono las palabras “No hay nadie en casa”. Lamí su oreja, bajé con la lengua hasta su cuello. No estoy ahí, sólo soy un observante, pero aún ahora puedo sentir su salado sabor. Tomé con fuerza sus nalgas, buscando el ángulo perfecto para clavarme aún más profundo. Ella comienza a gritar, recuerdo como me apretaba por dentro, como palpitaba entera, sus pezones erectos, su nívea piel erizada, sus uñas en mi espalda. Una, dos, tres profundas embestidas, su boca abierta, un grito ahogado, convulsionaba entera. Seguí moviéndome dentro sin dejarle descansar.
 


-Basta… Neal… Basta, no puedo más- lloriqueaba mientras a duras penas golpeaba mi espalda.
 


Yo sabía que podía. Había aprendido a contener mi orgasmo, me gustaba llevarla al extremo, castigándola. Solté una nalga para llevar mi mano al punto donde nos conectábamos. Me miró alarmada.
 


-No…



Callé su protesta con un húmedo beso. Siento la corriente en mi espalda, estoy por venirme mientras mi yo de aquella época seguía con su juego. Quise evitarlo, pero no pude parar. ¡JODER! ¡La puta que me parió! Candy seguía gritando y yo ya había acabado. Un nuevo movimiento de dedos, en mi mano un par de pañuelos. Limpié mi triste miseria, acomodé el pito dentro de los pantalones y me dispuse a mirar con cierto desgano lo que se venía. Mi yo, absolutamente satisfecho, se dejaba caer lánguido sobre ella. Vi cómo subió sus manos por mi espalda hasta llegar a mi pelo, lo acaricio con mimo, mientras yo me enderezaba mirándole asustado.
 


-Te amo…- suspiró.
 


Ese fue el momento. De ahí en más todo se fue a la mierda, no pude ver más, una fuerte luz me encegueció. Acto seguido estaba vestido, en mi despacho lamentando la desaparición de mi amante. Momentos después tenía en frente al mismo maricón al que le firmara el contrato.
 


La imagen que había invocado desapareció sin que yo hubiera movido mis dedos. Era él, quien ahora aparecía frente a mí, sólo que su presencia ya me era indiferente. En el transcurso de esta eternidad aprendí a jugar su juego en este nuevo lugar. Irónicamente, ahora soy yo el que recolecta almas. Haciendo tratos, embaucando incautos para “mi señor”. Observó el inframundo que bien podría gobernar, pasando de él. Escucho su oscura carcajada, le divierte mi osadía.
 


-Vamos, tenemos que irnos- hizo un burlón ademán.
 


-¿A dónde?- pregunté casi por costumbre.
 


Sonrió socarrón -Vamos a ver a tu doncella, debe estar durmiendo en su habitación- comenzó a pasearse a mi alrededor, nuevamente el escenario cambiaba. Ahora estábamos en la mansión de Lakewood. -Verás, la novia tiene que estar fresca para el gran día, así que se retiró temprano…
 


-¡MIENTES!
 


Había perdido la compostura cómo no lo hacía hace… demasiado tiempo. Estábamos en el despacho del despreciable de William. Esto estaba ocurriendo en tiempo real, no era otra de las pesadillas a las que ya me tenía acostumbrado. Podía ver los arreglos florales.
 


-Soy un maldito, bastardo, un perro infeliz… Me lo dicen a menudo…- se seguía riendo de mí, leyendo mis pensamientos. -… pero hasta yo tengo un corazoncito- apuntó a su pecho. -¿no crees que la pobre ha sufrido lo suficiente? Yo sólo quiero verla feliz.
 


-MIENTES.
 


-¿La verdad? Sí- soltó una siniestra carcajada. - Me gusta verte sufrir… ¿Quieres saber el nombre de aquella persona? ¿Aquel que la esperará en el altar? - se acercó hasta quedar a centímetros de mi rostro.
 


¿Que acaso no es William? ¿Terry?
 


-¡DÍMELO, TE LO EXIJO!- logró sacarme de mis casillas.
 


-Pues no- su risa taladraba mis oídos. -Lo tendrás que imaginar, porque no la verás. No lo permitiré.
 


En un abrir y cerrar de ojos estábamos de vuelta en el inframundo. Me mantuve en silencio, desde ese momento por lo que parece una eternidad. Había logrado lo que hace mucho no ocurría, que perdiera mi tranquilidad.
 


-Podría darte mi reino, como premio de consuelo- dijo de pronto, con una mueca en los labios. 
 


-¿Y qué es lo que debería hacer?- solté irónico y cabreado.
 


-Un alma debes conseguir…- sonrió misterioso.
 


Continuará…

A Barbrv, Azul pequeña, Parisa21 y a Mi_aria les gusta esta publicaciòn

Azul pequeña

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Niño/a del Hogar de Pony
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Se casó con Anohito

cilenita79

cilenita79
Niño/a del Hogar de Pony
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Azul pequeña escribió:Se casó con Anohito
EXACTO!!!

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