-Yo estoy contenta con los intereses que me han dado...
- ¿Un hueco en su cama, que no es exclusivamente tuyo? Porque sé que no eres la única mujer en su vida... -Candy se estaba poniendo cada vez más furiosa.
-A lo mejor él no es el único hombre en la mía.
-Muy pocas mujeres quieren tener una relación abierta a tu edad. ¿Estás muy enamorada de él? - Candy abrió sus manos, en un gesto de frustración.
-Yo no estoy enamorada de Mike. Somos amigos y yo soy el socio más joven...
- ¿Entonces por qué viven juntos?
-Tengo tanto derecho a vivir en ese apartamento como él. ¿O no te lo ha dicho eso tu espía? ¡El edificio de pisos es de Carson Travel!
-Perdón por tener que corregirte. El banco es el propietario del edificio.
- ¡Pues ahora tienes una parte de lo que el banco posee!
-Ahora entiendo por qué tu amante aparece ahora como un amigo. Pero estás loca si piensas que voy a financiarlo -le contestó Terry -. ¡Ese es un barco que se hundirá solo!
-Haz lo que quieras. Porque si es verdad que es tu dinero, puedes hacer lo que quieras con él. Pero no hagas que Mike pague por algo en lo que no tiene nada que ver - argumentó Candy, con vehemencia-. La agencia necesita esas villas. No tendrá ningún problema para alquilarlas durante el verano. Necesitamos con urgencia casas de calidad - Terry le dirigió una sonrisa que la dejó helada.
-Eres increíble. Me quitas hasta la piel y pretendes que te ayude.
- ¡Yo no te he quitado nada! ¡Yo no sabía nada de lo del dinero! -razonó, sintiéndose cada vez más resentida-. Tú a mis espaldas llegaste a algún acuerdo con Melany del que yo no tenía noticia. ¿Cómo puedes echarme ahora la culpa de todo?
-Santo cielo... las ratas empiezan a saltar del barco -murmuró Terry con ironía-. No te preocupes. A mí no me tiembla el pulso cuando empiezo a hacer justicia. Ya me encargaré que Melany reciba lo suyo.
- ¿Qué quieres decir?
-Qué le voy a enviar una notificación de desalojo hoy mismo - Candy lo miró horrorizada. Terry frenó hasta detener el coche y salió. Candy hizo lo mismo.
- ¡No puedes hacerle eso!
-Dime por qué no - Candy intentó buscar una respuesta, pero no la encontraba. Terry la miró con sus ojos azules medio entornados, mientras sacaba una cesta y una manta del maletero del coche.
-No puedo creer que seas tan cruel -le dijo Candy.
-Es que no me conoces bien. Yo sólo he sido blando contigo, pero eso ya ha pasado -comentó Terry, mirándola con un brillo como el del hielo -. En los negocios yo no perdono, Candice. Y siento mucho decirte que tanto contigo, como con tu madre, mantengo ahora una relación comercial - Candy sacó la punta de la lengua para humedecerse los labios. No podía creerse que fuera Terry el que estuviera hablando de aquella manera. Tenía razón en todo lo que estaba diciendo. Pero era muy distinto del hombre cálido y amable que ella recordaba. Se fijó en la cesta que llevaba en la mano.
- ¿Y qué vas a hacer con eso?
-Es nuestra comida -respondió Terry. Candy abrió la boca y la cerró de inmediato. Hasta ese momento no se había preguntado por qué se habían parado allí.
- ¿La comida? -le preguntó-. Aclaremos un poco las cosas. ¿Crees que después de decirme que vas a denunciar a mi madre, voy a irme contigo a comer al campo?
-A mí sin embargo, pensar que la voy a denunciar me ha abierto el apetito -confesó Terry, sin ningún tipo de remordimiento. Candy lo observó dirigirse hacia un prado con unos árboles que se veían al otro lado de la carretera. Apretó los dientes y se fue tras él. Terry puso la manta en un punto desde donde se veía el pueblo.
- Terry -empezó a decirle.
-Eso es la Cabaña-interrumpió-. Mi abuela nació en el bar en el que nos vimos ayer. En aquel tiempo era un hotel también. Su padre tenía aspiraciones que nunca vio cumplidas - Candy frunció el ceño.
-Yo...
-Calla y escucha -la atravesó con su mirada, apretando al mismo tiempo los labios-. ¿Qué más ves desde aquí? - Candy tragó saliva y miró a su alrededor, preguntándose a qué diablos estaba jugando-. Mi abuelo nació en esa casa en ruinas -le dijo, con deliberada paciencia-. Uno de los nueve niños de su familia, de los cuales sólo cuatro llegaron a viejos. Él me trajo aquí cuando yo tenía ocho años y me dijo que este lugar era donde la familia Grandchester había echado sus raíces. Unos comienzos muy humildes, de los que, aunque no te lo creas, me siento muy orgulloso.
-Ya se ve -comentó Candy -. Pero...
- ¡Tú no ves nada! -le dijo Terry con desprecio, alejándose de ella.
Candy era incapaz de concentrarse. Estaba demasiado alterada por todo lo que estaba pasando. Las sienes le palpitaban de la tensión. Pero parecía que ella era la única que sufría, porque Terry estaba tan tranquilo descorchando la botella de vino.
-En estos momentos tiene visitas... mi madre, quiero decir -comentó Candy, incapaz de organizar sus pensamientos-. No estoy tratando de justificarla, pero no lo ha tenido muy fácil...
-Hasta que yo aparecí... - Candy se sonrojó.
-Podría haberse convertido en una cantante muy importante si no se hubiera quedado embarazada de mí. Luego mi padre la apartó de mi lado y no pudo encontrarme. Y terminó casándose con ese hombre, y él....
-Quedó en la bancarrota, porque ella es una derrochona.
Candy se puso muy tensa,
-No es eso lo que yo he oído.
-Imagino que ella no te lo contó así. Estas gastando saliva -le informó Terry -. Melany es la avaricia en persona. Créeme cuando te digo que ha demostrado un talento criminal increíble en todos los fraudes que ha hecho. No trates de justificarla, porque tú también te llevaste tu buena parte.
- ¿Qué intentas, llevarnos a juicio a las dos?
- ¿Crees que voy a llevar a mi propia esposa a juicio? Pero a tu madre... -Terry miró sus ojos asustados y continuó-: No tengo el mayor problema en llevarla a juicio.
- ¡Pero si crees que yo también soy culpable, lo más justo es que arremetas contra mí también!- protestó Candy, a quien le horrorizaba la posibilidad de que a su madre la llevaran a los tribunales.
- ¿Quieres decir que estabas enterada de todo?- preguntó Terry -. Porque me ha parecido entender que Melany sólo te dio un pequeño porcentaje de todo el dinero que recibió.
-Yo sabía lo que Melany estaba haciendo, desde el principio -mintió, tratando que no dirigiese toda su furia contra su madre. Terry se quedó muy quieto, mirándola con los ojos entornados.
- ¿Estás cambiando tu versión, ahora?
-Yo sabía que lo que estábamos haciendo no estaba bien, pero después de verte con aquella mujer en ...., te odié -lanzó Candy, para proteger a su madre.
-Eso me lo puedo creer, pero también me dijiste una vez que preferirías morirte de hambre antes de aceptar mi dinero. Por eso enviaba el dinero en secreto. Fui muy ingenuo - Terry lip tú la que tenía que madurar.
Candy no lo estaba escuchando.
-No le hagas eso a mi madre, por favor -suplicó-. Dale tiempo para que se vaya de la casa con dignidad...
- ¿Y yo qué voy a obtener a cambio? -El silencio cayó sobre ellos como una losa. No se oía ni el aire. El calor era sofocante. El sudor mojaba su ropa. Respiró hondo y lo miró a los ojos.
-La verdad, no sé lo que quieres...
- ¿No? - Terry sonrió con gesto de desprecio-. Te quiero a ti, en mi cama.
-Eso no es posible... -murmuró Candy, muy nerviosa-. Es imposible que sea eso lo que quieras.
- ¿No es lo que cualquier hombre querría hacer con una mujer tan guapa como tú?
-Yo no soy guapa... - Terry se acercó a ella, la miró con sus ojos azules, con tal intensidad que casi sintió su piel arder. Después estiró la mano y le quitó el pasador del pelo.
-Me gustas con el pelo suelto -Con una paciencia desconcertante, se lo fue desenredando. Candy se quedó quieta, casi sin respirar, pero cada vez que le tocaba la piel con sus dedos, su corazón empezaba a latir con tanta fuerza que la dejaba sin sentido-. Muy guapa y muy sensual -repitió Terry, acercándose un poco más. No supo cómo reaccionar. El sol calentaba su cuerpo, sintió que los pechos se le hinchaban y los pezones se endurecían, empujando contra la tela de algodón. Cuando encontró su mirada, para ella en el mundo sólo estaba su azul mirada-. Y tan sumisa de repente. Pero aunque te digas a ti misma que es para salvar a Helen, sabes que en el fondo eso no es verdad, pecosa. Porque eres una mujer que te dejas llevar por los sentimientos. Y ahora mismo lo que estás es excitada - Candy permaneció en silencio, sabiendo que lo que decía era verdad. Su cuerpo la vdelataba. Durante unos instantes le había deseado con una intensidad incontrolable. Y no había sido un recuerdo del pasado, lo que una vez sintió por él, era un sentimiento del presente. Terry se inclinó, sacó dos vasos de la cesta y le ofreció uno-. No me estoy quejando -murmuró él-. A mí nunca me chan atraídov los sacrificados. Como tampoco me atrae mucho en lo que te has convertido...
- ¿Qué quieres decir?
-Que de momento creo que con tres semanas me conformo - Terry la miró con gesto de frío vdesprecio-. Tres semanas será suficiente -Tres semanas era el tiempo que ella había pensado pasar de vacaciones por Italia. Le tembló la mano y se le derramó el vino de la copa.
- ¿Me estás pidiendo que pase mis vacaciones contigo?
Continuará..
Última edición por Lady Letty el Vie Mayo 06, 2022 1:31 am, editado 2 veces