--Terry quiso que Candice terminara antes sus estudios -- recordó María a su hermana -Niko dice que Terry quiere que su familia tenga estudios.
-- Cuando Candice estaba yendo al colegio aquí, sólo le interesaba Terry. ¿Le escribió alguna vez? ¿Le mandó alguna carta, o un paquete? -- Decía Pony con aire de desaprobación-. Y cuando Terry venía de visita con su tío, había que tener mucho cuidado contigo. La de chismes que han dicho los vecinos de ti, Candice. Por suerte Terry te tomó como esposa...
Candy se puso más colorada aún. De repente se sintió como si tuviera otra vez catorce años, sentada en un rincón escuchando a Pony recriminarle que era impropio perseguir a Terry de la manera que ella lo hacía.
-- Pero ahora están casados -comentó Maria.
Bajaron al piso de abajo, donde empezaron a preparar la merienda. Los hombres seguían en el jardín, bebiendo vino. Candy pensó que sus tías pensaban que Terry la había seguido hasta Londres y había resuelto el conflicto entre ellos. Pensaban que había estado viviendo con su madre, para terminar sus estudios. Lo grave era que Terry también había pensado lo mismo.
Gracias a su generosidad su familia de Escocia había prosperado como nunca antes lo había hecho. Terry no sólo no había vendido la casa en la que ellos estaban viviendo, sino que los había nombrado administradores. Sin herirles su orgullo, Terry les había dado la oportunidad de mejorar sus vidas. De pronto se dio cuenta de que tenía los ojos clavados en Terry, con intensidad compulsiva. Su pelo castaño brillaba bajo el sol. Era un hombre muy sensual. Era su marido...
Terry volvió la cabeza y se sintió traspasada por su mirada.. No podía apartar la mirada de él. Fue Terry el primero en retirarla. Le dijo algo a su abuelo y se levantó.
--Sacaré tu maleta del coche -- comentó.
-- ¿No crees que es mejor pasar la noche en otro sitio? --sugirió ella.
-- ¿Y rechazar la hospitalidad de tu familia? -- Terry miró su rostro enrojecido y sus ojos evasivos. Empezó a reírse, como si supiera con precisión lo que estaba pensando-. Sabes que eso no es posible.
--Terry , por favor... --Estiró la mano y le acarició el mentón con los dedos, gesto que le puso la carne de gallina.
--Te traeré la maleta --repitió, y se alejó. Pony estaba poniendo el mantel y una cesta con los cubiertos.
--Tienes un hombre con carácter -- musitó Niko White, mirándola a la cara -- Un hombre con carácter y una mujer con carácter hacen una buena pareja.
--Es posible --replicó ella.
--Tienes que aprender a disciplinarte. Porque a Terry no le gustan las rabietas -- Candy apretó más los labios. Cuando Terry tomaba una decisión era más inflexible que una barra de acero. Se dio cuenta al día siguiente de estar casados, cuando le dijo que le gustaría irse a Londres con él. Terry le contestó que prefería que se quedara en Escocia, cerca de su familia. Y no consiguió convencerlo de lo contrario, aunque casi se lo suplicó-. No se comportan como una pareja que lleva más de cinco años casados -comentó Niko --. Podras engañar a mis hermanas, que nunca han salido de este pueblo, pero a mí no. Pero no te preocupes, me contentaré con ver que vuelves a estar junto a tu marido otra vez -- Candy, que estaba poniendo el mantel, se quedó paralizada. Levantó la cabeza y miró a su abuelo.
--Yo...
-- Ahora el responsable de ti es Terry, él sabe cómo tratarte, con astucia, no a palos -- Niko dijo con satisfacción y orgullo-. Te he buscado un buen marido, Candice.....
-Dejame ayudarte a retirar los platos -protestó Candy por segunda vez. Empezó a apilar los platos con mucha rapidez, mientras Pony trataba de impedírselo.
--Déjalo, te digo. Siempre te ha gustado cocinar, pero nunca fregar los platos. Anda, llévale a tu marido más vino y atiende sus necesidades -le recriminó.
Las velas que había en la mesa del jardín se estaban casi consumiendo. Candy salió con una botella de vino en la mano. Terry estaba cómodo en el sillón, escuchando a Niko con ojos entrecerrados.
--Tienes cara de cansancio. Ve a la cama, Yo no tardaré --murmuró Terry, como si fuera algo que le dijera todas las noches.
Candy dejó la botella en la mesa y se secó el sudor de las manos en sus pantalones. Se dio la vuelta y se dirigió a la casa, sintiendo los ojos de Terry clavados en ella. El corazón empezó a latirle con fuerza. Apretó los puños.
Candy llevaba cinco minutos en la habitación y pensó que aquella cama para dos era la más pequeña que había visto en su vida. Era imposible que Terry cupiera allí. Se imaginó con el camisón que tenía en la maleta y casi se muere de la vergüenza. Se fue a la habitación de Pony y sacó un camisón de cuello cerrado que encontró en un aparador. Muy lascivo tenía que ser Terry, para intentar algo con aquel camisón puesto.
Al cabo de media hora, la puerta se abrió y se encendió la luz de la mesilla de noche. Oyó la cremallera de la bolsa de viaje de Terry. Respiró hondo. Abrió los ojos y lo vio cómo se quitaba la camisa. Tensa como la cuerda de un arco, estudió los músculos dorados de su espalda. Dejó la puerta entornada y se fue descalzo al cuarto de baño. Cuando oyó el agua de la ducha correr, se tranquilizó un poco.
Pasaron los minutos, cada uno de ellos como si fuera un cuchillo cortando sus nervios. Candy se sentía cada vez más tensa y llena de ira. Al cabo de un rato, la puerta del cuarto de baño se abrió. Terry salió y la cerró de nuevo, apoyando su cuerpo contra ella. Iba desnudo de medio cuerpo para arriba y se tumbó en la cama con total despreocupación. La boca de Candy se secó
--Bueno, bueno, bueno, por lo menos no finges que estás dormida --comentó Terry, con voz sedosa-. A lo mejor es que estás empezando a sentirte casada.
- Candy con gran dificultad, retiró los ojos de sus pectorales y del triángulo de vello que se formaba entre los dos músculos del pecho.
-- Cuando amanezca, te garantizo que no tendrás ninguna duda de que me perteneces.
- ¡Yo no te pertenezco! -gritó Candy, enfurecida. Terry sonrió, casi como si fuera una amenaza.
--Durante las próximas tres semanas, vas a ser mía.
-- Me das miedo cuando me miras así -- murmuró ella.
--Eres una mujer muy guapa y quiero hacer el amor contigo. Y nada tiene que ver en eso la emoción o el temperamento -le dijo Terry con devastadora frialdad, mientras se bajaba la cremallera del pantalón. Candy se incorporó en la cama, como movida por unos hilos invisibles.
--Terry .... -- Terry se quitó los pantalones y se quedó de pie, con tan solo los calzoncillos vnegros, que no lograban ocultar lo suficiente su masculinidad. Las mejillas de Candy se encendieron y retiró su mirada-. ¡Terry.... no! -- suspiró ella.
-- ¿Por qué suspiras? --le preguntó, mientras se quitaba los calzoncillos y los dejaba caer al suelo. Se acercó a la cama y tiró de la sábana, a la que ella se había agarrado con fuerza-. Dejémonos de palabras -le dijo y se metió en la cama.
-Por favor Terry, aquí no, esta noche no --suplicó Candy, poniéndose al otro lado de la cama. Terry la agarró con sus poderosas manos y se la puso encima. Terry notó la dureza de su miembro.
--Si piensas que no vas a cumplir un acuerdo con un Grandchester, estás muy confundida. Quiero disfrutar de lo que me pertenece, porque para eso lo he pagado.
--Seguro que no tienes las ideas muy claras --sugirió Candy, casi sin respiración, percibiendo el calor de su cuerpo a través del camisón -- Seguro que todavía estás enfadado conmigo... y no querrás hacer algo de lo que después te puedas arrepentir...
--Quiero hacer el amor con mi mujer, Candice.... no quiero cometer ningún crimen --le dijo Terry con ironía.
--Si esperas hasta mañana por la noche, haré todo lo que quieras -le propuso Candy, desesperada. Candy frunció el ceño y la miró a los ojos.
-- ¿Cuántos vasos de vino te has bebido en la cena?
--Yo...yo... --tartamudeó Candy, mientras se quitaba de encima de él.
Continuará..
Última edición por Lady Letty el Mar Abr 19, 2022 10:33 pm, editado 1 vez