Debido a una serie de crímenes suscitados en la ciudad de Nueva York, los cuales han atemorizado a los barrios de está ciudad; encendiendo las sirenas nocturnas. La fiscalía de N.Y. Decidió encargarle la revisión dichos casos a Terry Grandcheste, un veterano abogado defensor, el cuál contará con la colaboración de su viejo amigo Neil Leagan, detective de la división de homicidios de la policía de N.Y.
Ambos profesionales en la materia de criminología, han creado un equipo de trabajo bastó para la acción.
Aunque no la tendrán fácil, las viejas rencillas entre los dos amigos, se reavivan, conforme vayan avanzando en la búsqueda de los más despiadados asesinos.
El hilo de tu cordura es tan frágil como una línea en la arena.
Dile a nuestros amigos en el infierno, que tengan paciencia;
vengo pronto, con nuevos amiguitos.
Prólogo
El flamante Bugatti Veyron aparco fuera de un exclusiva zona de la ciudad de N.Y. La ventanilla del auto bajó, al tiempo que la ronca voz de un cabello traspasaba los aires.
—¡Anda!! vamos amigo, date prisa que el tiempo apremia.
—¡Caray Grandchester! no me ha dado tiempo de despedirme.
—¡Vaya, Amigo! Sí qué es importante ¿que tanto de importante es la chica —Neil, elevó unas llaves y las agitó en el aire —¡caramba entonces esto va enserio!
Caso curioso pero Neil Leagan, se había sonrojado. En medio de su mutismo, se reacomodo una bella mascada que portaba en su cuello.
—¡Ufff!! Excelente gusto —exclamó Terry, al sentir la estela de aroma, que salía expulsada de la mascada.
Neil, solo suspiro y ligeramente carraspeo. Se sentía tan orgulloso de sí.
—Bueno… pero hasta en la perfección llega a haber resbalones —comentó Terry, en medio de una tremenda carcajada.
—¿Lo dices por envidia? A ti, lo más excitante que te puede pasar, es cambiar el pañal sucio de mi sobrino.
—¿Tu que sabes, Neil? ¡Tú que sabes!! —respondió Terry con voz socarrona.
—¡Lo que digas amigo!! yo te voy a creer, no hace falta tanta socarronería, o, ¿hay algo más tras de…?
—Neil…
Neil solo elevó su manos, en signo de rendición. Con ese simple gesto, cambiaron la tensión que se comenzaba a formar entre ellos.
—...Y dígame jefe, a dónde vamos a buscar a los criminales.
—Neil, debo decirte algo —el tono de voz de Terry, puso a la expectativa al detective Neil —he pedido un favor especial, para que se nos asignará el caso. Ese es el motivo por el que con tanta prisa, te extraje de tu idilio de amor
—¿Qué hacemos aquí? ¡A caso!! ¿No es el hogar de los conwell?
—Asi es amigo
—¿Qué ha sucedido?
—Aun no tengo el informe completo de los hechos, será mejor que entremos —dijo Terry mientras aparcaba el auto.
Con rapidez bajaron del auto y se adentraron al elegante chalets.
—Pero… ¿Qué diablos? —susurro Neil —pero si aquí no ha sucedido nada, ¿quién carajos dio la orden de contratar una casa de limpieza?.
—Nadie señor Leagan —respondió Narcissus —al parecer hay mucho trabajo, tenemos que buscar bajo tanta pulcritud, la mugre que nos han escondido muy bien. Ya viene en camino el equipo de criminología.
—No será suficiente —dijo Terry, al tiempo que se colocaba los guantes —Irónicamente no deseaba obstruir alguna pista que lo llevará al criminal— aunque dudaba que aún hubiese rastro de alguna prueba incriminatoria.
—Ahora entiendo por qué Ani, nunca tenía tiempo —dijo Neil, mientras miraba desencajado, todo el minucioso orden.
Hola chicas, es un honor para nosotras el Clan The Society of the Devil, presentar nuestra antología llamada “Crímenes de la Sociedad del Diablo” creada en conjunto con todas las niñas de esta Sociedad. Esperamos que disfruten de cada uno de los pecados capitales y que ninguno los lleve a los límites del mismo.
Nota: No olviden dejar su comentario, ya que, al final serán recompensadas, con una fabulosa firma .
Sin más, The Society of the Devil, les abre las puertas al infierno, sean ustedes bienvenidas.
Última edición por an le mon el Sáb Abr 16, 2022 8:08 pm, editado 1 vez