Hola mis bellas, respondiendo al reto #7 de Igzell. Les traigo un songfic de un personaje que antes no era de mi agrado, sin embargo al escribir acerca de él en uno de mis fanfics, aprendí aceptarlo y ver la grandeza de este personaje. Quizás en un futuro no muy lejano, pueda escribir más de él. Sin más, les dejo con este relato.
Songfic inspirado en la canción Blinding Lights. Basado en el universo alterno del fanfic Chica Americana.
RESUMEN
Neal Leagan es un joven dark, con una infancia difícil. Estando solo, sin el apoyo de su familia, se refugió en el mundo de las drogas en donde conoció a Annie Britter. Dos almas rotas que pretendían llenar su falta de cariño de la manera equivocada.
Annie ha muerto, Neal tiene una relación con Karen Klaiss. Se ha recluido en una clínica de rehabilitación, pero el impacto de la muerte de su amiga, su amante, lo descoloca emocionalmente.
Decidido a seguir mi vida con Karen, regresé a mi departamento. Los recuerdos se agolpaban en mi mente una y otra vez, la imagen de Annie, su bello rostro cubierto de grandes hematomas le daban un aspecto tétrico, sus hombros y parte de sus senos que fue hasta donde le bajaron la sábana, estaban igual golpeados y llenos de mordeduras.
Entré al cuarto de baño y vi la anfetamina que Britter dejó la última vez que estuvo aquí. Tomé una gran dosis y la clave en mis venas, estaba hecho. Mi amiga viajaba a través de mis venas, el rostro de Annie sonreía mientras yo caía en un abismo y la bestia que estaba dentro de mí despertaba furiosa.
Comencé a caer en un remolino tan negro como la noche, era una caída libre sin un final, el cuerpo me dolía como si miles de agujas se enterraran en mí, estaba muriendo, lo sabía, y en medio de toda esa oscuridad vi su hermoso rostro que me llamaba, “Karen”. La oí gritar que me amaba, suplicaba para que me quedara con ella, pero yo estaba perdido.
¡¡¡Neaaaal!!!
Despierto al escuchar su voz, todo ha sido un sueño, una horrible pesadilla. Estoy sentado en el suelo, como un triste muñeco. La resaca de los largos días que me alimente con alcohol hace mella en mí, sostengo mis sienes con ambas manos.
Maldita sea, este dolor es insoportable, como carajos dejé que esto pasara. Karen, debo hablar con Karen. Le marco una, dos, tres, cinco veces. Nada, la llamada no entra ¿estás enojada mi amor? No, no debo pedirte perdón, de rodillas si es necesario.
Me cambio la ropa que traigo puesta, una simple camisa blanca y pantalón café que Karen hizo que comprara, la última vez que la acompañé al centro comercial. Me visto de negro, estoy de luto, cojo mi chaqueta de cuero negra y las llaves de mi motocicleta.
Imbécil, debiste decirle a tu “nena” ¿no dices que la amas? Ja, ja, ja
Cállate, cállate, maldita bestia. Vete, largo de mi vida —acelero para ahuyentar la estúpida voz que me atormenta de nuevo en mi cabeza. Oscuridad, densa y profunda oscuridad engalanan las calles de Londres, es extraño que la ciudad esté desierta, fría y vacía. Mis puños aprietan y aceleran más la motocicleta, provocando en mí esa sensación de poder y libertad. Grito de la emoción de sentir la velocidad por todo mi cuerpo, el aire colándose por mi ropa. ¡Me siento libre!
¡¡¡Uuuuuh!!! ¡si! así debería de ser siempre. Sin nadie a mi alrededor juzgándome, sigo acelerando. Después del sepelio de Annie, recaí en lo único que creí que podría ayudarme a entender esta maldita y podrida vida. Contrario a lo que pensé solo me hizo sentir más miserable, un bastardo que sabe que lo amas y aun así te fallé, estúpido de mí. Mi hermosa Karen, tú lo has hecho bien, debo hablar ella, no sé porque no le dije lo que pasó, ella hubiera entendido. Ni siquiera tenías que hacer nada Karen, solo consolarme con una sola caricia, con solo tocarme llenas mi vida de paz. Eso hubiera bastado, eres el ángel que ilumina mi negro corazón.
Los semáforos parpadean intermitentes. Recorro kilómetros tras kilómetros, la carretera parece interminable.
Pero qué… ¡demonios! ¿Cuándo carajos pusieron un muro en Portobello Road? Quemo llantas al girar en redondo, dando la vuelta para ir por otra calle. Me detengo e intento llamar otra vez. Me desespero, siento como si el tiempo se agotará. A lo lejos veo el sol brillar, por eso no dejo de acelerar.
—¡Neal! —¿Karen? Escucho a lo lejos tu voz, pero que rayos, te extraño tanto que alucino.
Vacías, todas las calles están vacías. Solo las luces intensas de los faros se ven a lo lejos, aún no llegó hasta ellas, sigo atrapado en la oscuridad. Acelero una vez más. ¡Rayos! entro en una calle y el resplandor de las luces me ciegan. Pierdo el control y logró frenar, me detengo, quitó el casco de mi cabeza y miro a mi alrededor
para tratar de reconocer el lugar. Lo que me faltaba estoy perdido, es un estacionamiento oscuro, una tenue luz brilla con timidez detrás de mí.
Coloco el casco y emprendo mi viaje hacia ti, mi amada Karen. Diablos, diablos, esas malditas luces se hacen cada vez más brillantes. Cegando mi visión. Cierro los ojos y trato de conservar el control de la motocicleta, me siento ligero. Abro los ojos, otro muro. ¿De qué se trata? “Eres tú maldita bestia, tú estás haciendo esto” Ja, ja, ja no ganarás esta vez.
Me quedo sentado en la moto. Karen, muero por hacerte saber lo que pasó, sacó mi celular y tecleó su número. Lo lanzó por los aires al no obtener respuesta. Cae una gota, observó el cielo, no llueve, soy yo. Mis dedos limpian las lágrimas, colapso en ese momento. Quiero verte antes de que amanezca, Karen, no dormiré sin verte, sin sentirte. No puedo dejar pasar otro día, quiero tiempo para estar contigo esta noche, tengo que decirte que no te dejaré, esta vez.
Arrancó la moto y avanzó en contra de las luces cegadoras, ahogándome entre la noche y el amanecer. Necesito estar contigo, Karen.
Estoy cansado, mi cuerpo está débil, mis ojos se cierran y parpadeo para no perder el equilibrio de la Harley. Siento que me voy con el viento que me arrastra por la ciudad.
¡Neal!¡Neal¡¡Despierta Neal!
¿Karen… estoy soñando? Sigo la voz que escuché y me lleva a otro gran muro en el corazón de Londres.
—¿Eres tú, mi amor? ¿En dónde estás? ¡¡¡Kareennn!!! ¿Qué es esto? ¿En dónde
estoy? Doy vueltas y vueltas, y regresó al mismo lugar. Oscuras y vacías calles, muros obstruyendo mi paso, impidiendo que llegue hacia ti. Qué hijo de perra me está haciendo esto.
¡¡¡Dios!!! Si me escuchas, dime que me está pasando —atrapo mi cabeza confundido, desesperado por la locura que estoy viviendo.
¿Dios? Ja, ja, ja —calla, calla, bestia. Tengo que salir de aquí, necesito encontrar una salida.
Me frené derrapando en la cera, cayendo y golpeando mi hombro derecho. El aire me falta, me estoy ahogando, agitó mis manos queriendo agarrar nada, pero el instinto es así. El aire llena mis pulmones, doy una gran bocanada, me quito el casco y seco mi frente con mi mano. Se me acaba el tiempo, mi bella oscuridad se va, me pongo el casco y subo a la motocicleta.
Aceleró, veo los primeros destellos del sol, no quiero que amanezca no.
¡Pero que carajo! Una enorme luz me ciega por un momento , está amaneciendo. La niebla se apodera de la aurora, y esa maldita luz que no me deja ver.
Tengo que encontrar una salida, maldita sea. Dónde están todos, dónde está la salida. Estoy atrapado ¡Basta, basta! Basta de esto. Por favor.
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¡Nooo! ¡No lo pueden matar! ¿acaso no lo ve? Él va a despertar, venga y véalo usted mismo, le hable y le salieron lágrimas, Neal me escucha.
No señorita, son reflejos. A veces las glándulas lacrimales pueden producir lágrimas aún en estos casos. Créame cuando le digo que el paciente no despertará, tiene muerte cerebral. Su madre ordenó que lo desconectaran.
¿Muerte? Nooo. ¡Estoy vivo, estoy vivooo! escúchame, Karen.
FIN
Les dejo la canción que sirvió de inspiración
Última edición por Lady Ardlay el Dom Abr 17, 2022 6:09 pm, editado 1 vez (Razón : Faltaba una linea, en el primer párrafo que no reconoció la pagina)