CONTEO ATRÁS
Sus ojos se aguaron al darse cuenta que nuevamente habia fallado. Se colocó el vestido negro para luego soltar el llanto cuando se vio en el espejo. La misma vieja, pero con el rostro aun mas cansado, ¿porque tenia que ser ella quien estuviera en ese lugar y no donde el estaba?
- Ayer y hoy, se fue mi tren, Lleno de gente más puntual Y, otra vez, no podré llegar. – Se dijo mientras añoraba ser ella quien hubiese perdido la vida y no su querido sobrino. Primero Anthony y ahora Stear.
El toquido de la puerta se escucho suavemente, y una voz preocupada se aprecio desde el otro lado.
- Sra. Elroy, esta bien? ¿Necesita ayuda? – pregunto Sarah, quien habia ido para ayudarle y acompañarle para ir al funeral.
- No quiero exceso de bondad. – se dijo asimismo en un murmullo. –al hacer mi conteo atrás…
Recordo cuando habia recibido a esos tres niños a su cargo, como no debía llorar si ella los crio, ella los vio crecer y mientras estuvieron a su lado fue feliz, no, ella no se habia cansado de cuidarlos y lamento haberlos tenido que alejar cuando Anthony habia fallecido, pero en verdad en esa época se habia perdido un poco por el dolor que esa perdida le dejo.
- Sra. Elroy?
- Si, estoy bien, en un rato mas saldré Sarah. –le dijo recomponiedose un poco, intentando tomar el control de sus emociones.
Penso en Sarah quien aun tenia sus hijos a su lado, penso en los padres de Stear y en Archie, era el único de sus niños que quedaba. Miro alrededor y se dio cuenta que aquella gran mansión ya no podia llamarse hogar, ya no quería estar ahí, ya no quería volver.
Tomo aire, limpio sus lagrimas a sabiendas que igual estas volverían a derramarse una vez que viera el féretro y se diera cuenta que ella seguía ahí, sin poder alcanzar ese tren al que habian subido sus amados sobrinos, no sabia cuando lo alcanzaría, ni como.
- Mañana lo haré mejor, mañana madrugaré. – dijo dándole los últimos toques a su atuendo, se levanto de la silla y camino hasta la puerta. No olvidaría aquella lección nunca, debía apreciar mas a su gente, debía ser mas tolerante, debía dejar de ser tan seca con la gente que amaba porque tal vez la irían dejando atrás, como lo habian hecho Anthony, Stear y tantos mas a los que habia visto partir.
Sus ojos se aguaron al darse cuenta que nuevamente habia fallado. Se colocó el vestido negro para luego soltar el llanto cuando se vio en el espejo. La misma vieja, pero con el rostro aun mas cansado, ¿porque tenia que ser ella quien estuviera en ese lugar y no donde el estaba?
- Ayer y hoy, se fue mi tren, Lleno de gente más puntual Y, otra vez, no podré llegar. – Se dijo mientras añoraba ser ella quien hubiese perdido la vida y no su querido sobrino. Primero Anthony y ahora Stear.
El toquido de la puerta se escucho suavemente, y una voz preocupada se aprecio desde el otro lado.
- Sra. Elroy, esta bien? ¿Necesita ayuda? – pregunto Sarah, quien habia ido para ayudarle y acompañarle para ir al funeral.
- No quiero exceso de bondad. – se dijo asimismo en un murmullo. –al hacer mi conteo atrás…
Recordo cuando habia recibido a esos tres niños a su cargo, como no debía llorar si ella los crio, ella los vio crecer y mientras estuvieron a su lado fue feliz, no, ella no se habia cansado de cuidarlos y lamento haberlos tenido que alejar cuando Anthony habia fallecido, pero en verdad en esa época se habia perdido un poco por el dolor que esa perdida le dejo.
- Sra. Elroy?
- Si, estoy bien, en un rato mas saldré Sarah. –le dijo recomponiedose un poco, intentando tomar el control de sus emociones.
Penso en Sarah quien aun tenia sus hijos a su lado, penso en los padres de Stear y en Archie, era el único de sus niños que quedaba. Miro alrededor y se dio cuenta que aquella gran mansión ya no podia llamarse hogar, ya no quería estar ahí, ya no quería volver.
Tomo aire, limpio sus lagrimas a sabiendas que igual estas volverían a derramarse una vez que viera el féretro y se diera cuenta que ella seguía ahí, sin poder alcanzar ese tren al que habian subido sus amados sobrinos, no sabia cuando lo alcanzaría, ni como.
- Mañana lo haré mejor, mañana madrugaré. – dijo dándole los últimos toques a su atuendo, se levanto de la silla y camino hasta la puerta. No olvidaría aquella lección nunca, debía apreciar mas a su gente, debía ser mas tolerante, debía dejar de ser tan seca con la gente que amaba porque tal vez la irían dejando atrás, como lo habian hecho Anthony, Stear y tantos mas a los que habia visto partir.