Hola chicas feliz inicio de semana aquí estamos contestando un reto que surgió en el Valhalla de las valkirias, de 15 canciones que propusimos todas las chicas, en una rifa está salió ganadora. Esto fue lo que salió de mi imaginación espero sea de su agrado
Vivir así es morir de amor
Siempre me traiciona la razón, por más que he tratado de dejar de pensar en ti, vienes a mi mente una vez más. Juré que dejaría de pensar en ti, desde el dia que nos dijimos adiós, yo sabía que debías volver a América, después de tu accidente al lado de tu familia, pero al final me domina el corazón, cuando vienen a mi mente los momentos vividos junto a ti, tus dulces besos aquellos en los que ambos desbordamos pasión uno por el otro, la necesidad tal vez de no sentirnos solos en los horrores de esta guerra. ¿Acaso fue amor?
No se luchar contra el amor, Por que de algo estoy segura, yo si me enamore perdidamente de ti, de tu manera de ser, de tu mirada, de todo lo que tu encierras. Todo pasó sin pensarlo.
Empecé por cuidar de ti después de aquel fatídico accidente que tuviste en tu avión, el diario convivir nos hizo sincerarnos en muchas cosas. Al principio no me recordabas, yo lo hice mientras curaba de tus heridas, eras el primo de Candy, aquel que un día nos invitó a salir junto con mis demás compañeras de enfermería en nuestro día libre. Después lo hiciste tú.
—Sabía que de algún lado te conocía, eras la compañera de Candy en el hospital St Joseph —me dijiste.
Una cosa llevo a otra, empezaron a surgir emociones nunca experimentadas en mi, al darte yo los baños de esponja, por primera vez sentía arder mis mejillas «que me está pasando» pensé.
Sabía que pronto estarías un poco más recuperado para poder volver a tu hogar.
Como me fui enamorar de quien no se enamoraría de mí, me dije varias veces.
Hasta que tome la decisión de alejarme de ti, no debía, no podía seguir viéndote me exponía a demostrar mis sentimientos por ti. Pasaron varios días en los que estuve en la carpa donde se suministraban medicamentos hacia varios batallones haciendo inventario. El doctor en jefe aceptó mi petición un poco extrañado; pero cedió a mi súplica. Nunca me lo hubiera imaginado que después de unas semanas cuando pense que habias vuelto a casa, entraste caminando por la carpa en la que solía acondicionar todo el material y medicamentos, ya era entrada la noche, al verte mi corazon latio y mi estómago sintió unas locas mariposas, algo que nunca había sentido en mi vida.
—Hola enfermera Flammy —dijiste caminando hacia mi—. Porque en todas estas semanas no fuiste a verme, disfrutaba tanto platicar contigo.
—No tenía tiempo —conteste secamente.
—¿Hice o dije algo que te molestara?
—No de ninguna manera; no deberías estar aquí, es casi medianoche.
—¿Por qué huyes de mí?
—No, estás equivocado yo no huyo de ti, es solo que…
—Flammy, no tienes que decirme nada, yo sé lo que sientes.
—Ah sí…, —respondí muy nerviosa.
El acortó aún más la distancia entre ambos, yo di unos pasos hacia atrás hasta que mi cuerpo se topó con unas cajas. Ya no podía huir de su presencia, pude sentir el olor que despedía su cuerpo.
—Se que sientes lo mismo que yo, lo mire en tus ojos el ultimo dia que cuidaras de mi, quisiste que no me diera cuenta pero fue demasiado tarde.
—¿De qué hablas? Creo que esas vendas aún en tu cabeza atrofian tu mente.
—Te quiero —dijiste con una tierna voz—. Estos días sin verte me hicieron darme cuenta de cosas, te extraño.
—Eh, no, no puede ser, debes estar equivocado tu, tu…, tienes novia me lo contaste.
—Paty, ella es una gran amiga, nos sinceramos el uno al otro en el colegio San Pablo, le gustaban los estudios igual que a mí, éramos hijos de padres ricos, pero para ellos era mejor tenernos en un internado. La gente dio cosas por sentado pero de mi parte nunca hubo un ¿quieres ser mi novia? lo mismo fue en la vida de mi hermano, Porque la gente piensa que si te llevas bien con una chica ya son novios. Para dar ese paso conlleva muchas cosas. Ni siquiera la bese una sola vez.
—Vez lo has dicho la gente da por sentado cosas, tu y yo somos esté…, —titubie—. Amigos también.
—No, tu sabes perfectamente lo que sentimos el uno por el otro, se que tu cuerpo vibra igual que el mío cuando estamos juntos.
Y sin pensarlo en ese instante sentí sus labios sobre los míos, pude sentir la humedad de su boca sobre mis labios hasta que yo respondí ante su dulce lengua, una cosa nos llevó a otra, sus manos empezaron a acariciar mi espalda, y se introdujeron en mi nuca. Era una dulce y torturante sensación en la que en esos momentos decidí dejarme llevar.
Los besos continuaron, y sin pensarlo me levanto por mi derrier y me llevó al pequeño escritorio cerca de nosotros. Pude sentir su mano recorriendo mis muslos por debajo de mi falda, esa acción hizo que saliera de mi boca un leve gemido, cosa que no pasó desapercibido para él, acercó su rostro a mi y me volvió a besar, está vez daba dulces mordiscos a mis labios. Por un momento se que miro el miedo en mis ojos.
—No te niegues a esto que sentimos, he aprendido que la vida es muy corta con los horrores de esta maldita guerra en la que a diario muere gente inocente, solo por intereses del poder de perversos hombres.
Esas palabras me hicieron abrazarlo y responder con todas mis fuerzas a sus besos y caricias, pude sentir que sus dedos que llegaron hasta el elástico de mis bragas, jugueteaba entre tocarme y no hacerlo, ese acto encendió una hoguera en mi, un hormigueo en mi bajo vientre se hizo presente. Desabroché los botones de su camisa porque quería sentir su piel, debíamos estar en la misma condición. Cuando lo hice él se dejó llevar también, Empezó a tocar de aquel capullo en el que solo había visto en los libros de medicina. Con cada caricia el espasmo empezaba a aumentar junto con mi corazón cuando pensé que explotaría el se detuvo y solo desabrochó los botones de mi blusa.
—Dejame verte —pidió vehemente—. No es que sea un experto, hay cosas nuevas para mí también. Vayamos paso a paso juntos.
Y así lo hicimos, él me daba placer con sus caricias y yo devolvía de igual modo las caricias, Yo lo toque del mismo modo que él lo hacía. Hasta que llegó un momento en que poco a poco se introdujo dentro de mí, era doloroso pero a la vez placentero. Era mi primera vez con el hombre que en esos momentos sentía amar. Aquellos encuentros a media noche se repitieron durante varios días, solo esperaba la media noche para saciarme de él, yo probé con mi boca cada centímetro de su cuerpo, como él lo hizo conmigo.
Hasta que llegó el día en que no pudo evitar ser enviado a su casa.
Fui a buscarlo a su carpa y en el camino un soldado preguntó:
—Enfermera Flammy, va a la carpa B
—Si, allá me dirijo.
—Puede llevar la correspondencia a los soldados.
No pude evitar mirar los sobres, venían tres cartas dirigidas a Stear, una del señor William Albert Ardlay, otra de Candy, y una más de ella… Patricia O'Brian.
Tome la de ella y por impulso la guarde en el bolsillo de mi delantal.
Hice entrega de ellas a todos los soldados incluyendo a Stear.
—¿Todo está bien Flammy? —preguntó sonriente.
—No, no pasa nada es solo que debo ir con el doctor Charles.
—Está bien, yo voy a leer las de las cartas de mi familia, supongo están felices de saber que vuelvo a casa, o más bien volveremos, me lo has prometido.
—Stear luego hablamos de esto, está bien.
Me alejé de ese lugar y en cuanto pude leí aquella carta dirigida a él.
Querido Stear.
Me alegra tanto saber que estás vivo, mi vida volvió a ver la luz nuevamente, espero por ti con ansias. Sé que cometí locuras de las que no estarás orgulloso. Mi vida no tenía sentido sin ti, simplemente quise quitar este dolor que me atormentaba; si no hubiera sido por Candy y Archie no estaría escribiendo esta carta, pero será mejor hablarlo cara a cara.
Siempre tuya Patricia O'Brian.
Lágrimas tibias rodaban por mis mejillas, quién era yo para quitarle su felicidad a esa chica. En ese momento supe lo que tenía que hacer.
—Flammy, tu lo prometiste.
—Esto es lo mejor Stear, en seis meses te alcanzaré, no puedo abandonar mi cargo ahora, el doctor Charles me lo pidió —menti—. Te prometo que estaremos en contacto.
—Piloto Cornwell, el camión espera por usted —gritó un sargento.
Lo abracé con todas mis fuerzas y en esos instantes puse la carta de ella en su bolsillo junto con una mía diciendo el adiós.
Y hoy ya no puedo más, han pasado seis meses y he devuelto todas sus cartas, se que ha sido lo mejor.
Estoy harta de rodar como una noria, vienes una y otra vez a mi mente, ya no puedo más; solo se que vivir así es morir de amor.
Ahora la entiendo perfectamente, ella Patricia O'Brian y el paso que quiso dar.
Ahora estoy en esta pequeña casa en Francia, hay en mí un motivo de no cometer esa locura igual que ella. Acarició mi vientre ante su patada, es como si mi él en mi interior contestará de mis pensamientos
—Oh mi pequeño, jamás estarás solo, aquí estaré para ti, no te abandonaré como mi familia lo hizo conmigo. Solo seremos tú y yo. No quiero ser más melancolía. Y tú eres mi motivo para luchar, nos tendremos el uno al otro , aunque el resto de mi vida sepa que vivir así, es morir de amor.
Última edición por Saadesa el Lun Abr 18, 2022 3:56 pm, editado 9 veces