ATORMENTADO
La había matado…claro que lo había hecho. Recordaba muy bien como después de aquella humillación frente a toda la familia se había alejado con la clara idea de que ella era la culpable de todo y que simplemente debía terminar con ella para poder continuar con su vida. Planeo todo cuidadosamente, mientras pasaba los días encerrado en su habitación, solo pensaba en la forma que podría deshacerse de ella para siempre. Busco la hora, el dia, el momento, busco el sitio, la forma, el arma, preparo todo con cautela.
La invito a verse cerca del lago, sabía muy bien no podría negarse, al fin y al cabo le debía un momento a solas para hablar, para explicarse. Ella accedió y le acompaño un poco indecisa, más por compromisos previos que por otra causa. Caminaron un poco hasta que ella un tanto desesperada se detuvo y le reclamo el hecho de que le hiciera perder el tiempo. Tal vez fue el empujón que necesito para lanzarse y clavarle aquella daga sobre el cuello, fue muy tarde para reaccionar y lo único que hizo fue agarrar su cuello con sus blancas manos y mirar a Neal fijamente con un ¿Por qué? En las pupilas para luego caer al rio tiñéndolo de rojo. Fue lo último que vio Neal.
El volvió a la Mansión, se quitó la ropa, se bañó y por alguna razón se sintió renovado. Aun podía sentir la sangre caliente en sus manos y el olor a ocre le llenaba sus sentidos. Termino de bañarse, tomo la ropa y la llevo atada para deshacerse de ella, salió de paseo saludando a todos, quemo la ropa en un lugar alejado, la daba la enterró en lo más profundo del bosque y volvió en la tarde, con bolsas de compras, haciendo creer a todos que solo había ido al pueblo a comprar algo de ropa.
Los siguientes días empezó su tortura, alguien toco a su ventana y pudo ver el rostro claro de aquella mirándole, la misma mirada de ese dia. Ciertamente había gente buscándola por todos lados, se decía que había huido con alguien, también que se había ido de viaje, la Sra. Leagan solía hacerlo constantemente, aunque siempre dejaba dicho a donde iba
Los días siguieron pasando y el rostro del moreno empezó a desencajarse cuando aquellas pesadillas continuaron, hasta que se dio cuenta que no eran pesadillas sino el alma de su madre siguiéndolo y preguntándole porque. Solo el sabia porque, solo el sabía que ella le había arruinado la existencia y debía pagar por no guiarlo correctamente pero ella no entendía explicaciones, solo seguía atormentándolo dia y noche, siguiéndolo y preguntando porque.
La había matado… había matado a su madre… la única razón por la que se arrepentía era porque ahora ella no lo dejaba solo en ningún momento y lo atormentaba de manera diferente a como lo hizo en vida.