La mujer se acerca a la ventana y observa el correteo de los niños, un suspiro se escapa de su pecho, esas emociones han regresado.
Gira su rostro y observa el ramillete de flores que estos le han entregado y con alegría le cantaron "FELICIDADES MAMÁ" porque ella es su referente, su consejera, su maestra, doctora y mamá, pero nadie sabía los secretos que guarda su corazón.
Vuelve a su asiento favorito en el rincón y se pone a tejer; con cada puntada un recuerdo, con cada vuelta un suspiro.
Hace mucho años cuando aún era joven e inexperta me enamoré loca perdida por él... mi razonamiento era incomprensible pues sólo respiraba por él.
Le creí ciegamente cuando me decía que me quería y más cuando decía que mi flor le diera y sin tantas consideraciones a sus deseos carnales me entregue.
Como una joven estúpida e ingenua te ame completamente, no había parte en mí que no te perteneciera, y como si ña fantasía fuera poco ante mis padres te presentaste y mi mano pediste.
Los preparativos se empezaron a dar pues muy pronto nos íbamos a casar. Las flores, vestido e invitaciones se había entregado. Pero de presto tú cambiaste... creía que por el estrés de los preparativos y negocios.
Preocupada, decidí visitarte, quería tus penas alibiarte. Cuando tu familia me vio se comportó extraña. Aunque me saludaron y abrazaron, era porque algo estaban ocultando.
Cuando apareciste te asustaste, pero a mi casa me llevaste. La invitación de cenar de mi madre aceptaste y muy tarde te marchaste. Pero nada se puede ocultar por tanto tiempo, ni las travesuras, ni los sentimientos.
Fue una sorpresa enterarme que estaba embarazada y mis padres querían adelantar la boda, cuando nos presentamos en tu hogar nos dimos cuenta de la tragedia. Tú ya te habías casado.
La impresión fue enorme y el dolor rompió mi corazón, no podía creer que tu amor me engañó. Me confesaste que sólo fue por negocios y que obligado aceptaste. Ahora sólo quedaba ver qué hacer con mi deshonra.
Llegaron a un acuerdo, lejos me mandaría hasta que el bebé naciera y luego tú te encargarías. No supe como pasó el tiempo y si era lo mejor, solo que de presto en las montañas de Ilionois aparecí.
Cuando se cumplió el tiempo un hermoso bebé nació y pronto mis brazos abandonó. Lo reconociste como tú sangre y me prometiste que jamás lo dejarías olvidarme, porque a pesar de todo me amaste.
Aunque debo admitir que eso fue verdad, pues años después un pequeño jovencito me vino a buscar y me dijo que yo era su mamá. Le mostré donde vivía y a quienes cuidaba noche y día, porque tanto amor de mamá no se podía desperdiciar.
Ahora será grande y tendrá sus propios hijos, pero siempre te recuerdas de quién es tu mamá. Regalos y alguna carta mandas, pues te dije que en tu vida no quería importunar.
A veces nos equivocamos y a veces acertamos, pero nunca erramos cuando de amar como mamá hablamos.
F I N