Ha terminado la función de teatro, casi no he prestado mucha atención pues mi mente estaba en otros asuntos. No es que los actores estuviesen mal o la obra fuese mediocre, ni quizás el hecho de poder verlo actuar mientras estoy sentada en uno de los palcos VIP.
Es el hecho de encontrarme con la gente, de tener que saludar y alguna que otra pregunta contestar. Ha sido mucho tiempo fuera del foco de atención, y ahora recuerdo esos meses de angustia y tristeza por la desdicha de tu ausencia.
Pero finalmente las cosas cambiaron, no sé cómo, ni por quién o si lo merecía, pero las cosas cambiaron.
Cuando te volví a ver, ya no tenías esa mirada triste y ausente, no eras gobernado por ese silencio y martirio. Eras un nuevo tú.
Puede que en algún momento nos hayamos equivocado en nuestras decisiones y éstas nos han llevado por éste camino tortuoso, más sin embargo mostraste tal madurez al asumir las riendas de tu vida.
Qué envidia me has dado, que por momentos me hiciste olvidar esas ganas de morir... lograste arrebatar de mis manos esa daga que buscaba extinguir mi vida y me motivadas a salir adelante.
Es difícil de explicar ni entender cómo mi mente y mi corazón fueron envueltos por una bruma cegadora, la desesperación me imperaba exigiendo que debía acabar con mi vida. Me sentía culpable y miserable por haberte arrebatado tu libertad y alegría. Terry, estabas obligado a tenerme en tu vida.
Infinidad de veces estuve a punto de lanzarme por el precipicio, deseando arrancar mi aliento y quedar destrozada por el pavimento. Deseaba morir. La vida pasaba por mi lado sin detenerse, la gente crecía y avanzaba logrando vencerme... y yo seguía amarrada a una cama, mutilada de mi cuerpo y alma.
Pero volviste... no sé por qué... pero volviste... con tu gentil mano me levantaste de mi miseria, alejaste mis angustias y me enseñaste que debo vivir. Salvaste mi vida.
No fue fácil, en más de una ocasión fui clara que lo mejor para todos era dejar de existir, pero con tu tierna y grave voz me decías que tú siempre estarías para mí. Y lo has cumplido.
Los años han pasado y ahora vuelvo a ser una persona normal, incompleta, pero con ganas de vivir. Regresamos de Londres donde recibí la mejor ayuda de los doctores prestigiosos de esa ciudad, y hoy te has presentado como una gran mecenas ante la sociedad.
Caminando por las calles de Nueva York veo hasta qué punto nuestras vidas han dejando de lado ese sueño que en más de una vez abrazamos con nuestras fuerzas de juventud, para volver ahora con la madurez de los años y los golpes. Lo que una vez conocimos a cambiado, al igual que nosotros porque el tiempo no espera ni da marcha atrás.
Sigo teniendo mis miedos e inseguridades, aunque ahora vuelves a tomar mi mano y sonríes completamente. Nos volvimos buenos y grandes amigos, confidentes y acompañantes, motivándonos a vencer nuestros temores y perjuicios, aceptándonos y amándonos por cómo estamos y lo que somos.
Sólo espero que no te vayas a asustar cuando te diga que vas a ser papá.
F I N