SEDUCIENDO AL VILLANO
GIANNY 17
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 1
---¿Lo has escuchado?.- La voz firme y dura llegó a todos los lugares del amplio estudio y aunque no hubo eco, aun se podia escuchar una y otra vez la cruel orden del hombre adulto que serio miraba a la joven dama.
A vista de cualquiera la calma que mantenía la joven no había sido afectada por nada con la noticia recibida, lo que indicaba que la educación implantada hasta el día de hoy. había logrado su cometido, convertirla en un dama digna del apellido Arlington.
Pero lo que nadie pudo ver, ni siquiera su propio padre, era como sus delicadas manos habían apretado la suave tela de satín y su pequeño pie daba pequeños toques sobre la alfombra mullida del lugar.
El hombre bufó ante el silencio de su hija y desviando la mirada lejos de aquellos ojos verdes que lo juzgaban de la manera más cruel que se puede juzgar a un padre, sentenció.
---Ya es hora que te cases, he esperado pacientemente por casi cinco años que concretices la unión con algún noble del imperio, he aguantado la burla y sarcasmos de muchos gracias a ti y en vista a tu actitud de no querer aceptar alguna propuesta, he decidido hacerlo por ti.
---Padre.
---Te casaras con el marqués de Somerset.
---Padre.
---¡No Candy!.- Gritó el Conde Arlington mientras una vena palpitaba bajo su frente.- Esta vez no te vas a salir con la tuya, nada de enfermedades raras, ni de llamados de Dios a servirlo. No quiero escuchar sobre maldiciones en nuestra familia y mucho menos del fantasma atormentador de tu madre .-La vena que se observó en la frente parecía querer explotar en cualquier momento.- Estoy harto de las tonterías que has logrado inventar para evitar casarte con alguien decente y llenar de gloria nuestra casa.
---No quiero casarme con el marqués . - Soltó la joven en un tono claro pero fuerte.
---Pues ya no tienes participación alguna en esta decisión. - Le alcanzó el papel para que pudiera leerlo y aceptar su destino. – El emperador dio su autorización para que está unión se lleve a cabo.
---¡Padre!.- Como un resorte la calma de la joven por fin se vio rota.- Lo que haces es muy injusto, actuar a mis espaldas y pedir la colaboración del emperador para algo tan ruin…es algo indigno del gran Conde de Arlington.
---Por favor, no me vengas con esas estupideces.- Le soltó ya agotado.- No vas a manipularme más Candy, el contrato ya está hecho, además, permíteme decirte antes de que empieces con un sermón acusador que yo no tuve nada que ver en esto.
---¡Padre por favor!.- Suplicó la joven mientras sus bellos ojos se nublaban.
---Hija…- Suspiró el hombre algo cansado. - El marqués de Somerset no es un mal tipo, tiene riqueza y maneja gran parte de los negocios navieros del imperio, tiene una bella mansión en la capital y en otras partes, además es bien parecido…te tratará como una reina.
---¡Tiene 60 años!.
---La edad no es un problema. - Le restó importancia.
---¡Es mayor que tú!
Carlos Arlington se volvió a recostar sobre su asiento y apretó el puente de su nariz con fuerza, si la tonta de su hija no hubiera rechazado a todos los prometedores caballeros que se le habían presentado no estaría pasando por todo este drama ahora mismo.
Él no deseaba que ella se casara con Somerset, pero la orden había llegado directamente del emperador y como leal súbdito tenía que obedecer y tratar de convencer a su rebelde hija.
---Lo siento, pero no hay marcha atrás. – Soltó una vez más. - En dos días te reunirás con él, así que te aconsejo que elijas un buen atuendo y asistas.
---No lo haré. – Habló con lágrimas en los ojos la pobre muchacha.
---Mira Candy.- Su padre la miró con ojos agotados.- SI por mi fuera, yo mismo te compraría un barco, te subiría en el con todas tus cosas y dejarías que te fueras a donde tu quisieras.- La joven lo miró temblorosa.- Pero si hiciera eso arriesgaría a todo el condado, la ira del emperador caería sobre mí y sobre cada uno de los que están a mi cargo. Se desataría una guerra cruel e innecesaria y todo porque a Somerset se le cruzó la brillante idea de que al tenerte podría manejar el poder de Arlington.- La mirada que le dedicó fue clara muestra de su descontento con la idea de matrimonio.- Ese viejo zorro supo mover sus cartas al pedir la ayuda del emperador.
---Pero…
---Mi poder viene de los negocios que tengo dentro y fuera del imperio y aunque tenemos buenos soldados no se comparan con el ejercito de las capas rojas. - Acaricio la mano de su pequeña hija.- Después te buscarían y te harían pagar el desaire a la corona.- La miro a los ojos.- ¿Es eso lo que quieres?
La joven negó con dificultad y enderezando su postura intentó respirar con calma.
---Entonces tenemos que obedecer al emperador.
Candy asintió y girando sobre sus talones caminó hasta la puerta, recordó algo antes de salir y se detuvo antes de abrirla.
---Si puedo romper este compromiso sin comprometer la seguridad de todos, ¿Lo permitirás?
Su padre que la conocía mejor que nadie, suspiró ante las palabras firmes que daba su hija y con una sonrisa en los labios respondió.
---SI.
Sin escuchar una respuesta de vuelta el ruido de la puerta cerrándose confirmó la retirada de la joven y por fin solo, Carlos abrió el cajón de su escritorio y sacó el papel costoso donde escribía las cartas.
---Creo que es buena idea pedir algo de ayuda.
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La cabeza del hombre golpeo fuertemente el suelo y mientras la sangre corría por su boca este intentó ponerse de pie sin mucho éxito.
Bastó una señal del varón que se hallaba sentado en la elegante silla para que sus chacales nuevamente empezaran su ataque.
---¡No se nada!.- Pujó apenas en un gemido el machacado hombre.-¡Juro que no se nada!
---Perdí tres barcos con mercadería importante, mercadería que debería haber llegado al reino de Laos.
---Yo…yo no tuve nada que ver…su excelencia.
---Y se supone que tú, el comandante que dejaría pasar mi tesoro se haría cargo de todos los problemas.- Los fríos ojos hicieron temblar al hombre.- Para qué diablos te mantengo con vida sino cumples con una simple tarea encomendada.
---Le juro su excelencia que no fui yo, alguien se infiltro y permitió que los soldados del emperador requisaran el cargamento…pero, pero lo averiguare y le traeré al culpable.
---El emperador. - El susurro frio se escuchó en todo el lugar.- No puede ser que mi tío sospeche de los negocios que tengo a sus espaldas, no de su amado sobrino.
---Excelencia.- Los fríos ojos volvieron a ver a los hombres que sujetaban al oficial.- ¿Qué hacemos con este?
---Por favor.- Gimió aterrado el oficial.- Su excelencia averiguaré quien está metiendo las narices en sus negocios…deme una oportunidad, traeré su cabeza en una bandeja.
La sonrisa que se formó en el bello rostro fue más aterradora que cualquier cosa que hubieran visto en su vida.
---Bien, de lo contrario será tu cabeza la que mis perros usen como juguete.
Y ante aquellas palabras fue soltado para que desesperado saliera del lugar sin mirar atrás una sola vez.
---¿Qué deberíamos hacer su excelencia? .- El elegante hombre extendió un pañuelo a su amo.
---Creo que deberíamos visitar a mi tío y ver que es lo que está tramando.
---Tendré todo listo para mañana.
---Bien.- Entregó el pañuelo y poniéndose de pie salió del lugar.
Después de casi un año regresaría formalmente al imperio, el héroe de guerra temido por unos y odiado por otros, se presentaría frente a toda la nobleza podrida de Catambria. El villano de la historia regresaría para divertirse a costa de los sucios secretos de la gente.
---Es hora de ir a casa.
Última edición por gianny17 el Mar Abr 04, 2023 8:46 pm, editado 2 veces