SEDUCIENDO AL VILLANO
GIANNY 17
CAPÍTULO 5
GIANNY 17
CAPÍTULO 5
---¡Qué se supone que estás haciendo!.- Gritó su padre apenas llegaron a su residencia.- ¿Qué hacías con el duque de Grandchester?
---Solo fue un baile padre.- Respondió con cierta precaución la rubia.- Ni yo sabía que algo así pasaría.
Carlos Arlington la miro con ojos entrecerrados mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.
---¿Me estás diciendo la verdad o estás creando nuevamente un teatro solo para apaciguarme?
“¡RAYOS!”
A veces odiaba el cómo la conocía el conde de Arlington, no había nada que se le escapara.
---Padre, te digo la verdad.- Soltó en un suspiro la joven.- Yo no tengo nada que ver con el duque de Grandchester, lo de hoy fue solo un baile surgido del calor del momento, comprenderás, estaba hermosa.- Le mostró una sonrisa inocente.
---Mira Candy.- El duque presionó su sien punzante.- Si lo que buscas es que el marqués cancele el matrimonio por celos, bien, pero busca a otro hombre.- La miró con seria preocupación.- No juegues con el duque, ese hombre es un tirano y un asesino.
Candy paso saliva al escuchar las palabras de su padre, ella sabía de la fama que precedía al duque de Grandchester y los horrores que se hablan a sus espaldas. Es más, antes de conocerlo en persona ella misma había hablado en una que otra reunión de alguno de los chismes del momento que corrían en su nombre.
Pero el tenerlo cara a cara era diferente.
Claro que daba miedo, pero también provocaba una sensación de escozor extraño en todo el cuerpo, era algo que impedía que quitara los ojos de él, que provocaba querer responderle olvidando la diferencia de niveles entre ambos.
---Lo sé padre.- Carlos Arlington la miró y suspirando agotado la corrió .
---Es hora de dormir, debes estar agotada.- Y negando en un movimiento de cabeza el conde abandono el lugar.
Candy que miro su espalda alejarse, simplemente dejó escapar el aire que tenía guardado y apretó los puños ansiosa, ahora tenía una deuda con el duque y su padre no debía enterarse, a menos claro que buscará ser desheredada y expulsada de su familia.
“No debemos provocar a padre”
“No crucemos el límite”
Asintiendo decidida se retiró a su habitación.
ooooooooo//oooooooooo
La puerta del invernadero se abrió y los pasos acelerados de Rose se escucharon por todo el lugar, Candy que bebía su té mientras leía, miró de soslayo mientras la joven se acercaba con una expresión excitada en el rostro.
---Señorita llegó la invitación.- Agitó el sobre mientras intentaba mantener un tono bajo de voz.
---¿Qué invitación Rose?.- Dijo como si nada la rubia.
---La del duque, señorita.
Y casi al instante el rostro de Candy se giró hacia la muchacha y abriendo los ojos se puso de pie para tomar el sobre que se agitaba en el aire. Rompió el sello y sacó el elegante papel del interior para leerlo con claro nerviosismo.
Rose que miraba con ansias a su querida señorita esperó a que terminara de leer la nota.
---Quiere que nos veamos hoy en la tarde.- Dijo mientras volvía a guardar la nota dentro del sobre, Rose que era consciente de cada reacción de la joven, notó un ligero temblor en sus manos y tomándola para darle valor expresó su disposición de ayudarla.
---Mi señorita sabe que puede contar conmigo, sino desea asistir a esa cita podemos contratar a alguien que nos ayude para evitar tal reunión.
Candy sonrió ante las palabras de su fiel amiga y apretando sus manos agradeció su condicional colaboración.
Sabia que Rose temía por ella, pero si le decía que su nerviosismo se debía no al temor de reunirse con el duque sino que era una reacción de excitación de saber que lo volvería a ver…a él que la miraba como nunca otro la había mirado, estaba segura que Rose la retaría y recordaría de todos los guapos hombres que ella dejó pasar por no querer casarse.
---Está bien Rose, es algo que tengo que hacer. - La joven miró a Candy y asintiendo soltó.
---Bien, estaré a su lado en todo momento, no me separe de usted.
---Gracias. - Agregó Candy al reconocer que eso era mejor a estar sola con ese hombre.
---Bien, entonces buscaré un atuendo adecuado para el día de hoy, usted puede terminar su té y su libro.- Dijo con mucha determinación la joven.- Déjemelo a mí.
Y asintiendo Candy vio como la joven desaparecía de su vista dejándola sola en aquel lugar, miró su taza de té pero las ganas de tomarlo se perdieron. Levantó el sobre que tenía en las manos y acariciando el costoso papel sonrió sin darse cuenta.
Después de comer se preparó para su salida y subiendo en el carruaje dejó indicado que iría a la ciudad a encontrarse con sus amigas a tomar el té.
Largo fue el tiempo que paso Candy dentro del carruaje, la distancia del condado de Arlington a la ciudad era más o menos unos 40 minutos en transporte y la mitad si montaba a caballo, era algo tedioso tener que pasar por esto cada que tenía que ir a la ciudad pero agradecía que su padre tuviera los medios para hacerlo cómodo y tranquilo.
Además, ella era una mujer muy diferente a todas las demás, su prioridad no era buscar un matrimonio, ella estaba dispuesta a sacrificar esa parte de su vida a menos que fuera por amor, como el matrimonio de sus padres, ella se haría cargo de su familia con o sin marido y estaba segura que su padre aunque reacio a la idea, no la iba a obligar a hacer algo que no quisiera.
Es por eso que desde muy joven se había preparado para poder administrar sus tierras, había estudiado contabilidad, economía y todo tipo de información que pudiera encontrar en los libros que su padre le había comprado.
Ella montaba caballo como lo hacían los hombres, usaba el arco magníficamente y acompañaba a su padre en sus viajes de negocios cada que podía, además realizaba visitas a los habitantes de su condado para velar por sus necesidades.
Esa era Candy Arlington.
---Señorita, ya llegamos a la ciudad. - Dijo Rose a Candy que se hallaba distraída mirando por la ventana. - Falta poco para llegar al lugar de la reunión.
---Si.
---¿Esta segura de querer ir?.- Dijo con clara preocupación.- Aun estamos a tiempo para dar la vuelta y regresar, puedo informar que no está bien de salud y no pudo asistir.
----Está bien Rose. - La tranquilizó Candy.- Tengo que hacerlo.
La joven mucama asintió y silenciosa espero junto a su ama.
Cuando llegaron al lujoso lugar, Candy descendió del carruaje y acompañada de Rose ingreso al desértico salón.
---¿Qué es esto? .- Susurró la muchacha al no ver a nadie en el lujoso restaurante.- Señorita, algo está mal.
---Rose cálmate.
Y aunque ella le pedía tranquilidad, internamente estaba ansiosa. No iba a negar la fama que acompañaba al duque y aunque el interés de verlo era grande, no podía esconder que era el villano de la historia.
---Señorita Arlington.- Se escuchó la voz del dueño de lugar.- Por aquí, el duque la espera.
Y siguiendo al educado hombre, Candy se adentró hasta un espacio hermosamente decorado con flores que perfumaban todo el ambiente. Los elegantes calendabros dorados que colgaban del techo daban una sensación etérea y la pequeña fuente que decoraba el lugar llenaba con el tranquilo sonido del agua el ambiente.
---Señor.- Dijo el dueño al hermoso hombre que se hallaba de pie mirando por la ventana la ruidosa calle.- La señorita Arlington está aquí.
Terrence volteo ante las palabras del hombre y sonriendo a la recién llegada, caminó hasta donde se encontraba.
--- Señorita Arlington.- Tomó su mano y depositó un suave beso en ella. – Es un gusto que haya aceptado mi repentina invitación.
---El gusto es mío. - Respondió Candy ante las cordiales palabras.
---Tome asiento.
A su señal, Rose asintió y yendo hacia un lugar lejano de la habitación dejó solos a la pareja.
---Pensé que la señorita no iba a venir. - Soltó Terry mientras la veía a la cara.- Con la fama que la precede es un lujo que este ahora aquí.- Candy sonrió al escuchar aquello.
---Como no hacerlo después de ver en la fiesta de lo que es capaz su excelencia.
La risa de Terry se escuchó por el lugar y Candy sintió un tirón en el corazón.
---Solo estaba jugando. - Dijo como si nada.- La dama podía negarse si quisiera.
Candy lo miró con cara de no creerle nada y el levantó los hombros restándole importancia.
---¿Su excelencia ya pensó cual será la sanción a mi falta?.- Terry levantó una ceja al escuchar la pregunta de la joven.
---Puede ser.
---¿Puede ser?
---Si, puede ser. – Candy respondió hondo y miró al hombre con cara de pocos amigos.
---Pues dígamelo. – Exigió al ver la sonrisa burlona en su rostro.
---Después de la comida. - En ese preciso momento llegaron los camareros con las bandejas y botellas de vino.
La comida fue agradable y aunque de vez en cuando sus miradas se cruzaban, ninguna palabra se hizo presente, así fue hasta que se sirvió el vino y la copa rozó los labios de la joven dama.
---¿Cómo es que la dama paga para que unos vagabundos le roben un valioso collar y se arme todo este teatro? ¿Cuál es la intención?
Candy sintió como el vino se atoraba en su garganta y tapándose la boca empezó a toser, la mirada de Terry se detuvo en todas las acciones de la joven y viéndola como su piel se tornaba roja, delicadamente le alcanzo su pañuelo.
---Su excelencia…está…equivocado. - Dijo Candy intentando recomponerse.- No sé a qué se refiere.
Terry señaló a la muchacha que se hallaba en un extremo de la habitación.
---Tu acompañante contrato sus servicios. - Candy miró a Rose que se hallaba algo nerviosa a lo lejos. - ¿O es que lo hizo a espaldas tuyas sin tu conocimiento?
Cuando Candy vio las arrugas en su frente y el brillo aterrador en sus ojos, tuvo que morderse los labios y aceptar su culpa.
---No, yo se lo ordene. - Soltó en un tono bajo.
---¿Por qué?
---¿Es necesario saber la razón de mis acciones?.- Cruzó los brazos sobre su pecho y miró a otro lado molesta.
---Si, ya que fui yo quien resultó herido de esa situación en la que intenté ayudarte. - Candy se mordió los labios y mirándolo a los ojos intentó relajarse.
---Tenía que hacer algo para evitar mi cita de ese día.
---Con el marqués.- Los ojos de Candy se abrieron ante sus palabras.
---Como lo sabe su excelencia.
Terry se sirvió más vino y lo bebió de un solo trago.
---Digamos que estuve cerca y lo vi.
Candy miró el rostro del duque y asintió poco convencida, al poco rato tomando nuevamente su copa bebió un poco de su contenido.
---¿Qué le paso al hombre que contrate? - Tomó otro sorbo sin mirarlo a los ojos.- ¿Esta bien?.- Preguntó al recordar la escena que había visto en ese lugar.
---Claro. - Le respondió como si nada. - ¿Crees que le haría algo?.
Candy miro esos ojos azules por un momento y negando respondió a su pregunta.
---No, no lo creo.
“Lo afirmó”
Se dijo internamente.
---¿Su excelencia me dirá cuál es su pedido?
Terry la miró en silencio y tras sonreír traviesamente se puso de pie, caminó hacia ella y le extendió la mano.
---Acompáñeme señorita Arlington.
Candy con algo de temor, tomó su mano después de dudar un rato.
---¿A dónde iremos?
---Es una sorpresa.
---Su excelencia, no me gustan las sorpresas.
Aquella afirmación era una total mentira, pero algo debía decir para poder salir de esta situación
---Está te encantará.
Y sin poder refutar algo más, Candy se vio arrastrada hasta el elegante carruaje con él escudo del ducado de Grandchester.
Su padre iba a matarla después de enterarse por alguna de las personas que curiosas miraban como era escoltada por el temible duque.
“Dios Sálvame”
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Última edición por gianny17 el Mar Abr 18, 2023 8:39 am, editado 1 vez