SEDUCIENDO AL VILLANO
GIANNY 17
CAPÍTULO 8
GIANNY 17
CAPÍTULO 8
El caballo fue recibido por el mozo de cuadra y de un salto el conde bajo del enorme animal para dirigirse al interior de la mansión, los empleados no se atrevieron a decir nada al ver el rostro claramente enfadado de su amo.
---¿Dónde está?.- Gritó a Frederick mientras subía las escaleras paso acelerado.
---En su habitación señor.- Los pasos retumbaron por todo el lugar logrando anticipar su llegada. - ¡CANDY!.-Gritó cuando se encontraba a escasos metros del dormitorio.
Tomó el pomo de la puerta y la abrió de golpe solo para encontrarse con el rostro sorprendido de su hija, la ira inicial que había sentido por la noticia de su encuentro con el duque de Grandchester se esfumó solo al verla.
---¿Qué rayos te paso?.- Se acercó a ella y le tomó la cara con sumo cuidado.- ¿Quién fue el que te hizo esto?.- Siseo con dientes apretados.
---Padre.- Los ojos de Candy se cristalizaron.
---Candy querida. - Dijo mientras acariciaba su rostro. – Dile a tu padre, quien se atrevió hacerte esto.- Algunas lágrimas se escurrieron por su mejilla mientras el toque reconfortante de su padre la tranquilizaba.
---Fue el marqués de Somerset.
Los dientes del conde rechinaron y acariciando el suave cabello de su hija, preguntó con tranquilidad.
---¿Fue por el duque de Grandchester?.- Los ojos de Candy se abrieron y sus manos fueron a parar al abrigo de su padre.
---Padre te juro que no paso nada entre el duque y yo. - Soltó exaltada. - Solo acepte la invitación a comer que me hizo y luego fuimos a dar un paseo en bote, nada más, lo juro padre no sucedió nada más.
---Shh.- La mandó a callar la verla exaltada. – Tranquila, solo quiero que me respondas con la verdad ¿Por qué el duque te invitaría a pasar la tarde con él?
Candy se mordió los labios ante la pregunta de su padre. Al menos tuvo que ser sincera en estos momentos.
---Ofendí al duque en la fiesta de primavera.- Susurró con tristeza.
---¿Qué?.- Los ojos del conde se abrieron ante lo revelado.
---No lo reconocí y dije algunas palabras en su contra…lo efendí.
---Oh Candy.- El duque abrazó a su hija como queriendo protegerla del mundo.- ¿Qué haré contigo y esa boca tuya, hija mía?
---Padre no fue tan malo. - Intentó calmarlo. - La compensación fue aquella salida, donde te repito, no paso nada. - Se soltó de su agarre y lo miro con una sonrisa.- Fue maravilloso, nunca espere tal comportamiento por parte del duque.
---¿Estás hablándome enserio? .- Su padre dudaba de las palabras de su hija, conocía la fama de aquel hombre y en más de una ocasión había presenciado el comportamiento altanero y despiadado del duque.-¿El duque de Grandchester fue simpático…contigo?
Las cejas de Candy se fruncieron y sus manos volaron a su cintura.
---¿Qué intentas decir?
---Nada. - Barrio su rostro con unas de sus manos. - Es solo que no puedo creerlo.
---Pues, así fue padre.
---Bien. - La volvió a mirar. - Este padre resolverá este asunto. - Se acercó a ella y depositó un suave beso en su cabeza. - Solo intenta alejarte de los problemas, cariño.
Con una sonrisa en el rostro el duque se retiró, dejando a una Candy preocupada y muy ansiosa. No había hablado con la verdad y ocultó muchas cosas de lo que sucedió con el marqués y el duque, pero por el bienestar del único familiar que le quedaba tenía que guardar silencioso y ser muy astuta para poder resolverlo.
oooooo//oooooo
A la mañana siguiente se llevaba a cabo la audiencia con su majestad el emperador, todos aquellos a los cuales se les había entregado un cargo debían de reunirse dos veces al mes para dar sus informes según la tarea asignada y discutir problemas que pudieran presentarse en el imperio.
Aquella mañana, la enorme mesa se empezó a llenar con cada uno de los diversos funcionarios que aparecían, en uno de los extremos se hallaba el marqués de Somerset, el conde de Windchester, el baron de Nipkos, marquéz de Saxces, el general Bismarck entre otros. Del otro extremo se podía visualizar a vizconde Marcus Forbet dueño de los mejores caballos pura sangres y árabes que abastecía a la caballería real del imperio, Lord Chancellor dueño de la zona costera, el premier Anthony Blair mano derecha del rey y el conde Arlington.
Todos conocían la buena fortuna del conde, dueño de las minas de diamantes rojos, azules y los recién descubiertos “los negros” encontradas en la isla Indonesia de Borneo de su propiedad, dentro de sus tierras se habían descubierto yacimientos de oro, plata y alumbre, además de que poseía un buen ojo para los negocios internacionales.
Está era la razón por la cual varios habían intentado de emparentarse con él mediante un matrimonio comercial con su hija sin mucho éxito, no solo harías suya a una mujer hermosa sino que se volverían dueños de una fortuna inigualable y poder comercial envidiable.
---Su majestad el emperador está ingresando a la sala. - Presentó el oficial, el sonido de todos poniéndose de pie se hizo presente, y sintiendo los pasos del emperador todos hicieron la reverencia que se mantuvo hasta la señal de poder sentarse.
---Pueden tomar asiento.
Todos se sentaron y mientras el secretario del emperador le alcanzaba el montón de papeles, este dio la señal al canciller para empezar la reunión.
---El día de hoy trataremos los siguientes puntos: Defensa de la zona norte, Impuesto de exportación, celebración de la cosecha de este año, el evento de Caza Anual, el cumpleaños de su majestad la emperatriz y la visita del Rey de Macedonia.
---¿Algún otro punto que deseen agregar antes de comenzar? - La voz aburrida del rey se escuchó apenas su secretario termino de leer.
---Su majestad desearía poder expresar algunas palabras antes de comenzar. – El conde se puso de pie y pidió al emperador.
Los ojos de Robert miraron al conde y asintiendo le indicó hablar.
---Pido a su majestad, el emperador Robert Maximus Grandchester que considere cancelar el matrimonio de mi hija con el marqués de Somerset.
De pronto los murmullos se hicieron presentes y el emperador lanzó una mirada extraña al conde y al marqués.
---El conde no puede pedir a su majestad algo absurdo. - Soltó el marqués
---Silencio marqués. - Ordenó el emperador al escucharlo intervenir. - ¿A qué se debe su pedido, conde?
---El marqués se atrevió a irrumpir en mi casa cuando yo me encontraba de viaje y atacó a mi hija dejándola gravemente herida.
Varios ojos sorprendidos volaron hacia el marqués ante las palabras del conde.
---Por favor.- Soltó ofendido el marqués.- Apenas y toque a su hija.- Arlington apretó los puños al confirmar al agresor de su querida Candy.- Además se lo merecía por no respetarme y andar de casquivana con otro, solo le di una lección para que aprendiera a comportarse.- Lo señalo con su dedo incriminador y en voz alta soltó.- Lección que usted debió darle de niña.
---Ella no tiene nada que aprender de usted.- Fue el turno del conde.- Ella sabe lo que cualquier digno heredero de Arlington debe de saber para gobernar y dirigir un condado y si usted pretende buscarse una muñeca que solo sirva para saludar y lucirla, pues se equivocó de dama, mi hija no es de esas.
---Si usted no pretende corregir la actitud de su hija, no se preocupe, cuando me case con ella, seré yo quien le enseñe el comportamiento digno de una dama de la alta nobleza de Catambria
---Le recuerdo al marqués que mi hija aún no se encuentra casada y está bajo mi cuidado y si veo que este matrimonio le genera incomodidades o afecte su seguridad tendré que cancelarlo a como de lugar.
---Y yo le recuerdo que hay un compromiso de por medio aprobado por el emperador.
---¡Basta los dos!.- El gritó de Robert se escuchó en toda la habitación logrando que todos se callaran.
---Conde.- El emperador se dirigió al hombre que miraba de manera asesina al marqués.- El compromiso fue pactado y aceptado en presencia del clérigo y el abogado de la corte. Además, ambas familias lo aceptaron sin ningún inconveniente en ese momento.
---Disculpe su majestad. - Lo interrumpió el conde.- Si mal no recuerdo, no me llamaron al momento de decidir dicho compromiso, se me notifico mediante una carta después de que usted, el marqués y todos los que menciono decidieran sobre el destino de mi hija y mi casa en mi ausencia.
---¿Qué está insinuando conde?.- Los ojos del emperador se estrecharon y su tono sonó amenazador.
---No insinuó nada su majestad. - Respondió mientras le lanzaba una mirada seria. - Pero creo que se cometió una gran falta al comprometer a mi única heredera con el marqués y lo he tolerado por respeto a la familia real pero ahora no permitiré que este suceda.- Señalo furioso al marqués.- ¡No, con ese hombre!
---Conde…
Las palabras del emperador se cortaron cuando las puertas del gran salón se abrieron y la imponente presencia del duque se hicieron presentes.
---Saludos a su majestad, el gran emperador Robert Maximus Grandchester.- Terrence hizo una breve reverencia y se dirigió hacia un lugar de la gran mesa, al observar que había alguien sentado simplemente soltó en tono amenazante.- Quítate de mí asiento.- El hombre abrió los ojos ante sus palabras y nervioso se puso de pie para ir a sentarse lejos de él.- Perdón por la tardanza.- Dijo como si nada mientras se desparramaba en la cómoda silla.- Mi mayordomo olvido abrir las cortinas y me quede dormido…sin querer por supuesto.
El emperador lo miró sorprendido al igual que todos en la sala y antes que pudiera decir algo, Terrence volvió a hablar.
---¿Interrumpo algo? .- Miró a ambos hombres que estaban de pie y fijo su mirada en la figura del marqués de Somerset.- ¿Pueden hacerme un resumen de lo hablado hasta ahora? No me gustaría perderme el chisme.
---Cortaremos el tema aquí. - Dijo el emperador mientras frotaba su rostro cansado. - Lo discutiremos al finalizar la reunión… en mi despacho.
---Pero su majestad…- Intentó refutar Arlington.
---Conde, lo discutiremos más tarde.- El emperador rechinó los dientes ante su intentó de continuar.
Así los dos hombres volvieron a sentarse y se dio inicio a la asamblea.
Después de casi cuatro horas, las puertas se abrieron y el emperador salió a través de ellas.
---Marqués de Somerset y conde de Arlington síganme. - La orden del emperador se escuchó entre los nobles que lo seguían y mirando a los nombrados les cedieron el paso para que pudieran reunirse con su majestad.
---El conde se atrevió a contestarle al emperador.- Hablo el barón de Nipkos.- Y yo que pensaba que iba a ser otra aburrida reunión de informes.
---No puedo creer que el marqués le hiciera eso a la señorita Arlington.- La voz de vizconde Marcus Forbet se escuchó enfadada.
--- Me olvidaba que tú también estabas detrás de ella. - Se burlo el barón.
---El que la haya estado pretendiendo no tiene nada que ver con defenderla.
---Pero no vas a negar que su comportamiento fue vulgar y escandaloso.
---Bueno eso…
---Y con el sobrino de su majestad…ese monstruo.- El gesto de asco que hizo el barón fue notorio, pero pronto desapareció al observar como la figura de Terrence se interponía entre ellos.
Ambos hombres casi caen al suelo del susto y mirando al duque con ojos temblorosos intentaron disculparse.
---Su excelencia, lo siento mucho. -Se apresuro a hablar el barón.- Merezco morir por mi desliz de lengua.
---Claro que mereces hacerlo. - La voz fría de Terrence los hizo temblar.- Hablar de alguien a sus espaldas e insultarlo es como pedir a gritos un duelo.
El barón cayó al suelo temblando y agachando la cabeza lo más que pudo empezó a rogar.
---Perdóneme la vida su excelencia, he pecado de atrevido e ignore las normas éticas hablando de más de su excelencia…no volveré a hacerlo.
Terry lo miraba con dureza y de un momento a otro dirigió esta mirada al hombre que temblando se halla de pie a un lado.
---¿Qué tema llevó a su majestad a reunirse con el marqués y el conde?
---Su excelencia, yo …yo…el emperador.
---Apúrate que no tengo todo el día. - Su mirada se hizo más profunda y tenebrosa.
---El conde pidió la anulación del matrimonio de su hija pero el marqués se negó a dársela y el emperador está haciendo de intermediario ya que él fue el que firmo dicho convenio sin la presencia del conde.
---Veo.- Dijo mientras miraba la dirección por donde hace rato habían desaparecido los tres hombres. – Barón.- Se dirigió al hombre que se hallaba en el suelo.- Si otra vez lo escucho hablando de mi o de la señorita Arlington tenga por seguro que su próxima morada será una sucia ciénaga.
---Si, su excelencia.
Y sin esperar algo más, el duque se retiró.
SI DESEAS LEER EL CAPÍTULO 7...CLICK AQUÍ