SATURNO
Resumen: Entre besos, estrellas y promesas, él dijo que volvería para ver a Saturno. Sin embargo, solamente ella logro ver al cielo esperando su regreso.
Nota: está vez hubo un cambio de parejas, está historia es única y perfecta para un amor que no espero... el de Patty y Stear.
CAPITULO 1.
DESCUBRIMIENTO
.DESCUBRIMIENTO
Las chicas habían regresado de una bella mañana conviviendo con los niños del área de pediatría del hospital Santa Juana, Candy decidió que esa era una bonita manera de que sus amigas le tuvieran amor a alguna actividad que no sea meramente siendo señoritas de sociedad. Annie no pudo evitar enamorarse cada vez más de los niños, recordando su orfandad y acrecentando sus deseos de ser madre, Patty no desaprovechó la oportunidad de enseñarles a cada uno de esos pequeños cualquier cosa interesante del mundo para sacarles una sonrisa en medio de la tristeza que embargaba las enfermedades que tenían y una guerra que por fuera azotaba. Todo eso fue tan hermoso que quiso casi al instante ir y convencer a Stear para que inventar algo para esos pequeños.
Si fuera por ella, adoptaría a todos los niños del mundo junto con Stear, ya se había imaginado tener una prole de pequeños genios a su cargo, le saco centenares de sonroja a la castaña.
—¿Qué te pasa, Patty? ¿Y esa cara? —Pregunto Candy con una sonrisa.
—¿Eh? ¿Yo? Nada, de verdad, es solo que hoy fue un bonito día.
—¡Fue excelente! La próxima vez traemos a los chicos para que nos acompañen.
—¡Si! A Terry le encantaría mucho estar aquí y ver esto.
—¿Y te ha contestado las cartas? —Pregunto Patty curiosa, y ese comentario le borro la sonrisa a Candy, la dejo preocupada.
—La verdad no, y tampoco me han llegado las de él. Y por eso quiero ir a Nueva York, me preocupa que algo le haya ocurrido y yo no sepa nada.
—Oye si están panfletos con su cara en todas partes significa que le está yendo bien. Además bien sabes que ese rebelde no dejaría de escribirte si las cosas no estuvieran bien. —Aseguro Patty con una sonrisa —¡Es más! Propongo ir a Nueva York a ver una de las obras de Terry.
Y esa idea iluminó los ojos tanto de Candy como los de Annie, ir a Nueva York en esta época del año con buena compañía era lo mejor que se le pudo haber ocurrido. Por algo, era la más inteligente del grupo y la de las mejores ideas. La sonrisa por un instante se borró cuando las tres pasaron frente a un puesto de reclutamiento en un viejo teatro de la ciudad, era una oficina de guerra improvisada.
—¡Qué barbaridad! —Susurro Patty llevándose las manos a la boca al ver a chicos que iban solamente a enlistarse para ir a la guerra como si se tratara de un juego —Alguien debe detenerlos.
—¡Ay Annie! Nosotras no tenemos ningún poder sobre las decisiones de la gente.
—Aun así, esos chicos no saben lo que hacen.
—Se darán cuenta cuando ya sea muy tarde —Exclamo la castaña limpiándose las gafas —Hay quienes tiempo para recapacitar las cosas, y otras que no ¿o si, Candy?
La rubia se siente avergonzada porque sabe a lo que se refiere. Por un instante ella sonrió deseos de enlistarse cómo enfermera de guerra, pero estaba segura de que todos enloquecerian si ella se hubiera ido. Entre esos esas divariaciones, no dejaba de pensar en la solitaria Flammy y de como la vida la arrastro hacia las trincheras, para ella fue un escape de su realidad, para otros, un pasaje al infierno.
—Si, es terrible tener que redirigir tus pasos por causas de otros. Pero eso ahora no debe afectarnos ¿cierto? Estamos planeando un viaje entre amigos.
—Tienen razón. No debemos preocuparnos por nada más que las merecidas vacaciones que nos debemos —Annie salta a los brazos de Candy y Patty entre risas, alejándose cada vez más del centro de reclutamiento.
El pensamiento de la guerras quedó atrás entre risas y armonía el trío de chicas no dejaba de hablar sobre la vida, su futuro, y sobre todo esas nuevas y anheladas vacaciones de quizás no serían iguales a las de Escocia, pero de igual forma sería un sitio hermoso porque estaría juntos. Durante todo el camino fueron hablando sobre ese viaje a Nueva York que parecía ser inminente, por un lado Annie hablaba de sobre ir de compras y dar un largo paseo en Central Park, siempre quiso ir a ese sitio y era la oportunidad. Candy por su parte, quería ir a ver a Terry y recuperar todo el tiempo perdido por culpa de la trampa de Elisa, quería sentirse orgullosa de su mocoso engreído que había logrado su sueño.
Y Patty con una sonrisa admiraba a sus amigas que habían aceptado su propuesta. Entre sus planes no estaban solo ir a conocer una ciudad imponente y ver a Terry, había otra cosa especial que solamente podría admirar en esa ciudad.
En efecto, su objetivo estaba en Central Park, quería ver las estrellas junto a Stear, él le había mostrado con un telescopio las maravillas del universo y quería verlas con él en un lugar tan especial y romántico, pero necesitaba una excusa para que todos fueran y lo disfrutarán. Quería que de algún modo, se repitieran las vacaciones de Escocia y todos volvieran a estar juntos.
Ese pensamiento lo llevo todo el camino hasta llegar a la residencia Ardley en Chicago, y no dejaba de pensar en lo bonito que sería hasta que, al Candy abrir la puerta un grito desquebrajo toda la paz y los pensamientos de la castaña.
—¿Te volviste totalmente loco o qué? —Ese era el agonico grito de Archie, quién se había abalanzado violentamente sobre su hermano Stear. Ante esa respuesta del chico, Candy y Annie se interpusieron entre ellos y los separaron.
—¡Por todos los cielos! ¿Qué demonios te pasa, Archie?
—¡No! ¿Qué demonios es lo que piensa el imbécil de mi hermano? —Contesto furioso —¿Sabes acaso lo que ha hecho?
—Archie por favor no les digas nada.
—¿Cuál es el miedo? De todas maneras van a enterarse.
—No de esta manera. ¿Cuando vas a dejar de ser un inmaduro?
—¿Y tú cuando vas a querer dejar de ser un héroe? Nadie te necesita en una guerra, por todos los cielos.
—¡Archie! —Rapidamente Stear se suelta del agarre de Candy para abalanzarse contra Archie y propinarle una bofetada que resonó por todo el salón.
Aquel acto había dejado a más de uno sorprendido. Archie se encontraban atónito por lo que su hermano había hecho, era la primera vez en toda su vida que le levantaba una mano y le dolía, pero no tanto por el hecho de que lo que iba a hacer era de algún modo un suicidio. Sin embargo, de todos los rostros que esa tarde se habían quedado absortos, el de Patty era el que seguía ahí, en la entrada de la casa mientras se sostenía el estómago y la boca se le secaba ¿Habla escuchado bien? ¿Stear en la guerra? ¿Por qué él quería ir a la guerra? Era un hombre de ciencias, que le gustaba inventar cosas y que quería un mundo mejor. Eso no se lo daría jamás la guerra, al contrario, le quitaba todo a la gente y ahora escuchar esas palabras hacia que se le rompiera el corazón.
—Por favor, Stear, necesito que me expliques eso —Suplico Candy está vez conteniendo las ganas de golpear gente. —¿Por qué pretendes tú ir a la guerra?
—No lo pretendo, Candy. Lo haré —Del bolsillo trasero de su pantalón, el muchacho de gafas extrae una carta amarillenta con el sello de la oficina de guerra. Ver eso provocó que Candy tragara en seco.
—¡No! —Vocifero la rubia cubriéndose el rostro con las manos —Estas loco... ¿Cómo nos haces esto?
—Por favor necesito que me escuchen todos ustedes.
—¿Por nosotros? —Volvio a contestar Archie volviéndose contra su hermano —¿Qué quieras retar a la muerte por nosotros te parece algo coherente? ¿Qué Patty tenga que escucharte decir todas etas barbaridades te parece lógico?
La mención de Patty hizo que algo se agitará en el pecho del castaño, volteo la cabeza y la vio ahí de pie aún sosteniendo su estómago, el rostro pálido y lloroso. Quiso dar un paso hacia ella pero la chica retrocedió hasta chocar con la puerta y fue ahí en donde se derrumbó.
—¿Por qué lo haces? ¿No te apreciamos lo suficiente?
—Patty. No se trata de eso, amor.
—¿Cuál es el objetivo de este arrebatado acto de egoísmo y locura que te surgió?
—Escuchenme... ya la guerra nos está quitando a quienes más apreciamos y nosotros no estamos haciendo nada para ayudarlos —dijo el chico agachando la mirada y apretando las manos con fuerza —No quiero seguir siendo el inútil que se queda aquí prendiendo fuego a cada insignificante inventó.
—Con eso prestas toda la ayuda que sea necesaria. ¡No tienes porque ir a arriesgar tu vida!
—¡Es mi elección! —Grito Stear con fuerza, ese era su modo de que entendieran que nadie podría cambiar su decisión. —Y solo pido que la respeten.
—Stear... —Annie trago en seco para poder hablar, lo que escuchaba no lo podía entender, pero quería de algún modo mediar entre Candy, Patty y Archie para lo que Stear había hecho —Tomaste una decisión acelerada sin tomar tu tiempo para pensar si es lo correcto.
—Si. Lo pensé muchísimo y pienso que es lo correcto.
—No... ¡Eso no es suficiente! —Dijo Patty derramando lágrimas de sus ojos —No pensaste en nosotros, no pensaste en mi... no nos amas a ninguno de nosotros.
—No... no digan eso. Claro que los adoró ¡Y se los demostraré!
Ahora había terminado de confundí al resto ¿Qué era lo que quería decirles con eso? No tenía sentido alguno.
—Debo irme en un mes aproximadamente, y solamente quiero estar con ustedes y disfrutar todo lo que sea posible.
—No... —Dijo Patty limpiandose los ojos —No quiero que hagas una última labor de lastima hacia nosotros ¡Te queremos aquí! Con nosotros, no te queremos en un ataúd.
—¡Por favor, basta —Sentenció candy atravesando se nuevamente —Stear... lo que has hecho estúpido e imperdonable... Pero al mismo tiempo, no dejo de pensar y de preocuparme de que solamente lo hayas hecho para hacerte ver común héroe.
—No... no se trata de eso, Candy.
—Si, no me engañes —La rubia se acerco a Stear sujetándole los hombros mientras se contenía de no llorar —Tomas decisiones aceleradas. Por lo que haremos que en un mes la cambies.
—No... está decisión está tomada.
—Quizas... por eso te propongo en que nos vayamos de vacaciones.
—¡No es momento de pensar en eso, Candy! —Reclamo Archie siendo sujetado de Annie .
—Si, es el momento. Porque desde hace rato veníamos hablando de repetir aquellas vacaciones de Escocia aquí... —Candy hablo con vo suave, le dolía en toda el alma lo que hacía hecho su amigo, se sentía como una traición y no lo quería ver así, al contrario, debía pelear por él — En Nueva York, todos nosotros y quizás de una manera logremos que Stear cambie de opinión.
Stear volvió la mirada hacía Patty, quién parecía estar ignorandole y luego a sus amigos y a su hermano. Todos y cada uno esperaba algo diferente para él y una ida inminente a la guerra no era lo mejor Aún así, nadie podía mover su decisión.
—Si, me agrada la idea, unas vacaciones entre nosotros, cómo en Escocia para recordar los viejos tiempos. Pero no cambiará nada.
—Aún así, lo intentaremos —Repitio Candy mientras se volvía hacia Patty para salir de la casa, y detrás de ellas, Archie y Annie.
Stear se quedo ahí, sólo de pie en la entrada de la residencia Ardley. No se imagino el tamaño del rechazo de su decisión para su familia, y no dejaba de dolerle el hecho de que Patty ahora estaba sufriendo por su causa, no quería verla llorar no hacerla sentirse mal por lo que el había hecho.
Por lo que se encargaría de darle toda la felicidad que pudiera mientras él estuviera ahí.
Continuará...