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SATURNO
CAPITULO 3.
UNA PROMESA DE AMOR.
CAPITULO 3.
UNA PROMESA DE AMOR.
—¿Qué te pasa? ¿Qué haces husmeando detrás de la puerta? —Reclamo Karen alarmada por el golpe y el espantoso ruido que provocó el cofre al caer al suelo. Susana se sonrojo abruptamente y se agacho rápido a recoger todas las cosas que se habían regado al caer el cofre, sobre todo las cartas que mutuamente se enviaban Terry y la tal Candy.
Estiraba las manos tratando de llevar los sobres a sus rodillas y guardarlas de forma desordenada dentro del cofre ante la penetrante mirada de Terry, eso le provocaba pánico, Terry no debía ver ninguna de ellas, si lo hacía, sería descubierta y no sabía cómo actuaría, pero sobre todo, sus planes se irían por la borda realmente necesitaba que él perdiera el interés en su novia, quería que la viera a ella.
—¿Qué hacías ahí, Susana?
—Es que... ¡Quería que vinieras a mi casa! Mamá invito a algunos del elenco a beber el té. Creo que le caes bien, Terry.
—¿Tú mamá? ¿Y por qué nadie más sabe de eso?
—Es que... ¡Tu no estás invitada! Terry en cambio si. —dijo la chica mientras se apresuraba a recoger todo.
—Pues lo siento, discúlpame con tu madre, pero mi novia viene en camino y debo recibirla.
—¡No, debes ir! Te lo exijo.
—¿Quién eres acaso para exigirme cosas? —Reclamo Terry dándose la vuelta y fulminando a Susana con la mirada —Debo preparar todo para recibir a la persona más importante de mi vida junto con mis amigos, y no estaré disponible para nadie.
—Pero yo... —Susana no pudo seguir objetado al ver cómo Terry la ignoraba por completo.
Dándose prisa, Terry se alejo junto con Karen para preparar todo para recibir a Candy, si esa carta que le había llegado era real, no solo debía darles un tour por la ciudad y hacer que la pasarán bien. Debía lograr que Stear cambiará de opinión, por lo tanto, iba a requerir toda la ayuda habida y por haber.
—¿Por qué Susana actuó tan raro?
—No me interesa, por ahora, quiero que recibamos a mis amigos cómo se merecen.
—¿Necesitas mi ayuda? Puedo llevarlos a dónde ellos quieran. Además, quiero conocer a esa chica que parece ser la única que puede domarte.
—Claro que conocerás a Candy, pero esta reunión es mucho más que eso, Karen. Hay un plan de convencimiento detrás de todo esto.
—¡Hey! Deberás contarme todo eso mientras le vas a pedir permiso a Robert para ausentar.
—Pero primero, contestemos estas cartas —Explico Terry con una mediana sonrisa, porque ahora no dejaba de preocuparle eso que Archie le había dicho sobre de que las cartas nunca habían llegado.
Aun con sus pensamientos abrumados, Terry tomo aire y se preparó para relatarle los objetivos de Candy y los demás para ir a Nueva York, lo cual, les parecía lo mejor que podían hacer por Stear, hacerle cambiar de opinión respecto a la guerra era el objetivo, pero Terry quería no solo hacer eso, sino que quería a Candy, la quería para siempre a su lado y esa era la oportunidad.
Susana observó cómo ese joven se alejaba de ella sin atender a sus reclamos, se sentía indignada ¡Esa mujer no iba a quitarle a Terry! Así fuera la novia declarada iba a metersele por los ojos de la forma que fuera, se aseguró de tener las cartas completas en el cofre para guardarlo en su camerino y tramar algún plan para que Terry no sé encontrará con Candy.
Pero de lo que ella no se percató, era que una de las cartas habla entrado al camerino, quedando a la vista del joven.
.....
La tía abuela se había adentrado en su oficina de Lakewood luego de haberse enterado de que Stear se iba a la guerra, intento hablar con el chico, lo regaño de todas las formas habidas y por haber pero todo fue inútil, nada parecía hacerle recapacitar de que sus planes eran suicidas, no tenía respuesta de sus padres para intervenir. Solo había una persona que lo obligaría a quedarse.
—¡Señora Elroy! —Exclamo George al ver a la anciana llegar a esa pequeña cabaña que se encontraba en las profundidades del bosque, había llegado sola y a caballo a ese lugar con un único objetivo —¿Qué hace aquí?
—Creo, lo mismo que tú, George —dijo la anciana frunciendo el rostro —Necesito que William venga conmigo urgente… tiene que ayudar a Stear.
—Señora Elroy… creo que ambos hemos venido a lo mismo. —Dijo severamente —Ya William lo sabe.
—¿En serio? ¿Cómo se enteró? —pregunto la anciana curiosa.
—La señorita Candy le escribió mucho antes de que nosotros tuviéramos la intensión de venir hasta acá. Esta de nuestro lado.
—Creo que al fin es niña y yo coincidimos en algo. Stear no puede ir la guerra, su deberes estar aquí, aquí en donde siempre lo valoraremos a pesar de todo. —En ese instante, la puerta de la casa se abrió y mostró la imponente imagen de un rubio de pelo corto y gesto serio —William…
—¡Tía abuela! —Exclamo sorprendido —¿Qué hacen ustedes dos aquí?
—Hemos venido por ti. Para que evites una tragedia más para la familia Ardley.
—Ese es mi objetivo… no esconderme más, a reprender al imbécil de mi sobrino. Que recuerde que tiene un don maravilloso. Y que es lo mejor que tiene esta familia.
……
Candy y Annie ordenaban cada una de las maletas, aún luego de dos días no tenían respuesta de la carta que Archie le había enviado a Terry, esperaban que esa si hubiera llegado a su destino. Aún así, irían a la ciudad y harían lo posible para encontrar a Terry y que Stear no sé fuera, pero a Candy le preocupaba Patty, no había querido salir del cuarto, sobre todo de juguetear con ese telescopio que era propiedad de Stear, todas las noches desde que estaba en Chicago salía al jardín con el inventor para ver las estrellas y reírse mutuamente. Pero ahora, con la abrupta noticia de la partida de Stear, la chica prefería salir sola al jardín y llorar íngrimamente.
Ya en su mente se había hecho todas las ideas crueles.
—¿Ha hablado contigo al menos?
—Para nada. Se han cerrado en ese cuarto y ni siquiera le contesta a Stear. —Respondio Patty haciéndole mente a todo lo que pasaba en esa casa. —Aun así, preparemos hasta ese telescopio para que vea con Stear las estrellas.
—¿Y qué hay de Terry? ¿Olvidas cómo es? Al menos esperemos su respuesta.
—Algo me dice que dirá que si.
Annie no dejaba de ver a Candy y reconocer que seguía siendo una ingenua. Si Terry no contestaba las cartas era porque algo ocurría, no esperaba traición ni nada por el estilo, ya que Terry les habla demostrado que, a pesar de su rebeldía y mal humor era un joven honorable y fiel a su palabra, pero algo estaba pasando, era como si tratara de ignorar a Candy.
—¿Qué tan segura estás de qué Terry nos recibirá? Es que no te ha escrito ninguna carta, Candy ¿Y si ya no te quiere?
—¡No digas eso! El pobre quizás ha estado ensayando sus papeles. Es que si tan solo lo hubieras visto actuar, Annie —Candy se llevó una mano al pecho al recordar lo hermoso y varonil que se veía Terry actuando, aquello simplemente no podía ser más que una chica enamorada.
—Bien, te creo. Aun así, Terry sigue siendo una de nuestras cartas para convencer a Stear.
—Eso es lo que temo… —dijo Candy cambiando el gesto de su rostro —Que no logremos nada. Él está más que decidido. Que aun cuando hagamos todos los sacrificios por él, simplemente quiera dejarnos… ya perdimos a Anthony, no soportaría perder a Stear.
—Candy…
—Le escribí al tío abuelo para que abogara por nosotros, para qwue de algún modo detuviera a Stear de sus locas decisiones y espero su respuesta.
—Candy…
—Es que… solo quiero a mi amigo a salvo ¿Estoy pidiendo mucho acaso? —Y fue ahí, donde Annie vio a Candy romperse a llorar. Fue a abrazarla para así consolarla. No soportaba es idea, quería esta vez pelear con el destino que siempre osaba querer quitarle a quienes tanto quería.
Esta vez no estaba dispuesta a perder todo.
…..
Patty se encontraba en la habitación de Stear viéndolo trabajar amenamente con sus inventos, de cuando en cuando se echaba a reír cuando algo que el intentaba que funcionara lo que hacia era encenderse en llamas o estallarle mínimo en la cara. Aun así, era de los pocos momentos disfrutables a su lado, no quería ignorarlo para siempre, se le rompía el corazón ante la idea de tener que despedirse de él y ni siquiera poder disfrutar aunque sea un abrazo y una caricia. Quería compartir todo a su lado, y a su parecer esa era la manera mientras se concretaba Nueva York.
—Ay no ¡Ay no! —Vocifero el chico al ver como uno de los inventos que había hecho para Candy se había encendido en llamas, Patty se alarmo al percatarse de que el chico había entrado en pánico.
—¿Qué estás haciendo?
—Intento hacerle un despertador a esa dormilona, pero… no creo que este saliendo bien —Explico Stear tomando su saco para intentar aplacar las llamas del invento, pero todo lo contrario, las avivo —Ay no… ¡Ay no!
—¡No hagas eso! —Patty se puso de pie para ayudarle a apagar el fuego, pero nada pudo disminuir el tamaño de las llamas. Hubo un momento donde el reloj despertador pareció inflarse y eso aterrorizo a la pareja.
—¿Qué pasa? ¿Por qué se pone así? —Pregunto Patty sorprendida.
—Intente hacer una batería recargable de plomo y acido, quería hacer un modelo similar al de Edison.
—¡Esa combinación no fue muy regulada! La gasificación hace que estallen a ciertos niveles —Grito Patty al ver que seguía aumentando de tamaño. Corrió a la ventana y la abrió para que así Stear tuviera la oportunidad de tirarlo por la ventana, o al menos para que en la casa no se sintiera el estruendo del estallido que prosiguió con este.
—¡Abajo!
Stear tuvo al mismo tiempo oportunidad de tomar a Patty de la cintura y agacharse juntos para resguardarse del estallido del invento, ambos se vieron pálidos cuando el humo empezó a colarse a través de la ventana, y luego de ello se fueron a carcajadas. Aquello había sido peligroso y por poco pensaron se encenderían en llamas del mismo modo que el invento de Candy.
—¡Ajajajajajajajaja! —Comenzaron a reírse a carcajadas mientras se abrazaban, corazón dentro del pecho de Stear parecía que en cualquier momento saldría disparado. Habían sido demasiadas emociones para un momento.
—¿Qué acaso no recuerdas las… clases de química? —Pregunto Patty hiperventilando sobre su pecho.
—¿Olvidas lo mucho que me… aburría? —Intento contestar Stear dándole un suave apretón a la chica.
—Siempre pensé que alguien que le gusta inventar cosas le gustaría también ver clases.
—Creo que algunos somos un poco más… espontáneos —Fue su única respuesta al tiempo que desvió su mirada hacia Patty y sus ojos marrones fueron lo primero que lo dejaron sin palabras.
En ese momento, trago en seco, nuevamente la presencia de Patty lo intimidaba, la chica sintió las manos del inventor acariciarle la cintura, sintió algo estallar dentro de todo su ser. Llevo las manos a las mejillas de Stear, deslizando sus pulgares por las pequeñas manchas de hollín, y ese toque llevo a Stear a tomar la boca de Patty con anhelo y pasión.
—Stear… no es correcto.
—¿Qué no es correcto?
—Que me beses de esa manera.
—¿Por qué? Somos novios, supongo que esta no nuestro derecho hacerlo.
—Pero aun asi… no quiero que me acostumbres a esos besos que después, la guerra va a llevarse.
—Por favor, no digas eso Patty querida —dijo el joven pegando su frent de la de Patty —Mi objetivo será volver.
—¿Qué?
—Lo que escuchas… yo volveré, Patty. Y tú sabes que siempre cumplo mis promesas —Esta vez, él es quien tomo con ternura el rostro de Patty entre sus manos para mirarla —Y por ahora, quiero prometerte que te hare feliz, y que veremos las estrellas en Nueva York.
En ese instante, fueron interrumpidos por varias personas que llegaron corriendo a la habitación, todos estaban aterrados por la explosión en el cuarto del chico. Stear vio a todas esas personas preocupadas por el, todos y cada uno de ellos intentaba detenerlo de sus planes de partir a enfrentarse a una guerra que no le correspondía. Vio los rostros aterrados de Archie y Candy que no tardaron el regañarlo por sus peligrosas andadas, quería hacerlos saber que todo estaría bien, y que nada le pasaría.
Esa misma tarde, el correo llego con la respuesta de Terry, y apenas el ocaso se hizo de la ciudad, el cuarteto partió de camino a Nueva York para encontrarse con él.
Continuara...
