Estoy a unos días de que el otoño entre por mi puerta y el verano escape por mi ventana. Si hago una retrospectiva por mi pasado, debo decir que me arrepiento de algunas de mis acciones, pero de otras, definitivamente, no, por muy malas que parezcan, esto me ha llevado al éxito y al liderazgo. He tenido y obtenido todo lo que quiero, el poder del dinero me ha dado el privilegio de comprar el amor por un rato pero ni uno me ha conquistado o llenado a plenitud. Las damas de la sociedad me ven por lo que tengo, hay quienes me ofrecen a sus hijas, las cariñosas al menos se toman el tiempo de escuchar lo narcisista qué soy. ¡Estoy harto de banalidades e hipocresías! Es por ello que decidí hacer mi propia casa, a mi gusto, lejos de la ciudad, de mi familia, de todos, necesito reencontrarme.
Miro alrededor de la gran estancia, me digo que aquí sí es un hogar. Cuando esté cargado de mucho trabajo me quedaré en el departamento, pero mientras esto no suceda, dedicaré mi tiempo a los caballos, no hay nada como ellos que te hacen olvidar lo mundano entre galopes como si estuvieras en un cuento de hadas.
Me sirvo un vaso con güisqui a las rocas, estaba a punto de darle un trago cuando escucho que la puerta de la cocina es azotada. Al parecer no ha quedado claro que mientras esté aquí no debo ser molestado al menos que sea importante, eso incluye todo tipo de ruidos, provocado o no.
Dejo el vaso en la mesita de centro, me dirijo mal humorado a la cocina para ver qué escándalo hay. No tienen una semana laborando y ya las voy a correr por ineptas. No volveré a confiar en el criterio de mi madre en cuanto a la selección de la servidumbre.
La caída de una vajilla alcancé a ver al momento de entrar de forma intempestiva. Por supuesto que no me esperaban, soy el patrón. La pálida mujer se agachó inmediatamente a levantar la loza hecha pedazos. - Estás despedida. - traté de decirle con la mayor calma y educación posible. Mi estado de ánimo y buen humor lo terminaron de acabar.
Estaba por correr al resto de la servidumbre cuando un jovencito sin previo aviso entró con una cuerda y un garrote azotando la puerta al entrar. Era evidente que me reconoció como el señor de la casa porque se le agrandaron los ojos a más no poder dejando caer sus brazos por el susto.
-Señor... - intervino la encargada de la cocina. - Un perro ha robado una gallina y se ha refugiado en la cocina. Ha sido mi culpa por no tener la puerta exterior cerrada. -
Repaso el lugar con la mirada, me pregunto si me estará mintiendo. Si dice la verdad, ¿por qué no tiraron la vajilla antes de que yo llegara?
-¿En dónde está el perro que no las deja trabajar? Señora López, usted está aquí para resolver problemas sin escándalo alguno. También está despedida, todas están despedidas. ¡Fuera! Thomas les dará su liquidación.
-Pero señor, no es nuestra culpa que el perro... -
-No me haga repetir dos veces lo mismo, - ¡fueraaa! - Tuve que elevar mi voz tres decibeles mas para que quedara claro. Las mujeres se fueron. Ahora tendré que contratar personalmente a mis empleados para evitar este tipo de anomalías.
Con mi dedo índice señalo al joven la salida. No sé que función tenga en la casa, debe ser hijo de algún peón. Al quedar solo, observo que la cocina todavía no está al cien, y, con este relajo, menos estará lista. Escucho ruido, se oye lejos, agudizo mis oídos. Quedo estupefacto al saber de donde viene. ¡Ay no, mis mejores vinos y licores! Me doy un golpe en la frente con la palma de mi mano. Con largas zancadas llego a la puerta de la bodega donde resguardo toda una variedad de bebidas alcohólicas.
Bajo sin importar qué tan peligroso es el perro diabólico que han pintado las criadas. Enciendo el último foco para encontrar y sacar a la bestia para que no dañe uno de mis tesoros más preciados. Está en una esquina devorando lo que le resta de la gallina. Sabe que no le tengo miedo porque no me inmuté cuando me gruñó. Decide ignorarme mientras yo pienso qué hacer con él. No se ve bien, tiene dañada la piel. Espero a que termine de comer mientras destapo y bebo directamente de la botella un Chateau Lafite Rothschild.
Sentado en un banco y sin estar ebrio, llego a la conclusión que el perro y yo tenemos algunas cosas en común: imponemos miedo y respeto. A pesar de no tener casi pelo, no permite la lástima, sus ojos cafés obscuro te intimidan, parece invocar al mismo demonio cuando muestra completamente sus colmillos. No le importa estar desnutrido ni que le pueda contar sus huesos solo hace resaltar su cabeza y hocico amenazante para que me vaya.
-Estás muy joven para ser tan agresivo. ¿Quién te ha hecho daño como para dejarte en el abandono? ¿Acaso huiste del maltrato que de daban? ¿Estás consciente que no estuvo bien que robaras esa gallina? Te voy a perdonar, sé que lo hiciste porque tienes hambre. Ahora dime, ¿qué hago contigo? Necesito sacarte de aquí por tu bien, el mis vinos y el de mis empleados.-Toqué la campanilla, nadie bajó, recordé que ya no tenía quien me asistiera, no tuve más remedio que subir y buscar algo de comida y agua para mi inquilino. No me queda más que ganarme su confianza,sé que en el fondo no es malo, solo que ha sido incomprendido y juzgado. La vida lo ha hecho así para sobrevivir.
Una semana ha pasado, al fin ha salido de la bodega con pasos cautelosos. De a poco fui acercando la comida al exterior para lograrlo. Me congratulo. El siguiente paso es traer al veterinario para que lo revisen. No tuve opción, le di una pastilla para dormir porque se puso agresivo.
-Señor Leagan, el cachorro tiene cuatro meses de vida aproximadamente, presenta un cuadro de desnutrición severa, los cuidados que le dio ayudaron a que no se deshidratara. En cuanto a su piel, tiene escabiosis en un setenta por ciento del cuerpo. Si sigue el tratamiento al pie de la letra, en dos meses estará recuperado en su totalidad. No muestra daños internos. Considero que el cachorro, luego de su recuperación, tenga un etólogo o educador canino, ya que puede ser peligroso para usted o para quienes le rodean.-
Pago sus servicios, no sin antes recibirle por escrito el tratamiento y cuidados respectivos. El doctor estaba a punto de abordar su vehículo cuando le pregunté por la raza y sexo del cachorro. Me llevé una sorpresa al escucharle decir que era un rottweiler macho.
Los rottweiler no son unos perros cualquiera, no lo hubiera imaginado por la condición física qué tiene. Ahora con mayor razón lo entiendo y con mayor razón me siento identificado con él. ¿Qué nombre le pondré? Luego de una larga conversación con el peludito decido ponerle Titán. Creo que le gusta, no se quejó ni gruñó.
Este par de meses han sido lentos. Entre el trabajo y Titán se me ha ido el tiempo. Solo yo lo puedo atender, nadie más. Lo baño, paseo, doy de comer y duerme en mi recámara. Ya no limpio sus necesidades, ahora lo hace el hijo del peón. Titán es un buen perro, mi fiel amigo y compañero, solo los dos nos conocemos desde el interior. No cabe duda que su amor hacia a mí es incondicional.
Titán ya no es ese perro flacucho y pelón, a sus seis meses es todo un guerrero, es grande, compacto, su pelaje es negro, liso, brilloso y con manchas color óxido muy definidas. Es demasiado ágil, lo sé porque me acompaña cuando salgo a cabalgar. No deja que nadie se me acerque si no se lo indico, es protector el muchacho. Eso de la educación canina, mmm, no me quedó de otra que leer y tomar clases para enseñarle yo mismo.
La construcción de mi casa está terminada, no le falta nada, bueno, solo un detalle que pondré en la sala. Una pintura de mi fiel amigo y yo con nuestro mejor rostro: relajados y felices. Señalo como debe quedar correctamente. Acaricio la cabeza de Titán que está al pie mío, también aprueba que el cuadro está en su mejor ángulo.
Titán es el claro ejemplo de que no debemos dejar llevar por las apariencias, pero sí es necesario ponernos difíciles cuando nos quieren ver menos o pisotear. La clave del éxito es mantenerse de pie sin importar cuantas veces caigas sin perder el piso.
Ahora vivo acompañado de mi fiel amigo perruno, a donde quiera que voy, va, tenemos un largo camino por recorrer, quizás, algún día encontremos quien nos ame por quien somos. Estamos en nuestro mejor momento, ¿no es así Titán? Ustedes, ¿qué opinan?