Art. Cici Grandchester
—. Yo juego football desde pequeño y no por eso he dejado de tener buenas notas.
—Si, y también te metes en muchísimos problemas y has estado en incontables peleas...
— señaló Candy acusadora
— Yo no quiero que el director nos escriba quejándose del mal comportamiento de Dylan.
— Si se mete en problemas, tú eres la encargada de reunirte con el director — avisó Terry. Candy entornó los ojos.
—¿Así son las cosas? —preguntó exasperada— ¿Si es la súper estrella de football es tuyo, pero si se mete en problemas es mi hijo?
— Bueno, no... no fue eso lo que dije...
—¿Y por qué le das tanta preferencia a Dylan y nada Atanea? — interrumpió Candy — Machista...
— Hey, yo amo a mi princesita... —se quejó Terry — Será la niña más bonita de todo el mundo, y no dejaré que ningún muchacho de mente podrida le ponga un solo dedo encima — Candy sonrió.
—¿Y cómo te asegurarás de eso cuando vaya a la Universidad ?—preguntó.
— Bueno... Entonces Dylan será el encargado de protegerla... Ya puedo verla, tan hermosa. Todos los muchachos babearán por ella.
porque será una perfecta combinación de belleza e inteligencia...
—¿Y cómo estás tan seguro de que será tan bonita?—preguntó Candy — ¿Cómo puedes asegurar que los chico babearán por ella? — Terry la contempló unos segundos.
— Si hereda algo del cuerpo de su madre y algo del sex-appeal de su padre... — Candy le lanzó un almohadón— no temo entonces al afirmar que Dylan deberá patear varios traseros...
— Eres tan conservador —dijo Candy con frialdad.
— No, no lo soy —contradijo él—. Créeme. Yo conozco la sucia mente masculina (yo tengo una). No dejaré que ningún chico se le acerque a mi Princesa como yo me acerco... me acercaba... —se corrigió de inmediato— a las chicas de aquí...
—Es bueno saber que serás un padre conciente...
—Ese soy yo cuando se trata de mi princesita...
Candy meneó la cabeza y sonrió resignada, mirando directamente a Terry, quien le sonreía constantemente. Y de repente cayó en la cuenta, horrorizada... ¿Qué demonios había estado haciendo?
Corrió su vista del castaño y carraspeó, nerviosa.
— Si, bueno... —balbuceó— Muy... simpática la conversación, pero... pero... los dos sabemos que nada de eso pasará, así que... mejor ya no... — Terry sonrió de lado y se acercó hasta ella.
—¿Qué sucede, Pecosa? — le preguntó colocando sus manos en los hombros de Candy ¿Tuviste un día duro en el trabajo?
Candy le quitó las manos de sus hombros y se corrió.
— Ya no es gracioso, Grandchester, — dijo, pero Terry ya se había acercado otra vez, y tenía su cara a centímetros de la de la chica.
— Pobre Candy, — susurró — Debes estar con tantas presiones encima... Te diré qué... ¿Por qué no llevamos a Dylan y a Atanea con el tío Albert para que entonces tu y yo podamos dedicarnos a terminar de romper nuestra cama? — Candy forzó una despectiva risa.
—¿Tú crees que yo voy a dejar que mis hijos pasen tiempo lejos de nosotros? —preguntó incrédula, olvidándose que tenía los labios de Terry casi tocando los suyos. — Si permito eso, la próxima vez que vea a mi Dylan se habrá convertido en un pervertido...
— Qué bien conoces a Albert.... —dijo Terry riendo.
—... y mi preciosa Atenea quedra vestir una falda de cuero apretada, una blusa transparente y botas hasta las rodillas... — Terry dilató los ojos.
— Maldito Albert... — murmuró— No dejaré que pervierta a mi niña... —parpadeó y volvió a fijarse en Candy. Sonrió de lado y se acercó a ella otra vez, sugerente — Bueno... —dijo— Ya que no podemos confiar en el tío Albert.... —hizo una mueca de fastidio — Podemos dejar a los niños con el tío Stear —utilizó un tono burlón—, para que tú y yo podamos pasar una noche salvaje... — Candy alzó una ceja.
—¿Aceptarías que Stear cuidara a nuestros hijos? — preguntó asombrada. Terry se encogió de hombros y se acercó aun más a Candy.
— Mientras no los tome, como conejillos de Indias con sus inventos con sus inventos. Candy sonrío. Eso es muy maduro de tu parte... — dijo.
—Lo sé —coincidió Terry con falsa arrogancia—. En Londres soy llamado Terry 'madurez' Grandchester " Pero, yo no sé si Stear aceptará cuidar a nuestros hijos... — Candy frunció el ceño y se echó para atrás, poniendo sus labios a resguardo de los de Terry.
— Stear los cuidaría encantado... —dijo.
—Lo sé, amor, estoy bromeando... — aseguró Terry inocente. Candy ahogó un grito.
— Bien, ya basta... — chilló— Esto fue demasiado lejos... No vuelvas a llamarme amor, y olvidaremos esta ridícula conversación... Tú y yo casados... ¡Absurdo!
— No lo es — contradijo él —. De hecho, es bastante lógico. Claro que al principio la prensa no parará de criticarnos, sobre todo porque decidimos huir para contraer matrimonio...
— No me digas... —dijo Candy sarcástica.
— Si, claro... Será un viaje largo... Mira, cuando nos graduemos (ambos con honores), nos escaparemos hasta un muelle y allí abordaremos un barco (lo haremos todo más romántico). Trataremos de llegar a... a Francia... Todo el mundo nos criticará y dirá que debemos regresar... ¿Les haremos caso? No lo creo...
— Mira, Grandchester, es todo muy interesante, pero...
— En fin, llegaremos a Italia... ¿Te imaginas, la Luna de Miel por la campiña Toscana, la belleza de los canales de la ciudad de Venecia ? Oh, claro... pero primero iremos a Verona a visitar la casa de Julieta .... mh... .eso es... ..nos casaremos en la ciudad de Romeo y Julieta..... Y luego iremos a Paris....
—Tú y yo NO nos casare...
— Luego iremos a Escocia y nos hospedaremos en un lindo castillo, donde pasaremos una semana sin salir de la cama, hablando y practicando para cuando vayamos a crear a Dylan...
—¿Podrías ser más gráfico? —preguntó Candy molesta.
— Después de eso, iremos hasta Londres. La prensa estará enloquecida... Es entendible, los recientemente graduados fugándose para casarse... Es una noticia jugosa... Los reporteros nos perseguirán por toda todas partes si es necesario...
—¿Puedo dejar que me atrapen?
Continuará…….
Última edición por Lady Letty el Sáb Abr 08, 2023 11:41 pm, editado 1 vez