SEDUCIENDO AL VILLANO
GIANNY 17
CAPÍTULO 6
El atardecer empieza a caer y los hermosos colores se mezclan entre sí, la hermosa imagen del cielo se proyectaba en las tranquilas aguas del lago, mientras los blanquecinos faroles de papel se elevaban hacia el cielo.
La vista era mágica y espectacular, los ojos verdes de Candy se abrieron sorprendidos mientras tomaba la mano del infame duque.
---Es hermoso.- Dijo mientras dada un paso fuera del carruaje. – Es realmente hermoso.
---Claro que lo es.- Terry guio a la joven hacia el bote que lo esperaba cerca del pequeño muelle. – Pertenece al ducado de Grandchester.- La miró de reojo.- Todo lo que me pertenece es hermoso y maravilloso…como yo.
---Me imagino que sí. - Le respondió Candy restándole importancia a sus palabras. - ¿Qué haremos en este lugar?
---Daremos un paseo en eso.- Señaló el elegante bote delicadamente decorado con finas telas y flores.
---Me sorprende que su excelencia tengo un barco así… ¿Lo utiliza a menudo?.- La ceja de Terrence se levantó ante las clara burla de la rubia.
---Le divierte burlase de mí, señorita Arlington.- Una sonrisa juguetona se pintó en su rostro.- Creo que desea ser castigada por el resto de su vida.
---No su excelencia. - La sonrisa que le ofreció iluminó su rostro. - Por supuesto que solo bromeo. - Sin decir más se acercó al bote y tomó la mano del mozo para poder subir en el.
Terrence la miro fijamente y siguiéndola se sentó al frente de ella.
---¿Su excelencia remará? .- La pregunta salió al observar como nadie más subía con ellos.
---¿Por qué?- La miró divertido.- ¿Temes que te haga algo?
---Claro que no, me preocupa que su excelencia se lastime por el arduo trabajo.
Era una respuesta tonta, ya que él era un héroe de guerra y había logrado valiosas victorias para el imperio.
---No sé preocupe madame, no lo haré.
Con un leve rubor en el rostro Candy observó como el gran duque de Grandchester ponía en movimiento la pequeña barca.
Tener esa visión frente a sus ojos era algo que nunca pensó ver y tal vez hasta era privilegiada que poder vivirla, tener a Terrence de Grandchester como su acompañante y además remando su bote era una experiencia inverosímil.
“ No parece el villano del cuento”
Pensó mientras lo veía silencioso.
“Pero recuerda como lo conociste”
Tembló al evocar aquella imagen del pobre hombre golpeado por él.
“Es un hombre peligroso Candy”
Se dijo mientras mordía sus labios.
“Peligroso y guapo…muy guapo”
Su vista recorrió su rostro y cuerpo cubierto por los escasos rayos del sol y sin poder hacer algo para controlarlo sintió su rostro caliente a pesar de la fresca brisa que se empezaba a sentir en el ambiente, tan pronto como notó este cambio en su ser desvió la mirada hacia un lado.
Y casi al instante abrió los ojos ante el hermoso paisaje que se dibujaba frente a ella.
---Oh Dios. - Susurró a ver como el espectáculo del sol escondiéndose se pintaba frente a ella.- Es como si al extender la mano pudiera alcanzarlo. – Su pequeña mano enguantaba se alzó hacia el gran astro.- Es realmente hermoso.
---Lo es. - La masculina voz hizo girar su cabeza para toparse con un par de ojos azules observándola.
Candy bajo su mano y mantuvo su mirada con la de Terrence, un silencio extraño se hizo presente entre los dos, en ese preciso momento un viento helado alboroto los hermosos rizos pulcramente peinados, logrando que la rubia se estremeciera.
---Empezó hacer frio.- Candy vio como el duque se quitó el abrigo y acercándose a ella la cubrió con el.- Tenemos que evitar que se enferme.- Las palabras se escucharon muy cerca suyo y cuando levantó la mirada, observó como el rostro del gran duque estaba muy cerca al suyo.
---¿Qué esta haciendo?- Susurró apenas.
---Solo cuido de la dama.- La sonrisa que se formó en su rostro fue tan cautivante que Candy olvido que se trataba de un terrible ser. -¿ Es este el castigó que su excelencia me dará?
La frente de Terrence se frunció ante aquellas palabras y tomando el mentón de la rubia con delicadeza lo elevó ligeramente.
---¿Parece un castigo? .- Candy observó como este se acercó aún más a ella.
---No lo sé.
---Si le digo que no lo es…¿me dejará besarla?
Los ojos de Candy temblaron y no pudo pronunciar palabra alguna, al cabo de un rato simplemente separo lo labios y cerró lentamente los ojos.
Terrence dándose cuenta de la respuesta de la joven delicadamente superpuso sus labios a los de ella y cuando sintió como suspiraba y soltaba lentamente el aire, apuró su mano detrás de su nuca para poder tomar posesión de sus labios completamente y hacerse un camino con su lengua.
Candy se sobresalto ante el cambio brusco del duque y abriendo los ojos intentó alejarlo empujando su pecho con ambas manos.
---Tranquila.- Susurró él mientras volvía a tomar sus labios con ímpetu.- Solo déjate llevar.- Tomando una de sus manos la llevó hacia su pecho musculoso y la presionó muy cerca del corazón.
Candy pudo sentir el calor abrazador del cuerpo masculino y los fuertes latidos de su corazón, una corriente eléctrica se apoderó de todo su cuerpo dejándola sin razón para poder hacer algo por liberarse.
---Candy.- Habló mientras lamia sus labios.- Has lo mismo que yo.- Volvió a besarla mientras apretaba su cuerpo al suyo.
Un calor se formó en su interior cuando dijo su nombre y algo temerosa dejó que su tímida lengua acariciará la intrusa.
Cuando Terry sintió el esfuerzo de la mujer presiono con mas fuerza su cuerpo al de ella, de pronto el aire faltó y una temblorosa mujer intentó alejarse sin mucho éxito.
---Pare. - Soltó apenas. - Pare por favor.
---No quiero. - La voz ronca de Terrence inundo su conciencia.
---Por favor.- De pronto la voz de la rubia se quebró, logrando que poco a poco Terrence se alejara de ella con mucha renuencia.
Una frente fue colocada sobre otra y mientras intentaban recobrar el aliento una mano volaba para acariciar la frágil espalda de Candy.
---Tranquila.- La voz del duque se escuchó reconfortante y dulce.
“En verdad es un hombre malvado”
Pensó Candy mientras recobraba el aire.
“Muy, muy malvado. No podemos confiar en alguien como él”
---Creo que es momento de regresar.
Candy asintió y separándose de él se acomodó en su lugar y evitó su mirada en todo momento.
---¡Señorita!.- Rose gritó al ver como Candy bajó casi brincando del bote, para alejarse a paso apresurado del lugar.- ¿Sucedió algo señorita?.- El rostro de Candy estaba caliente y era evidente que un rubor lo cubría.- Por favor diga algo.
---Nada Rose, no paso nada.- Habló Candy intentado sonar tranquila.
---Pero el duque y usted…en el lago.
---¡Rose!.- Chilló Candy al recordar lo vivido.- No lo digas.
---Pero señorita…
Ambas mujeres caminaron hasta el carruaje y subiendo sin esperar despedirse del anfitrión, dieron la orden de marcharse.
---Un momento.-Pero la voz del duque se escuchó desde afuera, provocando que Candy se hundiera en su asiento ansiosa.
“¿Qué, ya no obtuviste lo que querías?”
De pronto la puerta se abrió y su rostro se hizo presente y mirando a ambas mujeres se fijó en la rubia que la miraba asustada.
Subió su enorme cuerpo al transporte reduciendo el espacio del lugar y acercándose a Candy se arrodilló frente a ella.
---No tomes a mal lo que paso el día de hoy. - Tomó su delicada mano. - Lo que hice hoy, lo hice por la dama, solo pensando en ella y si me excedí en mis acciones pido disculpas pero no me arrepiento.
Candy sentía su corazón latir tan fuerte que temía que el pudiera escucharlo.
---Tengo que ir a casa, su excelencia. - Soltó Candy mientras se mordía los labios.
---El castigo.- Candy frunció el ceño al escuchar la palabra.
---¿Eh?
---El castigo que la dama me debe.
---¿No fue demasiado castigo todo lo que pase hoy?
---¿Lo fue?.- Terrence la miró a los ojos esperando su respuesta.
Candy lo miró con cierta culpa y mordiendo sus labios hinchados negó quedamente mientras observaba a otro lado.
Había que admitir que lo que vivió hoy fue algo bonito y muy mágico, desde la cena hasta el paseo en bote…¡maldita sea! Hasta el beso que tuvo fue genial.
La sonrisa de Terrence se hizo presente y levantando su rostro la obligo a verlo.
---Llámame Terry.
---¿Qué?.- Sus ojos verdes saltaron ante sus palabras.
---El castigo es que me llames Terry y no su excelencia.
---Pero…
---No hay peros …es el pago por ofenderme. - Su sonrisa se torno traviesa y Candy sintió saltar su corazón.
---Bien.- La respuesta de Candy llegó acompañada de una sonrisa delicada.- Es hora de irme…Terry.
El besó su mano y asintiendo se bajó del carruaje para después de cerrar la puerta dar el permiso al cochero de llevarla a su destino.
Ooooooo//ooooooo
---¡SU MAJESTAD!.- El grito del Marqués de Somerset se escuchó en toda la sala dejando atónitos a todos los presentes.- ¡NO PUEDO SER INSULTADO DE ESTA FORMA!
---Marqués le voy a pedir moderación al dirigirse a su alteza el emperador, padre de toda la nación.- El capitán de los capas rojas, guardián del emperador, habló al escuchar al exaltado hombre.
---¡COMO VOY A CALMARME!.- El hombre estaba alterado y no estaba dispuesto a obedecer.- CUANDO EL SOBRINO DEL GRAN EMPERADOR, PADRE DEL IMPERIO, SE ATREVE A SEDUCIR A MI PROMETIDA, PROMETIDA QUE EL MISMISIMO EMPERADOR ME CONCEDIO!
---¿Cómo sabes que eso es verdad, marqués?.- La voz del emperador se dejó escuchar en la sala.
---Ayer todo mundo los vio entrar en el Miura, lugar que su sobrino rentó y desocupo para encontrarse a solas con ella, después de la misma forma ocupar el carruaje del duque y dirigirse a su territorio…si quiere testigos puedo traerle a más uno para que corrobore la versión.
El emperador lo miró sin expresión alguna y tras un rato de silencio soltó.
---Si en algo tranquiliza al marqués, haré una visita al duque de Grandchester.- Vio como el hombre respiraba pesadamente ante sus palabras.- Pero le recomendaría, que controle a su prometida, no puedo hacer nada si es ella quien busca llamar la atención del Gran duque de Grandchester.
Los puños del marqués se apretaron ante sus palabras y realizando un saludo de respeto se giró para salir del gran salón.
---Un consejo más, marqués. - La voz del emperador se escuchó haciéndolo girar. - Sería bueno que se fijara de una buena vez la fecha de su unión, así evitaríamos cualquier distracción que pudiera aparecer en el camino.
---Tomaré su consejo, eso haré. - E inclinándose salió de la sala.
Candy se levantó alrededor del medio día, la noche anterior no pudo dormir nada por estar pensando en lo sucedido con el duque y por más que rodó y rodó, el sueño nunca llegó.
Fue cuando la negra noche empezó a aclararse y sus cansados ojos al fin se cerraron, lo que condujo a que ella se levantará tarde ese día.
---¿Mi padre?.- Preguntó al verse sola en la enorme mesa.- ¿No almorzará hoy?
---El conde se fue en la mañana a la zona costera, rumbo al muelle.
---¿Llegaron los barcos?.- Preguntó al escuchar la noticia.
---Si, tiene que verificar el cargamento y reunirse con los compradores.- Candy cogió un bollo y le untó mantequilla con pocas ganas.
---¿Llegara mañana?.- Le dio un mordisco.
---Pasado mañana, señorita.- Su frente se frunció y miró a la sirvienta atónita.
---¿Y me dejó aquí?
--- Ayer usted llegó tarde y no pudo decirle.- Soltó con algo de pena.- Y hoy estuvo llamando a su puerta pero no respondió.
---Vaya.- Suspiró Candy derrotada.- Bueno, no hay vuelta que darle, tendremos que trabajar en casa.
---Si, señorita.- Con una sonrisa Candy continuo con su comida.
Al finalizar se dirigió hacia el estudio de su padre donde tomando el libro de contabilidad lo abrió para empezar a trabajar, no paso mucho cuando Frederick el mayordomo tocó la puerta algo preocupado.
---Disculpe señorita, pero el marqués está esperándola en el salón.
---¿El marqués?
---Si, le mencionamos que el conde no está en casa pero aun así pidió reunirse con usted.
La frente de Candy se arrugó y miró al anciano mayordomo preocupado, sabía que si le ordenaba que lo despachará este lo haría sin ningún problema, pero el problema ahora era que el marqués se había convertido en su prometido y las cosas se complicaban.
---Bien, dile que enseguida lo recibo.
---Si, señorita.
Candy guardo el libro y ordenando su ropa con manos temblorosas enderezo su postura y salió a recibirlo.
Se preguntó una y otra vez el motivo de su visita y con solo pensar en la respuesta se preocupaba por llegar a verse con él.
“ ¿Acaso se entero de la salida de ayer?”
Candy sintió sus manos frías y cuando se encontró al frente de la puerta. la abrió, solo para poder encontrar la presencia del marqués de Somerset sentado sobre uno de los cómodos muebles del lugar.
La sirvienta que lo atendía salió cuando Candy ingresó al lugar y cerró la puerta para dejarlos solos, esto no hubiera pasado si el hombre que se encontraba frente a ella no fuera su prometido.
---Marqués de Somerset.- La reverencia que realizó fue elegante y rápida.-Me atrevo a preguntar ¿Qué lo trae por aquí a pesar de saber de la ausencia de mi padre en casa?.
Candy vio como el hombre se puso de pie y en silencio se acercó a ella. Algo está mal, le gritó su conciencia, ya que el aura que este emitía era mala.
De pronto levantó la mano y antes de que pudiera hacer algo, el marqués golpeo su rostro, Candy cayó al suelo debido al fuerte impacto. Su mejilla palpitaba al igual que su labio y poco a poco se dio cuenta de lo que había pasado…este hombre la había abofeteado.
Una gota de sangre pinto el piso limpio y pronto otras gotas la siguieron, Candy con mano temblorosa tocó su labio y lo sintió adormecido mientras la sangre empezó a correr por ella.
---¡Te atreves a burlarte de mí!- La voz del marqués sonó baja y aterradora.- ¡Te ofrezco la dignidad de ser mi esposa y dirigir mi casa y lo que haces es ir y tontear con ese maldito mounstro!
---No entiendo.- Aquellas palabras salieron apenas de la boca adormecida de la rubia.
---¿No entiendes?.- El marqués caminó hacia la joven y tomándola del pelo la hizo poner de pie.
---Ahhh.- Exclamó Candy al ver como era sujetada con fuerza.- Suélteme.
---No juegues conmigo Candence Arlington.- Siseo el hombre con feroces ojos.- Se lo que intentas hacer con ese maldito hombre, pero te aseguro que nunca romperé este compromiso.- Tomó su rostro distorsionado por el dolor y lo atrajo a él.- Serás mi esposa y compartirás mi cama cada uno de los malditos días de tu vida.- Sintió como este acercaba su nariz a su cabellera para olfatearla.- Tu tierra, tu herencia, tus negocios todo será mío…hagas lo que hagas me convertiré en tu esposo…¿y sabes por qué?.- Su lengua recorrió su mejilla sana provocando que ella se estremeciera de miedo.- Por que su majestad el emperador me debe muchos favores y tú eres el pago a ellos.
---Eso nunca va a pasar. – Siseo Candy y antes que pudiera decir algo más sintió los labios del marqués sobre los suyos.
Aquel beso fue totalmente diferente al que tuvo con el duque, este dolía y daba asco, sintió las ganas de llorar mientras cerraba con fuerza los labios ante el violento ataque de su agresor.
De pronto abrió la boca y con fuerza mordió los duros labios del marqués, haciendo que la suelte y teniendo la oportunidad pudo alejarse de él.
---¡Váyase!.- Gritó lo que su voz le permitía mientras se escondía del hombre.- ¡Frederick!.- Llamó al mayordomo con urgencia.
El marqués la miraba mientras se limpiaba la sangre del labio.
---¡Váyase de mi casa! - Volvió a gritar.
---¿Señorita?.- Frederick entró al salón y miró la extraña escena, pero cuando se percató de la condición de su ama su expresión se endureció y miró con ojos furiosos al responsable.
---Es hora de que se marche marqués…¡ESCOLTA!.- Llamó el mayordomo a los hombres que se hallaban fueran del salón.- Lleven al marqués a su carruaje.
Los caballeros miraron a su ama y al igual que Frederick su expresión cambio, asintiendo indicaron el camino al noble quien sacudiéndose las ropas los siguió.
---Oh.- Dijo antes de salir del salón.- Me olvidaba.- Se giró para mirar a la joven que ya estaba siendo atendida por el mayordomo.- La fecha del matrimonio será en dos meses y más le vale a la dama mantenerse pura para nuestra noche de bodas, caso contrario le aseguro que se arrepentirá por el resto de su vida.
Dejando a una temblorosa Candy se retiró del lugar.
---Señorita deje a las mucamas atenderla mientras llamo al médico. – Dijo Frederick al verla al borde las lágrimas.
---Bien.- Soltó apenas la rubia mientras se dejaba guiar por las mujeres.- Frederick, llama a Rose dile que necesito que me haga un recado.
---Si señorita.
Y con mucho cuido fue llevaba a su habitación para tratar sus heridas y mientras su cuerpo recibía la ayuda necesaria, su mente trabajaba para poder hallar una solución a su cruel futuro.
SI DESEAS LEER EL CAPÍTULO 5....AQUÍ
GIANNY 17
CAPÍTULO 6
El atardecer empieza a caer y los hermosos colores se mezclan entre sí, la hermosa imagen del cielo se proyectaba en las tranquilas aguas del lago, mientras los blanquecinos faroles de papel se elevaban hacia el cielo.
La vista era mágica y espectacular, los ojos verdes de Candy se abrieron sorprendidos mientras tomaba la mano del infame duque.
---Es hermoso.- Dijo mientras dada un paso fuera del carruaje. – Es realmente hermoso.
---Claro que lo es.- Terry guio a la joven hacia el bote que lo esperaba cerca del pequeño muelle. – Pertenece al ducado de Grandchester.- La miró de reojo.- Todo lo que me pertenece es hermoso y maravilloso…como yo.
---Me imagino que sí. - Le respondió Candy restándole importancia a sus palabras. - ¿Qué haremos en este lugar?
---Daremos un paseo en eso.- Señaló el elegante bote delicadamente decorado con finas telas y flores.
---Me sorprende que su excelencia tengo un barco así… ¿Lo utiliza a menudo?.- La ceja de Terrence se levantó ante las clara burla de la rubia.
---Le divierte burlase de mí, señorita Arlington.- Una sonrisa juguetona se pintó en su rostro.- Creo que desea ser castigada por el resto de su vida.
---No su excelencia. - La sonrisa que le ofreció iluminó su rostro. - Por supuesto que solo bromeo. - Sin decir más se acercó al bote y tomó la mano del mozo para poder subir en el.
Terrence la miro fijamente y siguiéndola se sentó al frente de ella.
---¿Su excelencia remará? .- La pregunta salió al observar como nadie más subía con ellos.
---¿Por qué?- La miró divertido.- ¿Temes que te haga algo?
---Claro que no, me preocupa que su excelencia se lastime por el arduo trabajo.
Era una respuesta tonta, ya que él era un héroe de guerra y había logrado valiosas victorias para el imperio.
---No sé preocupe madame, no lo haré.
Con un leve rubor en el rostro Candy observó como el gran duque de Grandchester ponía en movimiento la pequeña barca.
Tener esa visión frente a sus ojos era algo que nunca pensó ver y tal vez hasta era privilegiada que poder vivirla, tener a Terrence de Grandchester como su acompañante y además remando su bote era una experiencia inverosímil.
“ No parece el villano del cuento”
Pensó mientras lo veía silencioso.
“Pero recuerda como lo conociste”
Tembló al evocar aquella imagen del pobre hombre golpeado por él.
“Es un hombre peligroso Candy”
Se dijo mientras mordía sus labios.
“Peligroso y guapo…muy guapo”
Su vista recorrió su rostro y cuerpo cubierto por los escasos rayos del sol y sin poder hacer algo para controlarlo sintió su rostro caliente a pesar de la fresca brisa que se empezaba a sentir en el ambiente, tan pronto como notó este cambio en su ser desvió la mirada hacia un lado.
Y casi al instante abrió los ojos ante el hermoso paisaje que se dibujaba frente a ella.
---Oh Dios. - Susurró a ver como el espectáculo del sol escondiéndose se pintaba frente a ella.- Es como si al extender la mano pudiera alcanzarlo. – Su pequeña mano enguantaba se alzó hacia el gran astro.- Es realmente hermoso.
---Lo es. - La masculina voz hizo girar su cabeza para toparse con un par de ojos azules observándola.
Candy bajo su mano y mantuvo su mirada con la de Terrence, un silencio extraño se hizo presente entre los dos, en ese preciso momento un viento helado alboroto los hermosos rizos pulcramente peinados, logrando que la rubia se estremeciera.
---Empezó hacer frio.- Candy vio como el duque se quitó el abrigo y acercándose a ella la cubrió con el.- Tenemos que evitar que se enferme.- Las palabras se escucharon muy cerca suyo y cuando levantó la mirada, observó como el rostro del gran duque estaba muy cerca al suyo.
---¿Qué esta haciendo?- Susurró apenas.
---Solo cuido de la dama.- La sonrisa que se formó en su rostro fue tan cautivante que Candy olvido que se trataba de un terrible ser. -¿ Es este el castigó que su excelencia me dará?
La frente de Terrence se frunció ante aquellas palabras y tomando el mentón de la rubia con delicadeza lo elevó ligeramente.
---¿Parece un castigo? .- Candy observó como este se acercó aún más a ella.
---No lo sé.
---Si le digo que no lo es…¿me dejará besarla?
Los ojos de Candy temblaron y no pudo pronunciar palabra alguna, al cabo de un rato simplemente separo lo labios y cerró lentamente los ojos.
Terrence dándose cuenta de la respuesta de la joven delicadamente superpuso sus labios a los de ella y cuando sintió como suspiraba y soltaba lentamente el aire, apuró su mano detrás de su nuca para poder tomar posesión de sus labios completamente y hacerse un camino con su lengua.
Candy se sobresalto ante el cambio brusco del duque y abriendo los ojos intentó alejarlo empujando su pecho con ambas manos.
---Tranquila.- Susurró él mientras volvía a tomar sus labios con ímpetu.- Solo déjate llevar.- Tomando una de sus manos la llevó hacia su pecho musculoso y la presionó muy cerca del corazón.
Candy pudo sentir el calor abrazador del cuerpo masculino y los fuertes latidos de su corazón, una corriente eléctrica se apoderó de todo su cuerpo dejándola sin razón para poder hacer algo por liberarse.
---Candy.- Habló mientras lamia sus labios.- Has lo mismo que yo.- Volvió a besarla mientras apretaba su cuerpo al suyo.
Un calor se formó en su interior cuando dijo su nombre y algo temerosa dejó que su tímida lengua acariciará la intrusa.
Cuando Terry sintió el esfuerzo de la mujer presiono con mas fuerza su cuerpo al de ella, de pronto el aire faltó y una temblorosa mujer intentó alejarse sin mucho éxito.
---Pare. - Soltó apenas. - Pare por favor.
---No quiero. - La voz ronca de Terrence inundo su conciencia.
---Por favor.- De pronto la voz de la rubia se quebró, logrando que poco a poco Terrence se alejara de ella con mucha renuencia.
Una frente fue colocada sobre otra y mientras intentaban recobrar el aliento una mano volaba para acariciar la frágil espalda de Candy.
---Tranquila.- La voz del duque se escuchó reconfortante y dulce.
“En verdad es un hombre malvado”
Pensó Candy mientras recobraba el aire.
“Muy, muy malvado. No podemos confiar en alguien como él”
---Creo que es momento de regresar.
Candy asintió y separándose de él se acomodó en su lugar y evitó su mirada en todo momento.
---¡Señorita!.- Rose gritó al ver como Candy bajó casi brincando del bote, para alejarse a paso apresurado del lugar.- ¿Sucedió algo señorita?.- El rostro de Candy estaba caliente y era evidente que un rubor lo cubría.- Por favor diga algo.
---Nada Rose, no paso nada.- Habló Candy intentado sonar tranquila.
---Pero el duque y usted…en el lago.
---¡Rose!.- Chilló Candy al recordar lo vivido.- No lo digas.
---Pero señorita…
Ambas mujeres caminaron hasta el carruaje y subiendo sin esperar despedirse del anfitrión, dieron la orden de marcharse.
---Un momento.-Pero la voz del duque se escuchó desde afuera, provocando que Candy se hundiera en su asiento ansiosa.
“¿Qué, ya no obtuviste lo que querías?”
De pronto la puerta se abrió y su rostro se hizo presente y mirando a ambas mujeres se fijó en la rubia que la miraba asustada.
Subió su enorme cuerpo al transporte reduciendo el espacio del lugar y acercándose a Candy se arrodilló frente a ella.
---No tomes a mal lo que paso el día de hoy. - Tomó su delicada mano. - Lo que hice hoy, lo hice por la dama, solo pensando en ella y si me excedí en mis acciones pido disculpas pero no me arrepiento.
Candy sentía su corazón latir tan fuerte que temía que el pudiera escucharlo.
---Tengo que ir a casa, su excelencia. - Soltó Candy mientras se mordía los labios.
---El castigo.- Candy frunció el ceño al escuchar la palabra.
---¿Eh?
---El castigo que la dama me debe.
---¿No fue demasiado castigo todo lo que pase hoy?
---¿Lo fue?.- Terrence la miró a los ojos esperando su respuesta.
Candy lo miró con cierta culpa y mordiendo sus labios hinchados negó quedamente mientras observaba a otro lado.
Había que admitir que lo que vivió hoy fue algo bonito y muy mágico, desde la cena hasta el paseo en bote…¡maldita sea! Hasta el beso que tuvo fue genial.
La sonrisa de Terrence se hizo presente y levantando su rostro la obligo a verlo.
---Llámame Terry.
---¿Qué?.- Sus ojos verdes saltaron ante sus palabras.
---El castigo es que me llames Terry y no su excelencia.
---Pero…
---No hay peros …es el pago por ofenderme. - Su sonrisa se torno traviesa y Candy sintió saltar su corazón.
---Bien.- La respuesta de Candy llegó acompañada de una sonrisa delicada.- Es hora de irme…Terry.
El besó su mano y asintiendo se bajó del carruaje para después de cerrar la puerta dar el permiso al cochero de llevarla a su destino.
Ooooooo//ooooooo
---¡SU MAJESTAD!.- El grito del Marqués de Somerset se escuchó en toda la sala dejando atónitos a todos los presentes.- ¡NO PUEDO SER INSULTADO DE ESTA FORMA!
---Marqués le voy a pedir moderación al dirigirse a su alteza el emperador, padre de toda la nación.- El capitán de los capas rojas, guardián del emperador, habló al escuchar al exaltado hombre.
---¡COMO VOY A CALMARME!.- El hombre estaba alterado y no estaba dispuesto a obedecer.- CUANDO EL SOBRINO DEL GRAN EMPERADOR, PADRE DEL IMPERIO, SE ATREVE A SEDUCIR A MI PROMETIDA, PROMETIDA QUE EL MISMISIMO EMPERADOR ME CONCEDIO!
---¿Cómo sabes que eso es verdad, marqués?.- La voz del emperador se dejó escuchar en la sala.
---Ayer todo mundo los vio entrar en el Miura, lugar que su sobrino rentó y desocupo para encontrarse a solas con ella, después de la misma forma ocupar el carruaje del duque y dirigirse a su territorio…si quiere testigos puedo traerle a más uno para que corrobore la versión.
El emperador lo miró sin expresión alguna y tras un rato de silencio soltó.
---Si en algo tranquiliza al marqués, haré una visita al duque de Grandchester.- Vio como el hombre respiraba pesadamente ante sus palabras.- Pero le recomendaría, que controle a su prometida, no puedo hacer nada si es ella quien busca llamar la atención del Gran duque de Grandchester.
Los puños del marqués se apretaron ante sus palabras y realizando un saludo de respeto se giró para salir del gran salón.
---Un consejo más, marqués. - La voz del emperador se escuchó haciéndolo girar. - Sería bueno que se fijara de una buena vez la fecha de su unión, así evitaríamos cualquier distracción que pudiera aparecer en el camino.
---Tomaré su consejo, eso haré. - E inclinándose salió de la sala.
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Candy se levantó alrededor del medio día, la noche anterior no pudo dormir nada por estar pensando en lo sucedido con el duque y por más que rodó y rodó, el sueño nunca llegó.
Fue cuando la negra noche empezó a aclararse y sus cansados ojos al fin se cerraron, lo que condujo a que ella se levantará tarde ese día.
---¿Mi padre?.- Preguntó al verse sola en la enorme mesa.- ¿No almorzará hoy?
---El conde se fue en la mañana a la zona costera, rumbo al muelle.
---¿Llegaron los barcos?.- Preguntó al escuchar la noticia.
---Si, tiene que verificar el cargamento y reunirse con los compradores.- Candy cogió un bollo y le untó mantequilla con pocas ganas.
---¿Llegara mañana?.- Le dio un mordisco.
---Pasado mañana, señorita.- Su frente se frunció y miró a la sirvienta atónita.
---¿Y me dejó aquí?
--- Ayer usted llegó tarde y no pudo decirle.- Soltó con algo de pena.- Y hoy estuvo llamando a su puerta pero no respondió.
---Vaya.- Suspiró Candy derrotada.- Bueno, no hay vuelta que darle, tendremos que trabajar en casa.
---Si, señorita.- Con una sonrisa Candy continuo con su comida.
Al finalizar se dirigió hacia el estudio de su padre donde tomando el libro de contabilidad lo abrió para empezar a trabajar, no paso mucho cuando Frederick el mayordomo tocó la puerta algo preocupado.
---Disculpe señorita, pero el marqués está esperándola en el salón.
---¿El marqués?
---Si, le mencionamos que el conde no está en casa pero aun así pidió reunirse con usted.
La frente de Candy se arrugó y miró al anciano mayordomo preocupado, sabía que si le ordenaba que lo despachará este lo haría sin ningún problema, pero el problema ahora era que el marqués se había convertido en su prometido y las cosas se complicaban.
---Bien, dile que enseguida lo recibo.
---Si, señorita.
Candy guardo el libro y ordenando su ropa con manos temblorosas enderezo su postura y salió a recibirlo.
Se preguntó una y otra vez el motivo de su visita y con solo pensar en la respuesta se preocupaba por llegar a verse con él.
“ ¿Acaso se entero de la salida de ayer?”
Candy sintió sus manos frías y cuando se encontró al frente de la puerta. la abrió, solo para poder encontrar la presencia del marqués de Somerset sentado sobre uno de los cómodos muebles del lugar.
La sirvienta que lo atendía salió cuando Candy ingresó al lugar y cerró la puerta para dejarlos solos, esto no hubiera pasado si el hombre que se encontraba frente a ella no fuera su prometido.
---Marqués de Somerset.- La reverencia que realizó fue elegante y rápida.-Me atrevo a preguntar ¿Qué lo trae por aquí a pesar de saber de la ausencia de mi padre en casa?.
Candy vio como el hombre se puso de pie y en silencio se acercó a ella. Algo está mal, le gritó su conciencia, ya que el aura que este emitía era mala.
De pronto levantó la mano y antes de que pudiera hacer algo, el marqués golpeo su rostro, Candy cayó al suelo debido al fuerte impacto. Su mejilla palpitaba al igual que su labio y poco a poco se dio cuenta de lo que había pasado…este hombre la había abofeteado.
Una gota de sangre pinto el piso limpio y pronto otras gotas la siguieron, Candy con mano temblorosa tocó su labio y lo sintió adormecido mientras la sangre empezó a correr por ella.
---¡Te atreves a burlarte de mí!- La voz del marqués sonó baja y aterradora.- ¡Te ofrezco la dignidad de ser mi esposa y dirigir mi casa y lo que haces es ir y tontear con ese maldito mounstro!
---No entiendo.- Aquellas palabras salieron apenas de la boca adormecida de la rubia.
---¿No entiendes?.- El marqués caminó hacia la joven y tomándola del pelo la hizo poner de pie.
---Ahhh.- Exclamó Candy al ver como era sujetada con fuerza.- Suélteme.
---No juegues conmigo Candence Arlington.- Siseo el hombre con feroces ojos.- Se lo que intentas hacer con ese maldito hombre, pero te aseguro que nunca romperé este compromiso.- Tomó su rostro distorsionado por el dolor y lo atrajo a él.- Serás mi esposa y compartirás mi cama cada uno de los malditos días de tu vida.- Sintió como este acercaba su nariz a su cabellera para olfatearla.- Tu tierra, tu herencia, tus negocios todo será mío…hagas lo que hagas me convertiré en tu esposo…¿y sabes por qué?.- Su lengua recorrió su mejilla sana provocando que ella se estremeciera de miedo.- Por que su majestad el emperador me debe muchos favores y tú eres el pago a ellos.
---Eso nunca va a pasar. – Siseo Candy y antes que pudiera decir algo más sintió los labios del marqués sobre los suyos.
Aquel beso fue totalmente diferente al que tuvo con el duque, este dolía y daba asco, sintió las ganas de llorar mientras cerraba con fuerza los labios ante el violento ataque de su agresor.
De pronto abrió la boca y con fuerza mordió los duros labios del marqués, haciendo que la suelte y teniendo la oportunidad pudo alejarse de él.
---¡Váyase!.- Gritó lo que su voz le permitía mientras se escondía del hombre.- ¡Frederick!.- Llamó al mayordomo con urgencia.
El marqués la miraba mientras se limpiaba la sangre del labio.
---¡Váyase de mi casa! - Volvió a gritar.
---¿Señorita?.- Frederick entró al salón y miró la extraña escena, pero cuando se percató de la condición de su ama su expresión se endureció y miró con ojos furiosos al responsable.
---Es hora de que se marche marqués…¡ESCOLTA!.- Llamó el mayordomo a los hombres que se hallaban fueran del salón.- Lleven al marqués a su carruaje.
Los caballeros miraron a su ama y al igual que Frederick su expresión cambio, asintiendo indicaron el camino al noble quien sacudiéndose las ropas los siguió.
---Oh.- Dijo antes de salir del salón.- Me olvidaba.- Se giró para mirar a la joven que ya estaba siendo atendida por el mayordomo.- La fecha del matrimonio será en dos meses y más le vale a la dama mantenerse pura para nuestra noche de bodas, caso contrario le aseguro que se arrepentirá por el resto de su vida.
Dejando a una temblorosa Candy se retiró del lugar.
---Señorita deje a las mucamas atenderla mientras llamo al médico. – Dijo Frederick al verla al borde las lágrimas.
---Bien.- Soltó apenas la rubia mientras se dejaba guiar por las mujeres.- Frederick, llama a Rose dile que necesito que me haga un recado.
---Si señorita.
Y con mucho cuido fue llevaba a su habitación para tratar sus heridas y mientras su cuerpo recibía la ayuda necesaria, su mente trabajaba para poder hallar una solución a su cruel futuro.
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