Ya ha pasado una semana desde que Terrence había despertado y dicho que llegara por las tardes; había accedido a presentarse sobre la misma hora. Siempre lo encontraba adormecido por la morfina, y si despertada a duras penas balbuceaba alguna palabra, apretaba el botón, entonces la medicación era suministrada por la máquina y volvía a caer dormido.
Poco podía hacer la señora Ardlay más que sentarse al lado de la camilla y observar... observar pasar las horas... observar el parsimonioso goteo de los sueros que estan conectados a su cuello y mano. De presto una enfermera entra para controlar cambiar la bolsa de la sonda vesical, o para tomarle la temperatura y presión. Todo ello se realizaba en silencio.
Todos los días se había encontrado con el señor Charles Whitman, el asistente de Terrence, con el cual cruzaba unas palabras de cortesía y luego éste le decía sobre el estado de su jefe, para luego dejarla que le haga compañía. Ese día en particular Charles parecía un poco nervioso, sin embargo la rubia no prestó demasiada atención en ello.
-Señora Ardlay.
-Buenas tardes señor Whitman.
-De nuevo aquí, no debería preocuparse tanto. El joven amo se encuentra estable y las enfermeras estan pendiente de su estado en todo momento.
-Lo sé... pero me es imposible quedarme en casa sabiendo que Terrence está ingresado, no... no puedo evitarlo, quiero estar a su lado... hasta donde me sea posible.
-Se lo agradezco mi señora, pero se le nota cansada. Debería tomarse el día libre.
-Estoy bien, no es para tanto.
-Muy bien... ya sabe, cualquier cosa no dude en avisarme.
-Por cierto, señor Whitman... ¿Los padres de él saben lo que le ha pasado?
-Sí señora, llegaron al país ayer por la tarde y ya estuvieron aquí visitando al señor.
-Me alegro tanto.
Expresó aliviada pero a la vez le dio la sensación de que ya no sería necesaria su presencia en ese lugar.
Última edición por Cherry Cheddar el Dom Abr 23, 2023 2:21 am, editado 1 vez