PRIMERA CAMPANADA
Ding dong
Se escucha a lo lejos... es el llamado a misa, al cual no asistiré más...
Suspiro y pienso esto con nostalgia evocando tantos recuerdos que me estrujan el alma mientras el carruaje en donde voy se va alejando a toda prisa por aquellas calles llenas de transeúntes que recién despiertos y enfundados en sendos abrigos salen a limpiar las aceras de sus casas y negocios desvaneciendo en aquella actividad las secuelas que la noche anterior dejó tras el paso de quienes en busca de un desahogo a sus aburridas vidas, vagan de bar en bar cantando canciones, jugando cartas, bebiendo alcohol o bien perdiéndose con alguna cita en aquellos callejones oscuros, soy testigo de esa vida absurda de la que forme parte en algún momento.
Adios viejo Londres, me despido de mi triste niñez y solitaria adolescencia. Me despido de esta tierra que me dió tanto dolor como alegría. En donde conocí la amargura la cual fue curada por un amor tan puro y sincero.
Adiós a mi primer amor... pecosa de mi alma, juro que mientras estemos vivos... volveré por ti... por favor se paciente y espérame...
Buuuu bufa la bocina del trasatlántico que me lleva a otro mundo del que no tendré mas noticias tuyas...
Espérame amor mío... espérame
SEGUNDA CAMPANADA
Din dong din dond
¡Pasajeros a Pittsburgh! Última llamada!!!!
Maldición!!!! Reniego malhumorado pues
Nuevamente el destino deja de obrar en nuestro favor.
Aunque....estoy feliz por una parte, no renegaré más concedo, pues, estas aquí, en América.
Pronto pecosa mía... pronto te veré y juro no te dejaré ir afirmó de pie en el último vagón viendo como poco a poco me voy alejando de Chicago tu ciudad.
Pero qué? Acaso eres tu pequeña rebelde...
Candy...
Dios... es ella, entonces si recibió mi nota.
Candy... le grito
Amor mío... estas hermosa... pienso solo para mí.
Te escribiré le grito... espera mi carta...
Terry le escucho gritar, mientras eleva su mano y es el viento que sopla uniendo nuevamente nuestras miradas.
Has crecido pequeña mona pecas, medito, fueron segundos en los que detalle tu fina figura vestida en blanco cual ángel y no puedo negar que me gusto lo que ví.
Siento como late mi corazón nuevamente, hay tanto que quiero contarte hay tanto que quiero saber de tí.
Escríbeme amor mío...
TERCERA CAMPANASA
Ding ...
Dejo de sonar..
Por qué? Le pregunto al cielo cubriendo mi rostro con las manos, acaso nací para amar y dejar ir.
Primero fue Anthony...
Luego fuiste tu... y no solo una vez , esta es la segunda vez que nos separamos nuestros caminos solamente colisionan y nunca convergen ¿por qué?
No quiero darle la razón a ella.
Aunque... le he jurado no buscar ni siquiera tu amistad. Yo acepté al final que ella es tu salvadora a quien te debes, asi que debo marcharme lejos pues ya leí en los periódicos sobre tu compromiso.
Dios...
Qué fue lo que hice mal...
Qué cuentas estoy pagando al destino que se ensaña y me golpea impetuoso.
Perdóname mi amor...
Se feliz pues yo... no lo seré mas... reconozco con cansancio.
Buuuu escucho la bocina del trasatlántico que me lleva a Francia, pues no quiero ser testigo de tu felicidad a su lado, sí, el dolor me ha hecho dura y egoísta.
Si mi fin llega... te cuidaré desde el cielo mi amor, pues perdí mi oportunidad, debo pagar mi decisión y soltarte.
Perdóname amor mío...
CUARTA CAMPANADA
Ding dong - Ding dong - ding dong
Pero quien rayos no entiende que los timbres se deben usar con moderación.
Que quiere? Increpó al indeseado visitante
Telegrama urgente para el señor Graham.
Si si, soy yo.
Tome señor... es urgente tome una decisión.
Con temor tomo el telegrama de la mano del hombre uniformado del ejército que esta frente a mi y palidezco tras leer el mensaje.
Esas pocas palabras han acabado con el gran dilema de mi vida.
Deber o amor
Hijo, hermano agoniza, madrastra ha muerto, Candy esta aquí.
Ella está allá,
No entiendo... se enlisto como voluntaria junto a Stear.
Al menos eso me ha dicho Albert con quien viajo en una pequeña embarcación a Francia para luego volar a Inglaterra con la guardia real.
Me muero si ella... no quiero ni pensarlo.
Destrucción es lo que encontramos, tiendas de campaña por todos lados, hombres, mujeres y niños heridos algunos muertos otros.
Ten piedad señor, escucho a mi amigo susurrar mientras atiende a un soldado que tras limpiar su rostro reconozco inmediatamente.
Stear? Le pregunto a mi amigo y el asiente.
Donde estas pecosa mía, cuídala Dios mío rezó por primera vez en la vida.
Cuando por fin la veo tendida en esa camilla a donde corro cual alma en pena pues ella es el amor de mi vida, la razón de mi vivir.
Dios, no te la lleves rezo con insistencia... siento mi corazón partido en mil pedazos y me arrepiento de todo lo que he hecho en la vida.
Una oportunidad, solo una oportunidad por piedad suplico al cielo mientras limpio sus heridas.
No soy doctor ni enfermero pero mis manos toman vida propia y se ponen en la faena.
Busco una tijera y remuevo con sumo cuidado su uniforme buscando heridas de proyectil más no las hay, lo cual agradezco al cielo.
Duerme profundamente tras salir despedida por los aires al explotar una bomba muy cerca del campamento en donde asistían a más heridos, me indica un doctor que distingo no es mucho mayor que yo.
Soy Michael Lenart, me indica, conoce a la señorita Andrew, me pregunta y yo asiento.
El frunce el ceño y agrega, bueno, es muy famosa por su belleza y carisma. Así que es nuestro deber volver a la vida a este ángel de Dios, me indica y esa expresión y palabras no me dejan mas tranquilo de lo que pretendl pues hacen que el fuego de los celos arda en mi.
Trato de concentrarme en la tarea de asistencia y de pronto la llevo a una sala en donde hay más personas en su estado, mi hermano es otro de los aquí estan hospitalizados, esta es una situación muy dolorosa y me siento debastado.
En cuanto me siento solo, le susurro al oído. Aquí estoy pecosa mía, te cuidaré, despierta mi amor, beso su mano.
QUINTA CAMPANADA
Ding.... dong...
Ya pronto empezará la misa y aunque reconozco no ser el más fiel feligrés, acá estoy en primera fila, junto a mi padre, rezando en ayuno por la salud de los nuestros, en mi caso, tres personas.
Stear, Richard mi hermano y mi amada pecosa.
Los tres están en coma, ese fue el diagnóstico, que como coincidieron, pues fue el destino. Stear era uno de los heridos y Richard estaba a cargo de la seguridad de los médicos y enfermeras que atendían.
Eso fue lo dicho por Michael quien sobrevivió al ataque pues había venido por medicamentos a Londres.
A mi hermano le debo que mi pecosa no haya sufrido heridas, pues el la cubrió con su cuerpo.
Rezo con toda mi alma por una oportunidad.
Ya no sé que prometer a Dios por este milagro.
SEXTA CAMPANADA
DING......... DONG......
Luto y dolor, llanto de madres por sus hijos perdidos y de hijos que lamentan la separación de un padre.
Ella ha muerto... tras la guerra mi alma se ha vuelto más sensible al dolor y hoy me duele su pérdida.
Lágrimas brotan de mis ojos.
SEPTIMA CAMPANADA
Ding dong
Tras ver tantas vidas sacrificadas, tanto sufrimiento, tanto dolor y pasar por momentos de zozobra pidiendo con todo mi ser por ser librados.
No me queda más que agradecer.
Por la vida...
Por las oportunidades...
Por mi padre y mi hermano que están aquí a la par mía.
Por Stear, Albert, Annie, Karen, Eleonor, Patty y hasta por Archie, a quienes diviso a mis espaldas con una sonrisa de oreja a oreja.
Y principalmente a Dios, por darme ese regalo inmerecido que hoy camina de blanco hacia mi.
Es ella mi luz...
El amor de mi vida...
Quien me ha enseñado que todo vale la pena si dejamos el pasado ahí, en el pasado.
Remuevo con un leve temblor de manos el velo que sobre su hermoso rostro después de tomar su mano.
Sin duda alguna soy el hombre más dichoso de esta tierra le digo como parte de mis votos.
Te amaré en esta vida y en todas las venideras si nos dan esa oportunidad y beso sus manos.
Amo tu alegría y tus lágrimas, amo tu fuerza y tus días de agobio, quiero que me confíes tu alma y tu cuerpo pues estoy dispuesto a cuidar y amarte con todo lo que soy y seré y no solo a tí sino a nuestros pequeños, lo juro ante Dios y nuestras familias y amigos.
Y la beso tiernamente en su frente, en sus ojos, en sus mejías, coloco una argolla en su dedo anular y beso su mano y luego, con todo el amor que me desborda tomó sus labios con los míos hasta que se nos agota el aire y sonreímos.
Sonreímos a la vida...
Somos marido y mujer.
DING... DONG...
Fin...
Feliz noche a todas, espero les guste...