A veces el amor nos vuelve ciegos y lo confundimos creyendo que es amor, más sin embargo es una simple obsesión
Tropiezo Asesino
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Tropiezo Asesino
Capítulo 2
Mi historia de amor, —se detuvo y soltó una carcajada, aunque sus ojos mostraban cierto dolor y rabia— ja,ja,ja historia de amor, que ridículo se escucha, pero si, al principio pensé que era amor, por un estupido tropiezo de la vida me enamore de él, más bien, me obsesione, pero tarde me di cuenta de mi error.
Estaba con mis amigas Candy y Paty en una discoteca, habíamos estado bebiendo un poco y tuve la necesidad de ir al tocador, ellas no me quisieron acompañar, estaban entretenidas con la música y echándole ojo a los muchachos, así que me dirigí hacia el área de los baños, y entre luces y humo no pude distinguir dónde pisaba y sin querer tropecé con una persona, al levantar la mirada lo vi y, como en esas películas bobas, quedé perdidamente enamorada de él. Se podría decir que fue amor a primera vista, por lo menos por mi parte así lo fue. El solo me miró y se disculpó por el incidente marchándose al instante.
Yo me quedé atontada porque nunca me había topado con un hombre así de apuesto.
Regresé a donde estaban mis amigas y seguimos disfrutando de la noche, sin embargo, en mi pensamiento no dejaba de recordar a ese chico con el que me había topado.
Si alguien me hubiera dicho que este hombre iba hacer mi perdición jamas me le hubiera acercado, pero debo reconocer mi culpa también, el sentimiento por el nublo mi sentido y confundí la obsesión malsana con amor.
Así es, me obsesioné con él, lo busqué con la mirada, hasta que lo encontré del otro lado de la pista.
—¿A quien miras con tanta insistencia? —Me pregunto Candy.
No dije nada, solo me pare y fui hacia él sin perderlo de vista, escuche a lo lejos que Candy me llamaba pero no le hice caso. Seguí mi camino, Él estaba bailando con un grupo de amigos, se veía que traía el ritmo por todo el maravilloso cuerpo de Adonis, se movía de una manera sensual y su cabello color castaño se agitaba con sus movimientos. Me fui acercando con el ritmo de la música, hasta que termine bailando con él, no pensaba perder la oportunidad así que le dije
—Hola. —salude con mi mejor sonrisa.
—Hola. —contestó él algo sorprendido.
—¿Cómo te llamas?
El se me quedó mirando por unos minutos, hasta que finalmente me dijo: —Me llamo Stear.
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