Mis emociones se apagaron desde hace tiempo,
Las sofoque hasta triturarlas y hacerlas pedazos,
llenando las arterias de sangre, huesos y carne.
algunos ilusos dicen que soy ángel de bondad,
pero solo soy un demonio que vino
Las sofoque hasta triturarlas y hacerlas pedazos,
llenando las arterias de sangre, huesos y carne.
algunos ilusos dicen que soy ángel de bondad,
pero solo soy un demonio que vino
para hacerte vivir un infierno.
Descuido Fatal.
Capitulo Cuatro.
La voz de Terry fue callada por el sonido del timbre del teléfono fijo de la oficina, el castaño levanto la bocina y contesto con seriedad
—Aquí Granchester. —escucho con atención lo que desde el otro lado de línea telefónica le decían, Neil vio como cambio el semblante del rostro de su amigo.
—Vamos para allá, que aseguren el área.
—¿Qué pasa? —indago Neil
—En el camino te explico, vamos.
Los dos hombres salieron del departamento de policía, subieron al automóvil de Terry, mientras este lo ponía en marcha, Neil coloco la sirena en el techo del auto, salieron a toda prisa dirigiéndose a una de las urbes más exclusiva de la ciudad.
Cuando los jóvenes arribaron a la dirección señalada, la zona no estaba acordonada, hecho que molesto a Terry y Neil. La mayoría de personas que se encuentran deambulando por el lugar, son empleados de la empresa Consolidated Edison Inc., unos cuantos bomberos y un par de policías. Uno de los oficiales de la policía se acercó a ellos para ponerlos al tanto de la situación
—¿¡Qué diablos está pasando aquí!? ¿Quiénes son todas estas personas? ¿y porque carajos no está acordonada la zona? —Grito colérico Neil al oficial que estaba delante de él. Mientras tanto Terry se alejó de ellos y comenzó a realizar una inspección del lugar, se acercó a platicar con los empleados de la empresa, con los bomberos y con algunos curiosos que viven por el lugar.
Después de un rato llego hasta él Neil, aun contrariado por la situación que habían encontrado. Terry reflexionaba toda la información que había obtenido, la voz de Neil lo saco de sus pensamientos.
—Ya tengo todos los datos de ese par de idiotas. Te juro que no se la van a acabar, ¡su castigo será ejemplar! Dime Granchester ¿Qué lograste investigar?
—Los vecinos se quejan desde hace días de un olor fétido que sale de las alcantarillas. A alguien se le ocurrió que podía ser una fuga de gas, por eso vinieron los bomberos y la compañía que se encarga de las tuberías de vapor, gas y electricidad de la ciudad, pero extrañamente no encontraron nada. Anteriormente vinieron un par de veces los bomberos, hicieron su trabajo…no encontraron nada.
—Por eso mismo desestimaron que fuera necesaria nuestra presencia. —Agrego Neil. Terry soltó un profundo suspiro y afirmo con su cabeza.
El par de jóvenes comenzaron a caminar acercándose a una de las alcantarillas que se encuentra en un lado de la calle. El olor que emana de ella es nauseabundo.
—Terry, este olor es como…
—Algo pudriéndose. —los dos jóvenes se miran a los ojos diciéndose mucho en silencio. —Vamos debemos recorrer la zona.
Los dos jóvenes comienzan a caminar por la calle, Neil por un lado de la acera y Terry por el otro lado, al llegar al lugar donde se encuentra la siguiente alcantarilla, esperan unos minutos para verificar si el olor es persistente o más leve, cada uno toma sus notas mentales. Al final de la calle los jóvenes se reúnen en el lugar donde se encuentra el colector principal.
—Aquí se reúnen todos los desagües de las casas de esta calle. —Terry pisa el lugar, da unos suaves golpes con el pie derecho en el pavimento señalando el área.
—Necesitamos tramitar un permiso para que venga personal del departamento que corresponda para que lo abran y ver que hay ahí. — Neil inmediatamente saco el celular, se comunicó con su secretaria y le pidió que redactara el documento y lo enviara, le enfatizo que era urgente. Cuando sus ojos buscaron a Terry, este ya se estaba subiendo al auto.
—¡Apúrate! Neil. Tenemos una cita. — El moreno subió a toda prisa al vehículo y partieron a toda velocidad.
—¿A dónde vamos Granchester?
—A la OCME*.
—Seguro vamos con Conrwell. —añadió Neil con aire de orgullo al enterarse que verían a su primo.
—Estamos en sintonía hermano. Stear como médico forense nos ayudara a amarrar los cabos sueltos y a dar la estocada final.
Los jóvenes pasaron un buen rato hablando con Stear, estructuraron la manera de cómo hacer las cosas, sin llamar la atención de los residentes de la exclusiva zona de los Hudson Yards. Cuando los permisos fueron otorgados y llegaron a las manos de Terry y Neil pusieron en práctica su plan con la ayuda de Cornwell.
Al siguiente día muy temprano llegaron a la zona residencial en una furgoneta de la compañía encargada de dar mantenimiento al sistema de alcantarillado, disfrazados como empleados de la misma.
—¿Están listos para ensuciarse un poco? —Stear con una sonrisa burlona observa a Terry y Neil poniéndose los trajes especiales para adentrarse en las cloacas del lugar.
—¡Nosotros! Nacimos listos primo. —Colocándose el casco de seguridad en la cabeza y asegurándolo, agrega con voz confiada Neil.
—Quiero ver si es cierto, —Terry le da unos suaves golpecitos en la espalda a Neil —te pondrás verde cuando tu nariz comience a experimentar los finos los olores del lugar y vera nuevamente la luz lo que acabas de desayunar. —El castaño soltó una risilla.
—¡Estás loco Granchester! Yo tengo estomago de acero.
Sin más preámbulo, los tres hombres empoderados, bajaron de la furgoneta, llevando consigo las herramientas necesarias para empezar a trabajar.
Comenzaron a acordonar con conos naranjas el lugar donde trabajarían, posteriormente quitaron la tapa de la alcantarilla principal. Al retirarla, pudieron divisar las escaleras pegadas a una de las paredes, comenzaron a descender uno a uno hasta llegar al fondo, prendieron las lámparas de sus cascos, sacaron los mapas del sistema de drenajes que traían consigo para orientarse hacia donde debían dirigirse y comenzaron a caminar.
Stear observaba de tanto en tanto a sus dos acompañantes, le causaba un poco de gracias ver como se deformaban las facciones de los rostros de sus amigos, el olor que dominaba en aquel lugar era demasiado fétido. Cuando llegaron a una de las alcantarillas que había marcado Terry y Neil en el mapa, Stear comenzó con su tarea.
El tiempo que pasaron debajo de la calle en la cloaca para los hombres fue irrelevante, ya que su trabajo estaba dando frutos. Cuando por fin terminaron de reunir las muestras necesarias, emergieron del lugar. Sus ojos trataron de acostumbrarse nuevamente a la luz y sus pulmones se llenaron de aire fresco.
Estaban colocando la tapa en la alcantarilla cuando una chiquilla de escasos once años, vestida con un uniforme de servicio doméstico se acercó a ellos.
—Disculpen, ¿me podrían ayudar? —un gesto de interrogación lleno los rostros de los jóvenes. —es que en la casa que trabajo, hay demasiada agua en el uno de los prados, es uno que está detrás. —La chiquilla señala con su dedo la dirección de la casa
—¿Dónde es? Terry le dice con amabilidad a la chiquilla.
—Por acá, sígame por favor.
—Hey, Terry ¿A dónde vas? Debemos irnos ya. —agrega Neil con premura.
—Recojan todo, en un momento estaré con ustedes.
Stear y Neil estaban sumidos cada uno en sus propias cavilaciones. No habían transcurrido más de quince minutos cuando sonó el celular del pelinegro, escucho con atención a la persona al otro lado de la línea telefónica. Cuando corta la llamada, le dice a Neil con premura.
—Me tengo que ir de inmediato. —Camina en dirección al vehículo.
—¿Por qué? ¿qué pasa?
—En un rato lo sabrás, quítate todo lo que traes encima y déjalo en la furgoneta y espera a Terry. —Neil se dio prisa para quitarse el overol y todo el equipo, Stear se subió al vehículo y se marchó a toda velocidad.
Neil lo tomo con calma, se colocó sus lentes oscuros y busco la sombra de un árbol. Recargo su espalda en el troco y por unos instantes disfruto del placer de un cigarrillo. Después de un rato, Terry salió de aquella casona con una sonrisa de triunfo dibujado en el rostro.
—Tardaste demasiado Granchester, —Le dice Neil con cara de pocos amigos y agrego con sarcasmo. —no me digas que te invito un café y unas galletitas.
Movió su cabeza en negación. —Si supieras lo que encontré, no lo creerías.
—Sí lo sé, porque tu cara me dice todo. —sonrió en complicidad. Saco su celular y llamo a su asistente para que mandara a la brevedad los documentos que necesitarían en ese momento. Terry también hizo su parte, se comunicó con Stear para saber si ya tenía listo el reporte forense.
—Estás listo amigo, vamos a darle jaque mate a este caso.
—Más que listo. Somos unos malditos desgraciados que sabemos realizar muy bien nuestro trabajo.
Los sonidos de las sirenas sinusoidal* de los vehículos del departamento de policía de Nueva York se escucharon a lo lejos. Neil y Terry Sonrieron satisfechos.
Continuara…
CAPITULO UNO
CAPITULO DOS
CAPITULO TRESEspero que la lectura haya sido de tu agrado.
Gracias por acompañarme en este maravilloso viaje.
*OCME: Oficina del médico Forense Principal.
*Sinusoidal: frecuencia única con una amplitud constante.
Última edición por Inez Ruiz el Miér Abr 26, 2023 10:28 am, editado 1 vez