VENENO VIL V
Cae la noche en el Real Colegio San Pablo, me encuentro en mi habitación, en penumbras, junto a la ventana abierta, recibiendo la fresca brisa nocturna y reflexionando acerca de mis actividades en este día, el encuentro inesperado en la banca junto a la fuente del fondo del jardín, y a lo que me condujo tan singular evento, ese tal Jhon Vanner ha despertado sentimientos desconocidos en mí, ¡Nunca me había entregado a alguien sin nada a cambio!, ¡Sin investigar primero la clase de beneficios que puede traerme la cercanía con alguien! No creo realmente que haya mentido y no sea el hijo de algún noble inglés debido a que aquí no entra cualquier gentuza, con sus raras excepciones como la maldita dama de establo, pero aún así, siempre averiguo el tipo de familia y las conexiones que tiene, los Vanner definitivamente no me parecen conocidos, en fin, es un asunto que no debo dejar en el olvido, pero que tampoco me quita el sueño.
Una sonrisa se manifiesta en mis labios al recordar lo ocurrido en el establo, ¡Ese ardor!, ¡Esa pasión desmedida!, ¡Nunca había sentido algo así y vaya que tengo experiencia! Durante el tiempo que estuvimos juntos tuve sensaciones jamás percibidas y alcancé nuevos limites del placer que me hicieron tocar las estrellas, eso me fascinó, sin embargo, el lugar…. ¡Fue humillante! En el momento no me detuve a pensarlo y detenerlo, tan obnubilada estaba por unas ansias nuevas pero ya con la mente mas relajada, es un lugar indigno para una señorita como yo, pero ideal para encuentros clandestinos que fácilmente pueden ser descubiertos gracias a algún aviso anónimo y estoy segura que los involucrados la pasarían muy mal si llegaran a descubrirlos, tomo nota mental porque seguramente esta información me podrá servir mas adelante y me carcajeo malévolamente asombrada de mi astucia.
Una de las cortinas de la ventana acaricia mi rostro trayéndome de vuelta a la realidad, —¡¿Y si no viene?! ¿Y si todo lo ocurrido fue una trampa y piensa exhibirme? ¡¿O peor aún chantajearme?! ¡Ay, Eliza! ¡¿Cómo pudiste ser tan estúpida?! ¡No! ¡Seguro algo lo retrasó! ¡Sí, eso debe ser! Ya no ha de tardar en llegar— me consuelo a mi misma pero no dejo de pensar —¿Y si en verdad fue una trampa? ¡En ese caso lo buscaré y lo aplastaré como el vil gusano que es! ¡Nadie se burla de Eliza Lagan y vive para regodearse de ello!— Mi ánimo está enardecido y pienso en las maneras de vengarme en caso de que me deje plantada, me siento frente a mi tocador y cepillo mis hermosos rizos para apaciguarme, esta actividad siempre me relaja, ahora me reprocho el haber sido tan estúpida y perder el control, pero no importa, pase lo que pase seguiré siendo Eliza Lagan la señorita modelo para las madres y abuelas de la alta sociedad que me seguirán poniendo de ejemplo ante las insulsas muchachitas de sus familias, este pensamiento me devuelve mi serenidad por lo que no me percato de que las cortinas se han movido y alguien se encuentra a mis espaldas.
Unos dedos ligeros rodean mi cuello seductoramente, sé de quién se trata antes de levantar la vista y verlo por el espejo, mi estúpido corazón da un tremendo salto que me inquieta, pero no me detengo a pensar en ello, ya lo haré después, poso mis manos sobre las suyas y alzo la cara para recibirlo con un ardiente beso lleno de deseo y anticipación, su labios me conducen por el camino a la gloria mientras ambas manos las desliza bajo mi bata y dentro del camisón para llegar a mis bien proporcionados pechos que aguardan con sus puntas listas y erectas, los aprieta y masajea seductoramente mientras en mi boca recibo sus jadeos que me ponen a mil fantaseando desde ya con esta noche, soy despojada de mi bata e inducida a levantarme, su boca ahora susurra en mi oído cuanto me desea y promete una noche inolvidable mientras mordisquea el lóbulo de mi oreja prosiguiendo con mi cuello a la par que una mano se desliza sobre mi ropa hasta el punto de unión entre mis piernas.
Mi camisón de gasa se transparenta dejando ver mi voluptuoso cuerpo que está a su disposición para brindarle todo el placer que pueda soportar, Jhon se recrea la vista a través del espejo observando no solo el cuerpo que será suyo sino mis gestos de pacer desbordante y los suspiros profundos que emito gracias a sus fogosas caricias, excitado por lo que ve y oye, me gira para de inmediato postrarse ante mi y adorarme besando mi centro libre de ropa íntima, a través de la fina tela que ahora se ha humedecido con mi anticipación, se pone de pie después de sus tiernos besos para impedir que me deshaga de mi ropa de dormir cuando iniciaba a desabrocharla. —¡Déjala así! ¡Te envuelve en un Halo de misterio que me encanta! — Dice mientras me dirige a la silla que sin yo darme cuenta ha volteado y ahora da la espalda al tocador, me sienta y acomoda mis piernas abiertas a los lados de la misma —¡Ahora serás tú quien disfrute el espectáculo!— promete, dando tres paso hacia atrás y desabrochando de a poco su camisa, mis ojos ya acostumbrados a la oscuridad pueden ver su blanca piel a través de las sombras, la camisa ha caído al suelo y continua con los pantalones que prestos se deslizan al piso, veo que tampoco porta ropa interior, ambos pensamos en no perder tiempo y eso me causa diversión e incluso ternura, hasta ese punto estamos conectados, su masculinidad se encuentra rígida y lista para el goce, sin embargo en vez de acercarse a mí, toma su falo con las manos frotándose mientras me mira de una forma lasciva y sensual. —¡Tócate para mí, Eliza! — Ordena y yo lo obedezco prontamente abriendo con una mano mis labios y con otra masajeando hasta introducir un dedo en mi interior, continuamos un rato dándonos placer y al mismo tiempo brindándonos mutuamente como ofrenda de pasión.
—¡Quiero comerte!— dice mientras me alza en vilo y deposita en la cama abriendo mis piernas al máximo para posicionarse en medio de ellas y embestirme con su deliciosa lengua que me recorre por toda mi cueva haciéndome gemir de placer y mover mis caderas mientras mis dedos se enredan en su sedoso cabello rubio, lo disfruto tanto pero no quiero quedarme atrás, deseo volverlo loco de placer, disfruto viendo su rictus de éxtasis y oír sus gemidos que me indican lo llevo por el camino correcto, así que lo empujo suavemente para ponerme de pie junto a la cama y sentarlo en la orilla de ésta con las piernas abiertas, al fin desabrocho mi camisón y lo dejo caer lentamente la suelo, Jhon se recrea observando tanta seductora perfección, pero cuando quiere tocarme, me hinco entre sus muslos para acariciar sus pantorrillas e ir subiendo, beso sus rodillas y acaricio sus muslos mientras los voy besando al llegar a su entrepierna le doy muchos besos con devoción pero no me detengo, son mis ardientes senos quienes ahora darán lo harán gozar, acomodo su virilidad entre ellos y los aprieto con mis manos mientras subo arriba y abajo para masajearlo, Jhon se inclina hacia atrás oigo entre jadeos que antes soñó conmigo así, de esta manera, y mi corazón salta de gusto al tiempo que una sonrisa diferente y natural se asoma a mis labios, sigo con mis caricias aunando mi lengua que da suaves toques a su punta los gemidos se intensifican, y su falo se pone más rígido moviéndose arrítmicamente sé lo que eso significa y no tardo en clavarlo hasta mi garganta para recibir su fruto y succionarlo hasta que no queda una gota de él, viéndolo con una mirada de inocente seducción, lo trago haciendo que se excite y se recueste en la cama para poder cabalgarlo libremente.
Pensé que después de semejante explosión quedaría fuera de combate un tiempo, pero continua listo para seguir, así que lo acomodo en mi ya mojadísima entrada para introducirlo hasta e fondo de mi ser —Tu cabello… ¡Suéltalo!— Demanda a media voz entre gemidos, lo complazco soltando la cinta que lo sujetaba y ahora cae descuidadamente sobre mi espalda y pecho, él toma un rizo entre sus dedos mientras con la otra mano toca delicadamente mi cadera marcando un ritmo lento para mis acometidas, rito que se va incrementando hasta convertirse en rápidos vaivenes que hacen que mis rizos se muevan al compás de los senos, sus hermosos y profundos ojos se recrean embelesados en el subir y bajar de mis tetas, es lo que siempre ocurre, pero de repente me dan ganas de que solo él las vea de esa manera, de que solo él se recree con mi cuerpo y que solo él me brinde el inmenso placer que ahora estoy sintiendo. Recargo mis manos sobre la cama haciendo mi espalda hacia atrás para darle una mejor vista de mi centro invadido por su fogosa masculinidad, siento sus dedos introducirse junto a su falo, tocar mi botón de pacer haciendo que estalle de pasión al mismo tiempo que él se derrama dentro de mí, transgrediendo así mi más estricta regla autoimpuesta, pro no me importa, me dejo absorber por este remolino de placer y disfruto la sensación de nuestros néctares mezclados.
Cansados pero felices nos vemos a los ojos con una nueva mirada, no sé qué fue, pero algo pasó hace unos instantes que nos ha hecho conectar como nunca antes lo había hecho con nadie y sé que él también lo sintió por q así me lo reflejan sus verdes ojos que me sacian al verme. Me atrae hacia su sudoroso cuerpo abrazándome por detrás hundiendo su nariz en mi cabello y aspirando profundamente como si quisiera saciarse de mi aroma, quisiera decir algo, pero no sale mi voz, solo un adormecimiento me va llenando cando su mano se apodera de mi seno mientras la otra acaricia mi satisfecho monte. Despierto en medio de la oscuridad, la cama vacía de su presencia, pero no me sorprende; aun puedo respirar su esencia mezclada con la mía, y pienso en el cúmulo de emociones vividas, sonrió, pero de inmediato una sombra nubla mis ojos y una solitaria lágrima se escapa dejando un húmedo rastro en mi mejilla, debo pensar muy bien que hacer ahora por que alguien como yo no puede permitirse el lujo de tener debilidades y el amor es una debilidad.
FIN
Gracias infinitas por el tiempo dedicado a esta historia, deseo con todo mi corazón haya sido de su agrado