Hola de nuevo, les dejo la parte 2 del songfic, muchas gracias por sus lindos comentarios
Songfic: Tu forma de ser
By Marlene White
Art. Betty Graham
Parte 2
Coloqué mis brazos alrededor de su cintura, para pegarla a mi cuerpo, lo cual aceptó de buena gana, ya que me rodeó el cuello con sus manos entrelazándolas por detrás.
Nos dejamos llevar por la música, ambos hipnotizados en nuestras miradas, mi corazón bombeaba salvajemente y yo ardía en deseos de probar sus labios rosados entreabiertos.
Cuando estaba muy cerca de sus labios, la música cambió de nuevo a un modo más rítmico. Lo cual hizo que se rompiera la magia en la que estábamos envueltos e inmediatamente se separó de mí para bailar sola. Me sonrío atrevidamente, adivinando mis intenciones de querer besarla.
Y a mí me volvió loco tu forma de ser,
a mí me vuelve loco tu forma de ser.
Tu egoísmo y tu soledad
son estrellas en la noche de la mediocridad.
Me vuelve loco tu forma de ser,
a mí me volvió loco tu forma de ser.
Tu egoísmo y tu soledad
son joyas en el barro de la mediocridad.
Sin dejar de admirarla, veía cómo se alejaba para ir al encuentro de sus amigos, los cuales, ya se encontraban reunidos en la mesa.
Se acomodó en el sillón y al verme llegar frente a ella, me hizo un espacio, para que tomara asiento, a su lado.
Archie me ofreció una copa de Whisky, la cual acepté, alzando mi copa para que pudiera servirme.
Tomé un trago y dejé mi copa de nuevo en la mesa. Me sorprendí al ver como Candy tomó mi copa, y la llevó a sus labios.
Viniste a mí,
tomaste de mi copa,
me sonreíste así,
nadando en tu demencia.
Cuando colocó de nuevo la copa frente a mí, tomé su mano y la llevé a mis labios. La sonrisa que me dedicó, me dio el permiso para acercar mi rostro junto al suyo e intentar besarla. Su reacción me sorprendió, porque molesta, me golpeó mi hombro para alejarse de mí y me sentí culpable al notar como sus ojos se llenaron de lágrimas.
No sabía qué hacer,
te traté de besar,
me pegaste un sopapo
y te pusiste a llorar.
Sus primos se dieron cuenta de su estado y le preguntaron qué sucedía. A lo que respondió que el licor se le ha subido y pidió a sus amigas, que la acompañaran al tocador.
Vi cómo se alejaba con ellas, y me quedé dudoso, al no saber qué hacer. Me gustaba demasiado y no quería dejarla ir.
Aproveché la ausencia de las chicas y de que Anthony, se había desaparecido con su novia, para saber más de ella, interrogando a Archie y Stear.
Me enteré de que era soltera, que trabajaba en las empresas Ardley, en el área de relaciones internacionales, junto a su hermano mayor, el codiciado Albert Ardley.
Me alegré, ya que él era un antiguo amigo, y a quien pensaba pronto visitar, para proponerle un negocio, en el que pudiera involucrar a su hermosa hermana.
Stear y Archie se burlaron de mí, cuando notaron que, por primera vez, una chica me había dejado impresionado.
Me armé de valor y fui en su búsqueda, usando de pretexto, que también iría al tocador.
De camino, me topé en el pasillo con las amigas de Candy, y confundido al notar que mi bella rubia no estaba con ellas, pregunté que había sido de ella.
- Salió a tomar un poco de aire – Me respondió la chica de anteojos, que decía llamarse Patty, pareja de Stear.
- ¡Gracias! – Le respondí y me apresuré en salir a buscarla.
Con dificultad, me abrí paso entre la multitud, que se encontraba en la entrada de la puerta. Hasta que después de haber empujado a varios tipos, que estorbaban mi camino, logré poner un pie fuera del lugar.
Busqué por todos lados sin lograr encontrarla, y desesperado corrí a buscarla en el estacionamiento.
Respiré aliviado al ver que se encontraba a un costado de la hilera de carros estacionados, en un pequeño jardín, sentada en una de las bancas.
- ¿Puedo sentarme? - Le pedí permiso, temiendo que huyera de nuevo.
Asintió con la cabeza y procedí a tomar un lugar junto a ella.
- ¿Así que tu nombre es Candy? – Pregunté, intentando iniciar una conversación.
- Si – Respondió con voz tímida.
- ¿Y cómo te sientes? – Pregunté preocupado por ella, pensando que el alcohol, le hubiera caído mal.
- Estoy bien, gracias por preguntar – Sus labios formaron una tímida sonrisa.
- ¿Quieres que te lleve a tu casa? – Le ofrecí, ansiando una respuesta positiva.
- No, ¡cómo crees!, vine con mi hermano- Pero al ver mi cara de decepción, se apresuró a preguntarme - ¿Puedes acompañarme a buscarlo ahí adentro? –
- ¡Claro! – Respondí y me puse de pie, ofreciéndole mi mano, para que se levantara.
Al tomar su mano, una corriente electrizante recorrió todo mi cuerpo y noté que ella sintió el mismo efecto, cuando sus mejillas se tiñeron de rojo.
Sin soltar su mano, la llevé hacia la entrada del lugar, para ir directo hacia la mesa que antes habían ocupado nuestros amigos, pero al llegar, la mesa se encontraba vacía.
Continuará......