Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
Hola, las saluda Carmín Castle, acompañada de Las Musas de Graham, espero estén teniendo un lindo día; en este momento les presento un nuevo capítulo de nuestra historia Proyecto vacacional. Espero lo disfruten.
Con todo mi amor Carmín Castle
Capítulo 5
Mi ángel
Con todo mi amor Carmín Castle
Capítulo 5
Mi ángel
Terry se quedó ahí por largo rato, no sabía ni entendía porque había hecho tal cosa. En el momento en que su amigo le dijo que lo llevaría de vuelta, solo no lo soporto y se arrancó el reloj. Miraba el inmenso mar en la noche, no negaría que si miró por largo rato algo se pareciera al artefacto, y tal vez tirarse y buscarlo, pero eso sería una muerte segura, sería perder el barco para encontrar un pequeño reloj en el inmenso y congelado mar Atlántico.
_ Joseph no me dejara aquí el buscará la forma de regresarme a casa._ Se consoló. Trató de escuchar algo con suma atención por el micrófono pero no lo lograba era inútil solo una débil estática.
Ya despuntando el amanecer cansado, con molestia y derrotado volvió al único lugar en el cual podía estar, al menos sentía que debía estar, cerca de Candy, por ella se quedó para cuidarla, y para evitar que algo malo le pasará.
_ Aún puedo tocar, puedo oler, puedo sentir._ Se consoló en medio de su insertidumbre.
Llegó hasta el cuarto de Candy y la miró por la ventana.
_ Por tí me quedé y evitaré a toda costa que te pase nada malo, tal vez esa será mi verdadera misión de vida._ Fueron sus palabras contra el vidrio mirandola.
Terry se adentro al camarote donde estaba el joven encargado de hacer guardia, al lado de la puerta, estaba cálido ahí dentro. No quisó intentar abrir la puerta y entrar de nuevo al cuarto de la rubia, ya que la vio dormir tranquilamente. Miró el guardia que está igual, que todos dormido, y tomando un poco de té sin hacer el menor ruido posible se puso cerca a fuego el la mullida alfombra y se quedó dormido plácidamente, algo difícil en otro tiempo en él.
_ ¡Terryyyyy! Eran lo gritos como eco de Susana el estaba en total oscuridad, y Susana corría tras él, miró hacia él pasadizo donde se deslumbró una pequeña luz e iluminó a Candy como un ángel.
_ Adiós Terry._ Candy le dio la más bella sonrisa y el viajero sin importarle que su esposa estaba a punto de alcanzarlo corrió tras Candy, mientras Susana intentaba llegar a él. La desesperación lo invadió cada vez más, quería alcanzar a Candy y al mismo tiempo sentía que sí Susana tomaba su mano, perdería a su ángel para siempre.
Cuando estiró su mano para tomar la de la pecosa sentía la respiración de Susana sobre su cuello, jamás sintió tanto deseo de huir de alguien y llegar a alguien más. Cuando sus manos se iban a rozar…
_ ¿Cómo durmió Candy Doroty?_ Terry abrió los ojos y ahí acostado con los leños ya en cenizas vio a Georges, el Joven de la guardia y a la empleada, ahí los tres parados en la puerta.
_Señor al fin se durmió, pero me preocupa su estado, en las horas de la mañana la sentí balbuceando algo, ella levantaba su mano, parecía querer alcanzar algo o alguien. ¿Usted cree que sea el espíritu del joven Anthony?_ Dorothy se hizo la cruz.
_ No digas tonterías mujer, ella solo está traumada por lo que vivió meses antes con él joven que sería su esposo._ Este hecho hizo que Terry se sintiera algo molesto, que lo confundieran con el joven Anthony no le agradó mucho.
_Ni nos parecemos._ Se dijo. Pero recordó que nadie podía verlo, solo Candy lo sintió.
_ Vamos y preparé el desayuno de la señorita, yo cuidaré de ella._ Dorothy solo asintió.
Al Georges abrió la puerta mientras la empleada y el joven se retiraron, Terry se puso en pie. Tomó algunas uvas y pan de la mesa que tenía abundantes y se puso tras la puerta que estaba cerrada.
_ Buenos días señorita Candy, veo que está en cama aún._ Fu la voz grave del guardián de la jovencita.
_ Georges._ La voz de Candy sonó apagada y triste.
_ Que me pasa, desde ayer no me siento igual. _ Dijo. La chica asustada.
_solo está enferma y se siente mareada por el barco, además usted vivió una fuerte impresión que apenas y lo está sacando de adentro. Georges trató de tranquilizarla.
_ Vamos, descansé, coma, duerma y ya verá que mañana todo será mejor, cuando pise suelo ingles.
_No lo creo, sé que está cerca, él no se ha ido, está afuera, soñé con él, se llama…_ Candy freno su hablar.
El me visito en mis sueños, es de cabello castaño, y es… Sus ojos azul Zafiro me miran y me persiguen en el túnel queriendo alcanzarme y…._ Candy tenía la mirada puesta en Georges que la observaba fijamente, pero no ella no lo miraba al mismo tiempo, muy pálida y parecía no tener su cabeza ahí presente.
_Y…¿Qué? ¿Señorita Candy? ¿Cómo dice que se llama ese hombre que la acosa?_ El hombre que cuidaba de ella tenía su rostro serio esperando respuestas.
_ ¿Se llama…?_ Candy posó sus ojos en la puerta.
_ Terry._ El castaño se recargó en la puerta con sorpresa. Sus ojos estaban abiertos, así nadie los viera él sentía su rostro entumecido por lo escuchado.
_ Él está afuera y nos escucha._ El castaño dejó rodar algunas uvas de la impresión que sentía.
Terry sintió el carro con el desayuno y se puso tras un reloj de pared sentía que todos lo verían.
Dorothy que llegó vio las pocas uvas en el piso.
_john, tienes que ser más ordenado, ¿porqué tiraste estás uvas?_ Dorothy lo miró molesta.
_¡¿Yo?!_ El botón miró sin entender lo sucedido.
_Solo estás tú. Ya no saques excusas y recogelas._ La joven empleada se adentro con la bandeja mientras el joven empleado recogía tratando de recordar cuando las tomó, mientras Terry miraba desde el reloj.
_ Dorothy, llama a Jhon._ Fue la orden seria de Georges.
Ella le pidió entrar a este que a aún no se ponía en pié.
_ ¿Alguien estuvo aquí en el cuarto?_ Fue la voz seca y molesta del administrador.
Ambos empleados se miraron sin entender.
_No, aquí nadie ha venido._ Habló la empleada mientras, el joven botón solo hacía una negativa con su cabeza.
_ ¿Cómo te llamas?_ Georges se dirigió al hombre.
_ John... Johnny, señor._ El chico no entendía que había hecho mal.
_Solo Johnny, ¿algún otro nombre?_ En esos momentos Georges intimidaba a los jóvenes empleados.
_ ¿Terry tal vez?_ Preguntó insistente.
_¡¿Terry?! El joven no entendía.
_ Iré a preguntar por cada tripulante del barco, pasajeros o empleados, si te llamas Terry o se que alguien estuvo aquí en la noche te arrepentirás._ Fue la amenaza hecha a Johnny.
_ Tú Dorothy te las verás conmigo si sabes algo._ La señaló con molestia.
Georges miró de nuevo a la asustada empleada que no entendía el motivo del reclamo.
_ Alimentala, y vigila que no salga del cuarto, solo si va al baño dejará la cama, yo traeré al médico._ Georges salió hecho una furia en dirección a los registros y el capitán del barco.
Dorothy con temor se acercó a Candy que los miraba fijamente, y luego a la puerta, sintió pena por ver qué los reprendieron por algo en lo que no tenían que ver.
_ Lo lamento Dorothy debí quedarme cayada, jamás quise meterlos en problemas._ Candy estaba apenada.
Señorita, solo coma y traté de descansar, usted solo está cansada, el señor Georges sabrá qué hacer._ Suplico la mucama.
Candy tomaba café, sus huevos escalfados y pan. no dejaba de buscar la mirada a la puerta.
Recibía cucharadas, pero paró.
_ Dorothy, estoy bien, yo puedo sola, ya no tengo miedo, no desde que lo vi. Creo que es un ángel que me quiere cuidar, proteger de algo._ Le dijo Candy a su amiga.
_ Por favor señorita, ya no piense en eso usted no ha visto a nadie._ La empleada miró a la rubia con pena.
_ Se a quien he visto, cómo es, dónde está. Aquí. Pero solo lo veo en mis sueños, vino para cuidarme y es…_ Candy se sonrojo un poco.
_ Hermoso._ Terry que seguía en Shock abrió su boca con sorpresa, pero su pecho latió fuerte.
_ Es un hombre no sólo hermoso es diferente a algún hombre que conozca, por eso creó que es un ángel, mi ángel guardián, se llama Terry. _ El color volvía de a poco a las mejillas de Candy y una linda sonrisa se formó.
Dorothy la miraba con algo de pena y sin saber qué decirle. Y Terry veía lo hermosa que se venía hablando de él tras la puerta entreabierta.
Pero pisadas y voces se escucharon, Terry entró con más confianza al cuarto Candy sin verlo lo siguió con la mirada, él también la observó, ellos sabían que estaban mirándose ambos, ya Candy no sentía miedo, y el castaño se sintió más tranquilo de acercarse.
_Es ella, doctor, la hija del señor Williams Albert Adlay._ El médico asintió con sorpresa ante la paciente.
_ Bien, la miraré y le diré que le pasa._ El doctor comenzó a sacar las cosas del maletín.
_ Estoy bien Georges._ Dijo la pecosa.
_Eso lo decide el médico, además debes contarle que viste y lo que te pasa._ Agregó Georges.
Candy hizo una mueca de fastidio y se dejó revisar por el doctor.
_ Señor, ¿qué pasó con él hombre que ella dice que la visitó? ¿Está en el barco? Pregunta Dorothy.
_ ¿A tí también te lo dijo?_ La mucama solo asintió.
_ Aún nada, solo tienen dos Terence, uno es un anciano, y el otro es un pequeño de diez años._ Susurro Georges, pero Terry los escuchaba bien.
_ Señor, Candy me dijo que es su ángel y que aún lo siente, pero no le teme porque él está aquí. Dorothy frotaba sus manos y su preocupación era grande. Al igual que Georges que miraba como la heredera de los Adlay miraba hacía donde estaban ellos pero con sus ojos perdidos en la nada.
Georges miró sobre su hombro donde la chica tenía puesto sus ojos, pero no vio nada. Sacudió su cabeza con algo de molestia por dejarse llevar por el estado de la chica bajo su cargó.
El médico procedió a mirar las pupilas de Candy, y vio que sus reflejos estaban perfectos.
Incorporándose se dirigió a Georges. Ella está perfecta, técnicamente está en buen estado. El médico metió una mano en su bolsillo, llegando al administrador Adlay.
_ Tenga, es una tarjeta para cuando llegue a Londres._ Dijo el galeno.
_ ¿Qué es?_ Georges leyó, y miró al médico.
_ Venga salgamos un momento. _ Le pidió el hombre en voz baja.
_ Dorothy cuida de Candy._ Dijo Georges mientras salía tras el médico.
_ ¿Qué pasa doctor? ¿Está mal la señorita Adlay? ¿Qué enfermedad la aqueja?_ Indagó.
_ En realidad nada. Al menos no físico, pero si se ve desorientada, como si estuviera en otra parte, otro mundo, un mundo creado por ella misma, ¿Entiende?_ Fue la respuesta del galeno.
_ Usted me quiere decir que…_ Georges miró la tarjeta leyéndola de nuevo.
_ Le estoy diciendo que la debe ver un Psiquiatra, y él lo decida, yo conozco los síntomas, pero no podría asegurar nada._ Se disculpó el hombre.
_ ¿Me está pidiendo que la lleve a un loquero? ¿Usted sabe cómo va a tomar esto el señor Adlay? Sería la comidilla de todo Londres y los Estados Unidos._ Replicó George que se notó molesto y preocupado.
_ Candy estaba bien al tomar el barco, perfecta, y luego de un par de días de viaje en la noche anterior todo cambió._ Explicó.
_ Bien físicamente no puedo hacer más por ella, dejó unas gotas en caso de recaída, si algo pasa debe contactarme, que las tome para que ella pueda descansar y esté lo más tranquila posible, mientras desembarcan, mañana, yo no puedo hacer más. Acepte la ayuda, le aseguro que es un médico muy profesional, y con años de experiencia y con mucha privacidad, atiende a personas muy importantes en Londres que nadie ni sospecha, tiene la más absoluta discreción._ El galeno trató de calmar a Georges preocupado.
_ Debo consultarlo con el señor Adlay, antes de tomar una importante decisión._ El administrador se dio por vencido.
Por ahora deben suministrar el medicamento. El médico sacó un pequeño frasco con gotas de su maletín y lo puso en la mano de Georges. Haciendo una pequeña venía el doctor salió. Georges se quedó ahí tratando de entender lo que le había pasado a Candy. Entró y la vio ahí acostada, se veía tranquila en silencio. Le hizo una seña a Dorothy que saliera debía explicarle a la muchacha para qué era lo que le iba a dar y cómo hacerlo.
Ambos dejaron el cuarto ante la mirada de Candy, Terry con la mirada puesta en ella procedió a salir, para ver qué decían y qué pasaba con la rubia, y no incomodarla más.
_ No te vayas Terry, espera._
_ Joseph no me dejara aquí el buscará la forma de regresarme a casa._ Se consoló. Trató de escuchar algo con suma atención por el micrófono pero no lo lograba era inútil solo una débil estática.
Ya despuntando el amanecer cansado, con molestia y derrotado volvió al único lugar en el cual podía estar, al menos sentía que debía estar, cerca de Candy, por ella se quedó para cuidarla, y para evitar que algo malo le pasará.
_ Aún puedo tocar, puedo oler, puedo sentir._ Se consoló en medio de su insertidumbre.
Llegó hasta el cuarto de Candy y la miró por la ventana.
_ Por tí me quedé y evitaré a toda costa que te pase nada malo, tal vez esa será mi verdadera misión de vida._ Fueron sus palabras contra el vidrio mirandola.
Terry se adentro al camarote donde estaba el joven encargado de hacer guardia, al lado de la puerta, estaba cálido ahí dentro. No quisó intentar abrir la puerta y entrar de nuevo al cuarto de la rubia, ya que la vio dormir tranquilamente. Miró el guardia que está igual, que todos dormido, y tomando un poco de té sin hacer el menor ruido posible se puso cerca a fuego el la mullida alfombra y se quedó dormido plácidamente, algo difícil en otro tiempo en él.
_ ¡Terryyyyy! Eran lo gritos como eco de Susana el estaba en total oscuridad, y Susana corría tras él, miró hacia él pasadizo donde se deslumbró una pequeña luz e iluminó a Candy como un ángel.
_ Adiós Terry._ Candy le dio la más bella sonrisa y el viajero sin importarle que su esposa estaba a punto de alcanzarlo corrió tras Candy, mientras Susana intentaba llegar a él. La desesperación lo invadió cada vez más, quería alcanzar a Candy y al mismo tiempo sentía que sí Susana tomaba su mano, perdería a su ángel para siempre.
Cuando estiró su mano para tomar la de la pecosa sentía la respiración de Susana sobre su cuello, jamás sintió tanto deseo de huir de alguien y llegar a alguien más. Cuando sus manos se iban a rozar…
_ ¿Cómo durmió Candy Doroty?_ Terry abrió los ojos y ahí acostado con los leños ya en cenizas vio a Georges, el Joven de la guardia y a la empleada, ahí los tres parados en la puerta.
_Señor al fin se durmió, pero me preocupa su estado, en las horas de la mañana la sentí balbuceando algo, ella levantaba su mano, parecía querer alcanzar algo o alguien. ¿Usted cree que sea el espíritu del joven Anthony?_ Dorothy se hizo la cruz.
_ No digas tonterías mujer, ella solo está traumada por lo que vivió meses antes con él joven que sería su esposo._ Este hecho hizo que Terry se sintiera algo molesto, que lo confundieran con el joven Anthony no le agradó mucho.
_Ni nos parecemos._ Se dijo. Pero recordó que nadie podía verlo, solo Candy lo sintió.
_ Vamos y preparé el desayuno de la señorita, yo cuidaré de ella._ Dorothy solo asintió.
Al Georges abrió la puerta mientras la empleada y el joven se retiraron, Terry se puso en pie. Tomó algunas uvas y pan de la mesa que tenía abundantes y se puso tras la puerta que estaba cerrada.
_ Buenos días señorita Candy, veo que está en cama aún._ Fu la voz grave del guardián de la jovencita.
_ Georges._ La voz de Candy sonó apagada y triste.
_ Que me pasa, desde ayer no me siento igual. _ Dijo. La chica asustada.
_solo está enferma y se siente mareada por el barco, además usted vivió una fuerte impresión que apenas y lo está sacando de adentro. Georges trató de tranquilizarla.
_ Vamos, descansé, coma, duerma y ya verá que mañana todo será mejor, cuando pise suelo ingles.
_No lo creo, sé que está cerca, él no se ha ido, está afuera, soñé con él, se llama…_ Candy freno su hablar.
El me visito en mis sueños, es de cabello castaño, y es… Sus ojos azul Zafiro me miran y me persiguen en el túnel queriendo alcanzarme y…._ Candy tenía la mirada puesta en Georges que la observaba fijamente, pero no ella no lo miraba al mismo tiempo, muy pálida y parecía no tener su cabeza ahí presente.
_Y…¿Qué? ¿Señorita Candy? ¿Cómo dice que se llama ese hombre que la acosa?_ El hombre que cuidaba de ella tenía su rostro serio esperando respuestas.
_ ¿Se llama…?_ Candy posó sus ojos en la puerta.
_ Terry._ El castaño se recargó en la puerta con sorpresa. Sus ojos estaban abiertos, así nadie los viera él sentía su rostro entumecido por lo escuchado.
_ Él está afuera y nos escucha._ El castaño dejó rodar algunas uvas de la impresión que sentía.
Terry sintió el carro con el desayuno y se puso tras un reloj de pared sentía que todos lo verían.
Dorothy que llegó vio las pocas uvas en el piso.
_john, tienes que ser más ordenado, ¿porqué tiraste estás uvas?_ Dorothy lo miró molesta.
_¡¿Yo?!_ El botón miró sin entender lo sucedido.
_Solo estás tú. Ya no saques excusas y recogelas._ La joven empleada se adentro con la bandeja mientras el joven empleado recogía tratando de recordar cuando las tomó, mientras Terry miraba desde el reloj.
_ Dorothy, llama a Jhon._ Fue la orden seria de Georges.
Ella le pidió entrar a este que a aún no se ponía en pié.
_ ¿Alguien estuvo aquí en el cuarto?_ Fue la voz seca y molesta del administrador.
Ambos empleados se miraron sin entender.
_No, aquí nadie ha venido._ Habló la empleada mientras, el joven botón solo hacía una negativa con su cabeza.
_ ¿Cómo te llamas?_ Georges se dirigió al hombre.
_ John... Johnny, señor._ El chico no entendía que había hecho mal.
_Solo Johnny, ¿algún otro nombre?_ En esos momentos Georges intimidaba a los jóvenes empleados.
_ ¿Terry tal vez?_ Preguntó insistente.
_¡¿Terry?! El joven no entendía.
_ Iré a preguntar por cada tripulante del barco, pasajeros o empleados, si te llamas Terry o se que alguien estuvo aquí en la noche te arrepentirás._ Fue la amenaza hecha a Johnny.
_ Tú Dorothy te las verás conmigo si sabes algo._ La señaló con molestia.
Georges miró de nuevo a la asustada empleada que no entendía el motivo del reclamo.
_ Alimentala, y vigila que no salga del cuarto, solo si va al baño dejará la cama, yo traeré al médico._ Georges salió hecho una furia en dirección a los registros y el capitán del barco.
Dorothy con temor se acercó a Candy que los miraba fijamente, y luego a la puerta, sintió pena por ver qué los reprendieron por algo en lo que no tenían que ver.
_ Lo lamento Dorothy debí quedarme cayada, jamás quise meterlos en problemas._ Candy estaba apenada.
Señorita, solo coma y traté de descansar, usted solo está cansada, el señor Georges sabrá qué hacer._ Suplico la mucama.
Candy tomaba café, sus huevos escalfados y pan. no dejaba de buscar la mirada a la puerta.
Recibía cucharadas, pero paró.
_ Dorothy, estoy bien, yo puedo sola, ya no tengo miedo, no desde que lo vi. Creo que es un ángel que me quiere cuidar, proteger de algo._ Le dijo Candy a su amiga.
_ Por favor señorita, ya no piense en eso usted no ha visto a nadie._ La empleada miró a la rubia con pena.
_ Se a quien he visto, cómo es, dónde está. Aquí. Pero solo lo veo en mis sueños, vino para cuidarme y es…_ Candy se sonrojo un poco.
_ Hermoso._ Terry que seguía en Shock abrió su boca con sorpresa, pero su pecho latió fuerte.
_ Es un hombre no sólo hermoso es diferente a algún hombre que conozca, por eso creó que es un ángel, mi ángel guardián, se llama Terry. _ El color volvía de a poco a las mejillas de Candy y una linda sonrisa se formó.
Dorothy la miraba con algo de pena y sin saber qué decirle. Y Terry veía lo hermosa que se venía hablando de él tras la puerta entreabierta.
Pero pisadas y voces se escucharon, Terry entró con más confianza al cuarto Candy sin verlo lo siguió con la mirada, él también la observó, ellos sabían que estaban mirándose ambos, ya Candy no sentía miedo, y el castaño se sintió más tranquilo de acercarse.
_Es ella, doctor, la hija del señor Williams Albert Adlay._ El médico asintió con sorpresa ante la paciente.
_ Bien, la miraré y le diré que le pasa._ El doctor comenzó a sacar las cosas del maletín.
_ Estoy bien Georges._ Dijo la pecosa.
_Eso lo decide el médico, además debes contarle que viste y lo que te pasa._ Agregó Georges.
Candy hizo una mueca de fastidio y se dejó revisar por el doctor.
_ Señor, ¿qué pasó con él hombre que ella dice que la visitó? ¿Está en el barco? Pregunta Dorothy.
_ ¿A tí también te lo dijo?_ La mucama solo asintió.
_ Aún nada, solo tienen dos Terence, uno es un anciano, y el otro es un pequeño de diez años._ Susurro Georges, pero Terry los escuchaba bien.
_ Señor, Candy me dijo que es su ángel y que aún lo siente, pero no le teme porque él está aquí. Dorothy frotaba sus manos y su preocupación era grande. Al igual que Georges que miraba como la heredera de los Adlay miraba hacía donde estaban ellos pero con sus ojos perdidos en la nada.
Georges miró sobre su hombro donde la chica tenía puesto sus ojos, pero no vio nada. Sacudió su cabeza con algo de molestia por dejarse llevar por el estado de la chica bajo su cargó.
El médico procedió a mirar las pupilas de Candy, y vio que sus reflejos estaban perfectos.
Incorporándose se dirigió a Georges. Ella está perfecta, técnicamente está en buen estado. El médico metió una mano en su bolsillo, llegando al administrador Adlay.
_ Tenga, es una tarjeta para cuando llegue a Londres._ Dijo el galeno.
_ ¿Qué es?_ Georges leyó, y miró al médico.
_ Venga salgamos un momento. _ Le pidió el hombre en voz baja.
_ Dorothy cuida de Candy._ Dijo Georges mientras salía tras el médico.
_ ¿Qué pasa doctor? ¿Está mal la señorita Adlay? ¿Qué enfermedad la aqueja?_ Indagó.
_ En realidad nada. Al menos no físico, pero si se ve desorientada, como si estuviera en otra parte, otro mundo, un mundo creado por ella misma, ¿Entiende?_ Fue la respuesta del galeno.
_ Usted me quiere decir que…_ Georges miró la tarjeta leyéndola de nuevo.
_ Le estoy diciendo que la debe ver un Psiquiatra, y él lo decida, yo conozco los síntomas, pero no podría asegurar nada._ Se disculpó el hombre.
_ ¿Me está pidiendo que la lleve a un loquero? ¿Usted sabe cómo va a tomar esto el señor Adlay? Sería la comidilla de todo Londres y los Estados Unidos._ Replicó George que se notó molesto y preocupado.
_ Candy estaba bien al tomar el barco, perfecta, y luego de un par de días de viaje en la noche anterior todo cambió._ Explicó.
_ Bien físicamente no puedo hacer más por ella, dejó unas gotas en caso de recaída, si algo pasa debe contactarme, que las tome para que ella pueda descansar y esté lo más tranquila posible, mientras desembarcan, mañana, yo no puedo hacer más. Acepte la ayuda, le aseguro que es un médico muy profesional, y con años de experiencia y con mucha privacidad, atiende a personas muy importantes en Londres que nadie ni sospecha, tiene la más absoluta discreción._ El galeno trató de calmar a Georges preocupado.
_ Debo consultarlo con el señor Adlay, antes de tomar una importante decisión._ El administrador se dio por vencido.
Por ahora deben suministrar el medicamento. El médico sacó un pequeño frasco con gotas de su maletín y lo puso en la mano de Georges. Haciendo una pequeña venía el doctor salió. Georges se quedó ahí tratando de entender lo que le había pasado a Candy. Entró y la vio ahí acostada, se veía tranquila en silencio. Le hizo una seña a Dorothy que saliera debía explicarle a la muchacha para qué era lo que le iba a dar y cómo hacerlo.
Ambos dejaron el cuarto ante la mirada de Candy, Terry con la mirada puesta en ella procedió a salir, para ver qué decían y qué pasaba con la rubia, y no incomodarla más.
_ No te vayas Terry, espera._
