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Buenas noches a todas las lectoras las saluda Carmín Castle, acompañada nuevamente por Las musas de Graham, con el capítulo 10 de esta historia, Proyecto Vacacional, siendo especial, este viernes es un viernes de fuego, esperen un poco más de picante el día de hoy. Esperamos sea de su agrado.
Les deseo una linda noche.
Capítulo 10
Báñate conmigo
Les deseo una linda noche.
Capítulo 10
Báñate conmigo
_ Dorothy salió del cuarto y por el espanto cerró la puerta más duro de lo normal, Terry que llevaba poco de haberse dormido, se despertó y con cuidado movió a Candy para no despertarla.
Se levantó y puso su oído contra la puerta y escuchó como Dorothy estaba en pánico ya que veía a Candy durmiendo en forma extraña y había escrito cosas a alguien que llamaba Terry. Le pedía que durmiera con ella. Apenas y le decía esto al joven que estaba en la puerta.
Terry retiró su oído al ver que el joven mandó a llamar a Georges ya que la joven no quería quedarse sola. Ni entrar ahí de nuevo, el joven le dio agua y le pidió que se sentará mientras venía el señor Georges.
Terry al ver que Candy estaba de nuevo es problemas por su culpa, se acercó y puso una almohada cerca de sus piernas y tomando el cuaderno fue hasta el baño y arrancó las hojas donde Candy tenía los escritos, tratando que que no se notará, y lo dejó en el lugar que lo encontró. Y abriendo la ventana las lanzó al mar.
Enterando en un armario para evitar a las personas que ingresaran.
Al momento de estar en el armario entró Georges y un joven con él, Dorothy se rehusaba a ingresar de nuevo.
Ella estaba segura que Candy no estaba sola en la cama.
Candy al ver las personas que entraba a su cuarto con prontitud, se despertó. Tocó pero solo tenía una almohada en el rincón.
_ Te…_ La rubia cayó su hablar al ver a Georges y todos ahí mirando su cama.
Candy asustada se sentó aún sin entender qué pasaba. Georges sin dirigirle la palabra tomó el mencionado cuaderno y comenzó a ojearlo.
_ ¿Que…? ¿Qué pasa?_: Preguntó con desconcierto la pecosa.
Georges miro los escritos y lo que veía eran fragmentos, varios relatos pero sin entender.
_ ¿Qué…? ¿Qué es ésto?_ Georges le entregó el cuaderno a la joven mucama. ¿Dónde está? ¿Lo de ese tal Terry, y lo de invitarlo a dormir con ella?_ Georges estaba muy molesto.
Candy palideció y miró a todos lados en busca de su ángel.
Dorothy miraba y ojeaba hoja por hoja, sin encontrar lo que buscaba, sin éxito ya que las hojas hacían parte del mar.
Candy recordó que ella estaba hablándole a su misterioso amigo en el cuaderno de su empleada y amiga, se reprendió por su descuidó.
_ Dorothy estoy esperando una repuesta._ Georges subió el tono de su voz.
Otra empleada entró.
El administrador Adlay ya estaba más que descompuesto con lo sucedido en las últimas horas.
_Raquel revisa la cama y todo en el cuarto._
Miró a los dos empleados que estaban ahí en la puerta.
_ Ustedes revisen todo en los alrededores, una pista o algo que vean extraño. Algún hombre cerca. _ Fue la orden de Georges más que furioso.
Los hombres asistiendo salieron de inmediato.
Candy trataba de ubicar a su ángel. Estaba pálida y asustada.
La mujer que comenzó a buscar algo en la cama no encontró nada solo almohadas, sábanas y a la rubia que se puso en pie para dejarla inspeccionar.
La mujer miró debajo de la cama, cada rincón, el baño. Georges también estaba alerta mirando a todo lados, el administrador miró al armario que aún no había sido revisado y fue a abrirlo. Candy ahogó un grito y Terry cerró sus ojos, sintiendo que sería descubierto. Pero al Georges abrir las puertas no vio nada solo unos cuantos vestidos de Candy y pertenecías de la joven.
Se quedó un rato tratando de descifrar algo.
Pero al darse por vencido lo dejó abierto.
_ Este armario apesta al pasajero anterior, parece que un hombre estuvo aquí antes. Dejen que se ventilen las prendas de la señorita Candy. Raquel no la dejes sola._
Georges tomando el cuaderno, miró a Candy.
_ Señorita Candy, ¿este cuaderno es suyo?_ La miró fijamente expectante.
_ ¿Estos escritos son suyos? Ya que no son su letra. Candy solo lo miraba sin decir nada.
_ Son míos señor. _ Hablo Dorothy con su cabeza baja.
El hombre volteó y la miró con molestia.
Venga, usted y yo tenemos que hablar.
_ Raquel no la dejé sola. Está bajo su cuidado y lo que le suceda será su responsabilidad._ Georges salió y Dorothy tras él.
Candy se sintió muy mal por su amiga pero no pudo hacer algo más por ella.
La mujer sin interactuar mucho con la joven se puso a sus órdenes y tomó asiento en una de las bancas con vista al mar la cual la tenía muy entretenida y le dio oportunidad a Terry de volver a la cama y acostarse pero está vez la chica no lo abrazo, durmiendo ambos al rato boca arriba.
Cuando abrió los ojos ya había anocheciendo y vio como la empleada entraba con la cena, la mujer se fue a arreglar el baño a Candy por petición de la rubia, y así ella compartió su comida con Terry que solo veía como las comida se desaparecía en el aire, pero los sueños de la tarde le daban la bella imagen del castaño, ya que en sus sueños él sí era visible y llegaba para cuidar de ella. Sabía que él era alguien enviado del cielo para protegerla pero no podía dejar de sentir una inmensa atracción por él. Algo que no sintió antes, ni con Anthony el hombre que le prometió que al crecer se casarían o por Albert cuando lo conoció, ahora veía que solo había sido un deslumbramiento de una pequeña por alguien mayor, y era ahora como su hermano, familia. Pero no quería que este ser, fuera quien fuese la dejara sola o desapareciera de su vida. Ese pensamiento la aterraba.
Terry trató de no abusar de la amabilidad de la jovencita, pero la verdad si tenía apetito. Él, que en su tiempo dormía muy poco, con un problema de ansiedad grave, esa tarde durmió con un bebé, conectándose con la rubia en sus sueños. Era una sensación cálida y familiar, Candy era su descanso y eso lo asustaba.
_ El baño está listo señorita._ Habló la mujer que entró sin ponerle mucha atención.
_ Gracias Raquel, me bañaré sola si no le importa._ Candy miró a la mujer que sacaba algunas prendas del armario.
_ Señorita, tengo órdenes. _ Inquirió ella.
_ Órdenes de cuidarme no de bañarme no me gusta que lo hagan, Dorothy y el mismo Georges lo confirmarán, puede esperar aquí por favor pero no en el cuarto de baño._ Dijo Candy con seriedad y tomando con discreción la mano de Terry lo convidó a que la siguieran. Terry estaba perplejo, pero no supo porque no se negó, solo se sentía seguro cerca a ella.
Al estar ambos en el cuarto de baño Candy cerró. Con sus pequeñas manos palpó el pecho de Terry hasta llegar a su cara y acercándose le dijo en un suave susurro.
_ Puedes bañarte tú también si lo deseas._ Terry apretó sus ojos con fuerza al escuchar lo que la joven le decía.
La misma Candy se desconocía, pero después de pasar la tarde durmiendo a su lado, sentía que ya habían pasado ciertos límites con él.
_ Si te da hambre también desearás bañarte. ¿No?_ Preguntó ella mirándolo dulcemente.
_ Terry estaba a anonadado, viendo cómo la joven esperaba su respuesta.
_ Es la única forma de que te bañes sin despertar sospecha; conmigo._ Continuó Candy de una forma natural.
_Si pero no es correcto, ¿no lo crees?_ Dijo él a su oído y la espalda de la rubia se erizó como si fuera un gatito.
_ Tú eres puro, además no estaré desnuda tendré mi camisón y tú…_ Candy trató de visualizarlo al menos como lo veía en sus sueños.
No puedo verte, entonces no será algo malo._ Le dijo.
Después de un corto silencio entre ambos, Terry habló a su oído.
_ Está bien. Entra que yo lo are en un momento._ Terry tenía su corazón acelerado.
Cady se quitó la bata de dormir y se quedó en un fino camisón transparente, muy delicado. Terry debía desocupar su vejiga, luego se despojó de su ropa, dejándola en un lugar que supiese, podría estar sin ella. Pero le cubría el frío y se sentía más cómodo, algo le hacía pensar que sí podría ser visto.
Llego hasta la bañera y Candy ya estaba en ella en medio de espuma. Estaba con sus rodillas contra su pecho para hacerle espació. Terry dudó ya que su cuerpo comenzó a tener hormigueos e impulsos en su vientre bajo.
Pero tratando de no mirarla ingresó y se sentó frente a ella también poniéndose en la misma posición.
_ Aquí podremos hablar más tranquilos.
¿Por qué viniste? ¿De qué o quién me cuida?_ Terry se quedó mirándola sin saber qué decirle. ¿Debo decirle lo que le pasará en un año? ¿Debo decirle cómo terminará su vida y que yo solo soy un visitante que no puede hacer nada por ella? ¿Decirle que jamás se casará o tendrá hijos, que ni un funeral podrá tener? Era el cuestionamiento que se hacía mirándola.
_ Conozco a alguien que es tú familia, un pariente, y me habló de tí, y aquí estoy._ Dijo tratando de sonar convincente.
Candy después de estar en silencio por un momento, sonrió. Lo sabía vienés de parte suya, de Anthony.
Candy bajó sus rodillas y se puso sobre ellas con su camisón ya mojado que le marcaba todos su montes firmes y redondos, y con unas bellas auroras rosas, frente a un estupefacto Terry que se quedó paralizado.
Candy se abalanzó sobre él y lo abrazó.
_ Lo sabía, Anthony te mando desde el cielo para que no esté sola._ Ella sonrió cerca a su rostro.
Terry la tenía en esa forma tan íntima y después de ver tal belleza en ella, su cuerpo reaccionó de inmediato. Candy estaba a punto de estar muy cerca, de estar sobre él y descubrir que no sólo le daba hambre o sed, o ganas de bañarse, descubriría que también tenía los primitivos deseos de los hombres.
Quería retirarla, sabía que no era correcto, sentía que sería un abuso a su confianza debía detener que llegarán más allá. Pero sentía a Candy temblar en sus brazos, la jovencita se estaba dejando llevar también por el contacto que tenía con él. No se retiraba y parecía no poner la más mínima resistencia a lo que podría pasar en esa bañera. Estaban a punto de tener contacto en sus partes íntimas.
Terry también cerró los ojos, lo que estaba a punto de suceder era más fuerte que él y no se podía controlar. Su mente se nublo, su cabeza se bloqueó, su cuerpo tomó el control, y comenzó a abrazarla para acercarla más y sí conectarse con ella de la forma natural y primitiva.
La respiración de Candy estaba agitada contra su oído, su pecho contra el suyo lo sentía latir a mil, mientras sus montés contra el pecho de su ángel lo volvían loco. Terry con su rostro contra su cara comenzó a correr su mejilla hacia la boca de Candy mientras de a poco estiraba sus piernas para que ella pudiera sentarse sobre él, como él deseaba. Sus manos que bajaron por su cintura estaban comenzando a tocar sus muslos, en medio del agua tibia y con esencia y espuma. No decían palabra alguna pero sabían que lo que estaba a punto de pasar era algo inevitable.
Toc, toc.
_ Señorita está bien. Lleva mucho tiempo en el baño y el señor Georges está aquí y quiere verla.
De repente la magia se rompió, Candy se levantó de encima de Terry estando a un par de centímetros a punto de estar cómo ambos deseaban, sus bocas estaban a punto de saborearse.
Candy con su respiración agitada se puso en pie sin darse cuenta que su fina bata estaba transparente dejando ver todo su cuerpo frente a un aliviado pero a la vez frustrado y enojado Terry. Tenía una mezcla de alivio y molestia al mismo tiempo, pero al verla así frente a él su deseo se incrementó. Mordiéndose los labios para aliviar un poco su frustración.
Candy salió del agua de inmediato, temerosa, sabía que estaba haciendo algo incorrecto, y se sintió avergonzada por su obrar.
_ Debo salir._ Dijo en una voz temblorosa apenas audible.
_Ve, yo me quedaré aquí un rato. Cuando sea seguro saldré._ respondió él con una voz apagada.
Candy se quitó su bata mojada en el cuarto contiguo del baño, pero el espejo que tenía a su espalda le daba a Terry la imagen más perfecta de esa joven. Esta vez no cerraría los ojos, está vez la miró con el más profundo deseo que lo consumía en esos instantes.
_ Candy no te dejaré, no lo haré._
Se levantó y puso su oído contra la puerta y escuchó como Dorothy estaba en pánico ya que veía a Candy durmiendo en forma extraña y había escrito cosas a alguien que llamaba Terry. Le pedía que durmiera con ella. Apenas y le decía esto al joven que estaba en la puerta.
Terry retiró su oído al ver que el joven mandó a llamar a Georges ya que la joven no quería quedarse sola. Ni entrar ahí de nuevo, el joven le dio agua y le pidió que se sentará mientras venía el señor Georges.
Terry al ver que Candy estaba de nuevo es problemas por su culpa, se acercó y puso una almohada cerca de sus piernas y tomando el cuaderno fue hasta el baño y arrancó las hojas donde Candy tenía los escritos, tratando que que no se notará, y lo dejó en el lugar que lo encontró. Y abriendo la ventana las lanzó al mar.
Enterando en un armario para evitar a las personas que ingresaran.
Al momento de estar en el armario entró Georges y un joven con él, Dorothy se rehusaba a ingresar de nuevo.
Ella estaba segura que Candy no estaba sola en la cama.
Candy al ver las personas que entraba a su cuarto con prontitud, se despertó. Tocó pero solo tenía una almohada en el rincón.
_ Te…_ La rubia cayó su hablar al ver a Georges y todos ahí mirando su cama.
Candy asustada se sentó aún sin entender qué pasaba. Georges sin dirigirle la palabra tomó el mencionado cuaderno y comenzó a ojearlo.
_ ¿Que…? ¿Qué pasa?_: Preguntó con desconcierto la pecosa.
Georges miro los escritos y lo que veía eran fragmentos, varios relatos pero sin entender.
_ ¿Qué…? ¿Qué es ésto?_ Georges le entregó el cuaderno a la joven mucama. ¿Dónde está? ¿Lo de ese tal Terry, y lo de invitarlo a dormir con ella?_ Georges estaba muy molesto.
Candy palideció y miró a todos lados en busca de su ángel.
Dorothy miraba y ojeaba hoja por hoja, sin encontrar lo que buscaba, sin éxito ya que las hojas hacían parte del mar.
Candy recordó que ella estaba hablándole a su misterioso amigo en el cuaderno de su empleada y amiga, se reprendió por su descuidó.
_ Dorothy estoy esperando una repuesta._ Georges subió el tono de su voz.
Otra empleada entró.
El administrador Adlay ya estaba más que descompuesto con lo sucedido en las últimas horas.
_Raquel revisa la cama y todo en el cuarto._
Miró a los dos empleados que estaban ahí en la puerta.
_ Ustedes revisen todo en los alrededores, una pista o algo que vean extraño. Algún hombre cerca. _ Fue la orden de Georges más que furioso.
Los hombres asistiendo salieron de inmediato.
Candy trataba de ubicar a su ángel. Estaba pálida y asustada.
La mujer que comenzó a buscar algo en la cama no encontró nada solo almohadas, sábanas y a la rubia que se puso en pie para dejarla inspeccionar.
La mujer miró debajo de la cama, cada rincón, el baño. Georges también estaba alerta mirando a todo lados, el administrador miró al armario que aún no había sido revisado y fue a abrirlo. Candy ahogó un grito y Terry cerró sus ojos, sintiendo que sería descubierto. Pero al Georges abrir las puertas no vio nada solo unos cuantos vestidos de Candy y pertenecías de la joven.
Se quedó un rato tratando de descifrar algo.
Pero al darse por vencido lo dejó abierto.
_ Este armario apesta al pasajero anterior, parece que un hombre estuvo aquí antes. Dejen que se ventilen las prendas de la señorita Candy. Raquel no la dejes sola._
Georges tomando el cuaderno, miró a Candy.
_ Señorita Candy, ¿este cuaderno es suyo?_ La miró fijamente expectante.
_ ¿Estos escritos son suyos? Ya que no son su letra. Candy solo lo miraba sin decir nada.
_ Son míos señor. _ Hablo Dorothy con su cabeza baja.
El hombre volteó y la miró con molestia.
Venga, usted y yo tenemos que hablar.
_ Raquel no la dejé sola. Está bajo su cuidado y lo que le suceda será su responsabilidad._ Georges salió y Dorothy tras él.
Candy se sintió muy mal por su amiga pero no pudo hacer algo más por ella.
La mujer sin interactuar mucho con la joven se puso a sus órdenes y tomó asiento en una de las bancas con vista al mar la cual la tenía muy entretenida y le dio oportunidad a Terry de volver a la cama y acostarse pero está vez la chica no lo abrazo, durmiendo ambos al rato boca arriba.
Cuando abrió los ojos ya había anocheciendo y vio como la empleada entraba con la cena, la mujer se fue a arreglar el baño a Candy por petición de la rubia, y así ella compartió su comida con Terry que solo veía como las comida se desaparecía en el aire, pero los sueños de la tarde le daban la bella imagen del castaño, ya que en sus sueños él sí era visible y llegaba para cuidar de ella. Sabía que él era alguien enviado del cielo para protegerla pero no podía dejar de sentir una inmensa atracción por él. Algo que no sintió antes, ni con Anthony el hombre que le prometió que al crecer se casarían o por Albert cuando lo conoció, ahora veía que solo había sido un deslumbramiento de una pequeña por alguien mayor, y era ahora como su hermano, familia. Pero no quería que este ser, fuera quien fuese la dejara sola o desapareciera de su vida. Ese pensamiento la aterraba.
Terry trató de no abusar de la amabilidad de la jovencita, pero la verdad si tenía apetito. Él, que en su tiempo dormía muy poco, con un problema de ansiedad grave, esa tarde durmió con un bebé, conectándose con la rubia en sus sueños. Era una sensación cálida y familiar, Candy era su descanso y eso lo asustaba.
_ El baño está listo señorita._ Habló la mujer que entró sin ponerle mucha atención.
_ Gracias Raquel, me bañaré sola si no le importa._ Candy miró a la mujer que sacaba algunas prendas del armario.
_ Señorita, tengo órdenes. _ Inquirió ella.
_ Órdenes de cuidarme no de bañarme no me gusta que lo hagan, Dorothy y el mismo Georges lo confirmarán, puede esperar aquí por favor pero no en el cuarto de baño._ Dijo Candy con seriedad y tomando con discreción la mano de Terry lo convidó a que la siguieran. Terry estaba perplejo, pero no supo porque no se negó, solo se sentía seguro cerca a ella.
Al estar ambos en el cuarto de baño Candy cerró. Con sus pequeñas manos palpó el pecho de Terry hasta llegar a su cara y acercándose le dijo en un suave susurro.
_ Puedes bañarte tú también si lo deseas._ Terry apretó sus ojos con fuerza al escuchar lo que la joven le decía.
La misma Candy se desconocía, pero después de pasar la tarde durmiendo a su lado, sentía que ya habían pasado ciertos límites con él.
_ Si te da hambre también desearás bañarte. ¿No?_ Preguntó ella mirándolo dulcemente.
_ Terry estaba a anonadado, viendo cómo la joven esperaba su respuesta.
_ Es la única forma de que te bañes sin despertar sospecha; conmigo._ Continuó Candy de una forma natural.
_Si pero no es correcto, ¿no lo crees?_ Dijo él a su oído y la espalda de la rubia se erizó como si fuera un gatito.
_ Tú eres puro, además no estaré desnuda tendré mi camisón y tú…_ Candy trató de visualizarlo al menos como lo veía en sus sueños.
No puedo verte, entonces no será algo malo._ Le dijo.
Después de un corto silencio entre ambos, Terry habló a su oído.
_ Está bien. Entra que yo lo are en un momento._ Terry tenía su corazón acelerado.
Cady se quitó la bata de dormir y se quedó en un fino camisón transparente, muy delicado. Terry debía desocupar su vejiga, luego se despojó de su ropa, dejándola en un lugar que supiese, podría estar sin ella. Pero le cubría el frío y se sentía más cómodo, algo le hacía pensar que sí podría ser visto.
Llego hasta la bañera y Candy ya estaba en ella en medio de espuma. Estaba con sus rodillas contra su pecho para hacerle espació. Terry dudó ya que su cuerpo comenzó a tener hormigueos e impulsos en su vientre bajo.
Pero tratando de no mirarla ingresó y se sentó frente a ella también poniéndose en la misma posición.
_ Aquí podremos hablar más tranquilos.
¿Por qué viniste? ¿De qué o quién me cuida?_ Terry se quedó mirándola sin saber qué decirle. ¿Debo decirle lo que le pasará en un año? ¿Debo decirle cómo terminará su vida y que yo solo soy un visitante que no puede hacer nada por ella? ¿Decirle que jamás se casará o tendrá hijos, que ni un funeral podrá tener? Era el cuestionamiento que se hacía mirándola.
_ Conozco a alguien que es tú familia, un pariente, y me habló de tí, y aquí estoy._ Dijo tratando de sonar convincente.
Candy después de estar en silencio por un momento, sonrió. Lo sabía vienés de parte suya, de Anthony.
Candy bajó sus rodillas y se puso sobre ellas con su camisón ya mojado que le marcaba todos su montes firmes y redondos, y con unas bellas auroras rosas, frente a un estupefacto Terry que se quedó paralizado.
Candy se abalanzó sobre él y lo abrazó.
_ Lo sabía, Anthony te mando desde el cielo para que no esté sola._ Ella sonrió cerca a su rostro.
Terry la tenía en esa forma tan íntima y después de ver tal belleza en ella, su cuerpo reaccionó de inmediato. Candy estaba a punto de estar muy cerca, de estar sobre él y descubrir que no sólo le daba hambre o sed, o ganas de bañarse, descubriría que también tenía los primitivos deseos de los hombres.
Quería retirarla, sabía que no era correcto, sentía que sería un abuso a su confianza debía detener que llegarán más allá. Pero sentía a Candy temblar en sus brazos, la jovencita se estaba dejando llevar también por el contacto que tenía con él. No se retiraba y parecía no poner la más mínima resistencia a lo que podría pasar en esa bañera. Estaban a punto de tener contacto en sus partes íntimas.
Terry también cerró los ojos, lo que estaba a punto de suceder era más fuerte que él y no se podía controlar. Su mente se nublo, su cabeza se bloqueó, su cuerpo tomó el control, y comenzó a abrazarla para acercarla más y sí conectarse con ella de la forma natural y primitiva.
La respiración de Candy estaba agitada contra su oído, su pecho contra el suyo lo sentía latir a mil, mientras sus montés contra el pecho de su ángel lo volvían loco. Terry con su rostro contra su cara comenzó a correr su mejilla hacia la boca de Candy mientras de a poco estiraba sus piernas para que ella pudiera sentarse sobre él, como él deseaba. Sus manos que bajaron por su cintura estaban comenzando a tocar sus muslos, en medio del agua tibia y con esencia y espuma. No decían palabra alguna pero sabían que lo que estaba a punto de pasar era algo inevitable.
Toc, toc.
_ Señorita está bien. Lleva mucho tiempo en el baño y el señor Georges está aquí y quiere verla.
De repente la magia se rompió, Candy se levantó de encima de Terry estando a un par de centímetros a punto de estar cómo ambos deseaban, sus bocas estaban a punto de saborearse.
Candy con su respiración agitada se puso en pie sin darse cuenta que su fina bata estaba transparente dejando ver todo su cuerpo frente a un aliviado pero a la vez frustrado y enojado Terry. Tenía una mezcla de alivio y molestia al mismo tiempo, pero al verla así frente a él su deseo se incrementó. Mordiéndose los labios para aliviar un poco su frustración.
Candy salió del agua de inmediato, temerosa, sabía que estaba haciendo algo incorrecto, y se sintió avergonzada por su obrar.
_ Debo salir._ Dijo en una voz temblorosa apenas audible.
_Ve, yo me quedaré aquí un rato. Cuando sea seguro saldré._ respondió él con una voz apagada.
Candy se quitó su bata mojada en el cuarto contiguo del baño, pero el espejo que tenía a su espalda le daba a Terry la imagen más perfecta de esa joven. Esta vez no cerraría los ojos, está vez la miró con el más profundo deseo que lo consumía en esos instantes.
_ Candy no te dejaré, no lo haré._
hace un año estábamos con la reina. 
