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Video presentación
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Candy sujetaba su dorada cabellera con horquillas para que su peinado quedara tal como ella lo deseaba, simulando el clásico corte bod, acomodo la diadema alrededor, sacudió con suavidad su cuerpo haciendo que los flequillos del vestido se movieran, pintó sus labios de carmesí, esa noche quería divertirse y bailar mucho, quería aligerar sus emociones.
̶ ¡Terence Grandchester!
La joven soltó un largo suspiro después de susurrar el nombre de su compañero de trabajo, clavo su mirada en el espejo y a su mente volvió el recuerdo de esa tarde.
Cuando llego a la oficina y las secretarias murmuraban entre ellas, en cuanto la vieron se pusieron nerviosas e intentaron esconder algo que llevaban en las manos.
̶ ¿Qué está ocurriendo aquí? ̶ le pareció extraña su actitud de las mujeres.
̶ Nada importante, solo platicábamos ̶ su secretaria trato de disimular.
̶ Dame eso que tienes en la mano ̶ se dirigió a otra joven que no pertenecía a esa área de trabajo, Candy extendió la mano.
La otra secretaria miro a Molly, esta le hizo seña de que obedeciera.
̶ Solo es la correspondencia ̶ explicó. Candy agarró los papeles.
̶ Retírate y que no vuelva a pasar, y esto también va para ti Molly ̶ advirtió Candy, acto seguido entro al estudio, después de cerrar la puerta miro la correspondencia que tenía en la mano, no parecía haber nada relevante como para que las secretarias se comportaran de ese modo, casi toda era para Terence.
Al llegar al último sobre, los verdes ojos de Candy se abrieron como platos, sintió unas pequeñas palpitaciones en el pecho, camino hacia su mesa de trabajo, se sentó en banco alto y puso el sobre encima del plano que estaba extendido en la base de
madera.
«Es una carta para él, de Londres, ¿Quién será Susana Marlowe?».Lla joven rubia mordió su labio inferior.
En ese momento se abrió la puerta del estudio, Candy sintió que la sangre se iba a sus pies cuando escucho que alguien había entrado, pensó que era Terence y la había pillado viendo su correspondencia, para su fortuna quien la visitaba era su mejor amiga.
̶ ¡Sorpresa! ̶ Annie Britte sonreía de oreja a oreja ̶ ¿Qué te pasa?, estas tan pálida, como si hubieras visto un fantasma.
̶ Me asustaste, eso es todo ̶ Candy sacudió la cabeza con ligereza, bajo del banco y fue hasta la mesa.
̶ Quien viera tu reacción pensaría que hacías algo indebido ̶ Annie fue franca con su comentario.
̶ Solo acomodaba la mensajería de mi compañero ̶ Candy mostro los sobres antes de ponerlos sobre la mesa ̶ Y tú, ¿qué te trae por aquí?, ¿vienes por Archie? ̶
̶ Tienes que contarme sobre él, Archie dice que es un tipo bastante petulante, aunque para ser honesta creo que siente envidia de él ̶ susurro la joven pelinegra.
̶ ¡Ay Annie!, si te contará ̶ la emoción se desbordaba en la voz de Candy.
̶ ¿Qué pasa, acaso el hombre es desagradable? ̶ La expresión de la joven Britt era de aversión.
̶ Recuerdas al tipo del barco, el que te conté que me miraba en el bar y que después nos topamos en la estación central ̶ Annie asintió con la cabeza. Candy miro a su amiga y sonrió.
̶ ¡No lo puedo creer!, el guapo ese es tu compañero de trabajo ̶ Annie estaba emocionada.
̶ Yo tampoco lo creo ̶ Candy suspiro con un dejo de nostalgia.
̶ ¿Por qué no me lo habías contado?, tengo que verlo con mis propios ojos.
Ante la efusividad de Annie, Candy pidió discreción, no quería que Terence las encontrara hablando de él, así que cambiaron el tema, instantes después Terry llego al estudio.
Candy volvió a su realidad, se miró por última vez en el espejo, fue a la estancia donde había dejado su bolso y su abrigo, tomo las llaves de su departamento y se dispuso a marcharse a la fiesta, se acercó a la puerta y apago la luz, cuando abrió se topó de frente con alguien.
Terry llegó a un sitio alejado de la ciudad, con poca afluencia de gente y vigilancia, miro la hoja con la dirección para saber si efectivamente era el lugar indicado, busco algún edificio que diera indicio de que habría una reunión, pero nada, al parecer era una zona más industrial que comercial.
A lo lejos alcanzó a visualizar a una pareja que caminaban muy discretos, como no queriendo ser vistos, se detuvieron frente a la fachada de lo que parecía ser una bodega, un hombre alto y trajeado salió a recibirlos.
«¿Será este el lugar?, parece clandestino»
De entre las sombras apareció un lujoso auto negro, Terry mantuvo la mirada fija en dicho auto, de este salió una pareja, los ojos agua marina de Terry de inmediato se posaron en la dama, más, sin embargo, al acompañante no lo reconoció, se acercaron a la puerta de dicho lugar, el mismo hombre los recibió, ambos desaparecieron en la penumbra.
Terry estaba consciente de la prohibición de alcohol en el país, no obstante, también era de su conocimiento que en varios sitios se llevaban a cabo fiestas clandestinas, donde los excesos eran el coctel principal.
El joven decidió estacionar su auto a un par de calles de ahí, regreso a pie hasta la entrada de aquel ilícito club, se acercó con cautela y al ver que la puerta estaba abierta quiso entrar.
̶ No puede pasar sin una invitación ̶ el hombre alto le cerró el paso.
̶ Soy amigo de la cantante Annie Britt ̶ dijo muy seguro y en un tono de altivez.
̶ No sé de quién me habla, señor ̶ el hombre le dio la espalda.
̶ ¿Qué le parece esta invitación? ̶ Terry saco unos cuantos billetes, estaba dispuesto a entrar a ese lugar.
̶ Déjalo pasar ̶ otro hombre salió de entre las sombras, ordenándole al portero.
Terry extendió los billetes al tipo que llevaba una boina que le cubría parte del rostro, este tomó el dinero y le dio el acceso al nuevo cliente.
Cuando entro una persona le mostro el camino hacia el lugar donde era la fiesta, la estructura principal estaba hecha de ladrillos rojos ya carcomidos por el abandono, las vigas de acero que sostenían el techo estaban tan oxidadas que en cualquier momento podrían sucumbir.
̶ Es por aquí ̶ aquel tipo de aspecto menos rudo le mostro una entrada a lo que bien podría haber sido un sótano.
La apolillada madera de las escaleras chirrió bajo los pies de Terry, frente a él apareció una puerta en tonos ocres y verdosos, típica característica de oxidación, el joven ingles frunció el ceño.
«¿Qué clase de lugar es este para una presentación?»
No le cabía en la mente que con el talento que tenía Annie Britt aceptara cantar en un sitio tan deplorable.
El estruendo de la música resonó en sus oídos en cuanto la puerta se abrió, Terry quedo sorprendido cuando miro el interior, había esperado encontrarse con un ambiente de lo peor ya que la primera impresión al ver la fachada no era buena, el lugar era bastante amplio y con ligero toque de elegancia, algunos sillones y mesas de juego, en el fondo una gran barra y una repisa repleta de licor
Los ojos de Terry buscaban algo más que licor clandestino y buena compañía, a varios metros de él, entre el tumulto vio una dorada cabellera.
̶ ¿Le ofrezco una mesa? ̶ un mesero no perdió la oportunidad de obtener una buena propina.
Terry vio una mesa desocupada, desde ese punto podría admirar a la dama y su acompañante sin ser descubierto, el joven le llevo un coctel de cortesía, sin embargo, Terry no lo bebió.
La pareja conversaba y conforme pasaba el tiempo la cercanía del aquel joven hacia la dama se acortaba. El chico le hablaba al oído, ella en momentos sonreía, varios de los hombres ahí presentes miran con cierta envidia al joven pelinegro y eso incluía a Terry, quien no se había percatado de su estado de tensión hasta que el cigarro sin encender que sostenía quedo deshecho.
Sorprendido de su reacción se limpió las manos, para luego ver la hora en su reloj.
«Faltan media hora para la presentación de Annie Britt, es extraño que aún no haya llegado»
El joven olisqueo su mano, el olor a tabaco se había impregnado en ella, preguntó a uno de los meseros por los sanitarios, este le indico donde se encontraban. Una vez ahí Terry lavo sus manos para quitar el penetrante aroma, cuando regreso al salón continúo observando a Candy y su acompañante, los rostros de ambos se miraban preocupados.
En ese momento del otro lado de su mesa un hombre derramaba su copa sobre la vestimenta del chico que estaba con Candy, el alboroto no se hizo esperar, ya que el hombre culpo al acompañante de la dama de empujarlo, los meseros y algunos hombres más se encargaron de calmarlo ya que no querían escándalos en su negocio, así que se llevaron al tipo que iba refunfuñando, Terry lo miro.
̶ ¿Qué me miras, niño bonito? ¿Quieres pelear?
El hombre grito a Terry como reacción a la mirada de seriedad del joven.
̶ Vete Bruce, no queremos problemas, ya sabes cómo es el jefe.
El corpulento hombre aventó las manos de los hombres y salió del lugar.
Terry no se intimido ante el tipo, simplemente él no había ido a buscar peleas, no era su estilo.
Irritado por lo ocurrido decidió salir a tomar un poco de aire fresco sin imaginar siquiera que cuando aquel hombre lo agredió verbalmente, fue objeto de las miradas y eso incluyo a la de una hermosa dama.
Cuando salió al gran patio decidió fumar un cigarrillo, al tratar de encenderlo y no lograrlo al primer intento se percató de que había viento, miro el cielo nocturno cubriendo de nubarrones el manto estelar, al parecer caería una atípica lluvia, finalmente logro encender su cigarro.
Un ruido capto su atención de debajo de unas escaleras de herrería en la cual había un sinfín de cosas viejas arrumbadas, no le sorprendió en absoluto que de ahí salieran un par de amantes, la dama se bajaba la falda mientras el hombre se acomodaba la camisa por dentro del pantalón, le pareció una escena que no debió presenciar.
«¿Qué diablos estoy haciendo?, yo no soy así»
Terry apretó los labios antes de expulsar el humo dentro de ellos, aventó el cigarro al piso y lo aplasto con la suela del zapato, se giró sobre su propio eje solo para encontrarse de frente con la dueña de unos hermosos ojos verdes.
Continuará...