Ya casi estamos llegando al final de esta bella fiesta llamada Guerra Florida, de corazón espero que lo estén pasando de lo mejor
Y que esten disfrutando las historias y aportes de todos los clanes
Y bueno, aquí vengo con otro capítulo de esta historia que espero sea de su agrado.
Muchísimas gracias a quienes siguen la historia, quienes me conocen saben que amo/adoro a Stear y esta historia no trata de denigrar al personaje si no solo explorar otra faceta en un mundo alterno
GF2024 – La sociedad del Diablo presente en estilo Steampunk
Los decesos correspondían en su mayoría a jóvenes de entre los diecisiete y diecinueve años, según constaba en su acta de defunción todas habían fallecido por causas naturales. Lo alarmante era que los casos iban en aumento y a una velocidad vertiginosa. Entre el primer caso y el segundo habían transcurrido seis días, pero este tiempo se había ido acortando hasta llegar a más de una muerte diaria.
El pueblo de por sí despoblado, se veía desierto conforme aumentaban las muertes. La gente prefería salvaguardarse de lo que sea que estaba enfermando y matando a sus hijas, evitaban tener contacto y eran recelosos al momento de abrir las puertas de sus casas. El pelinegro, en este caso el suplente del Dr. Martin, era el único al que permitían acceso, aunque prontamente se ganó de la fama de “ser un pájaro de mal agüero” pues paciente que visitaba se convertía en la siguiente en morir.
Sin duda, algo fuera de lo normal estaba pasando en el condado. Terrence y Niel habían tenido que volver a Nueva York después de las fiestas, sin embargo, hace días habían recibido un telegrama por parte de las autoridades informándoles acerca de lo que acontecía actualmente.
El detective Granchester por su parte se había dado a la tarea de investigar todo lo que pudiera de Alistair Cornwell en Londres, sin embargo, por los estragos de la guerra era difícil poder contactar a alguien que le pudiera dar alguna información.
Mientras tanto, Niel Leagan había informado a su jefatura acerca de la situación en Lakewood, que si bien, estaba fuera de su jurisdicción, el joven había abogado para que las autoridades pidieran la intervención de las autoridades neoyorquinas, pero la autorización se estaba demorando y eso hacía que el moreno anduviera de muy mal genio. Entro en su oficina azotando la puerta, Terry solo lo observo, entendía o trataba de entender a su amigo.
—¿Crees que él tenga algo que ver con esto? —preguntó el castaño mientras le pasaba una carpeta que les habían hecho llegar las autoridades de Lakewood.
—No lo sé, Granchester, son demasiadas coincidencias, pero hasta el momento solo son hipótesis—. El moreno se rehusaba a aceptar que ese chico de gafas con aspecto inofensivo pudiera ser capaz de hacerle daño a alguien.
Tenía un carácter complicado, sí, pero ¿Quién no lo tendría si hubiera perdido a sus padres? Si él estuviera solo tal vez se volvería huraño y cascarrabias. Pero ¿era eso suficiente para desquiciarse y hacerle daño a alguien? Él quería creer que no, sin embargo, su parte analítica y lógica le decían que no se cegara, que viera con objetividad los hechos y dejara de lado su parte sentimental que había aflorado con el chico.
—Sabes, creo que es mejor que solo yo vuelva al lugar, no quiero que tengas conflicto de interés en el caso, sabes que eso podría echarlo todo para atrás y si Alistair resultara responsable de esto, podría quedar libre por ese detalle.
—De ninguna manera, además, nosotros solo vamos como apoyo, si se comprueba que las muertes no fueron de forma natural, y veo que mi presencia pone en riesgo el caso, entonces me retirare. Te lo prometo—. Dijo lanzando sobre el escritorio la carpeta que contenía fotos de las “víctimas”, porque aún tenían que corroborar que ninguna de ellas hubiera muerto por razones naturales.
Stair caminaba de un lado a otro en la pequeña oficina del consultorio. Acababa de despachar al sheriff del condado que había ido a hacer unas preguntas de rutina: ¿Atendió a tal persona? ¿Cuál fue la causa de muerte? ¿Encuentra normal el aumento de muertes?... Y un sinfín de palabrerías. No le importaba, contesto las preguntas mitad verdad, mitad mentira. Daba lo mismo, tendrían que ir más allá si querían saber la verdad. Tal vez él no sabía, aun, como extraer un corazón, pero era muy bueno para suturar heridas.
Sonrío para sí mismo, pero inmediatamente cambio su rostro a uno pensativo ¿Qué haría ahora? Las autoridades podían ser algo tontas, pero tarde o temprano, si no tenía cuidado, lo descubrirían y no podría cumplir su misión.
«No puedo dejar que tus ojos verdes se apaguen»
Amaba esos ojos verdes, aunque para nada lo miraban como los de su madre, esos se iluminaban cada vez que lo veían, podía palpar el amor y la devoción que de ellos manaba. En cambio, los de Candy, lo miraban de una manera que podría definir como cautela, si, eso era, Candy tenia cierto recelo para con él, al grado de rehusarse a dejarse atender por él…
Recordó la última conversación que había tenido con ella en la colina de pony como ella solía llamar ese lugar.
—Vamos, Candy, tienes que confiar en mí.
—No lo tomes a mal Stair, pero me he sentido bien…
—¿Es que acaso no lo entiendes? —dijo sujetándola de los brazos— puedes morir en cualquier momento y tu no me dejas ayudarte.
Candy se quedó inmóvil entre las manos de Stair, un miedo que nació en su pecho se esparció por todo su cuerpo haciéndola temblar, el chico la sujetaba tan fuerte que un par de lagrimas rodaron por su mejilla —por favor, Stair, suéltame— suplicó en un sollozo.
El chico por un momento sintió que regresaba en el tiempo al oír esa suplica y ver esa suplica en su mirada, la soltó bruscamente como si esta le quemará.
¡¡¡No!!! Gritó cubriéndose los ojos, esa escena le atormentaba cada noche, esos ojos, esas mismas palabras…
—S-stair, ¿te encuentras bien? —dijo con voz temblorosa.
La voz de Candy lo saco de la pesadilla en la que por un momento su mente lo había atrapado, bajo sus brazos y la observó, el miedo aun se reflejaba en sus verdes pupilas. Sintió deseos de correr a abrazarla, pero el miedo lo detuvo, ese miedo que a veces sentía de si mismo y de sus impulsos que a veces lo dominaban.
—Lo lamento, Candy, —dijo avergonzado— no debí de reaccionar así es solo que, no sabes todo lo que he hecho por ti. En verdad quiero ayudarte, pero tu no me dejas hacerlo.
—Lo siento, Stair, no sabia que te importará tanto.
—Me importas, Candy, por ti soy capaz de hacer…
Por alguna razón Candy no quiso que terminara esa frase, lo único que quería era correr hacia sus madres y abrazarlas.
—Esta bien, Stair, la próxima vez dejare que me lleves a donde quieres ¿está bien?
«Bom, bom, bom» Su corazón golpeteó en su pecho y el sintió como si una parte de este se desprendiera de él.
—Gracias, Candy, estoy seguro de que no te arrepentirás—. dijo mostrándole una gran sonrisa.
Candy intentó devolverle la sonrisa, pero no pudo, su corazón aun latía agitado, no quería estar más a solas con el pelinegro, así que le pidió que la llevara hasta el hogar pues se sentía cansada, él complaciente la guio con sumo cuidado en todo el camino. La dejo con sus madres y partió rumbo a la clínica feliz.
…
Y desde entonces se había dado a la tarea de buscar con más ahincó el corazón para la chica, pero sin tener éxito alguno. El consultorio tenía un pequeño cuarto donde normalmente se guardaban los enseres y materiales de aseo, sin embargo, Stair también guardaba ahí los “recordatorios” de sus fallidos intentos: un cementerio de frascos llenos de formol donde flotaban trozos de corazones mutilados que habían sido arrancados a esas pobres chicas que apenas empezaban a vivir.
Se llevo las manos a la cabeza metiendo sus dedos entre su cabello negro y lo jalo con desesperación, camino hasta la pared y con toda su fuerza pego un puñetazo,
—¡¡¡Ahhh!!!
Gritó con todas sus fuerzas mientras se dejaba caer al suelo. En su mente solo se repetía la promesa que se había hecho a sí mismo de ser mejor que su padre. Una punzada de dolor atravesó su cabeza, la intensidad le hizo cerrar los ojos, mientras elevaba su mano izquierda hacia la sien para masajearla tratando de aminorar el malestar.
«lup-dum, dum-lup» sonaron los latidos en su cabeza, no podía seguir perdiendo más tiempo. Respiro profundo para lograr tranquilizarse poco a poco, abrió los ojos y, de alguna manera sintió que algo había cambiado, pero no sabía que. Palpo el bolsillo delantero de su chaleco y pudo sentir el escalpelo que tenia siempre a su mano, entorno los ojos y sin más se puso de pie. Era hora de seguir con la búsqueda.
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Finalmente, tenían la autorización en sus manos, era lo único que estaban esperando para salir con destino a Chicago. Por mas intentos que hizo Terrence por convencer a Niel de quedarse, este se opuso rotundamente, él quería formar parte de la investigación y llegar hasta las ultimas instancias y, si Alistair era el responsable lo haría pagar como corresponde.
Las ruedas chirriaron sobre los rieles, pero el pensamiento de el moreno estaba en otro lado, específicamente en la última conversación que había tenido con su padre antes de volver a Nueva York.
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Había sucedido en los días posteriores a la llegada de su familia a Lakewood, su padre no podía creer que tenia frente a él al hijo de su querido hermano, sin embargo, el hecho de saber de su fallecimiento lo dejo con una mezcla de emociones que no pudo ocultar.
Inmediatamente puso a disposición de Stair sus aposentos donde podría quedarse el tiempo que quisiera y cualquier cosa que necesitara solo tenia que pedirlo y lo resolverían a la brevedad. Ofrecimiento que el joven declino pues en ese momento tenia solo una cosa en mente, demostrarle a Niel que era capaz de desarrollarse como médico en cualquier lugar donde estuviera.
Después de que el pelinegro se hubiera retirado solo quedaron ellos dos, se dirigieron al estudio para tener mas privacidad y descansar un poco del parloteo de Sarah y Eliza que solo hablaban de cosas sin importancia.
—Padre, ¿podrías contarme algo del tío Alistair?
—Me imagine que tendrías cierta curiosidad, —le dijo ofreciéndole un vaso que contenía whisky mientras Niel tomaba asiento—. Físicamente se podría decir que Stair es un calco de su padre, con la pequeña diferencia de que su piel es un poco más blanca.
—¿Y cómo era él? Es decir, su forma de ser.
—Bueno, era el hermano menor y eso en la familia significaba que era el más consentido— mencionó con un dejo de nostalgia en su voz—. Era muy alegre, extrovertido, muy noble y sobre todo muy curioso, siempre lo veías trepando árboles, tomando animales con sus manos, mezclando todo tipo de sustancias.
Niel se quedo pensativo, tal vez Stair por fuera era idéntico a su padre, pero en cuanto a su forma de ser se podría decir que el chico era lo opuesto, tal vez no en todos los aspectos, pero definitivamente no era alegre, ni extrovertido y de la nobleza mejor ni hablar.
—¿En que piensas? —dijo el Señor Leagan quien observaba a su hijo en silencio perdido en sus pensamientos— ¿Hay algo que te inquiete? Te conozco, hijo, no puedes dejar de lado quien eres.
Niel elevo los hombros, era cierto, su padre lo conocía muy bien, eran buenos amigos y podían pasar la tarde conversando sin que sintiera que pasaba el tiempo.
—No sé exactamente que, pero hay algo en Stair que me pone en alerta; es decir, he notado ciertos cambios de humor en él cuando las cosas no salen como él quisiera.
—¿Con cambios te refieres a que se pone agresivo, triste, enfadado?
—Más bien algo obcecado, lo noté así cuando conoció a una chica en el orfanato que esta en los alrededores, debiste ver su reacción, era como si ella se hubiera convertido en su todo. Inclusive, ahora quiere jugar a ser médico con el afán de salvarle la vida. Y cuando algo no le gusta, se enfurruña como si fuera un pequeño y algo dentro de mí me dice que eso no es nada bueno.
El señor Leagan se quedó pensativo, se tocó el mentón como recordando algo que había pasado mucho tiempo atrás— Bueno, tal vez esa parte tenga mas relación con su madre. Como te había contado, Alistair fue exiliado por la tía abuela, y la razón de eso fue que Belinda padecía de un tipo neurosis que la hacia perder los estribos y tener comportamientos inadecuados. La matriarca no podía consentir que algo así se heredara a algún miembro de nuestra familia por lo que no autorizo la relación y mucho menos las nupcias de mi hermano y ella, sin embargo, nadie de la familia se imagino que el amor que los unía fuera tan fuerte, tanto que, a Alistair poco le importo renunciar a la familia y a todos sus derechos como miembro con tal de estar al lado de la mujer que amaba. Desconozco como fue su vida después de irse a Londres, pero por lo que me dices puede que Stair haya heredado la misma enfermedad que su madre.
Niel escuchó con atención lo que su padre le contaba, sin embargo, en ese momento fueron interrumpidos por Sarah para que pasaran a tomar el té, dando por terminada la charla.
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El silbato de la locomotora lo saco de sus pensamientos. No había errado en su suposición inicial, era probable que su primo padeciera neurosis, pero ¿de que tipo? Desconocía si una enfermedad así podía agravar por los sucesos que le habían tocado sobrellevar, desde su enfermedad, la convivencia con una madre con ese padecimiento, la muerte de su padre, la muerte de su madre ¿Será que eso había convertido a su primo en algo aberrante?
Bueno, para eso estaba de regreso. Y no se marcharía hasta que descubrieran la verdad de lo que pasaba en Lakewood y si eso estaba relacionado con el pelinegro.
Bajaron en la estación e inmediatamente reconocieron al chofer que había ido a buscarlos. Mantenía a su padre al tanto de lo que estaba pasando, pero sin revelarse que había sospechas de que su primo estuviera involucrado en lo que fuera que sucedía en el condado. No quería causarle un dolor innecesario en caso de que resultase que por azares del destino todo había sido una desafortunada coincidencia.
Ni bien llegaron se dirigieron hacia la oficina del Sheriff donde ya los esperaban para que revisaran e indagaran lo que consideraran correspondiente.
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Se llevo la mano a su pecho, «lup-dum, dum-lup» sus latidos eran cada vez mas inestables, no sabia que estaba pasando con él. Se detuvo, ¿qué debía hacer? Se dio cuenta que ya no quedaba mucho tiempo. Desistió del plan original, regreso tras sus pasos y fue en busca de la única persona que podía ayudarlo.
Continuará...