INVENCIBLE. PARTE 2 (FINAL) Por: Lobolópez

Lobolopez escribió:

INVENCIBLE
PARTE 2 (FINAL)

“Eunice estaba absorta, con la vista fija desde hacía rato en la mesita de la sala en la mansión Pawney en donde la habían citado y en donde llevaba tal vez horas entada en el largo sillón aterciopelado. Luego de un rato más por fin un mayordomo con un gesto un tanto adusto, la hizo pasar:

- Los señores la recibirán ahora-. Dijo conduciéndola por los enormes pasillos de la mansión hasta dejarla en una especie de oficina en donde una pareja aristócrata y madura la esperaba. Esperaron a que el mayordomo se retirara y cerrara las puertas, entonces el patriarca de la familia se dirigió hacia ella:

-Eunice… seré directo, y apreciaría que también usted lo fuera en sus respuestas. Es evidente que empezamos con el pie izquierdo. Nunca aprobamos mi esposa y yo este compromiso… Pero también es evidente que Sean la amaba… y usted a él. Debe comprender que como familia de gran prestigio debemos cuidarnos de cualquier cazafortun…

-John, querido- Interrumpió sutilmente Lady Pawney a su esposo, que entendiendo la indirecta, matizó el comentario:
-Bueno, para una familia acomodada siempre hay riesgos con la gente, por eso solemos ser un poco… cerrados, y muy celosos sobre a quiénes dejamos o no entrar a nuestros círculos. En fin, divago- Dijo el Hombre y su semblante cambió entonces. –Usted amaba a Sean… y también es obvio que fue la única que lo cuidó durante esa penosa enfermedad que al final nos lo acabó arrebatando. Sean era nuestro único hijo, y ahora… el apellido de la familia…
-Lo que mi esposo quiere decir es que ahora nuestro amado Sean no está, y que usted no es una mujer apta para tener descendencia, es infertil, pero era la prometida de Sean y el honor nos dicta que debemos darle el apellido de la familia y acogerla otorgándole un lugar dentro de nuestra mansión-.

Hubieron unos instantes de incómodo silencio. Eunice dijo luego de un rato con una voz pausada y aunque educada, carente de toda emoción:

-Es un gran honor que agradezco en verdad, pero al que debo declinar. Usaré el apellido Pawney sin embargo, sólo por amor a Sean, pero con alguna variante para que ustedes no teman o tengan alguna sospecha de que busco su fortuna. Con todo el respeto, lo más valioso para mi que tenía esta familia, ya se ha ido- Dijo la chica y haciendo una reverencia se dio la vuelta. –Conozco la salida, gracias-.

Lord John Pawney volteó a ver a su esposa y ésta tomó un gran sobre y alcanzó a la chica.

-Eunice, hay algo más-. Dijo extendiendo el grueso sobre hacia la chica que dudó sobre cómo reaccionar. –Tómalo por favor. Era la última voluntad de Sean-“.


-Candy- Dijo con una voz apenas audible la gran matriarca del gran hogar. –El jardín sur está muy descuidado, dile al Señor Robert que debe podar la maleza o las flores se arruinarán. La pared… del área de camas ya transpira humedad, eso enfermará a las niñas. Hay que raspar y poner una capa de brea, y repintar. Y hay que hacer guardia en el establo, el potrillo ya está por nacer, necesitará cuidados-. La rubia con un inmenso gesto de compasión escuchaba a la mujer en sus instrucciones y desvaríos. Una líder hasta en sus últimos momentos. –Sí Señorita Pony, se hará como usted dice, ahora debe descansar ¿Sí?- Decía sin obtener respuesta de la venerable mujer que seguía dando indicaciones a diestra y siniestra:

-¿Hermana María?
- ¿Sí, Señorita Pony? Aquí estoy
- Hermana, hay que hacer la visita a los gemelitos, ver cómo están siendo tratados El mayorcito se cayó y hay que supervisar si su nueva familia lo está cuidando debidamente. No queremos negligencias-.
- Se hará como usted dice, Señorita Pony, no se preocupe- Dijo la santa mujer sin disimular su tristeza. Muchas de las cosas que decía la anciana eran sinsentidos, cosas que ya se habían hecho, que habían sucedido hace mucho o que simplemente no eran más que parte de las alucinaciones de su mente atormentada por la obsesión de llevar este lugar lo mejor posible. Sentado junto a la cama, su médico de cabecera, el Doctor Herbert examinaba los signos de la anciana y le administraba algún paliativo para hacer más llevaderos sus últimos momentos. Por indicaciones de él, todos los “hijos” que se habían reunido aquí para despedirla habían salido y esperaban respetuosamente afuera del cuarto. Luego de unos instantes el doctor miró a la Hermana María y le hizo una discreta seña con la cabeza. El doctor se despidió de mano de Candy La Hermana entonces le abrió la puerta, e hizo pasar al padre Germán. Ambas mujeres se prepararon a salir. La anciana dirigió una última frase a la rubia:

-Candy… estás ojerosa hija, ¿has estado durmiendo bien?
-Si, madre-. fueron las espontaneas palabras de la rubia antes de que el sacerdote cerrara la puerta tras ellas.
-Hasta el final pensando siempre en los demás- le murmuró la rubia a la Hermana María.

Luego de un rato, el padre Germán salió y tomó de las manos a las mujeres. –Se fue en paz. Ya está en la gloria que merece.

-Gloria-, murmuró Candy, como mecánicamente. Todos se abrazaron y lloraron para despedir a la gran madre, que al fin partía.

A la mañana siguiente, una comitiva despedía a la matriarca en el lugar donde fue su voluntad ser enterrada. Bajo las raíces del Padre Árbol. El llanto de muchos seguía. Uno de sus muchos hijos se acercó a Candy y a la Hermana María y les dijo en tono de respeto:
-Gran mujer. Al final, sólo los años pudieron vencerla.
-No… Esta mujer fue invencible- Replicó la rubia.

“-Sean- Dijo Eunice al pie del gran roble –Tu última voluntad fue ser enterrado aquí, al pie de este árbol, y sé porqué, amor mío. Era tu manera de decirme que éste sería nuestro sitio, nuestro hogar, y aunque no hay hogar sin hijos, desde aquí, y mirando a la iglesia que tus padres generosamente, y según tu voluntad, decidieron donarme legalmente, te prometo, amor, amor mío…. serás un gran padre, tan grande como este árbol que acoge tu alma. Reconstruiré la vieja iglesia, la haré un orfanato, y seré la madre temporal de muchos a quienes les fue negado el calor y amor de una madre. Desde el orfanato seré su madre, y tú serás su padre vigilándolo todo desde este gran árbol. Porque no importa lo que la vida nos haya negado. No importa que la vida nos haya negado la vida. A ti continuarla y a mi traerla al mundo. No importa ¿y sabes porqué? Porque te amo y me amas… Y así es que la vida seguirá su curso a través de nosotros y de nuestro amor… Nuestro amor que siempre fue y será invencible”.


FIN

-A TODAS ESAS HERMOSAS VIEJITAS QUE YA APAGARON SU LUZ EN ESTA TIERRA O QUE ESTÁN POR HACERLO. ELLAS CUYO AMOR NOS ACOMPAÑARÁ VENCIENDO MÁS ALLÁ DEL TIEMPO Y EL ESPACIO.
...A GLORIA.

-LOBOLÓPEZ, ABRIL DE 2024