EL SECRETO DEL ANILLO
CAPITULO 10.
FINAL.
CAPITULO 10.
FINAL.
Candy llevo a Susana hacia la mesa en donde estaba su desayuno, esperaba que al menos hablar con alguien le hiciera sentir bien, lo único que le molestaba era que el anillo comenzó a apretarle en el dedo y no podía siquiera girarlo para disminuir el dolor. Susana por su parte iba nerviosa pero dispuesta a todo, era la primera vez que entraba al departamento de Terry, era tan varonil y elegante, pero tenia el olor de ella, Candy seguía siendo su mas fuerte rival, pero todo terminaría pronto.
—Es un gusto que al menos alguien venga, Terry no es de muchos amigos.
—Lo se. Siempre vengo con frecuencia a traerle las cosas que deja en su camerino.
—¿En serio? —Pregunto Candy confundida ante ese comentario de Susana —Entonces ¿El te recibe siempre?
—Oh si… es tan caballeroso que no puedo creer que alguien como el exista en la tierra —Comento la rubia
metiendo cizaña en Candy, había ido a ese lugar no solo para asesinarla, sino para hacerla sufrir en cada minuto de su agonía, y Terry era el punto débil. —Me sorprendio fue que alguien como tu fuera su novia.
—¿Alguien como yo?
—Claro… digo, se nota que estas cosas del teatro y las cosas elegantes no son algo a lo que estes acostumbrada.
—Realmente no… aunque mi familia intento de todas las formas habidas y por haber hacer que encajara en su circulo social, no creo que haya sido aceptada como tu dices.
—¿Y tu familia a que se dedica?
—¡Oh! En realidad soy huérfana, me crie en un orfanato por algunos años —Explico Candy mirándose las manos y tratando de no desmayarse ante sus malestares.
—De modo que eres… ¿Huérfana? Eso es interesante.
—Bueno… hasta que fui adoptada por una familia rica que me envió a Londres a estudiar y allí fue donde conocí a Terry —Ese ultimo comentario hizo que susana sin querer derramara un vaso de jugo en la mesa ¿La tal Candy entonces era una niña rica? Significaba que había ido a colegios de lujo y a sitios distinguidos. Si todo eso era asi, entonces ¿Quién era entonces Terrence Graham en realidad? Ambos se conocieron en el mismo circulo a su parecer.
—Y tu no… ¿No te gusto nadie en esos colegios ricos o te comprometieron?
—¡Para nada! Hasta que conocí a Terry vivía en mi soledad, en mis miedos por la perdida de un ser querido —La rubia solo pudo recordar la noche en la que se conocieron y el tiempo donde aprendieron a reconocerse y a amarse mutuamente, y de como sus corazones quedaron prendados —Amar a Terry en todo este tiempo fue mas que magnifico, y me siento feliz de saber que pronto seremos esposos, y de que aun con todo lo malo que ocurra a nuestro alrededor, me ha sido fiel, eso es lo que mas amo de él.
La furia de Susana era inclemente, escuchar esas palabras de esa tonta niña enamorada le hacían hervir la sangre. Pero no perdería el control, debia seguir con sus planes a como fuera lugar.
—Mmm, Candy, creo que me ha dado un poco de sed.
—¿Te gustaría un vaso con jugo u otra cosa?
—Oh… te estaría genial, pero para mi seria un gran placer ayudarte a prepararlo. Eres la futura señora Graham y no creo que a el le guste que su futura esposa haga oficios.
—¡Al contrario! Creo que le divierto y le hago reir… aunque el asegura que es mas torpe que yo en labores caseras —Chisto la rubia pecosa —Aunque me gustaría poder prepararle gran variedad de tes, le encanta.
—Oh… ¿Me dejaras ayudarte? Puede que te enseñe unos trucos para preparar té.
—Me encantaría —respondio Candy con una sonrisa tierna, poniéndose de pie y dirigiendo a Susana a la cocina.
La otra rubia siguió a la chica a través del departamento, ya se imaginaba pronto viviendo en ese lugar como la mujer de Terrence Graham, apenas eliminara a Candy del alma y mente del actor solamente su presencia y su aroma predominaría en ese lugar. En su pequeña bolsa reposaba el veneno que había adquirido para arrebatarle la vida a la rubia pecosa que en ese momento le sonreía y parloteaba sin parar sobre su torpeza y de como Terry paso de ser un rebelde inmaduro al mejor hombre del mundo.
En efecto, la ingenuidad era de las peores características de Candy, no reprocho en ningún momento a Susana por la vez que se encontraron en Chicago o por las palabras referentes a su prometido. Candy solo quería enfocarse en el momento para fraternizar con la rubia que a su parecer, era la única que no parecía caerle bien. Sin embargo, algo que le estaba molestando era que el anillo en su mano parecía apretar mas y mas a un punto doloroso e insostenible ¿Por qué estaba actuando asi ahora?
—¿Sucede algo? —Pregunto Susana a la rubia pecosa.
—Nada… nada… solo estoy algo distraída.
—¿Te sientes bien? Se te nota en el rostro que últimamente no la estas pasando nada bien.
—Solo es un malestar, descuida. Con todo lo que ha pasado respecto a Karen no hemos tenido tiempo suficiente de descansar, ella depende de nosotros. —Susana gruño ante el recordatorio de Karen Claise, en su maldición la había eliminado sin darse cuenta y le fue suficiente tener una rival menos de la cual preocuparse.
Susana y Candy terminaron de preparar el té, caliente y humeante para pasar la lluviosa mañana, Candy pensó que seria una buena idea leer un poco de Shakespeare con ella al ser una conocedora de la obra al igual que Terry. Mientras Candy buscaba entre la colección de libros de Terry, la actriz aprovecho la distracción de Candy para verter el frasco de veneno en la taza de la pecosa, teniendo cuidado de no confundirse. Apenas ella bebiera de su contenido, la muerte la arrastraría sin mas y el contrato de Susana quedaría saldado.
—¡Ya los consegui! Realmente fue Terry quien me animo a leer a Shakespeare y le agradezco mucho por esto.
—Terry es todo un caballero, aunque es una lastima que poco se te vea en el teatro en los últimos días.
—Es cierto que no voy a verlo durante el día… Pero su compañía durante las noches equivale a ver la estrellas brillando en la oscuridad —La rubia comenzó a sonreir al recordar que Terry dormía a su lado para apaciguar sus pesadillas y hacerle recobrar el aliento —¿Puedo sentirme orgullosa de estar enamorada de alguien como él? Aun con todos sus defectos y debilidades.
—Bebe…Te ayudara para tu malestar —Susana adelanto la taza con veneno a Candy, quien no tardo en tomarla entre sus manos para soplar un poco.
—¡Vaya! Huele muy bien.
—Pruébalo… si te encanta el olor espera a sentir el sabor —En ese momento un trueno retumbo en la ciudad, haciendo temblar el suelo en donde estaban, Candy aun no se percataba de las intensiones de Susana, ni siquiera cuando llevo la taza a sus labios y comenzó a beber de su contenido.
La cruel sonrisa de Susana se desplego al ver a esa tonta niña beber sin chistar. Para la rubia pecosa al principio le pareció dulce, pero al final le dejo una sensación amarga y áspera.
—¿Qué te parecio?
—Bueno, es adecuado. Además, creo que si puedo preparárselo a mi futuro esposo al llegar de trabajar seria conveniente.
—Ademas, asumo que el insomnio y las pesadillas no son una excusa para dejar descuidado a alguien como Terry.
—Tu… ¿Cómo sabes que he tenido insomnio? —Pregunto Candy confundida, nadie sabia sobre ello, porque no le habían contado a ninguna persona lo que estaba pasando —¿ Como sabes lo que he tenido pesadillas?
….
Terry trato de manejar bajo la lluvia a lo máximo posible ¿Cómo había sido tan imbécil? Esa mujer era la única persona que podría desearle algo tan cruel y despiadado a su pecosa al punto de hacer contratos para lastimarla. Esa era una mujer celosa y manipuladora que hasta ese momento no había mostrado sus intensiones, pero en lo profundo de su alma estaba la semilla del mal.
Las cartas habían sido el principio hasta que le dio un alto cuando la descubrió, acosarlo en la entrada de su departamento, pero de allí a hacerle daño a su pecosa era lo inconcebible.
—Por favor pecosa, pido que estes bien… deseo que estes bien —Suplicaba tratando de esquivar a los vehículos en el camino. Seguía lloviendo con fuerza, y tenia poca visibilidad. No le haria eso a Candy otra vez, no la volvería a dejar sola mientras el tuviera vida.
Hubo un momento en el cual no pudo mantener control del volante asi usara todas las maniobras requeridas. Impacto con otro vehiculo que lo golpeo fuertemente, aturdiéndolo por algunos minutos. En dichos minutos a su mente solo pudo llegar la visión de el mismo siendo levantado por hilos crueles y un par de ojos azules mirándolo con deseo, la imagen esa vez se aclaro, en efecto, era la misma Susana manipulando a todos a su favor, y lo peor fue que en esa visión veía a Candy alejándose de él, no podía permitir eso.
Abrió los ojos, se vio con trozos de vidrio y la lluvia mojándolo, la cabeza le dolía y apenas si podía mover un brazo. Trato de moverse, para levantarse y salir, la puerta estaba atascada, comenzó a arrojar patadas con todas sus fuerzas, golpeo hasta que la puerta se abrió, salió casi arrastrándose, sintiendo el cuerpo doliéndole. Alguien lo levanto del suelo para ayudarle, asumió que era la misma persona que lo había atropellado
—¡Señor! ¿Esta usted bien?
—¡Si! Déjeme ir… tengo que llegar a casa —Exclamo mientras trataba de levantarse y orientarse.
—Esta usted herido. Déjeme llevarlo a urgencias para…
—¡Tengo que irme, maldición! —Grito el actor soltándose del agarre del sujeto, aun herido se dio cuenta que estaba cerca de su departamento. Comenzo a correr con todas sus fuerzas, debia llegar con su pecosa a como de lugar.
…..
Candy se puso de pie al escuchar lo que Susana dijo, eso solo lo sabían ella y Terry ¿Por quesa mujer sabia todo eso? Ahora en su mente se habían generado las dudas de los tentativos motivos para que esa actriz fuera a verla.
—¿Cómo sabes todo eso?
—Es que… Terry me lo conto. Eso es lo que sucede.
—No… Terry no haria eso… ¿Y por que visitas la casa de mi novio? Se supone que, a diferencia de mi, las chicas solteras no deberían estar visitando a hombres que viven solos —Ataco Candy, sintiendo de nueva cuenta el dolor en su mano —¡Auch!
—¡Auch! —Se quejo Susana junto a ella, posterior, Candy comenzon a sangrar por la nariz y en ese momento a Susana le ocurrió lo mismo. Fue allí donde Candy se dio cuenta de las intensiones de Susana… lo peor, era que le toco descubrir de mano propia que lo que había dicho Fiona era cierto.
—¡Tu! —Exclamo Candy aterrada —Tu fuiste… tu me arrojaste la maldición.
—¿De que diablos hablas!
—¡No finjas! No viniste aquí realmente porque estuvieras preocupada, viniste porque querias atormentarme y ver como me convierto en un despojo humano —Reclamo Candy gritando con todas sus fuerzas en el preciso momento cuando un mareo sobreviene a su cabeza y su visión se hizo borrosa —Tu… ¿Qué hiciste?
—¿Qué hice? Adelantar lo que la maldición no puede hacer a la velocidad que quiero —Fue la cruel repsuesta de Susana. Candy desvio la mirada al té, era lo único que había probado de la mano de Susana, intento salir para buscar ayuda pero Susana la tomo del pelo y la tiro al suelo con fuerza.
—¡Basta!
—Nada de esto estaría pasando si te hubieras quedado en tu pueblo, pequeña estúpida. Yo quería a Terry para mi, quería enamorarlo pero no dejaba de pensar en su estúpida novia del colegio y en sus estúpidas pecas —Grito la rubia derribando la mesa con los libros —No dejaba de recitarte poemas asi estuvieras en la luna, porque todo lo comparaba contigo, y no me dejaba siquiera dedicarle mi amor.
—No… no puedes comprar amor… no puedes manipular los sentimientos de la gente.
—¿Adivina? Te manipule a ti, te convenci de que me dejaras entrar y de hacer contigo, ese mismo té donde puse el veneno que anularía tu existencia.
Candy se arrastro en el suelo, tenia razón, ella misma le había dado el paso a esa mujer que ahora iba con la intension de eliminarla, el anillo seguía apretando su dedo y ahora había comenzado a brillar intensamente en un aterrador color rojo intenso. Sintió las manos de Susana posarse en su cuello para lastimarla, pero las extremidades de la rubia pecosa se habían debilitado.
Candy rebusco con una de sus manos algo con que defenderse, logro encontrar un florero y con ello golpeo a Susana en la cabeza, dando asi la oportunidad de arrastrarse por el suelo, los efectos del veneno comenzaban a actuar en ella. Pero algo que ninguna de las dos pudo prevenir era que el suelo debajo de ellas las habia arrojado en el aire y ahora estaban flotando, una fuerza extraña domino la mano en donde estaba el anillo de Candy y la luz roja se expandio, formando en el suelo un agujero negro y la criatura que Candy había visto entre sus sueños y visiones salia a través de esta, había ido por ella.
—¡NO! —Exclamo la rubia aterrada, en el momento, Susana se había acercado a ella para tomarla por un brazo y retenerla para ser consumida por la criatura, pero Candy iba a batallar hasta donde sus fuerzas alcanzaran.
Candy tomo a Susana por el pelo para arrastrarse de nueva cuenta al suelo, cada que Candy se movia interferia en el portal de la criatura. Forcejearon un rato, golpeándose con los cristales de las ventanas, Candy sabia ahora que Susana era quien había invocado la maldición, era la que compartia sus desgracias, ya que debia hacer, pero a su vez sabia que era horrible desearle el mal a alguien, nadie merecía pagar del mismo modo.
—Susana… ¡Detente, por favor!
—Muérete, muérete ¡Muérete!
—¡Jamás conseguirás el amor de alguien actuando asi! —Gritaba la chica comenzando a sentir la falta de aire, no podía desmayarse, no podía irse aun y mucho menos dejar que esa mujer ganara.
—Claro que si… Terry será mio, todo lo que amas y tienes será mio…
—¡No! —Grito Candy visualizando un trozo de cristal cerca de, lo tomo antes de que Susana decidiera comenzar a asfixiarla con su antebrazo derecho, quería acelerar la muerte de Candy a como de lugar —No… No eres esto… no tienes porque…
—¡Claro que si! Y con tu muerte, yo sere libre del contrato —Dijo la rubia con rostro sombrio —Muérete, Candy, muerete…
El caos se desató alrededor de Candy y Susana, el departamento temblaba, las luces parpadeaban y un viento helado soplaba a través de las ventanas rotas. De repente, se vieron rodeadas de sombras malevolentes que la miraban con ojos hambrientos de alguna alma humana que en ese momento se encontrara en la habitación. Candy vio su destino ya escrito, y las palabras de Fiona retumbaron con fuerza en su mente, no quería que alguien muriera, no quería lastimar a nadie, solo quería ver a Terry para al menos despedirse.
—Su… Susana… no te odio por hacerme esto… solo le pedire a Dios que se apiade de tu alma —Candy apenas si podía mantenerse conciente, pero con sus ultimas fuerzas logro enterrarle el trozo de cristal en la ingle, provocando asi que Susana la soltara y se arrastrara lejos de ella y todos los efectos de la actividad paranormal se detuvieron.
—¡Pecosa! —Se escucho llamar a la puerta, que en un instante se abrió, mostrando a un Terry mojado y herido llegar al departamento, y casi al instante, mirar horrorizado a su pecosa tirada en el suelo. Alzo la mirada y descubrió a Susana con una sonrisa malvada viendo lo que había hecho —¿Qué hiciste, Susana? ¡¿Qué HICISTE?!
—La quite de en medio… Pronto estaremos juntos, mi amor.
Terry no podía seguir escuchando tal cual estupidez, fue directo a su pecosa para tomarla entre sus brazos, ella estaba tan palida, tan débil, apenas si podía moverse. La rubia pecosa abrió sus ojos ante el hombre que con tanto amor la estaba mirando.
—Terry… Terry, mi amor, estas aquí —dijo Candy con voz entrecortada, llevo una mano a la frente sangrante del actor, no a él no le importaba estar herido, solo la quería a ella.—Terry… mi rebelde… mi mocoso engreido.
—Resiste Candy… yo te salvare… Hice un contrato ¿Recuerdas? Ya sabemos quien nos hizo esto y…
—Terry… —Cada vez mas le constaba respirar, su cuerpo se estaba contrayendo y la garganta se le estaba cerrando —Ya no hay tiempo.
—Candy, por favor, no digas esas cosas. No quiero perderte, no puedo perderte — murmuró Terry con angustia. Terry la miraba con desesperación, incapaz de contener el dolor que le causaba ver a su amada en esa situación.
—Por favor… el odio no es la solución, no te vengues, no mas contratos, no mas maldiciones.
—¡Pelea por mi pecosa! Maldita sea no te dejes vencer. —Grito Terry abrazándola con fuerza, Susana solo podía ver a ese hombre agonizando de amor por esa chica… era un verdadero Romeo llorando a su Julieta.
—No puedo luchar más contra el veneno que me ha invadido. Solo quiero que recuerdes los momentos felices que pasamos juntos y que sigas adelante con tu vida. Siempre… siempre ten el corazón bondadoso y fuerte.
Y ante esas palabras, Candy cerró los ojos y se dejó llevar por la calma que invadía su cuerpo. Sabía que su tiempo en este mundo estaba llegando a su fin y que pronto dejaría de existir. Sin embargo, el amor que sentía por Terry era más fuerte que cualquier dolor físico que pudiera experimentar, o el miedo de lo que pudiera estar después de la muerte. Terry pudo sentie en sus brazos como el cuerpo de su amada pecosa se relajo por completo y su corazón dejo de latir.
—Candy… Candy ¡Candy! Por favor no me hagas esto —Grito Terry con fuerza y derramando lagrimas dolorosas —¡Despierta!
Terry la abrazó con fuerza, sintiendo cómo su corazón se desgarraba en un millón de pedazos. Su dulce Candy se había extinto entre sus brazos, su dulce y valiente Candy que se despidió de él con amor en su corazón. Pero para Terry no era suficiente, con contrato o sin contrato vengaría a su pecosa.
—Tu… ¡Maldita perra! —Grito enfurecido Terry soltando a Candy para luego levantarse del suelo e ir a enfrentar a Susana tomándola del cuello —¡La mataste! Me quitaste a mi pecosa ¿Con que derecho hiciste eso?
—Ella interfería entre nosotros… ¿Lo ves? Quería que fueras feliz y ahora lo serás conmigo.
—¡Escúchame bien! —advirtió enfurecido el actor con lagrimas en sus ojos —En este momento hago contrato con quien carajos este en este momento aquí.
—¿Qué haces?
—Primero muerto a tener que unirme a alguien como tu… Prefiero morir e ir con mi pecosa como única salvación a mi alma en este instante —Algo que Terry ni Susana se dieron cuenta, era que el anillo en la mano de Candy comenzó a brillar en un color verde aterrador —Una sucia alma como la tuya solo merece el infierno, alguien que hace pactos tan maléficos solo merece lo peor, solo merece ser nada.
—Terry… por favor, amame… debes amarme.
—¿Por qué amaría a alguien como tu? Porque de mi parte, eres un ser humano nefasto, y te odio… te odio por quitarme lo que mas amo, te odio por intentar manipularme… Y la muerte es preferible ante todo esto —dijo Terry derramando mas lagrimas, le escupio el rostro y la solto para irse con Candy. Si, quería matar a Susana, pero asi la descuartizara y quemara sus restos, todo aquello seria inútil, no le devolvería a su pecosa.
Se arrojo al suelo junto con Candy, tomo su cuerpo entre sus brazos y le empezó a recitar poemas hermosos y acariciarle su cabello con ternura. Eso termino por enloquecer a Susana, escuchar el rechazo del hombre que quería para si y sentirlo escupir su odio. No permitiría que le hablara de esa manera, asi sea atado seria suyo. Se saco el trozo de vidrio que tenia en su pierna y fue hacia Terry aprovechando que estaba de espaldas.
Pero, Susana en ese momento cometio el peor error de su vida.
Aquel trozo de vidrio había cercenado la arteria femoral, pero a su vez hacia la función de tapon para no desangrarse, al retirarlo fue como abrir una fuente de sangre que en seguida comenzó a correr, intento cubrirse la puerta con sus manos pero era inútil.
—Terry… ¡Terry por favor ayuda! ¡NO ME DEJES MORIR! —Grito una y otra vez al tiempo que se tiraba al suelo para tratar de detener la hemorragia de su pierna, pero Terry solo tenia ojos y alma para esa chica que ahora lo había dejado. Observo desde la espalda de Terry como el acerco sus labios hacia los de Candy para besarlos con ternura, en ese momento Susana se vio perdida… recordó lo que le dijo el hombre misterioso de la tienda referente al único antídoto del veneno… Un beso de amor verdadero.
Una bocanada de aire fue lo que tomo el cuerpo de Candy justo cuando algo se escucho en la habitación, un ruido similar a voces provenientes, las luces del departamento comenzaron a apagarse y encenderse, el anillo de Candy comenzó a brillar con intensidad en un color blanco y luego, el suelo se abrió debajo de Susana.
—¡No! ¿Qué pasa?
—Vendras conmigo, Susana… un alma por otra alma.
—Pague el precio… ¡Cumpli con el contrato! ¡YO CUMPLI! Candy esta muerta ¡Esta muerta! —Gritaba Susana —Entre la pierna sangrando a un punto sin retorno. Terry al sentir la presencia de las criaturas alrededor de el y de Candy se arrastro con su cuerpo hacia una pared contigua para protegerse. El suelo se abrió nuevamente pero ahora un calor abrasador invadio el departamento, Susana fue atrapada por una serie de garras que fueron destrozando la piel y su ropa. —Terry ¡Ayudame por favor!
El actor solo podía ver sin otra expresión a esa mujer recibiendo su castigo. Terry sabia que Susana iba a morir en el instante que comenzó a desangrarse, ese era su contrato cumpliéndose, Susana grito y peleo para no ser arrastrada a ese sitio que le llenaba de horrires, pero ya era demasiado tarde. La maldición que había lanzado a Candy desde un principio se volvió en su contra con una fuerza destructiva inimaginable. Susana comenzó a sentir un dolor insoportable, era la piel que se le estaba quemando, aunado a que su cuerpo estuviera ardiendo por dentro. Gritaba de angustia mientras su piel se deshacía y su cabello se volvía blanco como la nieve. En medio de su desesperación, Susana recordó la agonai de Candy y lo que ella había le había deseado, por el simple hecho de ser amada por Terry.
Perdió la mirada fría de ese hombre que amaba y grito por ultima vez su nombre antes de ser engullida por ese portal que la llevaría al castigo eterno por incumplir con su contrato. Allí no había ni luz ni sonido, solo el eco de sus penitencias. Susana había perdido todo lo que alguna vez había tenido por su propia culpa.
—Candy… —logro decir a su pecosa —Mi amor, perdóname por fallarte, perdóname por no amarte lo suficiente… Estaras en mi corazón todos los días de mi vida, y mi alma te anhelara en cada instante. —Volvió a besar los labios de la chica, su alma estaba completamente rota, y no había contrato o magia negra que se la devolviera.
—Te… ¿Terry?
—¿Qué? —dijo con sorpresa al ver como los bellos ojos de su pecosa se abrieron ante el, en el preciso momento cuando el sol salió en medio de la lluvia y los pajaron trinaron en su ventana —¡Candy, mi amor estas viva!
La abrazo con todas sus fuerzas, y la beso como si el mundo se acabara, la examino y vio como había recuperado la luz en sus ojos y la energía de su cuerpo.
—Yo… no lo entiendo.
—Yo tampoco… No se que fue lo que paso —Candy estaba confundida, sabia que había sido envenenada y había luchado con Susana para evitar que la dañara, pero eso que había pasado no tenia explicación. No formaba parte de contratos u hechizos —¡El anillo!
Terry tomo la mano de la rubia, esa donde estaba el anillo, este ya no brillaba con esa luz siniestra. Con manos temblorosas, Candy logró quitárselo del dedo, grito de emoción y no tardo en arrojarlo lejos de ella. En ese momento, una sensación de alivio la invadió y supo que habían logrado romper la maldición, Terry la estrecho de nueva cuenta entre sus brazos y le beso el rostro y los labios.
—Ya termino, mi amor… todo esto termino. —dijo Terry sin separarse de la boca de Candy —No mas pesadillas… no mas contratos. Nadie volverá a lastimarnos jamás.
Permanecieron abrazados por mucho rato, tratando de comprender todo lo que habían pasado, Sabía que la maldición había sido rota y que él y Candy podrían finalmente vivir felices, sabiendo que su amor había superado todo obstáculo.
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