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CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
EL SECRETO DEL ANILLO
CAPITULO 6
Susana trago en seco al ver a Candy, en su mente no se podía hacer a la idea de que esa mujercita estuviera viva. El encargado de la tienda le explico que lo que había dentro de esa joya era poderoso, esperaba que al menos estuviera trastornada pero solo ver ese rostro pálido y ojeroso le indicaba que el poder de la joya estaba trabajando, pero no al nivel que ella esperaba.
—¿Susana? ¿Qué te paso? —Volvió a escuchar la rubia sintiendo dolor otra vez, era quizás el efecto contralateral de la maldición, estaba sintiendo lo mismo que Candy pero a niveles supremos —Tu… tu rostro esta rojo.
—¡Ay por Dios! De seguro te cayo agua caliente en el rostro —Exclamo alarmada la madre de Susana corriendo frente a ella y examinando el rostro —Mírate, cariño. Que desastre te ha ocurrido, no dejare que te queden cicatrices.
—Gracias a Dios no le paso nada. Han sido muchas tragedias en tan poco tiempo —Exclamo Terry tomando a Candy por la cintura y dándole un beso en la frente —Me moriría si algo le hubiera pasado a mi pecosa amada.
—¿Su que?
—Madre… vámonos rápido, me duelen mucho los brazos y quiero que me curen —Dijo rápidamente la rubia, antes de que su madre se diera cuenta de la mentira referente a que Terry le cortejaba cuando no era asi.
Susana pudo enfurecer en ese momento ante el deseo de ir y arrancarle los ojos a Candy, pero de no ser por su madre quien la detenía, no logro cumplir con su cometido. Ardía de rabia al tener que ver a esa chica partir en los brazos de Terrence entre sonrisas y palabras bonitas que él le dedicaba. Pronto se aseguraría ella de estar en los brazos del actor y no separarse de el nunca mas apenas eliminara a Candice White de en medio.
Pero de lo que si estaba mas que segura, era que ambas estaban a merced de aquello que ella misma en sus celos y en su propia lujuria había invocado… algo que se arrepentiría de haber hecho.
….
Durante unas horas, Terry y Candy se mantuvieron en el hospital asegurándose de que la rubia no tuviera alguna otra complicación, las quemaduras probablemente dejarían cicatrices, pero era lo de menos en esas circunstancias. Al menos Candy estaba viva, quien les preocupaba a ambos realmente era Karen.
Candy solo pudo ver a la actriz desde una pequeña rendija en su cuarto de aislamiento, viéndola morir en vida y suplicar para que el dolor cesara. Deseaba poder cambiar lugar con ella, Karen la había salvado de morir irremediablemente, ella la saco del departamento y sintió todo lo que indicaba peligro cerca de ella. Todo eso antes de mirar su anillo y pronunciar unas palabras que no pudo concluir.
La rubia emitio un jadeo mientras observaba a Karen quedarse dormida ante los efectos de los sedantes. Señalando con una mano a la puerta en donde se estaba asomando la rubia, como si supiera que ella estaba allí espiándola… como si señalara aquello que provoco aquel incendio.
—¿Pasa algo, pecosa?
—Terry… Terry te juro que algo malo esta ocurriendo conmigo.
—Pecosa, no digas eso otra vez.
—¡Lo juro! Y es desde que uso este anillo que todo lo malo esta ocurriendo.
—¿El anillo? ¿Qué tiene que ver el anillo?
—¡No lo se! Pero no es normal que todas estas cosas que me están pasando sean tan trágicas y arrastren a
gente buena detrás de mi… y hace rato comenzó a cambiar de color y…
—Pecosa… ¿Acaso te arrepientes de aceptarme como esposo?
—¡No! —Exclamo la rubia tomando las manos de Terry y llevandolas a sus labios para darle muchos besos —Todo lo contrario. Ese ahora es mi deseo y no sabes cuanto deseo ser tu esposa… Pero yo… tengo miedo, de que por mi culpa pueda pasarte algo a ti.
—Candy, Candy, Candy… pecosa mia, entiendo que todo esto que esta ocurriendo te esta alterando. Pero juro por Dios que mientras de mi dependa, nada ni nadie va a tocarte, tendrán que pasar por encima de mi cadáver antes de que se atrevan a lastimarte.
Candy aun con sus brazos adoloridos tomo al actor para darle el abrazo mas fuerte que pudo, Terry hizo lo mismo mientras le daba besos en la cabeza, en la frente y en su naricita salpicada de pecas. Quería darle todo el amor y la seguridad a su pecosa hasta donde pudiera, pero ahora ese miedo que sentía y como le echaba la culpa a una prenda le hacia dudar si tal como Candy le decía, estaba bien del todo.
…..
La rubia pecosa fue dada de alta, no tenia a donde ir, por lo que Terry decidio llevarla a su departamento aun ante el ofrecimiento de Eleonore, queria tenerla bajo su cuidado y asegurarse de que todo estuviera bien. Pero en los próximos días se daría cuenta que las cosas que Candy le decía no eran bromas o disparates arrojados simple y llanamente
En efecto, Terry se dio cuenta de los extraño sucesos comenzaron a ocurrir alrededor de ambos, las cosas comenzaron a volverse extrañas. Objetos se movían solos, se escuchaban extraños ruidos y la temperatura de la habitación descendía bruscamente. Candy se mantenía asustada y preferia quedarse en la habitación pero Terry aun buscaba una explicación ante los cambios bruscos de actitud de la chica. Pero todo se volvía mucho peor, especialmente durante las noches. Candy en las noches tenia horribles pesadillas vívidas en las que veía sombras oscuras acechándola, y el mientras se mantenía cerca de ella empezó a experimentar extrañas sensaciones, especialmente cuando tocaba la mano izquierda de Candy y tocaba aquel anillo.
De a poco, el mismo comenzó a tener sueños extraños, sueños donde Candy era arrebatada de su lado y el quedaba en la soledad íngrima, y como de golpe sus brazos eran alzados a varios metros del suelo, adquiriendo vida propia, siendo manipulado cruelmente.
—Candy ¡Candy! No te vayas por favor, mi amor —Suplicaba entre sus sueños el actor mientras derramaba lagrimas de dolor. Y ese dolor se incrementaba mas ante la voz que detrás de el susurraba algo.
—Te quedaras conmigo de ahora en adelante, Terry… seras mio desde ahora y para siempre —Terry se dio la vuelta y admiro una sonrisa malévola, reconociendo esa mirada azulada que antes veía simple ahora siendo la mirada vivida del demonio.
…..
—¡NO! —Grito Terry poniendo se de pie sobre para buscar por doquier a su pecosa. se fijo que ella seguía dormida en la cama, como el ángel que siempre ha sido —Oh… mi amor, estas aquí, estas aquí.
Terry se arrodillo ante ella para acariciarle el rostro y las manos, su pobre Candy estaba tan cansada y tan triste en los últimos días, y ella aun asi parecía tratar de ocultar su malestar a todo el mundo. Ella siempre tan valiente y tan amable hasta con el mismo, que a veces no podía creerse tan afortunado de amar a esa mujer tan hermosa.
Con cuidado observo cada detalle de su rostro iluminado por la luna, manteniéndose hipnotizado por la hermosura y la inocencia de su pecosa, sintió su corazón llenarse de amor al darse cuenta de lo afortunado que es de tener a esa hermosa mujer a su lado. Con delicadeza, acaricio suavemente su rostro pecoso la yema de su dedo, sintiendo la suavidad de su piel y la calidez de su amor.
—Pecosa amada… no se que es lo que pasa contigo. Solo se que he de cuidarte todos los días de mi vida. Nuestra separación de San Pablo fue un precio grande que tuve que pagar solo para poder estar asi contigo
Se acerco y le dio un suave beso en la mejilla antes de recostarse a su lado, agradecido por la maravilla que era amar a esa bella mujer. Tomo la mano izquierda de Candy para darle un beso, pero algo llamo su atención, había algo que no debería estar allí.
—Que… ¿Qué es esto? —Fue en ese momento cuando se percato de aquel anillo que su pecosa tenia entre sus manos no era el que el había comprado para ella, esa joya lo incomodaba, le daba miedo, sobre todo cuando percibió que ese anillo parecio vibrar y cuando el intento quitárselo comenzó a emitir una extraña luz brillante.
Una fuerza inclemente pareció golpearlo hasta tirarlo a la pared contigua, comenzó a toser ante el golpe, pero fue mucho peor lo que vio después, cuando el cuerpo de Candy comenzó a elevarse en el aire y la piedra del anillo parecía ser la que desataba todo eso.
—Candy… pecosa despierta ¡Despierta! —Grito Terry quien no tardo en ponerse de pie para ir hacia Candy, no permitiría que nada le pasara.
Corrio hacia la cama y dio un salto para tomarla de la cintura y así poder bajarla y caer juntos sobre el colchón. Pero antes de creerse a salvo, del anillo broto una sombra negra aterradora que cubrió a la luz de la luna, dejándola en la plena oscuridad.
—Muchacho… —Dijo la voz señalando a la chica ahora estaba en los brazos de Terry —Ella tiene los días contados.
—¿Qué? No…. ¿Qué eres? ¿Qué quieres de ella?
—El doble… —exclamo la aterradora criatura cuyos ojos comenzaron a resplandecer —Si no obtengo el alma pura de esa chica, todo lo que le suceda a ella se le devolverá a quien activo la maldición.
—¿A que te refieres?
Terry no pudo obtener una respuesta clara, ya que la criatura maligna se esfumo frente a el, volviendo a entrar en el anillo de Candy y tomando posesión de su ser. Terry observo como el cuerpo de su pecosa se volvió flácido, intento despertarla, ella a duras penas podía abrirle los ojos, pero volvía a quedarse dormida en su regazo, todo aquello parecía ser inútil. Comenzó a llorar al darse cuenta de que todo ese tiempo Candy le advirtió de un peligro venidero y nunca le hizo caso alguno.
Ahora estaba pagando las consecuencias.
Continuara…
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CAPITULO 4
CAPITULO 5
EL SECRETO DEL ANILLO
CAPITULO 6
—¿Susana? ¿Qué te paso? —Volvió a escuchar la rubia sintiendo dolor otra vez, era quizás el efecto contralateral de la maldición, estaba sintiendo lo mismo que Candy pero a niveles supremos —Tu… tu rostro esta rojo.
—¡Ay por Dios! De seguro te cayo agua caliente en el rostro —Exclamo alarmada la madre de Susana corriendo frente a ella y examinando el rostro —Mírate, cariño. Que desastre te ha ocurrido, no dejare que te queden cicatrices.
—Gracias a Dios no le paso nada. Han sido muchas tragedias en tan poco tiempo —Exclamo Terry tomando a Candy por la cintura y dándole un beso en la frente —Me moriría si algo le hubiera pasado a mi pecosa amada.
—¿Su que?
—Madre… vámonos rápido, me duelen mucho los brazos y quiero que me curen —Dijo rápidamente la rubia, antes de que su madre se diera cuenta de la mentira referente a que Terry le cortejaba cuando no era asi.
Susana pudo enfurecer en ese momento ante el deseo de ir y arrancarle los ojos a Candy, pero de no ser por su madre quien la detenía, no logro cumplir con su cometido. Ardía de rabia al tener que ver a esa chica partir en los brazos de Terrence entre sonrisas y palabras bonitas que él le dedicaba. Pronto se aseguraría ella de estar en los brazos del actor y no separarse de el nunca mas apenas eliminara a Candice White de en medio.
Pero de lo que si estaba mas que segura, era que ambas estaban a merced de aquello que ella misma en sus celos y en su propia lujuria había invocado… algo que se arrepentiría de haber hecho.
….
Durante unas horas, Terry y Candy se mantuvieron en el hospital asegurándose de que la rubia no tuviera alguna otra complicación, las quemaduras probablemente dejarían cicatrices, pero era lo de menos en esas circunstancias. Al menos Candy estaba viva, quien les preocupaba a ambos realmente era Karen.
Candy solo pudo ver a la actriz desde una pequeña rendija en su cuarto de aislamiento, viéndola morir en vida y suplicar para que el dolor cesara. Deseaba poder cambiar lugar con ella, Karen la había salvado de morir irremediablemente, ella la saco del departamento y sintió todo lo que indicaba peligro cerca de ella. Todo eso antes de mirar su anillo y pronunciar unas palabras que no pudo concluir.
La rubia emitio un jadeo mientras observaba a Karen quedarse dormida ante los efectos de los sedantes. Señalando con una mano a la puerta en donde se estaba asomando la rubia, como si supiera que ella estaba allí espiándola… como si señalara aquello que provoco aquel incendio.
—¿Pasa algo, pecosa?
—Terry… Terry te juro que algo malo esta ocurriendo conmigo.
—Pecosa, no digas eso otra vez.
—¡Lo juro! Y es desde que uso este anillo que todo lo malo esta ocurriendo.
—¿El anillo? ¿Qué tiene que ver el anillo?
—¡No lo se! Pero no es normal que todas estas cosas que me están pasando sean tan trágicas y arrastren a
gente buena detrás de mi… y hace rato comenzó a cambiar de color y…
—Pecosa… ¿Acaso te arrepientes de aceptarme como esposo?
—¡No! —Exclamo la rubia tomando las manos de Terry y llevandolas a sus labios para darle muchos besos —Todo lo contrario. Ese ahora es mi deseo y no sabes cuanto deseo ser tu esposa… Pero yo… tengo miedo, de que por mi culpa pueda pasarte algo a ti.
—Candy, Candy, Candy… pecosa mia, entiendo que todo esto que esta ocurriendo te esta alterando. Pero juro por Dios que mientras de mi dependa, nada ni nadie va a tocarte, tendrán que pasar por encima de mi cadáver antes de que se atrevan a lastimarte.
Candy aun con sus brazos adoloridos tomo al actor para darle el abrazo mas fuerte que pudo, Terry hizo lo mismo mientras le daba besos en la cabeza, en la frente y en su naricita salpicada de pecas. Quería darle todo el amor y la seguridad a su pecosa hasta donde pudiera, pero ahora ese miedo que sentía y como le echaba la culpa a una prenda le hacia dudar si tal como Candy le decía, estaba bien del todo.
…..
La rubia pecosa fue dada de alta, no tenia a donde ir, por lo que Terry decidio llevarla a su departamento aun ante el ofrecimiento de Eleonore, queria tenerla bajo su cuidado y asegurarse de que todo estuviera bien. Pero en los próximos días se daría cuenta que las cosas que Candy le decía no eran bromas o disparates arrojados simple y llanamente
En efecto, Terry se dio cuenta de los extraño sucesos comenzaron a ocurrir alrededor de ambos, las cosas comenzaron a volverse extrañas. Objetos se movían solos, se escuchaban extraños ruidos y la temperatura de la habitación descendía bruscamente. Candy se mantenía asustada y preferia quedarse en la habitación pero Terry aun buscaba una explicación ante los cambios bruscos de actitud de la chica. Pero todo se volvía mucho peor, especialmente durante las noches. Candy en las noches tenia horribles pesadillas vívidas en las que veía sombras oscuras acechándola, y el mientras se mantenía cerca de ella empezó a experimentar extrañas sensaciones, especialmente cuando tocaba la mano izquierda de Candy y tocaba aquel anillo.
De a poco, el mismo comenzó a tener sueños extraños, sueños donde Candy era arrebatada de su lado y el quedaba en la soledad íngrima, y como de golpe sus brazos eran alzados a varios metros del suelo, adquiriendo vida propia, siendo manipulado cruelmente.
—Candy ¡Candy! No te vayas por favor, mi amor —Suplicaba entre sus sueños el actor mientras derramaba lagrimas de dolor. Y ese dolor se incrementaba mas ante la voz que detrás de el susurraba algo.
—Te quedaras conmigo de ahora en adelante, Terry… seras mio desde ahora y para siempre —Terry se dio la vuelta y admiro una sonrisa malévola, reconociendo esa mirada azulada que antes veía simple ahora siendo la mirada vivida del demonio.
…..
—¡NO! —Grito Terry poniendo se de pie sobre para buscar por doquier a su pecosa. se fijo que ella seguía dormida en la cama, como el ángel que siempre ha sido —Oh… mi amor, estas aquí, estas aquí.
Terry se arrodillo ante ella para acariciarle el rostro y las manos, su pobre Candy estaba tan cansada y tan triste en los últimos días, y ella aun asi parecía tratar de ocultar su malestar a todo el mundo. Ella siempre tan valiente y tan amable hasta con el mismo, que a veces no podía creerse tan afortunado de amar a esa mujer tan hermosa.
Con cuidado observo cada detalle de su rostro iluminado por la luna, manteniéndose hipnotizado por la hermosura y la inocencia de su pecosa, sintió su corazón llenarse de amor al darse cuenta de lo afortunado que es de tener a esa hermosa mujer a su lado. Con delicadeza, acaricio suavemente su rostro pecoso la yema de su dedo, sintiendo la suavidad de su piel y la calidez de su amor.
—Pecosa amada… no se que es lo que pasa contigo. Solo se que he de cuidarte todos los días de mi vida. Nuestra separación de San Pablo fue un precio grande que tuve que pagar solo para poder estar asi contigo
Se acerco y le dio un suave beso en la mejilla antes de recostarse a su lado, agradecido por la maravilla que era amar a esa bella mujer. Tomo la mano izquierda de Candy para darle un beso, pero algo llamo su atención, había algo que no debería estar allí.
—Que… ¿Qué es esto? —Fue en ese momento cuando se percato de aquel anillo que su pecosa tenia entre sus manos no era el que el había comprado para ella, esa joya lo incomodaba, le daba miedo, sobre todo cuando percibió que ese anillo parecio vibrar y cuando el intento quitárselo comenzó a emitir una extraña luz brillante.
Una fuerza inclemente pareció golpearlo hasta tirarlo a la pared contigua, comenzó a toser ante el golpe, pero fue mucho peor lo que vio después, cuando el cuerpo de Candy comenzó a elevarse en el aire y la piedra del anillo parecía ser la que desataba todo eso.
—Candy… pecosa despierta ¡Despierta! —Grito Terry quien no tardo en ponerse de pie para ir hacia Candy, no permitiría que nada le pasara.
Corrio hacia la cama y dio un salto para tomarla de la cintura y así poder bajarla y caer juntos sobre el colchón. Pero antes de creerse a salvo, del anillo broto una sombra negra aterradora que cubrió a la luz de la luna, dejándola en la plena oscuridad.
—Muchacho… —Dijo la voz señalando a la chica ahora estaba en los brazos de Terry —Ella tiene los días contados.
—¿Qué? No…. ¿Qué eres? ¿Qué quieres de ella?
—El doble… —exclamo la aterradora criatura cuyos ojos comenzaron a resplandecer —Si no obtengo el alma pura de esa chica, todo lo que le suceda a ella se le devolverá a quien activo la maldición.
—¿A que te refieres?
Terry no pudo obtener una respuesta clara, ya que la criatura maligna se esfumo frente a el, volviendo a entrar en el anillo de Candy y tomando posesión de su ser. Terry observo como el cuerpo de su pecosa se volvió flácido, intento despertarla, ella a duras penas podía abrirle los ojos, pero volvía a quedarse dormida en su regazo, todo aquello parecía ser inútil. Comenzó a llorar al darse cuenta de que todo ese tiempo Candy le advirtió de un peligro venidero y nunca le hizo caso alguno.
Ahora estaba pagando las consecuencias.
Continuara…