VOLVERTE A VER
Capítulo 1
Por Tita Calderón
Capítulo 1
Por Tita Calderón
La imponente mansión Andrew apareció majestuosa al final del camino, desatando un aguacero de recuerdos que cayó sin piedad sobre mí.
- A esa velocidad no vamos a llegar ni mañana, Candy – el reclamo de Annie a mi costado me obligó a presionar nuevamente el acelerador mientras soltaba el aire que tenía atrapado en los pulmones.
- Mira Annie, no creo que pueda hacerlo – me aferré al volante como si la vida se me fuera en ello - Te dejo en la entrada y me voy – solté sin remordimientos.
- Nada de eso, le prometiste a Archie que vendrías a su fiesta y vas hacerlo – declaró insobornable cruzando los brazos.
- Es que…- vacilé – no creo que sea buena idea - insistí mientras un retorcijón en el estómago me obligaba a respirar profundo. Estábamos por llegar a la puerta de entrada donde un valet parking tomaba las llaves y se llevaba el auto.
- ¿Por qué? – me miró un par de segundos – Mira, Albert y tu tuvieron una pelea. Lo entiendo. Pero eso no quiere decir que no puedas ver a Archie y Stear.
La sola mención de su nombre hizo que el alma se me contrajera.
- No fue una simple pelea Annie. Terminamos. – la última palabra apenas sonó audible y creo que por eso, Annie no notó los violines previos al llanto en mi voz.
- Desde tu punto de vista. – acotó – desde el de él, es solo una discrepancia de opiniones.
Sentí el esfuerzo que hacía mi corazón por latir entre paredes de metal.
Sabía que Annie había conversado con él y en todo ese tiempo transcurrido me había negado a escuchar cualquier cosa relacionada con él con la vana esperanza de hacerlo menos doloroso. Imposible.
- No me importa lo que él crea. – dije mirando al frente sin dar mi brazo a torcer y evitando deliberadamente la mirada de Annie para que no viera como el dolor se filtraba por mi rostro – Además no estamos hablando de eso.
- Es que todo tiene que ver con “eso”. Y no afrontarlo creo que lo empeora todo Candy.
Callé, mirando sin salida como nos estábamos acercando al valet parking. El dolor estaba quebrando mi tan ensayada fachada de “a mí no me pasa nada”.
- Está bien Candy, no te voy a presionar. Aun no estas lista para esto. Archie lo va a entender. – respiró un par de veces – Stear lo va a entender – suspiró hondo – Albert lo va a saber.
- ¿Qué va a saber? – pregunté, cuidándome de no pronunciar su nombre.
- Que no viniste a la fiesta por él. Es obvio – giró el rostro a la ventana – Mira, será mejor que tomes a tu derecha para salir, yo me bajo aquí.
- Espera – le pedí al ver que intentaba abrir la puerta – No vayas a decir que me arrepentí de entrar en el último momento. – le advertí.
- No lo haré – puso los ojos en blanco - Aunque el resto del mundo lo hará. – se dio cuenta que no entendí a lo que se refería, por lo que continuó – todo el mundo te conoce, fuiste la novia de Albert los dos últimos años, todos los que están aquí trabajan para él. Conocen tu auto. Alguien se lo dirá. Ya sabes que él tiene ojos y oídos hasta en el infierno.
Me quedé sin aire, Annie tenía razón.
- Patético – murmuré más para mí misma.
- Si – dijo Annie condescendiente – Además, quien podría superar a un hombre como él en tan poco tiempo. Nadie te puede culpar por arrepentirte en el último minuto de entrar. Los chichos lo entenderán. – me dio unos golpecitos condescendientes en el brazo.
- Yo ya lo he superado – le aclaré aferrada al volante.
- Si tú lo dices – dijo sin mucha convicción levantando los hombros – Si hubieras entrado y él te hubiera visto con ese vestido, se hubiera muerto. – acotó como toda una experta en moda mirándome de pies a cabeza - Pero el único que va disfrutar de verte con ese vestido, es Klin. Ni modo, bien dicen por ahí, que hasta para ser perro se debe nacer con suerte.
- Estas utilizando psicología invertida ¿verdad?
Annie me miró fingiendo inocencia.
- Solo entraré unos minutos, felicitaré a Archie por su cumpleaños, saludaré a Stear, beberé una copa y saldré. – declaré inquebrantable, además, la idea de que él se muriera al verme, me llenó la mente de una satisfacción perversa - Que te traiga Arhcie – añadí implacable – No me vas a sobornar con que solo quédate a bailar una canción o algo por el estilo.
- Lo que tú digas. – dijo feliz frotándose las manos mientras mi estómago sufría calambres regulares y a mi corazón le daba una especie de taquicardia.
Tomé una bocanada de aire, estaba segura que esto no iba a salir bien, pero la sola idea de volverlo a ver, quebró mis convicciones y sentenció mi alma para arder en el infierno.
Continuará…
Capítulo 2
Este es mi pequeño aporte desde la trinchera del Pelotón Comando de Centinelas (Pecocitas) y creo que llego casi, casi con las justas.
Gracias por regalarme unos valiosos minutos de tiempo y leer mi historia
Última edición por Tita**SCFA de Centinelas el Dom Abr 24, 2016 5:26 pm, editado 1 vez