VOLVERTE A VER
Capítulo 2
Por Tita Calderón
Capítulo 2
Por Tita Calderón
La noche estaba llena de chicas lindas, con vestidos de tirantes, sandalias y cabellos al aire. Me miré un momento en el reflejo del ventanal y no me sentí tan linda como ellas. Tal vez porque ya no sonreía como antes.
Él estaba aquí, y me iba a morir cuando lo viera. Miles de sensaciones pasadas empezaron a bombardearme.
- Vamos a buscar a Archie – apremió Annie en cuanto entramos.
- Ve tú, yo estaré por aquí – la evadí sutilmente, tal vez Archie estaba con él y aun no me sentía preparada para verlo.
Annie me apretó la mano antes de alejarse, dándome espacio y dejando que enfrentara mis demonios internos.
Esta casa albergaba tantos recuerdos que por unos instantes me sentí transportarda al pasado, cuando soñaba en convertirme en la señora Andrew.
La señora Andrew…
La señora Andrew….
Esta última afirmación me sacudió por fuera y por dentro dejándome al borde de un precipicio, tuve que sostenerme del primer muro que encontré para no caer.
El sofá, que ahora estaba en el fondo, fue testigo de mil un besos dados y recibidos con el fervor de la necesidad de succionar la vida a través de sus labios. La puerta de cristal que separaba el jardín reflejó cientos de abrazos que me llenaron la vida. La pilastra cercana a las gradas me sirvió de apoyo las veces que me acorraló para besarme. La chimenea en el otro costado nos cobijó en las lluviosas tardes de otoño.
Agité la cabeza tratando de despejarme la mente, no era el momento para ponerme nostálgica, era momento de demostrarle y demostrarme que lo había superado.
Acomodé mi posición cuadrando los hombros para mostrarle al mundo entero que había sobrevivido, pero entonces, un tintineo me obligó girar. Ahí estaba él, al fondo del gran salón, no llevaba corbata, la camisa, la chaqueta y el pantalón eran del mismo tono oscuro, pareciendo un ángel de la muerte o más bien, asemejándose, sin ninguna duda, a un dios griego resucitado. Estaba llamando la atención de todos para brindar por Archie, que se encontraba parado a su costado.
Sin mi total consentimiento, mis pasos me acercaron hasta él, y cuando estuve lo suficientemente cerca me obligué a detenerme, dispuesta a dar media vuelta.
Mi resolución se evaporó en cuanto él empezó a hablar, la cadencia de su voz me envolvió volviéndome a la vida, que hasta ese preciso instante, reconocí a mi pesar, no lo había sido, había estado vagando por el mundo como una muerta en vida.
Me concedí observarlo en la distancia aprovechando que era ajeno a mi escrutinio y a mi presencia. Sus facciones seguían siendo perfectas, incluso un poco más, tanto, que dolía mirarlo. Masoquista.
Pero el masoquismo era más fuerte que toda lógica, porque no podía dejar de mirarlo. Sus ojos seguían siendo tan azules como el cielo, su pelo tan rubio como en mis recuerdos, sus labios me hicieron anhelar con una fuerza arrolladora sus besos.
No entendí ni una palabra de lo que dijo, solo me quedé ahí sin si quiera respirar, volviendome a llenar de él. Logré distinguir levemente ojeras bajo sus ojos y un rictus forzado en su sonrisa. Quise tocar su rostro y recomponer lo que fuera que estuviese mal, pero me obligué a quedarme donde estaba recordándome a mí misma que ya no tenía ningún derecho de tocarlo. Esa certeza me devastó.
Archie también terminó de hablar y tampoco supe lo que dijo, estaba en otra dimensión.
La música fue en crescendo y él se alejó dejando que los más cercanos felicitaran a sus anchas al cumpleañero. Cambió el champagne por whisky, saludó a un par de personas y se alejó como si estuviera buscando a alguien.
A su paso varias miradas se pegaron con anhelo en su rostro, en su pelo, en su torso, pero él fue apenas consciente del re vuelo que dejó a su paso mientras bebía quedamente el líquido dorado y escaso del grueso vaso de vidrio y vagaba entre la gente hurgando entre sus rostros.
Una chica cortó su paso moviendo sus caderas invitándolo a bailar de manera provocativa. Un relámpago de furia me invadió hasta que comprobé que él se limitaba a negar con la cabeza con apenas una sonrisa forzada mientras la esquivaba con agilidad.
Apenas dio un par de pasos y otra lo interceptó mientras chocaba su vaso con el suyo. Le dijo algo al oído que lo hizo sonreír levemente y él continuó su camino sin prestar más atención.
Estaba segura que ninguna de ellas se hubiera negado a seguirle escaleras arribas si él se los hubiera pedido.
Pero no lo hizo, y eso me tenía al borde de la histeria. Me abofeteé internamente para entrar en razón. Él ya no era mío.
Masoquista, era la palabra que mejor me definía en estos momentos, lo acaba de comprobar una y otra vez porque pese a que tenía la certeza que en cualquier momento él bailaría con alguien que no era yo, no podía dejar de seguir sus pasos como un devoto a una imagen en una procesión.
Se detuvo junto a grupo que llamó su atención y creí que me daría una apoplejía cuando una morena le besó en la mejilla.
¡Basta! Me ordené internamente mientras me enderezaba para salir de una vez de aquel infierno. Y fue en ese preciso momento cuando sus ojos se encontraron con los míos.
Continuará…
Capítulo 3
Mil gracias por leer y dejarme saber su opinión.
Última edición por Tita**SCFA de Centinelas el Lun Abr 25, 2016 6:51 pm, editado 1 vez