La imagen es creacion de Oladys y la historia esta inspirada en la imagen, espero les guste...
Se despertó temprano para acudir al llamado que su propia osadia le hacia, era tiempo de volver a la aventura, tomo un baño, se puso su traje y botas, lucia radiante en esa vestimenta, su sonrisa radiante demostraba que la felicidad embargaba su corazón en ese instante. Era tiempo de partir.
Albert era un sueño hecho realidad, era el primer hombre en el mundo que era capaz de saltar entre el tiempo y el espacio, entre la tierra y las estrellas, su alma aventurera le habia dado el don de poder violar las leyes de la física y eso simplemente le hacia ser tambien el hombre mas feliz del mundo. La naturaleza siempre le habia fascinado pero mas aun le fascinaba tener infinitas posibilidades de viajar a través del universo.
Aquella vez escogio un lugar simplemente hermoso, un castillo en medio de la nada que coronado con la luna llena lucia espectacular. Nadie lo vio llegar.
Cual radiante caballero se paseo por los alrededores de la propiedad, admirando la arquitectura, los paisajes, disfrutando el aire limpio que en aquel tiempo aun existía.
Oh, cuanto cambiaba el mundo con los años. –penso al recordar que ese mismo sitio seria destruido en el futuro.
El lo conocía pues no era la única vez que viajaba a ese lugar, lo habia hecho en varias épocas y en ocasiones, su época preferida era esa, donde la habia visto por primera vez, era la chica rubia de ojos verdes que habia robado su corazón. Le prometio volver y llevarla consigo algún dia. Hoy era ese dia.
Cual ladron furtivo subio a la torre donde ella se encontraba. La encontró dormida y se quedo mirándola fijamente, aprendiéndose las líneas de su rostro y su cuerpo, sonreía, siempre sonreía porque al final el sabia que nada era imposible. Ella despertó al sentirse vigilada y lo vio.
- Volviste.
- Te dije que lo haría.
- Te esperaba.
- Lo se y hoy te llevare conmigo.
- De verdad?
- Si tu lo quieres asi será, viajaremos juntos por el universo y conoceras a mi lado mil maravillas o mas que estarán a tu disposición siempre que quieras.
- Tengo miedo.
- No lo tengas, yo estare contigo y nunca nos separaremos… solo tienes que darme tu mano y pedirlo.
Ella se levanto, fue a la ventana y miro al cielo, cuando lo conocio el lo habia dicho, era un viajero de las estrellas, un explorador del universo.
¿Será cierto que yo tambien podre ir? –se pregunto.
El tampoco lo sabia pero quería intentarlo, deseaba llevarla consigo para no volver a viajar solo.
- Candy?
- Si, si quiero. –le dijo lanzándose a sus brazos.
Albert sonrio y la abrazo con fuerza para luego por medio del pensamiento buscar un nuevo destino para ambos, entonces paso, ella se volvió polvo de estrellas y el no pudo hacer nada para evitarlo…
- Lo siento tanto… -dijo al sentir como en medio de aquel viaje ella iba desapareciéndose entre sus dedos.
- No lo hagas, yo estoy contigo… -escucho alrededor suyo. –viajaremos juntos por el universo ya no volveras a estar solo porque yo estoy contigo y seguire estando por una eternidad.
Entonces Albert lo entendio, el cuerpo físico para algunos era solo un estorbo para lograr el sueño… sin embargo cualquiera que estuviera dispuesto a dejarlo atrás podría viajar como el… como el viajero de las estrellas que el habia logrado ser.
EL VIAJERO DE LAS ESTRELLAS
Se despertó temprano para acudir al llamado que su propia osadia le hacia, era tiempo de volver a la aventura, tomo un baño, se puso su traje y botas, lucia radiante en esa vestimenta, su sonrisa radiante demostraba que la felicidad embargaba su corazón en ese instante. Era tiempo de partir.
Albert era un sueño hecho realidad, era el primer hombre en el mundo que era capaz de saltar entre el tiempo y el espacio, entre la tierra y las estrellas, su alma aventurera le habia dado el don de poder violar las leyes de la física y eso simplemente le hacia ser tambien el hombre mas feliz del mundo. La naturaleza siempre le habia fascinado pero mas aun le fascinaba tener infinitas posibilidades de viajar a través del universo.
Aquella vez escogio un lugar simplemente hermoso, un castillo en medio de la nada que coronado con la luna llena lucia espectacular. Nadie lo vio llegar.
Cual radiante caballero se paseo por los alrededores de la propiedad, admirando la arquitectura, los paisajes, disfrutando el aire limpio que en aquel tiempo aun existía.
Oh, cuanto cambiaba el mundo con los años. –penso al recordar que ese mismo sitio seria destruido en el futuro.
El lo conocía pues no era la única vez que viajaba a ese lugar, lo habia hecho en varias épocas y en ocasiones, su época preferida era esa, donde la habia visto por primera vez, era la chica rubia de ojos verdes que habia robado su corazón. Le prometio volver y llevarla consigo algún dia. Hoy era ese dia.
Cual ladron furtivo subio a la torre donde ella se encontraba. La encontró dormida y se quedo mirándola fijamente, aprendiéndose las líneas de su rostro y su cuerpo, sonreía, siempre sonreía porque al final el sabia que nada era imposible. Ella despertó al sentirse vigilada y lo vio.
- Volviste.
- Te dije que lo haría.
- Te esperaba.
- Lo se y hoy te llevare conmigo.
- De verdad?
- Si tu lo quieres asi será, viajaremos juntos por el universo y conoceras a mi lado mil maravillas o mas que estarán a tu disposición siempre que quieras.
- Tengo miedo.
- No lo tengas, yo estare contigo y nunca nos separaremos… solo tienes que darme tu mano y pedirlo.
Ella se levanto, fue a la ventana y miro al cielo, cuando lo conocio el lo habia dicho, era un viajero de las estrellas, un explorador del universo.
¿Será cierto que yo tambien podre ir? –se pregunto.
El tampoco lo sabia pero quería intentarlo, deseaba llevarla consigo para no volver a viajar solo.
- Candy?
- Si, si quiero. –le dijo lanzándose a sus brazos.
Albert sonrio y la abrazo con fuerza para luego por medio del pensamiento buscar un nuevo destino para ambos, entonces paso, ella se volvió polvo de estrellas y el no pudo hacer nada para evitarlo…
- Lo siento tanto… -dijo al sentir como en medio de aquel viaje ella iba desapareciéndose entre sus dedos.
- No lo hagas, yo estoy contigo… -escucho alrededor suyo. –viajaremos juntos por el universo ya no volveras a estar solo porque yo estoy contigo y seguire estando por una eternidad.
Entonces Albert lo entendio, el cuerpo físico para algunos era solo un estorbo para lograr el sueño… sin embargo cualquiera que estuviera dispuesto a dejarlo atrás podría viajar como el… como el viajero de las estrellas que el habia logrado ser.